20 de marzo de 2014. Jueves.
DIOS DESCIFRABLE
Dios descifrable, en el azul de estos ojos. F: Facebook |
-San José es santo de mi devoción; y no es que otros no lo sean, pero,
en mis devociones, a unos los abordo más y a otros, menos; y a los más, nada. (Abordar;
en realidad estoy diciendo rezar; o sea, hacer oración). Decía mi madre que
había que rezar a los santos más influyentes, y, entre ellos, señalaba a la
Virgen (pero de la Consolación, patrona de Molina y alguna vez a la de la
Fuensanta), a San José, a San Antonio, y así, hasta una decena. Luego venían
los demás, a los que solo respetaba, pues decía que todo santo lo ha sido por
algo. Ella, en su vejez, rezaba todos los días 6 rosarios; «y lo suelto»,
decía. Lo suelto era para los santos que quedaban en segundo plano, o en la
penumbra de su piedad. Alguna vez rezaba a San Pascual Bailón, no sé por qué. O
sí lo sé: quizá porque San Pascual vio a Jesús en la eucaristía, en una
aparición, y ella era muy devota del Santísimo Sacramento. El caso es que todos
los días rezaba, y mucho; alababa a Dios y alguna vez le pedía algo, no demasiado,
para no cansar. Y lo hacía (pedir) por los demás, y apenas alguna vez por ella.
«Señor -decía-, me estoy quedando ciega», era su oración, no pedía ni exigía,
sencillamente exponía, y se arregló con unas gafas de mi padre. Todas las
mañanas hacía sus menesteres y leía el periódico y, una vez informada, a
cumplir con el cupo de los rosarios; eso mientras pudo; al final (vivió 100
años) sólo rezaba, y se lamentaba, cuando lloraba, de no tener lágrimas, y
murió en paz. Para morir, sólo le bastó cerrar los ojos y doblar un poco el
cuello, y ahí se quedó dormida. Yo la recuerdo toda paz, e ironía. Es hermoso
contemplar a alguien donde habita Dios, y más si en él Dios se acomoda a la grandeza
de la humildad; así Dios se despoja de su excelsitud y es un Dios menos
teológico y más descifrable, más asequible, sobre todo porque se revela más
amor. Esta es la razón por la que San José es santo de mi devoción; y es que, desde
el silencio, cuidó, educó y amó a Dios; y, sin decir palabra, hizo el himno más
excelso de la sencillez entregada (19:54:09).
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