21 de abril de 2021. Miércoles.
PALABRAS SANTAS
PALABRAS SANTAS
-Bajo un cielo ceniciento, borroso, rendido, me santiguo y rezo. «Con
Dios me acuesto y con Dios me levanto…»: es la oración que decía de niño al
pie de la cama, de rodillas y con las manos juntas. Y con cara de ángel
revoltoso, profano, que se caía de sueño, y que decía palabras santas para ser
santificado, cosa que, a veces, les costaba a las palabras. Solo cuando me
dormía tenía efecto la oración: entonces Dios tomaba posesión de mí y un ángel
me visitaba, y me mecía en su ternura. El rezo era, en la soledad del sueño, el
crisma que me ungía de noche. Cuando despertaba por la mañana, como los
pájaros, me echaba a volar, hasta quedar ahíto de escuela y de juegos, de
bellas y atroces, descarnadas y maravillosas aventuras infantiles. Entonces,
cuando niño, tenía hambre, pero apenas miedo; ahora disminuido el hambre, han
crecido los miedos. Miedo a casi todo, como una abeja caída en un hormiguero
voraz y hostil. Menos a la vejez, que asumo –y con júbilo de jubilado–, todo lo
demás, ante los pinchos, espinas y aguijones de la sociedad, me deja inerme,
sin defensas. Con alarmas. Tengo miedo de esta sociedad polariza y atada, sin libertad, sin
voz pero con voto, dicen, y cansada de propaganda. Jadeante. Con Hermann Rauschning,
político y escritor alemán, diría que nuestra sociedad entra en esta perturbadora
trinidad: «Muerte de la libertad, dominio de la violencia, y esclavitud del
espíritu». Radiografía aterradora de las tinieblas del nazismo. Con la fe del
niño que con Dios se acuesta y con Él se levanta, Diario, pido a Dios que nos
eche una mano ante tanto mal, tanto desvarío incierto, ante tanta ineptitud y maldad
(13:23:51).
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