20 de abril de 2021. Martes.
PECADO DE IGNORANCIA
PECADO DE IGNORANCIA
-La Casa Sacerdotal, con todos los mayores de 80 años vacunados, mira con
más luz en los ojos el porvenir. La esperanza se hace bastón que apoya el
caminar de la ancianidad. Pasos débiles, sí, pero que se mueven, que caminan,
que sueñan aves y aventuras. Tanto, que aún tenemos alegría para reírnos del
llamado lenguaje inclusivo. Al idioma lo quieren infantilizar, aunque
complicándolo; lo lleva de la mano, y se le cae, la pobre razón tonta de la progresía
esclavizada –sometida– por la ideología. Toda ciencia política que se hace
ideología, doctrina imperativa, dogma, deja de ser ciencia para hacerse cadena,
tiranía. Mala religión laica. Ideologías feroces: el nacismo, el estalinismo,
el fascismo. Quisieron igualar haciendas –erradicar la pobreza– y lo que
lograron fue aserrar vidas, llenar de luto el planeta, y crear muros en Berlín.
La ideología, el partido único, excluyente, no salva, condena, mata libertades
y conciencias. Y hace mártires, que, con el tiempo, y en su nombre, se construyen
templos de libertad, de rebelión, con alas de águila que llenan el cielo y vuelan
con solemnidad de tienda que da sombra en el desierto. Una ministra hace un
chiste de reír por no llorar; con voz de jabón y cólera –de mitin–, dice: «Se ha de decir: niños, niñas, y niñes», y «judíos, judías –¿verdes?–, y judíes». Y aún sigue de ministra, y no la mandan a primaria a que
alguien le esplique lo que es el «masculino genérico»: un modo de no hacer
farragoso y confuso el lenguaje, esa exultación de sílabas y significados, que se
hace cortesía y deleite al hablarlo. Defendamos las palabras y la gramática,
este caudal bellísimo que hemos heredado, y con el que platicamos para hacernos
entender, desde la cortesía y el respeto. Yo, Diario, digo con Eugenio D’Ors:
«El lenguaje es más profundo que los sentimientos»; y con Heidegger:
«Escuchemos la lengua, ella lo dice todo y no nosotros». Dios, haz que, al
hablar contigo, veneremos el lenguaje, su liturgia tan bella, y no nos dejes
caer en la tentación de la insolencia y del pecado de ignorancia, tan terribles
(12:16:43).
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