miércoles, 6 de agosto de 2014


6 de agosto de 2014. Miércoles.
SOPLO DE BRISA
 
Soplo de brisa, en el jardín. F: FotVi
 
-En verano, un soplo de brisa es caricia y es alivio, un pequeño milagro de la naturaleza, decimos; en invierno, por el contrario, un tenue rayo de sol, su exigua lumbre, nos conforta y vigoriza: otro milagro. El soplo de brisa de este verano, sin embargo, no es climático, sino humano; un soplo de brisa como el que abrió los ojos a Elías en su cueva del destierro a una presencia misteriosa, ha servido de alivio a tanto horror político y económico, y más, corrupto. Hiede todo, como una cloaca: es el hedor de la miseria espiritual que nos rodea, más pestilente que cualquier otra miseria orgánoca. Pero, sin embargo, no todo es mal en el mundo; ocurre que el mal tiene mayor difusión, y, en un ambiente de materialismo insensato, asnal, sólo cuenta llenar la caja, ponerle ceros a la derecha al capital, hacer negocio. Pero, de pronto, un ángel aletea sobre nuestras cabezas y hace que el aire se mueva y sea posible la caricia de un leve soplo de brisa que alivie de tanta desventura y dislate. El ángel se llama Miguel, de apellido Perales, y viene de Liberia y del ébola; es decir, viene de la pobreza, donde no hay más dividendos que el de dar y recibir amor. En la pobreza, se da amor y se recibe gratitud, que es el amor elevado al infinito, donde el creyente cree que habita Dios. En este verano tórrido y sin asideros morales ni éticos, no está mal, Diario, recibir un soplo de aire fresco que alivie este ambiente insano y las otras miserias del espíritu. ¿No te parece? (20:37:29).

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