16 de junio de 2020. Martes.
TAL VEZ LA CORDURA
Oro en el azul. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-En el sueño, veo a un vencejo que se pierde en lo
más profundo del cielo, y, al volver, lo hace todo pintado de azul. Como
el que se zambulle en un bote de pintura. Y, en el sueño, siento envidia de él.
Y es que en el azul andan el amor, la sabiduría, la meditación, la pureza, el
desapego de las cosas materiales. El azul se hace todo espíritu que vuela, que
aletea hacia el infinito. Yo diría que es el color de los santos, de aquellos,
como San Juan de la Cruz, que, dejando a un lado las cosas de este mundo, se
enfrascaron en la contemplación. Contemplar es recogerse en azul, en el amor más
excelso, llamar a la puerta de trascendencia y dejarse envolver por ella. Es
esta la razón por la que, cuando despierto, entro en tristeza y desorientación:
nada coincide con lo que he soñado. Pero no desespero, e intento, despierto,
volver al sueño, y, con el vencejo, perderme en las arcadas azules del
cielo y volver todo calado de azul, y, así, Diario, poder llover de azul el mundo y
vestirlo de sus virtudes, como el amor o la sabiduría, o tal vez la cordura (18:04:58).
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