lunes, 7 de octubre de 2019

7 de octubre de 2019. Lunes.
ROSAS EN LA PALABRAS

Rosario o rosaleda, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Echo la vista a atrás y veo a mi madre, ya anciana, con el rosario entre los dedos y caídas las manos en el regazo. Como adormilada, pero moviendo los labios, musitando la oración. Una oración que le nacía en las entrañas, se hacía susurro en los labios y saltaba hasta Dios, en el que se convertía en amorosa insistencia. De vez en cuando acompañaba, como una cuenta más del rosario, una lágrima a esta oración persistente y bellamente monótona. El rezo del Rosario es el «¡Te quiero!», «¡Te quiero!», pertinaz y luminoso, de una persona enamorada a otra, que se deja alabar y celebrar, y corresponder en el amor. Hoy, con la Virgen del Rosario, recuerdo a mi madre, postrada y apoyada en el rosario, como en el bastón que la fortalecía en su ancianidad. La palabra rosario nace del latín «rosarium»: rosaleda. ¡Qué hermoso decir amor con rosas en la palabras! «Dios te salve, María», cincuenta veces, como cincuenta rosas hechas ramo, devoción, pertenencia. O cincuenta veces el Ángel presentándose a María, en un nueva Anunciación, o revelación. «Llena de gracia, el Señor está contigo». Contigo y con quien la dice, Diario, pues la oración es un darse recíproco entre quien reza y quien escucha, como en un embelesamiento (17:22:35).

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