jueves, 11 de junio de 2020

11 de junio de 2020. Jueves.
CALLAR

Llora el cielo. Torre de la Horadada. F: FotVi.

-Tengo miedo, no de los que censuran, critican, o advierten, sino de los que, mientras se hunde el barco, siguen en la orquesta tocando melodías extrañas. O bien por interés, o bien por odio, o bien por despreocupación, no se enteran. Como en el juicio de Jesús de Nazaret, lo peor no eran los que gritaban, sino los que callaban. Unos días antes, Jesús era aclamado en su entrada a Jerusalén; y unos días después, lo condenaban. Yo me pregunto: «¿Dónde estaban los de la aclamación y el «hosanna»?» El día de la condena no se oyeron. O gritaban «¡crucifícalo!», o lloraban, o simplemente callaban. Se trataba de una admiración o amor mudos, afónicos; o de odio, que contagia más que el amor; o de desidia, que todo lo torna gris, acuoso, sin contenido. Yo les diría a políticos, periodistas, contertulios, intelectuales, clérigos, que mediten sus palabras, que las contemplen, no solo en sus mentes privilegiadas, sino actuando en las de las gentes sencillas, las que consiguen en el trabajo el pan de cada día, y hacen familia desde el amor más respetable y comprometido. Que los poderosos hagan avanzar la historia, sí, pero sin soflamas incendiarias, sin sacar a relucir el hacha de guerra: que enciendan, más bien, la pipa de la paz. En la que se construye, se avanza, se puede soñar. Que no nos quemen el arroz, Diario, que a la inmensa mayoría nos gusta un poco acuoso, con unas gotas de limón, y, a lo sumo, untado con alioli, aliñado (18:49:46). 

miércoles, 10 de junio de 2020

10 de junio de 2020. Miércoles.
SENDAS DE JUSTICIA

Sendas de justicia en la nieve. Pärnu. Estonia. F: J. Giner

-Esta mañana, al rezar, me he dado con una bienaventuranza, que ha servido de consuelo para mi boca y mis palabras. A las ocho bienaventuranzas de Jesús, podríamos añadir ésta, que es luz y dedo que señala el camino a seguir. «Dichoso el hombre que camina por sendas de justicia y habla con rectitud», dice. Llama «dichoso» al justo; es decir, bienaventurado, feliz, agraciado. La justicia nivela la dignidad de las personas, y las reviste de gracia, de bondad, de excelsitud. Las consagra. Andar por sendas de justicia es ir dando pasos por la verdad del vivir, del mirar, del estar. Todos iguales, imposible; pero todos tratados con equidad, con la misma vara de medir, y que cada cual que se eche a volar según el poder de sus alas, de sus sueños. También de su iniciativa, de su esfuerzo, de su capacidad de resistencia. Pero la justicia no ha arraigado en la vida del mundo. Y esta es la razón por la que siempre está, Diario, en guerra y en desencuentro. En vez de las palabras, usa la violencia (18:53:07).

martes, 9 de junio de 2020

9 de junio de 2020. Martes.
MAR MENOR

Mar Menor, donde cabe todo el cielo. Lo Pagán. F: FotVi

-Ayer tronó, llovió, refrescó el ambiente. Hoy, al rezar, he pedido por las gentes buenas del campo y del mar, las que, en momentos difíciles –ejemplo: el coronavirus–, siempre están ahí, procurándonos el pedazo de pan y algo con que acompañarlo. Vamos al mercado y lo vemos rebosante de todo aquello que nos proporciona escogidos y sabrosos bocados, y, mientras nos sirven, nunca pensamos en las manos que lo han puesto ahí. Manos rugosas y plenas, sacrificadas, que siembran, recogen, y, desde la humildad, nos dan el gozo de morder un pedazo de pan recién horneado o una cereza roja y rebosante, dulcísima en la boca. Recuerdo ahora, entre otros muchos héroes, a Pedrín el del Horno, a Pedrín el de la Loma, a Antoñín, hijo del tío Antonio, el bueno, también el de la Loma, etc…O al pescador, que, con su barco, su red y su ilusión, hace el milagro de la multiplicación de los peces en la noche. Como un milagro de luz que se agita. Y todo esto ocurre en el castigado y sin embargo hermoso, y siempre bien amado, Mar Menor. «¿Menor –se preguntaba el poeta– y es claustro donde cabe el cielo?». Un Mar restringido, azotado, y en el que, sin embargo, como en la mirada de un niño, Diario, cabe todo el cielo (18:19:09).

