3 de junio de 2020. Miércoles.
PIRÁMIDE DE VUELOS
Vertiginosos vencejos, en el cielo. Murcia. F: FotVi |
-Cuanto más movimiento en las calles, menos
vencejos hay en el cielo. En la pista del cielo azul se están borrando los dibujos
de los vertiginosos vencejos, sin ellos no hay firmas de alegría en el cielo, los
ruidos espantan al dibujante. A menos coronavirus, menos vencejos. No debiera
ser, pero es. A ellos no les gustan las celebraciones ni el bullicio, les gusta
el cielo abierto y desocupado, donde es imposible el tropiezo y la mentira. Donde
todo es horizonte y lejanía, libertad. Huir de todo, volando, vuelo sobre
vuelo, como una pirámide de vuelos, hacia el más allá. Estas aves tan voladoras
podrían cantar con San Juan de la Cruz, mientras vuelan, esta copla a lo
divino, que él hizo para alcanzar la gracia de la contemplación y el éxtasis,
de la fusión con Dios. Y donde se dan cita el vuelo en sí, o el esfuerzo; y la
esperanza, o el hallazgo de Dios. Dice: «Tras de un amoroso lance, / y no de
esperanza falto, / volé tan alto, tan alto, / que le di a la caza alcance». En
un país, corrompido de mentira, un servidor quisiera volar e irse lejos de esta auténtica
pandemia liberticida. Porque el virus se irá, pero nos quedará la mentira, este lodazal en
el que se ha metido nuestra vida pública, y en el que, sin pretenderlo, Diario, todos nos embarramos. Pero, como el vencejo, no dejemos de volar, puede que así demos a la libertad
alcance (18:29:16).
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