9 de junio de 2020. Martes.
MAR MENOR
Mar Menor, donde cabe todo el cielo. Lo Pagán. F: FotVi |
-Ayer tronó, llovió, refrescó el ambiente. Hoy, al
rezar, he pedido por las gentes buenas del campo y del mar, las que, en
momentos difíciles –ejemplo: el coronavirus–, siempre están ahí, procurándonos
el pedazo de pan y algo con que acompañarlo. Vamos al mercado y lo vemos
rebosante de todo aquello que nos proporciona escogidos y sabrosos bocados, y,
mientras nos sirven, nunca pensamos en las manos que lo han puesto ahí. Manos
rugosas y plenas, sacrificadas, que siembran, recogen, y, desde la humildad, nos
dan el gozo de morder un pedazo de pan recién horneado o una cereza roja y rebosante,
dulcísima en la boca. Recuerdo ahora, entre otros muchos héroes, a Pedrín el
del Horno, a Pedrín el de la Loma, a Antoñín, hijo del tío Antonio, el bueno, también
el de la Loma, etc…O al pescador, que, con su barco, su red y su ilusión, hace
el milagro de la multiplicación de los peces en la noche. Como un milagro de
luz que se agita. Y todo esto ocurre en el castigado y sin embargo hermoso, y
siempre bien amado, Mar Menor. «¿Menor –se preguntaba el poeta– y es claustro
donde cabe el cielo?». Un Mar restringido,
azotado, y en el que, sin embargo, como en la mirada de un niño, Diario, cabe
todo el cielo (18:19:09).
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