17 de agosto de 2014.
¿O NO?
Candela, y sus estudios. F: FotVi |
-Esta vez ha sido sin vuelta atrás y hasta el próximo verano, cuando retornen
los futuros ardores y hayamos o no salido de la crisis. Con un abrazo chillado
de Candela, la familia se ha despedido hasta el año que viene («si viene para
mí», he dicho yo), que, al modo de las Coplas
de Jorge Manrique por la muerte de su padre, «cómo se viene la muerte / tan
callando», que diría él, empiezo a orientarme ya por pesimismos y ciertas
melancolías casi hipocondríacas. Sin embargo, a mi contestación pesimista de «si
viene para mí», el zumo de naranja y la vitamina 86 + D del «actimel» del
desayuno de cada mañana me han
contestado: “Que vendrá». Y, si ellos, además de la media pastillita de
Blokium-Diu para la tensión, me dicen que vendrá, creeré que el año que viene
(D. M.) llegará también para mí. ¡Lo creo a pies juntillas! (¿O, no, Diario?) (20:37:43).
Somos fruta ya madura, pero, como alguna de ellas, pasamos de madura a macoca con sabor, arraigada a la madre rama. Antes morirá la higuera que nos sostiene que nosotros las macocas. Y si el alargado pico del hambriento gorrión nos trinca, el viaje a lo eterno será como un paseo por las blancas nubes del cielo mediterráneo.
ResponderEliminarMe gusta lo de fruta macoca y lo de todavía en la rama, goteando miel, y luego, el vuelo, con la conciencia tranquila y los sueños intactos: a esperar, como diría Unamuno, la resurrección de la carne, con los cielos y la tierra nuevos, o el más allá de la inmortalidad.
ResponderEliminarLa muerte, amigo Vicente, es lo único que tenemos seguro en la vida. Polvo eres y en polvo te convertirás. ¿Te suena?
EliminarPero sin prisas.
Ah, Pedro, la muerte... Decía yo en unos versos hace cuarenta años: "La muerte, tan azul, tan pura, ¡tan...!, / llama a mi puerta y dice que la siga...." Del libro "Dios se llama forastero", y tenía yo 22 años cuando escribí esto. La muerte, terrible, y, sin embargo hermosa. Pero sin prisas.
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