4 de junio de 2021. Viernes.
VIVIR EN EL CAOS
VIVIR EN EL CAOS
-Amanece el día como anochecido, oscuro, con rostro de lluvia. Su
aspecto es de tristeza. Quizá el cielo tenga sentimientos y, visto lo que
ocurre aquí abajo –«este valle de lágrimas»–, se cubra con el velo del lamento
y la decepción. Quizá llore desencantado por las dos pandemias que nos asolan:
la del virus, terrible, sin trazas de que acabe, y la del espectáculo deprimente
de la política, donde el caos y el descrédito llenan de frustración a los que
vamos por el mundo con el único paraguas, el de la justicia, que nos protege. O
es lo que debiera. A no ser que nos divierta vivir en el caos y lo aceptemos
como paisaje salvaje e intransitable de nuestras vidas. El caos es la oscuridad
llena de clavos y aristas por la que andamos tanteando. A veces
tocamos y nos desgarramos, y, sangrando, volvemos los ojos a la esperanza, que,
en sus alas, nos eleva y, en ocasiones, nos libera. El caos necesita
combustible: llega el político, se lo proporciona y, además, enciende la mecha
para que arda; luego viene la sensatez, y, con trabajo y fe, y un poco de Dios
aquí y de poesía allí, Diario, se establece el orden, que, con el tiempo y los
políticos, volverá a romperse y ser de nuevo caos, y, así, de este modo tan
inseguro y triste, y con tantas sombras, volvemos a empezar (13:45:20).