lunes, 8 de junio de 2020


8 de junio de 2020. Lunes.
EN LA FASE 3

Siempre amanece, aunque durante el día haya tormentas. Murcia. F: FotVi

-Aunque sea en la fase 3, seguimos confinados, atados a las cadenas. Y no está mal, siempre que sea para todos igual. No puede haber manifestaciones fachas, malas, y otras, progresistas, buenas. Ni fachas ni progresistas, todas son deleznables por irreflexivas y provocativas. Toda manifestación en sí es una multitud, que grita, babea y dice consignas altisonantes. Llenan de saliva contaminada todo su alrededor. Con la mano o el puño en alto, como el que espera dar una bofetada o un puñetazo. Ambas son irracionales y provocan daño, enfrentamiento, guerra, dolor. Embarran el lenguaje y la convivencia, y las miradas toman el color de la ira, que siempre es negro, como la cueva donde habitan los murciélagos. Y no se cae en la cuenta de que, al fin, somos fragilidad, pero una fragilidad dignificada, consagrada en el sufrimiento de Cristo, que se encarnó para salvar a esta carne nuestra, y suya, de la pandemia de la muerte, dándole la esperanza de una vida nueva y por estrenar. Gotea y suena la lluvia en mi balcón, Diario, como un pájaro que picoteara en el alpiste. El verano se viste así de amor y de agua, de vida, más allá del coronavirus y sus malas entrañas destructoras, más allá de la perversa y decepcionante política, desnaturalizada y aberrante, inhumana (13:03:57).

domingo, 7 de junio de 2020

7 de junio de 2020. Domingo.
EL CLAMOR DEL ARTE

Lo que pinta la Naturaleza, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Sobre el cielo azul, unas pinceladas velazqueñas de nubes blancas. Todo es luz y un poco de melancolía, aunque también azul. Es una melancolía confiada, que espera la resurrección de la ilusión. Muy de mañana, antes del alba, el mirlo echaba endechas encendidas de enamorado por su pico. Luego, según el cielo se ha ido cubriendo, el mirlo ha seguido cantando, sin importarle el coronavirus. Una buena noticia: el Museo del Prado vuelve a abrir sus puertas. Esta apertura se ofrece así desde la prensa: «El Museo del Prado, nuevo y eterno: el arte de volver». Por encima del tiempo, de sus caprichos, de sus andanadas buenas o malas, de la sucia o limpia política, de la guerra o la paz, el clamor del arte siempre acaba oyéndose. Aunque esté dibujado y detenido en un lienzo y parezca sin voz, sin grito, sin embargo clama y se oye, siempre, y en cualquier circunstancia. El arte nos invita a vivir, contemplándolo. El arte no se arrodilla ante el poder, no tiene ideología, es libre. Contemplar una obra de arte, Diario, es llenar el espíritu de belleza, de geometría, de pinceladas de luz, para no perderse y poder volver; el arte es como hilo de Ariadna, que, si lo sigues, te saca del laberinto, y te enseña el camino de la libertad (18:27:51).

sábado, 6 de junio de 2020

6 de junio de 2020. Sábado.
UN DÍA FELIZ

Un servidor; y Doña Rosario y Don Emeterio, a la derecha. Etna. Sicilia. F: FotVi

