lunes, 16 de agosto de 2021

16 de agosto de 2021. Lunes.
HERMANA MADRE TIERRA

Dios en Auschwitz, en la cruz del que sufre. Polonia. F: FotVi

-Otra vez Haití; otra vez la tragedia. ¿Otra vez, como en Auschwitz, «el eclipse de Dios»? (Reflexión de Reyes Monforte en su libro Postales del Este) ¿Dios se eclipsa, o es el hombre –libre, sin ataduras– el que pretende eclipsar al Dios que, en ocasiones, rechaza u olvida? Un terremoto es un acontecimiento natural, que se rige por leyes físicas y sacude la tierra brusca y repentinamente. El movimiento sísmico obedece a las mismas leyes que el movimiento físico de los cuerpos. Es como la respiración de la tierra, es su vida. Cuando respiramos, nuestro cuerpo sufre pequeñas convulsiones, que nos dicen que somos, que estamos, que existimos: absorbemos aire puro y lo expelemos modificado, retocado, y así una y otra vez. «Loado sea, mi Señor, por nuestra hermana madre tierra», canta San Francisco de Asís. Loado sea. ¿Dónde está Dios cuando ocurren estas desgracias inesperadas, tan de muerte? ¿Eclipsado? Dios está donde estaba Jesús, en el que sufre: en el leproso, en el ciego, en el caído en el camino, en el crucificado, en el traspasado por la lanza de la injusticia. Dios está en las manos de la monjita que asiste, en las del médico que cura, en las que dan un vaso de agua, en los labios que contagian de sonrisas el llanto. Dios se mueve, Diario, en el amor hecho bisturís, o gasa que corta hemorragias, o en la sorpresa de la fe, que siempre sale al encuentro del desvalido, del que anda falto de ternura, falto de acogida, del «descartado» (11:01:53).

domingo, 15 de agosto de 2021

 15 de agosto de 2021. Domingo.
LLEVADA AL CIELO

Asunción, en Molina de Segura. F: FotVi

-Asunción de María; o llevada al cielo, ascendida, aspirada por Dios. Jesús ascendió; María, como dice el himno de Laudes, es trasplantada. «Amor, con divino modo, / os trasplanta, bella flor, / y, porque prendáis mejor, / os llevan con tierra y todo». Cristo sube en ascensión plena, sin nada que le ayude, a impulsos de su divinidad. María emigra de este mundo para ir hacia Dios y necesita de la fuerza de su Hijo para llegar donde él está. Jesús, dice el papa Pío XII, «la elevó hacia sí mismo», atrayéndola con la fuerza de su deidad. Eleva a la «bella flor», a María, casa de Dios, la llena de gracia, y la eleva con la tierra –con el cuerpo–, para que «prenda mejor» allá donde habita Dios. En cuerpo y alma, pues, es asunta María para que no se marchitara la flor. El poeta Gerardo Diego escribió: «Esta vez como aquella, aunque distinto; el Hijo ascendió al Padre en pura flecha. / Hoy va la madre al Hijo, va derecha / al Uno y Trino, al trono en su recinto». Y los recuerdos. En Molina de Segura, como monaguillo y seminarista, con sueños limpios y la blancura de inocencia aún en los ojos; ojos que miraban todo asombrados y festivos, musicales; y en Los Alcázares, párroco ya, diciendo palabras hermosas a la Virgen, y paseando luego su imagen por el mar, donde también es llamada estrella y jardín –Carmen–, como un desahogo poético y confiado del pueblo creyente. Hoy, Diario, celebro a María asunta a los cielos, donde espero encontrarme con ella, allí donde vive, revestida de misericordia, la Trascendencia, el Amor (13:00:12).

