jueves, 28 de septiembre de 2017


27 de septiembre de 2017. Miércoles.

VEINTISÉIS COSITAS SAGRADAS

Nace Dios, en una gota de vidrio. Roma. F: FotVi

-Trabajando en el nuevo libro Oh, Navidad, que me editarán en breve. Se trata de los poemillas de Navidad que he ido asaltando durante estos últimos años. Son veintiséis poemas -veintiséis cositas sagradas-, que empiezan a aparecer en 1984, cuando, estando en la Parroquia de la Purísima, en Javalí Viejo, publico una obrita de teatro (auto sacramental, lo llamé), que habla de un mundo en el que, por falta de amor, no puede nacer Dios en él. Sencillo. Y es que Dios necesita un regazo de afecto y un lugar de pobreza y ternura para nacer. O la capilla Sixtina de una cueva, de un pesebre, sin mitras ni coronas -quizá sí la de espinas-, y una madre cobijo y un padre humildad, para así nacer feliz. En el correr de la obrita de teatro, que representan los niños, llega un momento en el que la asamblea se da la paz y nace Jesús, y es entonces cuando se desborda la alegría de los ángeles y hacen versos de júbilo los pastores. Y con música, que luego bailarán en las plazas y en los campos extensos y claros del mundo. Ahora, Diario, se van a publicar estas tímidas letrillas, para poder felicitar (esta vez con un jardín de poemas) la próxima Navidad; y además, se hará con vuestra venia, si así os parece (19:58:01).

domingo, 24 de septiembre de 2017


24 de septiembre de 2017. Domingo.

LA MANO Y LA ROSA

Latiendo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Abro los ojos, doy la luz y miro mis manos, que como dice el poeta, son las «avanzadillas del corazón». Como la hoja del árbol, que también es avanzadilla de sus raíces. En las manos están la caricia o la agresión, el gesto de abrir un libro o de cerrarlo, el de lanzar un dardo u ofrecer una rosa. ¡Qué hermoso llevar una rosa en la mano, viviendo ambos -la mano y la rosa- en el mismo suceso de amor! Leo la prensa y veo que hay más agresiones que caricias, más libros cerrados que abiertos, más dardos -guerras, desastres naturales, injusticias, niños perdidos, niños envenenados de ira, ancianos descartados, derechos violados- que rosas. Más dardos que rosas, Diario. Sin embargo, abogo por que haya más rosas que dardos. Rosas en el jardín y en las manos, y en el corazón del mundo, latiendo ahí, todavía, como una esperanza nueva y viva, bellamente aclamada (19:02:36).

viernes, 22 de septiembre de 2017


21 de septiembre de 2017. Jueves.

LA PESADILLA

Pesadilla, en el tren. Camino de Madrid. F: FotVi

-Un país en el que la mayoría dormía -pero sin soñar-, despierta bajo el pasmo de una pesadilla. Las pesadillas son las dagas del sueño, que hieren al que no sueña. Se suele decir: «He tenido una pesadilla»; y no: «He soñado una pesadilla». Los sueños son fantasía, evocación, presencia idealizada de algo hermoso; las pesadillas, por el contrario, son pavor, estremecimiento, una fatigosa persecución, con el único final feliz del despertar entre ahogos. Tras una pesadilla, me limpio el sudor de la frente y doy masajes a mi mente para que se desintoxique, para que vea un poco de luz. De pronto, en este país nuestro, todos hemos despertado con la pesadilla de que algo nuestro se rompe, se quiebra. Algo que amamos, pero sin decirlo: lo evidente no se dice. Amamos a Cataluña, y lo callamos. Amamos a España, y lo callamos. Esto es algo que se supone, decimos ahora. Y, de pronto, despertamos con una pesadilla que nos persigue, nos intenta devorar; la pesadilla del odio, que durante años, se ha ido alimentando de mentiras, hasta que la mentira nos quiere engullir. Cuando dormidos sin sueños, nos ataca la pesadilla, que supone correr delante de nuestros miedos, sin asidero posible. Con la esperanza, Diario, de despertar a tiempo, y librarnos así de las garras del miedo que nos hostiga, que nos persigue, como unas fauces terribles, demenciales, espumosas de rabia (19:21:08).

miércoles, 20 de septiembre de 2017

20 de septiembre de 2017. Miércoles.
¿ESPECIE MALDITA?