-Ayer fue, para mí, un día feliz. La causa: un soneto. Dedicado a una ahijada mía –la bauticé yo: afinidad espiritual– que cumplía años. Su nombre, Adriana, y el del padre, Manolo Cuadrado, mi amigo entrañable. Amigo, desde que un verano remoto nos conocimos en Casas Nueva, la que queda junto a Pliego: su familia de vacaciones, y yo, cura de aldea, con sotana y ojos bajos. (Imaginaos una peli de Luis Berlanga). Yo jovencito y asustado, ellos –llegaban de Madrid– eufóricos, luminosos, y, además, personas religiosas. Un domingo, al salir de misa, el bueno de Indalecio Escámez, capataz de los canales del Taibilla –con una sonrisa pícara, él sabía que esas cosas no me gustaban, nací timorato–, me presentó a doña Rosario Isasa, señora de don Emeterio Cuadrado, que fuera ingeniero jefe de los Canales del Taibilla –ese año no pudo estar él–, y a toda la familia, con gran regocijo de la tropa juvenil y desconcierto mío, y desde ahí hasta hoy. Entre tanto, y con los años, bodas, viajes, bautismos, óbitos; es decir, alegrías, lágrimas, vida. Ayer su hija Adriana, cumplía años, y, además de las felicitaciones de todos los suyos, yo la felicité con un soneto, que, gracias a su padre y a su tío José Manuel Nicolás, ha tenido un gran recorrido. Por lo que hemos sido: ella felicitada, y yo, con ella, distinguido. El 5 de septiembre (D. M.) nos veremos, Diario, en un nuevo evento familiar: el bautismo de su nieta Jimena, en Mula. Casas Nuevas, Mula, Pliego, qué recuerdos (18:18:59).

viernes, 5 de junio de 2020

5 de junio de 2020. Viernes.
VIVÍA

Esperando el bocado, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi.

-Se sueña, si se duerme. Me lo decía el día 2 mi paisana Carmen Sabater en un comentario a mi escrito en El bosque Apócrifo, “Anoche soñé”. Contaba yo un sueño triste, una pesadilla. Me veía de pobre en la cola, inmensa, en un centro de Cáritas, para recibir un plato de comida. Triste. Carmen decía, sin embargo, que no le importaba tener pesadillas, pues así sabía que había dormido. Anoche tuve una pesadilla, que se repite de vez en vez. Tenía que celebrar misa y estaba atrapado en un edificio de varios pisos con un ascensor caprichoso y mal intencionado. Se paraba, o me llevaba adonde no quería, y la hora de la misa se acercaba inevitablemente. Una angustia interior se iba apoderando de mí. Así he estado gran parte de la noche, peleando con el ascensor y la hora, y con mi ansiedad. Es y ha sido mi preocupación de siempre: no fallar. Hasta que ha tocado el despertador, con tacto y mesura, como siempre. Y, ya despierto, he hecho: «¡Ay!», y he visto que no tenía que celebrar misa, ni había ascensor, y, dando gracias, ¡he celebrado que vivía! Ahora no sabría decir si el «¡Ay!» ha sido por dejar la pesadilla atrás o por encontrarme con la vida, mordiéndola, saboreándola, escribiéndola, como el que, con la misma avidez, Diario, muerde un limón, o escucha una bella melodía (18:20:01).

jueves, 4 de junio de 2020

4 de junio de 2020. Jueves.
¡HOLA, AMIGO!

En la sed, se agradece el agua. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Dice un proverbio árabe: «Se podrá olvidar a una amigo con quien reíste, pero nunca con el que lloraste». Reír es un sentimiento que se expresa hacia afuera; ríes, y las manos, los ojos, ese espejo del alma que es el rostro, todo salta como si hubieras dado una palmada y volaran las palomas que hay en tu interior. Pero sucede que todo vuelo, antes o después, pasa, se lo lleva el viento. Llorar es lo contrario: es dar la palmada fuera de ti y que todo, como plomo, entre en tus adentros, y te hunda en la desolación, en la tristeza. Entonces, desde dentro de ti, brota, convertido en lágrimas, el llanto de la terrible soledad del que sufre. Es la razón por la que, si en ese momento viene alguien y te pone la mano en el hombro y te dice: «¡Hola, amigo!», lo vives y recuerdas durante toda la vida, y lo haces para siempre celebración de agradecimiento, como una devolución del trozo de corazón que te prestaron en tiempos en el que el tuyo estaba roto. Estamos en tiempo de llantos, aunque en algún momento se nos escape alguna sonrisa; o el célebre dicho: reír por no llorar. Reír y llorar se hace entre amigos, pero el reír es más efímero que el llanto; la risa pasa porque nace de un instante de felicidad, de un momento lúdico, festivo; el llanto dura, porque surge de una herida, que tarda más en cicatrizar, en cerrarse, y, una vez cerrada, permanece la señal, y, aunque quieras olvidarla, persiste. Un amigo que llora contigo, Diario, nunca se olvida (17:55:28).