sábado, 14 de agosto de 2021

14 de agosto de 2021. Sábado.
OLA DE CALOR

El agua alivia el calor, todo en orden. Sevilla. F: ABC

-«Ola de calor», «temperaturas infernales», «pesadilla», lenguaje desmedido con que describe estos días la prensa la vehemencia en la que el sol se expresa, su agresividad. El sol amanece medroso, para más tarde abrirse e ir deletreando poco a poco todo su poder, con letras de furia, necesarias. El sol no engaña, da calor y hay días –en verano– que lo extrema; calor que va abandonando en el bosque, en el mar, en los continentes, para que así siga y florezca la vida, como crece el cuadro del pintor con la pasión –el fuego– de su inspiración. Me imagino a Velázquez, a Miguel Ángel, a Picasso en el momento de poner pintura en el lienzo. ¡Que emoción la del pincel en la mano del pintor; cómo les quemarían el trazo, el matiz, el bosquejo, hasta dar, apasionadamente, con la belleza y la obra maestra! El poeta Francis Thompson, que murió joven y ejerció de pobre –vivió en la bienaventuranza evangélica–, dijo: «El verano se puso pegado al pecho de la tierra y dejó su huella enrojecida en la fragilidad de la amapola». Ver el lado positivo de los acontecimientos, su lado virgen, su música interior. Mi madre solía decir: «Dios siempre escribe bien, aunque a nosotros nos parezca que lo hace sobre renglones torcidos». Mi madre, que solía decir no quedarle lágrimas al final de su vida con las que llorar, tanto sufrió. Contemplemos el calor desde la amapola y aliviemos así nuestro espíritu de aspavientos, de sombras vanas, de palabras –«calor», «infernal», «pesadilla»– que arden y queman más en la boca, Diario, que el cálido y tórrido peso del sol (12:09:32).

viernes, 13 de agosto de 2021

13 de agosto de 2021. Viernes. 
HABLAR CON LO LEÍDO

El sol se esconde de sí mismo, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-El día amanece con el sol abriéndose paso entre neblinas, como escondiéndose de sí mismo. Su propio fuego, su caldera hirviente, le aterra. Al sol, que es fuego, le horroriza hacer de alimentador de incendios. No quiere quemar bosques, caldear mares, hacer que la pobreza sufra. El sol, que se mueve según unas leyes constantes y precisas –lo demostraron Kepler y Newton, entre otros, y Dios, «que no juega a los dados», según Einstein, vigilando–, en verano calienta –hasta los 46º el domingo en Murcia– y en invierno deja que sea el frío el que organice, con sus nieves y borrascas, la vida del planeta. En invierno todo duerme, en verano todo despierta, y se abanica. Aunque si logramos ser felices, como decía Anton Chejov, no nos daremos cuenta de si es verano o invierno. La felicidad y la desgracia llaman a nuestra puerta a cada instante; consejo: acumulemos felicidad y dejemos que pase, rápida y sin dejar rastro –si es posible–, la desgracia. O como he leído: «Uno de los beneficios del verano es que hay más luz para leer.» Leer, Diario, y escuchar, y hablar con lo leído, para que quede siempre en ti el bello recuerdo de la amistad contraída con el libro, por su temblor entre tus manos, por su sabiduría, callada, por su modo de hablarte, con silencios (12:33:22).

jueves, 12 de agosto de 2021

12 de agosto de 2021. Jueves.
LA CLARIDAD DE UNA SONRISA

Sombras perdidas en la oscuridad, en Cracovia. Polonia. F: FotVi

-Con la luz se iluminan los colores y se abre la vida a la claridad. La luz, o ese bastón imprescindible en el ir y venir –y tal vez llegar– de nuestras vidas. Sin luz, el planeta sería una noche de sombras perdidas: las personas seríamos las sombras. En invierno, la pobreza pide a la luz calor, y, en verano, alivio. Pero la luz –la electricidad– se ha puesto por las nubes, y no a todos les es dado subir a las nubes para poderla alcanzar. La pobreza se muere de frío en invierno y de calor en verano. Solo la luz del sol es gratis, aquella que, desde el cielo, se da a todos, también al necesitado. Sin embargo, en invierno, el sol se esconde tras las nubes, que llueven o nievan, y, en verano, se nos da en todo su esplendor, asfixiando, abrasante. Para una sociedad instalada –dicen– en la justica y la equidad esto no debería ser problema. Y más con un gobierno que se llama progresista, y que debería estar más allá de toda injusticia o atropello. Pero no; Sánchez sale –esplendor en la tele– y dice cuatro obviedades y se va con un retozo interminable –él no tiene estos problemas, todo se lo obtiene gratis– sin decir a qué se debe la subida de la luz, y qué medidas tomar para abaratarla. Cuando Sánchez sale en su NODO nunca dice nada, sólo que todo va bien y que dentro de unos meses tendremos la vacuna española –probablemente cuando ya no sea necesaria– contra el covid. Mientras, la pobreza muere de frío o de calor, a no ser que Dios, Diario, a través de las almas buenas, les proporcione una manta o le pague la factura de la luz, y le seque así las lágrimas de la pobreza, regalándole, al tiempo, la claridad de una sonrisa (11:58:40).