Bicicleta varada, en Murcia. F: FotVi

-Idos los calores, vuelvo a caminar por la ciudad como perdido, dando la sensación de no saber dónde estoy ni qué busco, cosa que me causa un placer inmenso. Me detengo y miro una flor caída de la jacaranda, humildemente azul, como una pequeña exclamación del mar en la acera, me digo. Nostalgia del mar y sus lamentos. Y sigo, con la mirada intensa, mirándolo todo: el río, con su agua plana, inmóvil. Su agua turbia, con una palidez de trigo seco. No me recuerda al mar, sino la abrupta sequedad del campo, su agrietado modo de anhelar la lluvia. Los cisnes y patos, en la sombra, bajo el puente; todavía el calor es notorio, aunque menos. Y llegado a casa, el golpe al espíritu de casi todos los días, o el caos de la tragedia insaciable: la dentellada del terremoto en México o la furia del viento en el Caribe. Todo es un amasijo de adversidades, como si fuésemos haciendo equilibrios en el alambre del peligro sobre el abismo, y en el que a veces caemos. A lo mejor tiene razón Ciarán, filósofo rumano, cuando dice que «el ser humano es una especie maldita». Y maldita, porque piensa, y así conoce lo que le espera al final, la muerte, o el ángel caído sin alas, sin vuelos. Pero, no. Precisamente porque piensa, porque razona, va más allá de la daga del dolor, de la cuchillada de cada día, y se pone en camino hacia otra dimensión liberadora, también humana, pero más sutil. Estoy con Karl Rahner, que destaca «la solidaridad de Dios con el mundo», su abrazo al que sufre, su sollozo por todo lo que es herida y angustia, cruz. Y aquí cerca, el otro seísmo: el que se está produciendo en Cataluña, que amenaza, entre escombros de democracia y pancartas como tiros, con sepultarlo todo. Pero, mientras se afianza la locura, yo, Diario, rezo y callo, otro modo de hacer la guerra a los que gritan mucho y lanzan palabras como venablos; palabras que, a veces, dan en el blanco y lastiman, aunque no maten, aún (18:25:22).

lunes, 18 de septiembre de 2017

18 de septiembre de 2017. Lunes.
LOS DEDOS DE LA FE

 Y la semilla brotó, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Vuelvo de San Pedro, cansado, jadeante, algo roto; aunque esto suele ser normal en un joven de ochenta y un años. Vas, vienes, andas sobre tus años, y, al final, te resientes, es lógico: los años pesan; aunque luego quede un sabor a ciruela en la boca, que alegra la garganta y pone a la mente a hacer puzles de esperanza, cada vez más luminosos, y también más complicados. Una boda -Silvia y David-, o la celebración -con Dios al fondo- del amor. Celebrar el amor es tocar a Dios con los dedos de la fe. O hallarlo ahí donde tú estás, latiendo: en el punto mismo -el Aleph (Borges)- donde tú amas. Dios es amor, dice San Juan, y san Pablo lo explica: porque el amor -dice- es paciente, servicial; no se jacta, no se engríe; es decoroso; no busca lo suyo; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Y, además, todo lo cree; todo lo excusa; todo lo espera; y soporta todo, porque el amor (pasión, ternura, amistad, galanteo, cortejo, ágape, seducción, arrullo…), porque el Amor -dice-, es Dios. Y este Amor, este, no acaba nunca, siempre permanece aunque parezca que sufre vacilaciones, como la chispa en el pedernal o el eco en la montaña. Eso les dije a los novios, y tenían los ojos muy abiertos, y es que las palabras primero las entiende la vista y luego pasan al corazón, donde germinan, o no, pero ahí están. O eso pienso yo, que, cuando algo me asombra, abro mucho los ojos y voy dándole vueltas en mi interior, hasta que llega al corazón, y ahí, Diario, queda sonando, dándome vida, o quedando como semilla, para, a las primeras lluvias, retoñar, y hacer así la primavera (19:45:46).

