20 de septiembre de 2015. Domingo.
PRIMER
ESCALOFRÍO OTOÑAL
Armonía, sobre el agua. Mar Menor. Lopagán. S. P. del Pinatar. F: FotVi |
-Hoy, próximo el otoño ya (mi ensueño de todo el año), he buscado un breve
rayo de sol y me he abrigado en él. Rezaba y he buscado el sol, en mi primer
escalofrío otoñal. El otoño, pues, con más música de invierno ya que de verano,
aunque sin herir con fríos punzantes. Y he pensado: otoño, o el equilibrio. Aquí
los extremos no se tocan, solo se observan desde lejos, y con un mirar
amistoso. El calor extremo pasó; ahora se acerca el bondadoso frío razonable, cuerdo, de estas tierras. En mi vida, solo he visto nevar tres veces, y una en Zakopane,
Polonia. Y, mientras nevaba, pasó un tren, llevándose tras su furia de hierro
la nieve. Al perderse a lo lejos, dejó un remolino a su espalda. Cuando visité Auschwitz,
recordé esta nieve y este tren, y me heló el recuerdo. Hoy, domingo, he rezado
por los desplazados de ahora que vienen de la guerra, y que se arraciman en
trenes, y, con sus hijos en brazos, sueñan llegar. Es la diferencia entre el
ayer y el hoy. Entonces, salvo a la muerte, muy pocas veces se llegaba. Con el
viaje en el tren, se moría toda esperanza. Ahora, aunque también hay muerte, prevalece
la esperanza. Y una frase bella oída este domingo: «Quien no vive para servir; no
sirve para vivir». Como la palabra, que si no dice, y comunica, y crea lazos, y
armoniza, no sirve para nada, y acaba por morirse. Servir, para vivir, en dignidad,
Diario (19:57:45).
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