miércoles, 11 de agosto de 2021

 11 de agosto de 2021. Miércoles.
LÁGRIMAS

Capitel corintio, belleza esculpida, en Gerasa, Jordania. F: FotVi

-Lágrimas, sonarse, la pela: el llanto de Messi. En el tiempo de las Perseidas –lágrimas de San Lorenzo– no está de más llorar un poco, aunque sea parte del atrezo de una ópera bufa. En época de mentiras, llorar porque así lo exige el guion, es un detalle –pincelada– de buen actor, o de mal actor que rebosa. Se trata de ridiculizar la vida que nos rodea, y hacer que el espectador se ría de sus mismas excentricidades. Messi lloraba –¿tanto como cuando nació?–, lloraba porque dejaba un club de fútbol que le había pagado por ser –dicen– un best seller del gol. En total, en el Barҫa, 672 goles. Aproximadamente, a millón de euros por gol. El llanto, ese trazo de buen actor, se trasformó, de comisura a comisura, en risa nada más llegar a París. Otra lluvia de millones, y a reír; aprenderá francés, cosa que no hizo con el catalán, y se dejará aclamar por la multitud, que así podrá aplaudir, en él, sus frustraciones y carencias, o sus éxitos. Los héroes del ocio derrotan a los héroes de la ciencia. Ejemplo: Alexander Fleming. ¿Quién se acuerda de él, salvo los científicos y algún despistado del montón ciudadano? Inventó la penicilina y salvó muchas vidas. Messi, en el PSG, quizá salve a otros –cada día de fútbol– de sus pequeños reveses, y los eleve a la categoría de hinchas –fanáticos– de algo tan intranscendente y pedestre como es el fútbol. Gusto por el fútbol que yo llevo también conmigo, Diario, como una carga estúpida y penosa; carga que, como hago con el covid 19, trataré de lavar con lejía, para apartarla de mí y que no ocupe lugar y tiempo en mi cabeza, donde nacen –bello e inagotable manantial las ideas (11:53:57).

martes, 10 de agosto de 2021

10 de agosto de 2021. Martes.
LOS ÁRBOLES GRITAN

Arde el bosque, la vida muere. Grecia. F. Prensa

-El día amanece mortecino, apagado, de color hueso, sin sol y en calma chicha, preludio de calor. Los árboles, expectantes, no se mueven, observan. ¿Los árboles piensan? Quizá no, pero sienten. «Veo por doquier en la naturaleza –ejemplo el árbol– capacidad de expresión, y, en cierto modo, un alma». (Van Gogh). Grecia y Turquía, sin embargo, arden por los cuatro costados de sus bosques. El fuego es el resultado del cambio climático. Los árboles gritan y la sociedad, adormecida, no los oye. El aire que respiramos ha sido antes depurado por el árbol; los árboles exhalan pureza, para que nosotros podamos inhalar vida. El árbol recibe nuestras miserias –CO2, detritos, contaminación– y nos devuelve la alegría del oxígeno, que vigoriza la existencia, nos permite respirar. «El árbol –dice un proverbio– es el éxito más extraordinario de la naturaleza». El bosque es fuente de sabiduría, en él se vislumbran los libros, y las bibliotecas, y el silencio para la lectura. En el bosque se escuchan los silencios, también, a veces, el de Dios. Decía Tagore que «los árboles son el esfuerzo sin fin de la tierra para hablar con el cielo, que escucha». Cuando veo derribar un árbol, Diario, me tiembla el alma; cuando lo veo plantar, hasta los huesos aplauden en mi interior, se hacen lírica verde, mariposas de ilusión (11:33:01).