miércoles, 3 de junio de 2020

3 de junio de 2020. Miércoles.
PIRÁMIDE DE VUELOS

Vertiginosos vencejos, en el cielo. Murcia. F: FotVi

-Cuanto más movimiento en las calles, menos vencejos hay en el cielo. En la pista del cielo azul se están borrando los dibujos de los vertiginosos vencejos, sin ellos no hay firmas de alegría en el cielo, los ruidos espantan al dibujante. A menos coronavirus, menos vencejos. No debiera ser, pero es. A ellos no les gustan las celebraciones ni el bullicio, les gusta el cielo abierto y desocupado, donde es imposible el tropiezo y la mentira. Donde todo es horizonte y lejanía, libertad. Huir de todo, volando, vuelo sobre vuelo, como una pirámide de vuelos, hacia el más allá. Estas aves tan voladoras podrían cantar con San Juan de la Cruz, mientras vuelan, esta copla a lo divino, que él hizo para alcanzar la gracia de la contemplación y el éxtasis, de la fusión con Dios. Y donde se dan cita el vuelo en sí, o el esfuerzo; y la esperanza, o el hallazgo de Dios. Dice: «Tras de un amoroso lance, / y no de esperanza falto, / volé tan alto, tan alto, / que le di a la caza alcance». En un país, corrompido de mentira, un servidor quisiera volar e irse lejos de esta auténtica pandemia liberticida. Porque el virus se irá, pero nos quedará la mentira, este lodazal en el que se ha metido nuestra vida pública, y en el que, sin pretenderlo, Diario, todos nos embarramos. Pero, como el vencejo, no dejemos de volar, puede que así demos a la libertad alcance (18:29:16).

martes, 2 de junio de 2020

2 de junio de 2020. Martes.
ANOCHE SOÑÉ

La noche de los sueños. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Anoche soñé que yo era uno de los que, joven y sin recursos, me ponía en cola a la puerta de Cáritas. Podía haber ido a cualquier otro Centro de asistencia social. Por supuesto, no a la Moncloa, o a la puerta de un partido político, o de un sindicato. Allí no dan nada. Me fui a Cáritas.  Me veía con mascarilla, la mirada perdida en el suelo, por pudor: era la primera vez que pedía ayuda; y –cosas del sueño–, estando en primavera, sentía frío. Un frío que me salía desde los huesos hacia afuera, a la piel. Y me hacía temblar. Éramos una cola interminable –madres y padres con niño, ancianos, jóvenes, lisiados,…–, todos con frío y el pudor escondido tras la mascarilla y los ojos bajos. Pasó un amigo y me miró, yo hice un gesto con el hombro, él afirmó con la cabeza y se marchó. Entendí que había entendido, o no. Y yo, confundido, y con un movimiento violento, desperté del sueño. Y, entonces, sin sueño ya, me puse a pensar. Y, al repasar lo que está pasando tanta gente, se me han saltado unas lágrimas. Y he recordado unas palabras del Papa Francisco: «La pobreza cristiana es que yo doy de lo mío y no de lo superfluo, porque sé que él me enriquece. ¿Y por qué me enriquece el pobre? Porque Jesús ha dicho que Él mismo es el pobre». Dar de lo que te sobra es benevolencia, y es bueno, pero no es pobreza cristiana. En el pobre, Jesús te alarga la mano, y, entre andrajos, te mira, y, con una sonrisa desdentada quizá, te da las gracias. Y tú, de este modo, Diario, consagras la pobreza, la haces sacramento de salvación, e iluminas el mundo (12:56:57).

