domingo, 6 de octubre de 2019

6 de octubre de 2019. Domingo.
COSAS RARAS

Siempre hay un rayo de luz, en Murcia. F: FotVi

-Llama el domingo a mis ojos y me despierto, con un poco de frío y sueño aún. «Tac, tac», llama, y me despierto. Y puedo decir que he soñado cosas raras, cosas que no recuerdo. Y sé que eran raras, porque no las recuerdo. Aquellos domingos en los que cogía la Guzzi, y con mi hermano Javi en el asiento trasero, volábamos camino de Casas Nuevas, mi primer destino sacerdotal. El camino era una carretera sin asfaltar en la que había más baches que camino, y demasiados peligros. Eran, sin embargo, domingos felices, de despertar pronto e ilusionado, y en los que recordaba todo lo que soñaba, como un relato paralelo de mi vida con luces y sombras, pero hermoso. Ahora, no; ahora mi despertar es blanco y borroso, como una ofuscación agria y hastiada. «Serán los años», digo, y me conformo, contra los años no hay quien pueda, y sigo con la costumbre de cada día: el afeitado, la ducha, la rutina sin ton ni son, hasta que bajo a la capilla, donde rezo y cojo impulso para seguir viviendo. Es asombroso bajar a la capilla y darte con el misterio, que reanima y fortalece. El misterio, Diario: o Dios, que parece estar ahí esperando y que te comunica silencios, silencios que dan en tu vida, y que, a pesar de los años, te ilusionan, y te hacen caminar seguro, no obstante los traspiés de la vejez, y sus reveses (19:15:00).

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