30 de abril de 2015. Jueves.
INSPIRAR
Belleza diciéndose en silencio, en el jardín. F: FotVi |
-Se me ha aparecido Dios y no me ha dicho nada, dijo el sabio. Y es que
-siguió el sabio- Dios no dice, no habla, sólo inspira. Como la palabra oculta inspira
al poema y este al poeta, así Dios inspira en el interior, donde el alma y los
sentimientos, donde anda el incendio sublime del silencio que escucha. Y seguía
el sabio: Si prestas oído a tu silencio interior, oirás lo trascendente, que,
sin decirse, se oye, y que sólo lo percibe quien desea escuchar. ¡Escuchar lo
que no suena, pero está! ¿Que por qué digo esto? Seguramente porque últimamente
oigo menos mi interior y me doy más a escuchar la palabrería de mis
alrededores, palabrería que dice cosas sin decir, o con mucho ruido, y con pocas
nueces. Trompetería, en todo caso, diabólica, que exuda baba de lobo, y vileza.
Cosas tontas, aunque se llamen intelectuales; o «alíricas», aunque se estampillen
como poéticas; o atadas a lo políticamente correcto, aunque se revistan de
libre expresión. Y concluyó el sabio: «Me retiro a mi interior, donde estoy yo,
sin mentiras, tal cual soy, tan libre allí, tan todo, y de todo», y se fue, y ya
no estuvo, no lo vi, aunque lo sentía. Estas y otras cosas me dijo el sabio, Diario;
cosas que iré refiriendo en silencio, para que se oigan más (20:37:30).
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