lunes, 9 de agosto de 2021

9 de agosto de 2021. Lunes.
EL BESO DE LA MAÑANA

Nace la luz del mar, como un milagro. T. de la Horadada. F: FotVi

-He dejado el mar allí, en Torre de la Horadada, con el viento de Levante incendiándolo, las cadencias de su oleaje, las gaviotas amplias, planeadoras, sobre él, y me lo he traído todo en los ojos, como un acontecimiento más de mi vida. He vuelto a Murcia. Cada vez que contemplo el mar, nace un himno en mi boca, que saboreo con deleite, como si masticara notas musicales o gajos dulcísimos de naranja. Es la sinfonía total de los sentidos: la vista, el olfato, el tacto, gotas de agua en el rostro, todo hace que palpe el mar en mí, e intuya a Dios –cercanía de la Trascendencia– en su belleza. Contemplar el mar no cansa, por el contrario, eleva. Esta mañana, cuando amanecía, miraba yo la línea del horizonte, abstraído. Allá, a lo lejos, un resplandor incipiente, como un aleteo de color rosáceo, balbuciente; acá, cerca, el agua oscura, tenebrosa, con el misterio de sus abismos deslizándose en oleadas hacia la playa. Hasta que ha roto el horizonte y se ha abierto en luz; luz, que, rielando sobre el agua, ha venido hasta mí y me ha saludado, me ha dado el beso de la mañana, y me ha hecho decir: «¡Oh, Dios, gracias!». Ha sido, Diario, mi oración primera, la que me ha llegado por los ojos y ha llenado mi corazón de paz, de alegría nueva, como si hubiera vuelto a estrenar mi vida (18:47:44).

jueves, 5 de agosto de 2021

5 de agosto de 2021. Jueves.
EL MAR MOJA MIS OJOS

El mar moja mis ojos, en Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi

-Despierto y el mar me da en los ojos, me los moja. Me vienen a la mente los días en que corría por la playa descalzo. El frescor me subía de los pies a la cabeza, y de ahí se deslizaba por todo el cuerpo, como una cerveza bebida –golpe de frío en la garganta– con sed. Hoy vuelvo al mar, como Ulises a Itaca. Me gusta el mar porque no hace acepción de personas: a todas –sean niños o mayores, pobres o adinerados, insignes o desdeñados– recibe y abraza, y les ofrece su esplendor. Como una iglesia, el mar es casa de acogida, de recepción: a todos ofrece la misma moneda: el agua, compartida. Moneda esta, líquida y movible, paisaje innumerable, que, a veces, no sabemos valorar. El mar se ha convertido en lugar de plásticos que van asfixiando la vida, y con la lentitud de un segundero de reloj, hiriéndola de muerte. Según Naciones Unidas, ocho millones de toneladas de objetos de plástico y otros desechos entran a los océanos cada año, «matando la vida marina e ingresando en la cadena alimentaria humana». Yo, con el Papa Francisco, pido –oración de luz en mis labios– que cada uno de nosotros sea responsable de los demás y del futuro del planeta. Que no seamos, Diario, asesinos de la vida en la casa común, donde habitan lo minúsculo y lo enorme, la poesía y la mirada a las estrellas, la inteligencia y el Invisible, el que se hizo Palabra, y habita entre nosotros (11:41:48).

miércoles, 4 de agosto de 2021

4 de agosto de 2021. Miércoles.
PAÍS DE LAS MARAVILLAS

La paloma, absorta, mira el mundo, en el jardín. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Hoy he roto la monotonía: he visitado el departamento de oftalmología, en el Hospital Reina Sofía. A mis años, y de vez en vez, hay que revisar lo que soy y lo que voy dejando de ser. Después de dos horas de espera –¿mucho o poco tiempo?–, me siento frente al oftalmoscopio y, la doctora, desde el otro lado, va viendo lo que hay o falta dentro de este paisaje excitante y extraordinario que es el ojo. La oftalmóloga es Alicia que, siguiendo al roedor, penetra en el País de las Maravillas. En el ojo –País de las Maravillas–, la luz se hace señal eléctrica, que, por el nervio óptico, su hilo conductor, va al cerebro y, desde allí, se hace visión, perspectiva, fascinación. El ojo tiene iris, córnea, pupila, esclerótica, retina, y, además de otras más cosas, también tiene párpados que, como teloncitos de teatro, lo cierran y lo abren. Abiertos ves el mundo y sus maravillas, de ahí vienen los asombros; cerrados es de noche, se hace la oscuridad. Y en lo oscuro, viven los miedos, las dudas, los tropiezos; y en esa turbiedad o niebla tienes que extender los brazos y tocar, palpar, adivinar, es otra manera de ver, o no ver; porque sin luz, y a ciegas, hay veces que caes. «Es la razón –me ha dicho la doctora– por la que de vez en vez hay que hacerse una revisión», y me ha sonreído, con los ojos. Las mascarillas, Diario, ocultan las sonrisas de los labios, pero las hacen más dulces en los ojos, donde están las pestañas y la luz, y el sortilegio, a veces (18:21:39).

