24 de julio de 2022. Domingo.
EL TINGLADO DEL IDIOMA
EL TINGLADO DEL IDIOMA
-Es frecuente que ocurra con los niños, se suben al tinglado del
diccionario y suelen andar por las palabras como el pianista por las teclas del piano.
Una a una primero, y luego, según crecen y si se les cultiva en la Gramática,
juntándolas y a más velocidad. El piano, otro tinglado como la tristeza o el
tiempo. Al principio el niño habla medias palabras, poniendo el acento en los
finales («arco» por barco, o «vión» por avión), para luego ir completándolas
hasta decir «libro» o «cantinela», o «estoy triste», cuando dejan la niñez y se
meten en la vida, el otro tinglado (o aventura), complicado, pero maravilloso.
Al perro lo llaman «gua-guau» y «¡muuu!» a la vaca; les van las úes. Cuando intentan meter miedo, ponen
la boca en forma de túnel y hacen: «¡Uuuu!». Así suena más a caverna, y causa
más pavor, en primer lugar a ellos mismos. Ellos se causan susto para asustar a
los demás. Eso, sí, apenas saben decir «tú» o «tuyo», les va más el «mío», que
es arma empleada para alejar miedos. Decir «mío» es como encerrarte en un
castillo con altas almenas y torres del homenaje. El «mío» es palabra defensiva,
mientras el «tú» o el «tuyo» es como abrir el campo y olvidarse de ponerle
puertas. Es lo que llamamos «amor», o para un creyente «Dios». En el «tú» o el
«tuyo» picotean todos los pájaros, se dirá sin decírselo el niño. No ha habido
socialismo, pues, que haya podido con el «mío» capitalista del niño, que
empieza a balbucear palabras y a delatar ya, en ellas, sus sentimientos. Que al
fin, las palabras, en su papel de celofán, no hacen otra cosa que esconder
sentimientos, al modo como se esconde, en el niño, una persona mayor. Y esta
reflexión, ¿por qué? Por Candela, que está aquí, y me ha traído estos recuerdos,
de cuando decía «tente», por Vicente, o «abela», por abuela. Y, subida al
tinglado del idioma, empezaba a andar por las palabras, como el pianista por el
teclado del piano: una a una y asombrándose ella misma de las cosas que decía.
Un milagro que ahora, con el tiempo pasado, Diario, añoro, y celebro (17:32:04).