lunes, 1 de junio de 2020

1 de junio de 2020. Lunes.
VUELO DE LIBERTAD

Siempre hay una salida. Murcia. F: FotVi

-Se abre junio como un paraguas de incertidumbres. Incertidumbre social, económica, de libertades. Todo se balancea en el trapecio de la duda, de la sospecha, del miedo. ¿Qué ocurrirá tras la pandemia? Nadie lo sabe, salvo los que mueven los hilos del teatro de marionetas; es decir, los manipuladores, los que están detrás del tinglado moviendo la cruz de la que penden los hilos del guiñol. No hay muñeco que se mueva sin el tironcito, desde arriba, del manipulador. O para dar con una cachiporra al ingenuo de turno o para hacer una reverencia del esclavo –humilde y cascarrabias– a su señor, rechoncho y palurdo. Pillo y vivaracho, el esclavo; tonto y torpón, el señor. Es la caricatura de la riqueza y la pobreza. Todo es para desternillarse, de tristeza. Pero no me dejo vencer: aunque me quiten la pluma y tenga que hacerlo con sangre o con saliva, o con una piedra en el suelo, seguiré escribiendo esperanza. Es más positivo e iluminador estar en el barrio de la ilusión, con expectativas de éxito, que en el del abatimiento y la postración, que solo llevan al suicidio espiritual o físico. Bajando los brazos y dejándote llevar por la corriente, hasta ahogarte. El rezar siempre te eleva hasta la esperanza, como un vuelo de libertad. Contra todo y contra todos, Diario, seguiré rezando. Pues como decía Gustave Flaubert: «Cuando se está desesperado, es necesario esperar siempre» (18:31:00).

domingo, 31 de mayo de 2020

31 de mayo de 2020. Domingo.
FIESTA DE LOS RESCATADOS

Iluminando el miedo, en Pentecostés. F. Googel

-«¡El mundo brilla de alegría!», exulta hoy –fiesta de Pentecostés –el himno de Laudes. ¿Y por qué?: «¡Se renueva la faz de la tierra!» Esta fuerza renovadora y brillante no es otra que la del Espíritu Santo. El que –como una llamarada de fuego– se posó en las cabezas de los apóstoles cuando estaban encerrados: «por miedo a los judíos». Miedo y encierro, razones de toda debilidad, de toda frustración. Pero llega el Espíritu Santo, don y fuerza, y saca a la calle a los apóstoles y les hace que hablen, y los que escuchan les entienden en cualquier lengua. Allí había gentes de todo el mundo conocido, y cada cual escuchaba y entendía lo que los discípulos –salidos del miedo, de la debilidad– decían. La confusión se convirtió en claridad, en abertura, en luz. Lo torcido se trasformó en tersura, los montes se abajaron y los abismos se alzaron: la palabra se puso a ras del entendimiento y de la lengua de cada cual. La confusión de Babel se transformó en plaza de Dios donde todos hablaban, y, al entenderse, reían, y, sin miedos, celebraban la amistad y la confianza, inventándose el abrazo y el dar la mano, y el beso de la paz. Pentecostés, Diario, es la fiesta de los liberados, de los salvados del oprobio, de los rescatados de cualquier esclavitud, también de la de los miedos (13:45:57).