martes, 3 de agosto de 2021

 3 de agosto de 2021. Martes.
SIGNO DE FELICIDAD

 Olor a lluvia en el jardín. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Pongo la mano en el sol y lo noto un poco más caliente que ayer. España, estos días, se moja en el mar o en cualquier caño de agua –fuente, arroyo, río, borbolleo– que halle a su alcance. En busca del agua perdida, se podría decir. Sin Harrison Ford y sin el látigo que restalle y cause pavor. Sólo con la obsesión de ver y tocar el agua, como signo de felicidad. Y, si andas por el desierto, beberla, y que desborde por las comisuras, y poder exclamar «¡ah!», y dejar que la satisfacción te invada. En Murcia, nunca sobra el agua. Siempre falta un chispeo más, un litro por metro cuadrado más. Aunque a veces rebose –las menos– y se haga drama, lamentación. Dice el salmo: «El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios». El agua es bautismo, bendición, alegría líquida en la aspersión. El Papa Francisco: «Recemos –dice– para que el agua no sea signo de separación para los pueblos». Ni entre vecinos del mismo pueblo, a veces. En Murcia sabemos mucho de esto. Jesús dijo: «Tuve sed y me disteis de beber». El agua nos ofrece la oportunidad de pensar en Dios, que cada día nos da la gota de rocío y el río, y la nube que traslada el océano y el mar de un lado a otro, hasta hacerlo, allá donde descarga, vida, letra de himno con música de lluvia. Trigal colmado. Bosque feliz. Cuando hoy bebas, Diario, piensa que Dios sigue teniendo sed con el sediento: dale un poco de tu vaso, déjalo que sorba un poco y serás digno de entrar en su tienda, donde se halla el descanso que no acaba, la felicidad perdurable (12:51:28).

lunes, 2 de agosto de 2021

2 de agosto de 2021. Lunes.
LA JOYA DE LA VIDA

Florecilla en el jardín, diciendo su belleza. T. de la Horadada. F: FotVi

-Una mano misteriosa ha borrado el sol y vestido el cielo de ceniza, de tachaduras de lápices oscuros. Se ha cubierto con un velo de lluvia. Sin embargo, el sol, majestuoso y solemne, de vez en vez rompe el cerco de la nubes y muestra sus tallos de luz. Ha refrescado un poquito, como si le hubieran echado azúcar al café, hirviente, del verano. El verano calma sus fuegos, y enciende la pipa de la paz. En Tokio siguen los Juegos, como un espasmo del deporte. A España le van lloviendo poco a poco las medallas, como un chispeo –llovizna de plata, oro y cobre– canicular, alegre y reconfortante. En este tiempo, las ciudades se van al mar. Marchan a oír el lenguaje de la naturaleza, que la ciudad apenas deja oír. De pronto se cae en la cuenta de que el mar habla, que las aves hablan, que el silencio habla. Y en ese lenguaje –excitante, pero callado– de las cosas, quizás descubres, como Voltaire: Que todo es grito, inaprensible a veces, pero real, de que Él existe: en el orden de las cosas, en su singularidad prodigiosa, en el clamor de su belleza. La hormiga y el mar, la florecilla y la abeja, la luz y la oscuridad, el tiempo y su fugacidad. «Todo –sigue Voltaire– depende de Él» Hasta el esplendor del ser humano que piensa, y, en su libertad –la joya de la vida–, dice sí o no a Dios, lo alaba o lo ignora, o, por unas monedas, lo vende, como cualquier Judas de la historia, y con beso (12:33:43).

domingo, 1 de agosto de 2021

 1 de agosto de 2021. Domingo.
VOLVER A ESCRIBIR

En el Seminario, cuando cumplir años era ilusionante. Murcia. 1956
 
-El misterio del tiempo, que pasa y lo va dejando todo añejo y deteriorado, salvo el vino –dicen–, y las montañas, que, a más años, mejor sabor y más altísima grandeza. Pasamos de julio a agosto como de un pensamiento a otro, quizá sin heridas visibles, pero más ajados y deslucidos. Me asusta el tiempo, pero no mi paso por el tiempo, quizá porque cada día voy dejando algo mío en él, o un pensamiento –afectivo, instante luminoso– con Dios, o unas líneas, escritas siempre con latidos –acordes nítidos, asombrados– del corazón. Es verdad que en mi transitar por el tiempo, voy dejando borrones, tachaduras, pero lo disimulo con un borrador, que deja el papel del día dispuesto para escribir algo nuevo, algo distinto y bello, en él. Yo sigo la máxima que dice: «Si dejas que corra el tiempo sin hacer nada, pronto te darás cuenta que has vivido sólo una vez». Es la monotonía del vivir en la ociosidad, en la indigencia de no hacer nada, ni siquiera llorar. No soy perfecto, ni bien acabado, pero me voy haciendo lañados, hasta parecer recién salido de las manos de Sófilos, el ceramista y pintor griego que primero firmó su obra. Cada día firmo yo mi obra, la del vivir, que, aunque discreta, está escrita con sílabas de Dios y muchos tachones míos; tachones, que, con el agua de su gracia, lava y redime, dejándolo todo blanco, como una página de libreta en la que poder volver a escribir. Y aquí estoy, Diario, escribiendo, y tachando (12:24:10).

