20 de agosto de 2021. Viernes.
VIVIR ENTRE ASCUAS
VIVIR ENTRE ASCUAS
El invierno no es muerte, sino vida que espera. Lagos Plitvice. Croacia. F: FotVi |
-Y sigue, como una pesadilla de lo terrible, el horror en Afganistán, en Haití, y en tantos otros lugares del mundo. La pesadilla ha saltado del sueño y se ha hecho realidad, compañía inquietante, en nuestras vidas. Vivimos envueltos en pesadillas, como atacados por un enjambre de abejas asesinas. Abejas que nos cercan, nos abruman, nos hieren. Como decía el personaje interpretado por Marlon Blando en Apocalypse Now: «He visto un caracol, que se deslizaba por el filo de una navaja: ese era mi sueño, más bien mi pesadilla, arrastrarme, deslizarme por el filo de la navaja de afeitar, y sobrevivir». Sobrevivir: o vivir entre ascuas y descalzo, rozándote a cada instante con la adversidad, con la incertidumbre, con el frío de la fragilidad humana. Se trata de no herirte de infortunio, mantenerte a flote y respirar sobre el oleaje, y, si crees, rezar. Rezar y dar brazadas; es decir, hablar a Dios y realizar actos de amor, sin descanso, aunque te sangren las manos y el alma. Confiar. Como el Papa Francisco, cuando en la inmensa soledad de la noche lluviosa de aquel Vía Crucis en la Plaza de San Pedro –27 de marzo de 2020, por la pandemia–, dijo: «La fuerza de Dios es convertir en algo bueno todo aquello que nos sucede, incluso lo malo». La fuerza de Dios, Diario, que actúa en nuestra debilidad; pues, como dice San Pablo: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte». Hermosa paradoja de fe: Dios en mi desvalimiento, ofreciéndome su mano, sacándome de mí mismo: éxtasis de la fe (12:36:22