23 de abril de 2021. Viernes.
DÍA DEL LIBRO
DÍA DEL LIBRO
-Así se hace. Ni con daga ni navaja; para darte su miel, su gajo, sus
renglones de relajada lectura, solo se deja abrir por un dedo humedecido y tenue,
y por el iluminado, y asombrado, deseo de aprender. Dedo reverencial. Cada vez
que abro un libro, le suelo decir: «¡Quero aprender!». Y me abre su casa, y me
permite que me siente junto a él. Y él me da sus letras y yo le doy mi tiempo y
mi emoción. Y ambos compartimos el refrigerio. El libro jamás se abre con
violencia, sino con dignidad, la misma que él ofrece. El libro adolece de fragilidad,
es solo papel y letras, e historias que cuentan unos tales llamados Cervantes,
San Juan de la Cruz, Homero, Shakespeare, Virgilio, Octavio Paz, y tantos otros. Los
libros son los cien pájaros volando y uno en la mano, el que has abierto y
lees. Son la biblioteca y el ejemplar que eliges, con polvo quizá, pero con su
interior latiendo en tus manos, y llenando tus ojos, y dando con los nudillos
en tus sentimientos. Lees: «En un lugar de la Mancha», y Cervantes se desparrama
en ti, te invade como una lluvia de amor y gracia, y de tus manos sube a tu ojos y allí lloras y
ríes, y te angustias y te rebelas, según te pida el libro; te dejas llevar por
la corriente de su hermoso andar de río, con Don Quijote, el irreductible
caminante, recorriendo campos y huertas, que dicen trigal y acequia, y vida y manos
operarias, y azada y botijo con agua y gotas de humedad, o la gran ciudad, y un Sancho que desnuda refranes y monta, humilde y sabio, en su viejo rucio, y, aunque cuerdo el escudero, entra en la hermosa locura de su señor Alonso
Quijano, y así van por la vida, y hacen un libro que será, desde entonces a hoy,
ciencia para el sabio y alegría para el pobre de visiones, de utopías. Dios y don Quijote, Diario, en
los libros: el uno, dando a los desterrados y tantas veces perdidos hijos de
Eva, Luz, y el otro, el pan de la risa a los tristes (18:34:13).
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