sábado, 30 de mayo de 2020

30 de mayo de 2020. Sábado.
LA SOLEDAD FECUNDA

Florecida en soledad. Murcia. F: FotVi

-La soledad puede ser fecunda y luminosa. También perversa: puede matar. Pero sobre todo, la soledad es creativa y lúcida. La soledad es como un campo sembrado: extendido e íntimo, recogido, pero vivo, en el que siempre aparecen brotes y tallos nuevos hasta alcanzar a ser espiga. La soledad –y el silencio que la acompaña–, son fuentes de inspiración –de iluminación–, donde se alcanza y toca la libertad. En la soledad, contemplas el mundo, lo meditas, lo escribes, y luego, con la paloma que nace de las palabras por ti escritas, lo echas a volar. Lo liberas y te liberas. Le ocurrió a la poeta americana Emily Dickinson, que los 20 últimos años de su vida los vivió en soledad, alejada del mundo, pero amándolo, diciéndolo en sus poemas: «A mí me bastan mis alas», decía. Ayer leía yo a Emily Dickinson y supe que  iluminaba mi vida y mi amor por las cosas pequeñas y trascendentales, las que viven y alientan más allá de nosotros mismos. Quizás en la dimensión de Dios. En un hermoso poema, dice: «Si yo puedo evitar que un corazón se pare, / no habré vivido en vano. / Si yo puedo aliviarle a una vida el dolor, / o calmar una pena, / si ayudo a un desmayado perirrojo / y lo llevo de nuevo hacia su nido, / no habré vivido en vano». Vivir y ser, Diario, florecer, dar fruto, esa es la cuestión, que diría Shakespeare: la que en el encierro sostienen las alas de la libertad (12:09:30).

viernes, 29 de mayo de 2020

ANHELO DE AUXILIAR

29 de mayo de 2020. Viernes.
ANHELO DE AUXILIAR

Todavía hay esperanza. Murcia. F. FotVi

-El voluntariado es una vocación que salta del corazón a las manos y, de éstas, al anhelo de auxiliar, de ayudar. Es una vocación solidaria, de fraternidad. Se da en toda clase de personas: sencillas y de más títulos o haberes. Pero a todas las mueve, en momentos difíciles, el deseo aliviar el dolor y la desgracia. Yo las he conocido en mi ministerio sacerdotal: sacrificadas, inusitadamente creativas, y siempre, y a cualquier hora, disponibles. En Javalí Viejo, en San Pedro del Pinatar, en los Alcázares, en San Blas. Podría dar nombres; pero no lo haré: serían muchos los resaltados, pero dejándome alguno injustamente. Ellos, los voluntarios, son los que forman la santidad doméstica, la de cada día, la que, sin alardes, hace santa e higieniza a la Iglesia. Es la santidad que celebramos el día de todos los santos: la santidad de al lado, como la llama el Papa Francisco. Es, para la Iglesia, como la pizca de sal en el arroz, el terrón de azúcar en el café, las gotas de limón en el marisco. Los voluntarios son la gracia de Dios en este mundo tan desabrido y con tanto sufrimiento e infamia, con tanto olvido y lejanía. ¡Cómo os recuerdo, amigos míos voluntarios, santos de Dios en cualquier lugar donde me he cruzado con vosotros! Ahora, Diario, rezo por ellos –como moneda de Dios, abundante y fecunda– por tanto como me dieron cuando lo daban a los otros: el prójimo (11:26:01).

jueves, 28 de mayo de 2020

POCAS PALOMAS DE PAZ


28 de mayo de 2020. Jueves.
POCAS PALOMAS DE PAZ

Columna sosteniendo la libertad. Priene. Turquía. F: FotVi

-Como dos líneas negras, dos vencejos cruzan frente a mi ventana a toda velocidad. Dos exhalaciones. Dos chispas eléctricas. Como el pensamiento: que va y viene, según le place. Sin control, a veces. Ahora pienso esto y, al poco, otro pensamiento desaloja a este. Es algo así como la política: ahora una aberración, y, al momento, otra, que tacha o agranda la primera. Hay muy pocas palomas de paz, muy pocos gestos que conduzcan a la armonía, todos son malas artes y escupitajos verbales al contrario. Tú eres hija de marqueses, o algo así; y tú, hijo de un terrorista. Así se propaga la pandemia antidemocrática y frentista por nuestra sociedad cada vez más absorta y hostil. Más irritada, al verse en el espejo de los que tenían que comportarse no como niños, sino como ilustrados en la sabiduría de la vida, cobijados bajo el árbol de la ciencia del bien y del mal. Pero por lo que se ve, saben mucho del mal y poco del bien. O lo disimulan. Qué bien les va el ser maestros de la discordia y el vocerío, sacando a cada instante, Diario, el Caín que llevan dentro, el infierno que los habita. Mal ejemplo para una España en paz e imaginativa, alta en vuelos, libre y próspera (18:28:40).

miércoles, 27 de mayo de 2020

SACARLOS DE LA ESTADÍSTICA

27 de mayo de 2020. Miércoles.


