7 de mayo de 2021. Viernes.
LO BUCÓLICO Y LO
TRÁGICO
-Mi Diario nace una veces alegre y otras emborronado de tristeza. Es como
una libreta infantil en el pupitre, en la que la niña dibuja una casita feliz
con humos ondulantes en la chimenea, y dos ventanitas, como ojos, a los lados, y
el niño, un lobo feroz en mitad del camino, enseñando sus dientes de fiera y sus
garras con filo, aviesas. O lo bucólico y lo trágico; es decir, la
vida. La vida, ese don libre que va de vuelos –amplísimos– por los sueños, y
que luego, con trabajo y terquedad, con obstinación, hace posible que el sueño se
convierta en ideal, y el ideal, tras tomar forma –paloma que se posa–, en realidad.
Realidad, que más tarde se trasmuta en almendro con fruto o en puente que
conecta barrios y continentes, que da abrazos. Igual que el payaso disfraza
lo trágico en mueca, en risa, y el poeta, las palabras, en Odisea: en aventura
épica, con lances turbadores, singulares, hasta que Ulises llega a Ítaca y allí reposa
en el amor del hogar, donde vive su vejez abrazado a sus quimeras. Tú, Diario, eres reflejo de lo que cada día vivo y sueño,
y amo. Amo la luz, la esperanza, y me doy amor en el Amor de Dios, y, sorprendentemente, descubro que no me rechaza, que me llama amigo y me da su paz; paz en la que camino y descanso, en fascinante libertad (13:44:41).