jueves, 10 de octubre de 2019

10 de octubre de 2019. Jueves.
JUEGOS DE LETRAS

Juego de pétalos, una flor. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ayer volví a Torre de la Horadada, en la que viví nueve años. Cuando conduzco lo hago con meditación y alevosía, no vayan a decir que un viejo, conduciendo, ha hecho esta o aquella tropelía. No me apetece verme viejo, ni aun conduciendo. O menos, conduciendo. Si eres joven, se te permite casi todo; pero si eres viejo, todo se te toma en cuenta y te condena: más un desliz en la carretera. Si un joven bebe y conduce, lo multan y le quitan puntos, y ahí queda la cosa; pero si un viejo conduce sin beber y tiene un accidente, sin preguntar qué le ha ocurrido, le roban la honorabilidad y lo echan al contenedor de las pilas gastadas. Y no es justo. Se puede llegar a la vejez con la luminosidad y el fervor por aprender de la juventud más ilustre y viva. Ya dijo la física y escritora Rosalyn Yalow, que mientras te sepas aprendiendo, no eres viejo. Aprender, o abrir las ventanas de la mente y permitir que entren los sueños, y que allí aniden y luego vuelen, y, en el aire, hagan juegos de letras que digan amor, o soledad, o simplemente humanidad. O que un día lloren y, en el desastre del llanto, de pronto se les escape la palabra Dios, como un suspiro desgarrado, y Dios, entonces, Diario, habite en la palabra, y se quede en ella consolando a la vejez, redimiéndola, elevándola (18:01:35).

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