Vigor en la ancianidad. Torre de la Horadada. F: FotVi

-A menos ancianos, más ganancia en la caja de la Seguridad Social. Saldo positivo. Es la triste noticia de estos días de desgracia, de infamia. Se han ido sin ruido, sin una mirada familiar y amiga que los consolara, sin el cariño de una lágrima entrañable. Han sido solo el número esquelético y frío de una estadística. Cómo suda y centellea la estadística, cómo ruge. Sin nombre, sin apellidos, sin reseñas de sus vidas, sólo un número, como en los campos de exterminio. Un número tembloso y neutro, sin alma, sin grito. O solo con el grito aullante de la soledad. Y el responso, la caricia litúrgica de la oración final, la bendición de las gotas del agua del hisopo, también en soledad; así se han ido nuestros ancianos, así se los ha tragado la soledad, como el mar se traga a los ahogados. Ellos que tanto hicieron por nosotros y por los números abundantes y gratificantes de la seguridad social. Ellos, los ancianos, los que nos indicaron el camino de la vida, los que nos enseñaron lo alegre y lo triste, lo valioso –el ahorro, la risa, el trabajo, la celebración, el amor– y lo de tirar. Yo, Diario, quiero sacarlos de esa estadística fatal y meterlos en el lugar del corazón donde más calienta, donde andan los recuerdos y las despedidas, y los aplausos, por sus vidas, por la suerte de haberlos tenido a nuestro lado, riendo, tal vez llorando o amando, pero siempre alentando nuestros sueños (12:48:2).

martes, 26 de mayo de 2020

26 de mayo de 2020. Martes.
ÁFRICA, MI AMOR

África de todas las pandemias. F: Manos Unidas

-Hoy se celebra el día de África, donde clama la pobreza. África es el continente en el que una pandemia sigue a otra, y a otra, y a la siguiente. O todas a la vez, como un derrumbe de la injusticia sobre su cabeza. La injusticia, la que nunca se «besa con la paz». Con la paz se besa –dice la Escritura– la justicia, la equidad, la verdad; pero no la injusticia. Y África es el territorio donde se dan cita todas las injusticias, todas las pandemias: la pandemia del hambre: sin pan ni mesa en la que partirlo; la de la sed: sin manantial que alegre la pradera; la de la guerra: armas poderosas y gentes sin corazón; la del analfabetismo: sin letras y sin números, sin pizarras; la de los niños explotados: sin sonrisas y con miradas profundas que denuncian; la de la trata: el clamor de la inocencia; la de las mafias: aventura en patera sin saber el destino; la del hacinamiento: echados y amontonados en jergones de ignominia; la del dictador que mata y negocia con la sangre de los suyos; la del terrorismo: la ideología –locura– que sacrifica gentes, sin piedad, con fanatismo. Como dice Virginia Alfaro, misionera en Angola: «Estas personas que han pasado todas las epidemias…, hoy se enfrentan, nuevamente, al desafío de resistir». Se levantarán, dice, «con más fuerza». África, la tierra de las miradas limpias y de los sueños rotos, con ansias infinitas de amor y libertad, y el deseo de salir de la pandemia de la injusticia y del oprobio, y así, Diario, poder soñar (12:33:05).

