6 de junio de 2020. Sábado.
UN DÍA FELIZ
Un servidor; y Doña Rosario y Don Emeterio, a la derecha. Etna. Sicilia. F: FotVi |
-Ayer fue, para mí, un día feliz. La causa: un
soneto. Dedicado a una ahijada mía
–la bauticé yo: afinidad espiritual– que cumplía años. Su nombre, Adriana, y el
del padre, Manolo Cuadrado, mi amigo entrañable. Amigo, desde que un verano
remoto nos conocimos en Casas Nueva, la que queda junto a Pliego: su familia de
vacaciones, y yo, cura de aldea, con sotana y ojos bajos. (Imaginaos una peli de
Luis Berlanga). Yo jovencito y asustado, ellos –llegaban de Madrid– eufóricos, luminosos,
y, además, personas religiosas. Un domingo, al salir de misa, el bueno de
Indalecio Escámez, capataz de los canales del Taibilla –con una sonrisa pícara,
él sabía que esas cosas no me gustaban, nací timorato–, me presentó a doña
Rosario Isasa, señora de don Emeterio Cuadrado, que fuera ingeniero jefe de los
Canales del Taibilla –ese año no pudo estar él–, y a toda la familia, con gran regocijo
de la tropa juvenil y desconcierto mío, y desde ahí hasta hoy. Entre tanto, y
con los años, bodas, viajes, bautismos, óbitos; es decir, alegrías, lágrimas,
vida. Ayer su hija Adriana, cumplía años, y, además de las felicitaciones de
todos los suyos, yo la felicité con un soneto, que, gracias a su padre y a su
tío José Manuel Nicolás, ha tenido un gran recorrido. Por lo que hemos sido: ella felicitada, y yo, con ella, distinguido. El 5 de
septiembre (D. M.) nos veremos, Diario, en un nuevo evento familiar: el bautismo de su nieta
Jimena, en Mula. Casas Nuevas, Mula, Pliego, qué recuerdos (18:18:59).
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