sábado, 31 de julio de 2021

31 de julio de 2021. Sábado.
PEQUEÑO CONCIERTO

Misterio en la nube, en Murcia. F: FotVi

-Cada mañana me levanto con la ilusión del que tiene que dar un pequeño concierto –el de la vida– ante un reducido auditorio: Dios y las personas de la Casa. Ayer el calor ardía fuerte, pero el aire acondicionado daba un respiro. Pensaba, sin embargo, en los que no tienen tal alivio. En el pobre de la calle y en los niños del suburbio. Y en los que, de sol a sol, trabajan en el campo, con la sola protección de un sombrero, un trago de agua o el limpiarse la frente con un pañuelo, casi siempre oscuro de sudor. Me esfuerzo en sonreír con los ojos, para vencer la perversidad de la mascarilla. Al ir a escribir, me tienta la pereza, pero la venzo escribiendo. Aunque sean garabatos, aunque apenas digan algo las palabras que elijo. También sé que cualquier palabra es sabia, en cualquier momento te dice algo. Es mejor tachar una palabra, que, por indolencia, no escribirla. Leo poco y, tras la lectura, medito mucho; no busco la cantidad, sino la calidad: siempre hay un más allá en las palabras; si entras en su cripta, verás cómo se mueven y ríen, y lloran, las palabras. Además, antes de ser dichas, miran. Como si dijeran: «Yo te he visto antes.» «No leas de prisa –me dijo mi maestro de Literatura–: antes de pasar de una palabra, detente y muérdela, como muerdes un grano de uva, y sácale todo su sabor.» Así lo hago, Diario, y las palabras me saben a Dios, a pájaro, a madre, a Sí, a amor, a «universo que entra por todos los poros». (Alejo Carpentier). Y como dice el poeta: «¡Dejo caer palabras / en los ojos, / para ver más allá de su misterio!». (11:27:36).

viernes, 30 de julio de 2021

30 de julio de 2021. Viernes.
JOYAS DE HUMILDAD

A pesar de la soga al cuello, libre. Zagreb. Croacia

-Digo gracias y la boca se me llena de centelleos de luz, de pequeñas joyas de humildad, que dan en los dientes. Tomo conciencia de que todo lo que soy es un don, humildad reverente; si pienso, si amo, si doy pasos hacia la utopía, si hago, si deshago, si me asombro, si soy libre, todo es deuda, todo me viene dado. Salvo mi esfuerzo por conservarlo, por hacerlo árbol frondoso, con flor y nidos, todo lo demás es dádiva. Dios regala el inicio, y, si lo deseas, te acompaña en el camino; pero la libertad la vas construyendo tú, ejerciendo de individuo libre, sin telas de araña que te cacen, siempre la mente iluminada, fuera de ti, con vuelos altos. La mente, que está en ti, ejercita su libertad fuera de ti. La mente –imaginación–, aunque estemos encerrados, se nos va por lugares de pájaros, de bosques y estrellas, lugares inéditos. Pero, luego, acampa donde tú quieres, donde tú la dejas que arraigue. Me pueden coser la boca, atar las manos, encadenar mis pies, pero yo, en mi interior, puedo decir: «¡Eres un tirano!», y reírme de tu debilidad, aunque me sangre la boca por tu bofetada. Cada mañana, Diario, doy gracias a Dios porque soy como los demás: pecador, aunque perdonado –Papa Francisco–, y libre para decirlo y sentirlo, y florecer como el lirio en la charca, a veces infectada, de la vida. Ser libre y ejercerlo (11:30:07).