lunes, 25 de mayo de 2020

25 de mayo de 2020. Lunes.
UNA GOTA DE AGUA

Gotas de agua pensativas, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Son las 7:30. Suena el despertador. Suave, sin estridencias, amable, como el susurro de una madre. Pongo los pies en el suelo, bostezo, y me santiguo. Desde ese momento, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo cargan conmigo. «Menuda carga», digo. Y sonrío. «Ante tanta tristeza, ¿por qué no sonreír un poco?». Como anoche, que soñé, que en un momento de apuro, aparecía un pájaro y me sacaba del aprieto. Tenía sed. No podía alcanzar el agua. Es lo que pasa en los sueños, que nunca logras lo que tienes al alcance de la mano. Como el que corre y no adelanta. Y nace la angustia. Pero el pájaro vino y dejó caer una gota de agua de su pico en mi boca: pio y se fue. Con esa luz, con ese alivio húmedo entre mis labios, me volví a dormir. Esta mañana, sin embargo, al despertar, he pensado: «Un pájaro y una gota de agua, auxiliando a un necesitado». Y al santiguarme, he pedido, Diario, aprender del sueño, para no dejar pasar el momento de la piedad y el amor al prójimo, que, en este momento, clama justicia (12:53:15).

domingo, 24 de mayo de 2020

24 de mayo de 2020. Domingo.
ASCENSIÓN, DESCENSIÓN

Dios desciende entre aclamaciones. En avión. F: FotVi

-Hoy, día de la Ascensión, Jesús –Dios y hombre–, en vez de ascender, desciende a la tierra y se hace tierra, tierra donde el dolor y la esperanza se dan la mano y aguardan, y sueñan. Una vez más Dios se hace humanidad, llanto; humanidad que él habita e ilumina, e intenta salvar. Dios –hoy– no asciende; Dios –hoy– desciende, para consolar al que llora en este valle de lágrimas y dar la mano al que gime, al que llama a su puerta. La tierra que, a causa de la injusticia, siempre ha sido un valle de lágrimas, hoy lo es más por la enfermedad que la asola. La injusticia se ceba en la pobreza, solo en ella; la pandemia, por el contrario, asola todo lo que toca, es como una mano negra que emborronara con furor todas las cosas. La pandemia, pienso, es el resultado trágico y último de todo lo malo que sucede en el mundo, por culpa del hombre. Pero Dios viene, desciende, se hace descensión, y llora con el injusto y con el que padece la injusticia. Llora al tiempo que da una lección: no hagas a tu hermano lo que no te gusta que te hagan a ti. Y, como una madre, sigue consolando, limpiando lágrimas aquí y allá, levantando al que ha caído, señalando el camino al que se ha perdido, ayudando y proporcionando posada al caído a la orilla del camino. Hoy Cristo desciende del cielo entre aclamaciones: el hijo del Hombre, al son de trompetas. Ascensión, descensión, Diario, qué maravilla (19:13:15).

sábado, 23 de mayo de 2020

23 de mayo de 2020. Sábado.
JUEGO DE TRILEROS

La antena abierta en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Abro la tele para ver alguna película o escuchar un concierto; también para ver cómo anda lo del coronavirus, que nos tiene a todos con el miedo subido hasta el cuello. Como diría el poeta: «Nos ahogamos en miedos». Pero esto último dura –lo de ver la tele– lo que tarda en salir alguien del gobierno cantándonos la palinodia. Estos funambulistas de la mentira, a cada momento nos están cantando la palinodia. Es decir, retractándose en este instante de lo que han dicho unas horas antes. Cuando empieza este juego de trileros, de farsantes, río por no llorar (o lloro por no reír), y, si hay misa, me paso a la misa a pedir por ellos y por el mundo, y si no, me voy a leer. A leer a Rilke, llamado el «poeta de nuestro tiempo», o a Urs von Balthasar, que, en su teología, hace poesía con las cosas que atañen a Dios, o a San Juan de la Cruz, poeta «de la noche oscura», y en la que, con manos extendidas y en vuelo, intenta «dar a la Caza alcance». Y hay veces que parece haber dado alcance a esta Caza tan valiosa, mas tan intangible. Pero,mientras esto sucede, Diario, leo y pienso que se puede alcanzar la sabiduría que nos salva, tanto en Rilke, como en Von Balthasar, como en San Juan de la Cruz, todos poetas de la meditación y el éxtasis, de la contemplación (12:47:16).