24 de marzo de 2014. Lunes.
LA LUZ DE
LA CERILLA
Otro sueño, en el jardín. F: FotVi |
-Cuando se va alguien bueno, se nota más la escoria. Y es que la mejor
denuncia de lo malo es la virtud. Por mucha que sea la oscuridad, si aparece
una llama, aunque sea la de una cerilla, repliega aquella oscuridad y con su
luz da esperanza al entorno, al contexto. La cerilla escribe claridad, para que
el alrededor se libre de la noche, donde los miedos. No se valora la luz de la
cerilla donde hay más fulgor, sino donde abunda la tiniebla, la ofuscación, los
sótanos infectos. Ayer murió un hombre bueno y se nota más el desecho. Ayer murió
Adolfo Suárez, el que ideó la convivencia
en democracia, la ideó y la hizo realidad, y que, ahora, al morir, parece como,
sin pretenderlo, se hubiese llevado con él un trozo de esta democracia. Hay
demasiada oscuridad que converge hacia la cerilla con la que Suárez iluminó lo primeros
pasos de la salida del caos en el que vivíamos para apagarla. Con Suárez, la
convivencia (la democracia), su luz, su parpadeo de esplendor, su difumino de esfumar
sombras, sus aleteos de vuelos en libertad, han muerto un poco, o están a punto
de morir del todo. De él dijo Francisco Umbral: «Adolfo Suárez, duque de
Suarez, la más límpida lámina del siglo…, el que se inventó España». Inventó
otra España, en la que vivíamos como en una Arcadia feliz y que ahora trozo a
trozo, con desgarros, como si volviéramos a un nuevo 36 (corrupción, crisis, violencia
en las calles, salvadores de todo pelaje por doquier, desencanto, secesionismo,
políticos sin casta de tales, trepas, iconoclastas, perversos acaparadores, etcétera)
nos la están arruinando, nos la están «desoñando»; es decir, nos la están dejando
sin sueños para hacerla de nuevo hermosa y habitable. Yo hoy rezo por Suárez (era
hombre de fe) y por España. Para que podamos decir lo que el poeta en el salmo 125:
«Que el Señor cambie nuestra suerte, / como los torrentes del Negueb». Para que,
aunque sembremos con lágrimas, cosechemos entre cantares; y puedan decir de nosotros
aquello de: «Al ir, iban llorando, / llevando la semilla; / al volver, vuelven
cantando, / trayendo sus gavillas». Diario, ¡cosechar entre cantares! ¡Otro Suárez,
para otro sueño! (20:47:50).
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