6 de febrero de 2021. Sábado.
PRELUDIO AZUL
PRELUDIO AZUL
-Cada sábado es el preludio azul del domingo. Aunque esté nublado, el
sábado siempre ha sido el día del azul, del color de la pureza, de la sabiduría;
el resumen del lado suave y digno, de lo recatado de la vida. En el azul,
estrechan sus mundos el cielo y la tierra; y en medio, la paz y la beligerancia,
la ventura y la desventura; es decir, la vida del hombre, que respira y ama en el
azul, pero que se hace trágica y airada en la realidad contraria, lo negro. El
azul amortigua la acidez de la vida, sus lados oscuros. Mientras con la boca
clara y viva dices azul, se suceden los conflictos en la tierra: el coronavirus
arrasa, la mascarilla tapa la desfachatez de los políticos y poderosos, el frío
viste la desnudez de los pobres. Sin embargo, el azul de la misericordia arropa
con sus gasas de piedad la pobreza. Miras al cielo y ves el azul; miras a la
tierra y se te presentan la muerte, el dolor. La angustia. Te estremece la
visión. Recuerdo un poema de Juan Ramón Jiménez que dice: «¡Qué lejos, azul, el
cielo, / de la tierra pobre! Pero / los dos son el día bueno». Si en el dolor,
Diario, piensas en azul, el dolor se te hará sábado, preludio de un domingo más
apacible, más claro; preludio de un día bueno, de un día mejor que el anterior.
Solo se trata de dar esperanza al que vive en el sufrimiento, de darle un poco
de amor de Dios; el Dios que unge con aceite de alegría los cuerpos doloridos, golpeados;
los cuerpos desterrados, aquí en la tierra, de la felicidad (12:19:46).
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