jueves, 29 de julio de 2021

29 de julio de 2021. Jueves.
SONRÍEN LOS VENCIDOS

Ahora eres grande, Simone Biles. F: Prensa

-Conmover, que significa perturbar, alterar, también significa enternecer, emocionar, apiadarse: ternura. Decir ternura es poner el corazón al servicio de lo frágil, de lo que se puede romper o quebrar, hacer del amor una lágrima o un suspiro, la mano que levanta al caído y lo echa a andar. Es un abrazo que abraza sin ahogar. Dios, que es amor, se hace ternura –pone la mano en la cabeza de un niño– en Jesucristo, e inspiración –soplo, aliento poético– en su Espíritu. Conmoviéndose, el amor se enternece, se hace piedad, se dulcifica en el llanto, conforta el dolor. En estos Juegos Olímpicos de Tokio hay días que puede más en mí la derrota que el triunfo. Me emocionan los triunfos, pero me conmueven más las derrotas, hasta turbarme, a veces, el alma. El derrumbarse de Paula Badosa en tenis por un golpe de calor; las lágrimas de la atleta Simone Biles, presa de su responsabilidad y sus miedos; o el último en la piscina, mientras saluda el vencedor. Éste con la sonrisa y el puño en alto, aquél, los ojos bajos y el corazón acelerado, como llorando por dentro. Siempre queda el triunfo, la aureola, y se desvanece la derrota, cuando todos debieran coronarse de laurel, porque todos, como dice San Pablo, han corrido por la victoria. Simone Biles, una de las más grandes atletas de todos los tiempos, ha dicho, con lágrimas, a causa de sus fallos: «El torrente de amor que he recibido, me ha hecho darme cuenta que soy más que mis resultados y mi gimnasia, lo que nunca creí antes, de verdad.» Ha caído en la cuenta que su persona –creación única, bellísima, capricho de Dios– es más que sus éxitos. Sin duda, Diario, que Dios, en su ternura, habrá sonreído, seducido por esta fascinante confesión (11:17:48).

miércoles, 28 de julio de 2021

 28 de julio de 2021. Miércoles.
CORTESÍA AFECTUOSA

Director, dirigiendo la coral, al amanecer. T. de la Horadada. F: FotVi

-Miro y veo a los árboles de color miel, les da, amelado –como hecho por abejas –, el sol de la mañana. Sol que se mete entre las ramas y zurea con las palomas. Los árboles, aunque siempre en su sitio, son libres: crecen hacia lo alto, sin llegar a tocar el cielo, pero enredándose en las nubes. Su libertad los lleva, no a caminar, sino a subir, escalan sin detenerse; cada año, en sus troncos, un anillo más de libertad. Son ascensión vegetal, que da sombra. Sin embargo, la libertad en el ser humano, no sólo consiste en crecer hacia arriba, sino también en derredor, donde se hallan el prójimo y la naturaleza. Si amas al prójimo y respetas la naturaleza, creces hacia arriba, despegas de la tierra y tocas la trascendencia, y, por qué no, vislumbras e intuyes a Dios, en el amor. El triángulo piramidal de la vida: prójimo, naturaleza, y Dios; Dios en lo más alto, donde todo es Luz y Libertad. Me seduce pensar que, al final, seremos examinados de amor: de aquello que es esencial en Dios. «Dios es amor», dice San Juan. Una definición plena, con destellos que escapan hacia el ser humano y lo visten de ternura, de amabilidad, de deferencia, de cortesía afectuosa. Definición que suprime la máscara del odio, Diario, y deja libre la bondad de la mirada, las manos en actitud de ofrenda, el corazón iluminado por la claridad de la misericordia: o el amén de la cordialidad (11:38:15).

martes, 27 de julio de 2021

27 de julio de 2021. Martes.
HA PODIDO LA POESÍA

Tras la lluvia, una pluma en el agua. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ayer, un cuchillo de lluvia airada, cortaba la tarde. El viento de levante la inclinaba como se inclina un trigal. Eran las 14 horas, y los árboles vibraban con el agua que se les venía encima. Pero, a los 10 minutos, los árboles quedaron y la lluvia se fue. En el comedor –donde nos quitamos las mascarillas para comer, no faltaría más–, respiramos el frescor que subía del jardín. Olía a tierra mojada, como si todo fuera recién estrenado. Todo, creación reinaugurada. Luego cantó el mirlo, empezó el zureo de las palomas, y, seguidamente, el hermoso chirrido de los gorriones. La vida continuaba, con la pequeña tragedia de la política del día a día en España –según cierta prensa: «Sánchez, el guapo, conquista Norteamérica», vomitivo– y el rumor trepidante de los Juegos de Tokio, que nos han proporcionado una nueva medalla –plata– en K1, canal de Kasai. El nombre de la ganadora Maialen Chourraut, con casco y sonrisa, y llegada feliz. Y una dedicatoria: «Para ti, Ane», su hija, desde tan lejos, desde tan cerca: el amor todo lo hace inmediación, no hay distancias. Desde el instante en que amas, todo es centro, emocionado punto de perspectiva, bella recopilación de sentimientos. A veces, la prensa te da, como un café de mañana, la alegría de una frase que reconforta. Eva Amaral, cantante y compositora de rock –celebrada ella–, ha dicho: «Me refugio en los pájaros porque la humanidad lleva una deriva de la que yo me quiero bajar». Esta mañana, Diario, las palabras, en boca de esta mujer, se han hecho bosque, vuelo, verdad. Nos han redimido un poco de nuestras adversidades, ha podido la poesía (12:58:15).

lunes, 26 de julio de 2021

26 de julio de 2021. Lunes.
LOS ABUELOS DE JESÚS

Ana, la abuela de Jesús, enseñando a María. Las Palmas. F: FotVi

-San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús. Qué cercano es Jesús de Nazaret. Él, como yo, tenía abuelos, que, cogiéndolo de la mano, lo llevarían a la sinagoga y a la fuente, y al bazar. Y, con los abuelos, aprendería palabras, y a leer el Libro de la Ley, y a respetar al prójimo y la naturaleza. Los abuelos son el primer catón, el primer libro abierto que leen los niños: si es buen libro, aprenden el bien, si malo, se inician en el mal. Los abuelos son la sabiduría vivida, no sólo aprendida. Saben y hablan de lo que la vida les ha enseñado, quizá también los libros, y conversan sin causar cansancio, dejando que el niño sea niño, y haciéndose ellos como niños. No son profesores, solo son mayores que, al fin, han llegado a ser como niños. La célebre frase del evangelio «hacerse como niños», Jesús la aprendería, sin duda, de sus abuelos. El abuelo, para enseñar al niño, deja de ser mayor y se hace asombro que mira y manos que juegan, y, mientras mira y juega, enseña. Decía Victor Hugo que hay padres que no aman a sus hijos; pero que no hay abuelo que no adore a sus nietos. El abuelo es el sabio que hace trastadas con el nieto, para decirle lo que no hay que hacer. El abuelo juega con el nieto a que el nieto sea sabio, y, a veces, lo consigue. Sería hermoso saber, Diario, qué aprendió Jesús de sus abuelos Joaquín y Ana; en Nazaret, se lo pregunté a una fuente y, cuando me lo iba a decir, me llamaron para la comida y no lo pude oír; quizá la próxima vez (12:27:25).

domingo, 25 de julio de 2021

 

25 de julio de 2021. Domingo.
DAR UN ABRAZO

Claustro Catedral Santiago, antes del abrazo. S. Compostela. F: FotVi

-Hoy, día de Santiago Apóstol, oigo los pasos y el golpe del bordón de los peregrinos que caminan hacia el Campo de Estrellas. Les guía la fe y la esperanza de un abrazo –el del amor– a la imagen del Santo. Abrazar es amar, es hacer un nudo de vidas y sentimientos, unir brazos y poner rostro con rostro, aliento con aliento, dejar que la alegría de vivir se instale en la existencia del otro. Abrazar es componer un libro donde había muchas páginas sueltas, que se unen en una señal de afecto. El abrazo es el cosido del libro de amor, el lomo que lo hace libro, que lo eterniza. Siento mi abrazo, porque sé que me están abrazando. Lo que doy, me lo restituyen al instante, como el beso o la mano con la que saludo. Como las miradas con lenguaje, las que dicen tanto. El abrazo sincero, como el mar, te envuelve sin atarte, se deslía de ti cuando quieres, y es refrescante, y cautiva. Es como la libertad, te ata mientras te suelta; el abrazo no usa candados, solo cariño, que, como las alas del ave, se abre cuando hay que volar. Dos que se abrazan hacen uno que ama. Como dice un proverbio: «Un día alguien te abrazará tan fuerte que todas tus piezas rotas se pegarán». Peregrinar para dar un abrazo, Diario, y que, en Santiago Apóstol, cicatricen las heridas y haya reconciliación con el prójimo y con Dios, y ría la misericordia (12:50:31).