viernes, 15 de septiembre de 2017

15 de septiembre de 2017. Viernes.
ALEGRÍA

Navidad, alegría en Estambul. Turquía. F: FotVi

-«Tu alegría es mi alegría»: o el nuevo lema del colegio de la Salle en Las Palmas. (Que nadie se entere: me lo ha dicho Candela). Por demás, bello lema, y no solo para niños. Si le preguntas a un niño qué es la alegría, quizá te sonría, o balbucee, y simplemente se te quede mirando, asombrado de que una persona mayor no sepa de qué va la alegría. Aun en los momentos difíciles, el niño ríe, juega, le danzan, con los ojos, las manos y los pies, y el cuerpo todo, que es como una tiza en manos de un loco llevando el caos a la pizarra. Alegría -dice-, y el niño se ve jugando y riendo, o acelerando la mordida al bocadillo, o dándole una dedada al libro de matemáticas para hallar y aprender que la raíz cuadrada de seis -número multiplicado por sí mismo- es seis. El niño entiende que la alegría le hace moverse y reír. Lo mismo que sabe que estar triste, es llorar. O lamerse las lágrimas de la desgracia familiar y social en la calle. Cuando un niño está triste, fuma, o hace lo que ve en otros, vagabundear. Chulear. Y anda desarrapado -derramado- por las calles, pisando charcos y diciendo ¡qué hay, tío! En el colegio de la Salle, en Las Palmas, los niños se muestran alegres, porque su alegría -les dicen- es la alegría del otro; y así, Diario, ríen, y juegan, y estudian, y acaban por mirarse a sí mismos y verse felices en la felicidad del vecino, que también ríe, y estudia, y juega, y que, alguna vez, cuando se detenga a pensar -los niños piensan-, caerá en la cuenta de que la alegría es buena y saludable, y da felicidad, y contagia, como el amor o el silencio, o la ira (18:05:10).

jueves, 14 de septiembre de 2017

14 de septiembre de 2017. Jueves.
ADIVINAR LA LUZ

Escondida, pero bella. En Murcia, junto al río. F: FotVi

-Salgo y me enfrento al día, que es hermoso y tibio. Las jacarandas pobladas de hojas, todavía muestran alguna de sus flores azules, pero en segundo plano, sin la esbeltez y la abundancia de la primavera o del otoño. Veo a una chica ciega que, con su bastón, trata de adivinar la luz. Me emociona su insistencia en los golpecitos del cayado, hasta que toca la luz. Yo aguardo en un semáforo, y ella, con unos pequeños sacudidas ante sus pies, halla también el semáforo. Y espera, junto a mí. Me gustaría entrar en sus pensamientos, Diario, pero solo acierto a contemplar cómo se aleja de mí, tras las palabras sincopadas de su bastón. Se aleja con la mirada fija en el oído de su interior, que debe hablarle de un mundo sin colores, pero bellamente poblado de olores y sonidos, y de sensaciones inverosímiles, verbales, que solo un invidente puede silabear y gustar, y decir (20:24:58).

miércoles, 13 de septiembre de 2017

13 de septiembre de 2017. Miércoles.
SUPERSTICIÓN

Siempre hay un más allá, en Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi

-Se me enciende la alarma al leer que es 13 (13 y martes, me digo); pero, al poco, descubro que no es martes, y respiro, con una mariposa (de alegría) en los ojos. La superstición es un atajo de miedos, uno detrás de otro, como una fila de hormigas que intentara llegar y tocar lo inalcanzable. O lo que está más allá del alcance de una utopía. O lo divino. La superstición es un resbalón de la inteligencia hacia lo oscuro, hacia lo que parece estar ahí detrás y no surge, no brota. Es una búsqueda tenebrosa con el ansia de encontrar lo inaccesible. Es darle la espalda a la razón y ponerse detrás de una liturgia perversa, que -aun de buena fe-, en ocasiones te hace vivir en un mundo irreal. Ni el trece supone mal fario, ni coincidiendo con martes causa estrago alguno. El trece y martes, o el trece y miércoles, no son más que un número y un día; y que hoy -y aquí en nuestra tierra- hemos vivido con sol y palomas, y luz y sombras, y piedad y avaricia, y pobres con la mano alargada y ricos con prisa y pensando en cifras con ceros infinitos, y sin caer en la cuenta, que ha sido un día más -13 y miércoles-, un día que se les ha ido (se nos ha ido) y que no volverá. O sí, pero siendo 14 y jueves, y sin supersticiones; o con la bella ilusión, Diario, del trabajo bien hecho y el deseo del pobre de ver caer -por amor de Dios- unas monedas en su mano tendida, como un vuelo de aves migratorias (18:52:45).

martes, 12 de septiembre de 2017

12 de septiembre de 2017. Martes.
ALACRÁN

Llanto, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Saco la mano por el hueco de la ventana y compruebo que no llueve, aunque sí llueve. Es lluvia que no noto, pero está. Como las telarañas en el ángulo tenebroso entre dos paredes. Como las polillas que, en un silencio de sepulcro, mastican y agujerean los libros. Llueve barro, desidia, odio. Sobre la tierra. Sobre España. Como un alacrán que inyectara veneno sin descanso, Diario, como un alacrán delirantemente rabioso (19:14:37).

domingo, 10 de septiembre de 2017

10 de septiembre de 2017. Domingo.
ALFABETIZACIÓN

Enseñando a soñar, escribiendo. F: Googel

-Dibujar con letras lo que tenemos en la mente: o la alfabetización. Saber pintar letras, con sustancia de luz y ensueño dentro, como relámpagos en la mano. Es un milagro. Alfabetizar es llenar la mente y los dedos del potencial del dibujo como elemento visible del saber. El saber, que se hace oculta inquietud y potencial poder en la mente, salta al papel cuando se escribe, y así se transporta de un lado a otro en las palabras escritas, en los libros que solo miran y callan, y así hablan. Se instruye a los niños y a mayores en este arte de escribir y leer, para que, de este modo, puedan ser más libres y más humanos, y aun un poco más altos, en cultura. El escritor turco Orhan Pamuk, en su obra El libro negro, decía: «¿Qué es leer sino trazar en el silencioso cinematógrafo de nuestra mente una a una las cosas que el escritor nos describe con las letras?» Pero antes de leer, quedarse con el dibujo de las letras, como el pintor se queda con los rasgos más significados de aquello que se dispone a pintar. Una manzana, o un rostro de mujer, o los pasos de un mendigo. O la boca de un mendigo, mordiendo una manzana. O un rostro de mujer, no enrarecido con toda clase de pastiches. Dibujar cosas, en las palabras, como el pintor llena el lienzo de líneas y matices, y hermosos misterios. En el día mundial de la alfabetización, Diario, hago yo también mi dibujo de letras, pensadas y escritas, para que cualquiera que lo lea se anime: es un modo de liberar la mente y el brazo, sin complejos, y tratar así de seguir a Cervantes, que, como todo escritor, camina delante (19:42:10).

sábado, 9 de septiembre de 2017

8 de septiembre de 2017. Viernes.
TEMPLO ESTRELLADO

María y su Hijo, en Catedral de Liubliana, Eslovenia. F: FotVi

-En Jerusalén, la gracia de Dios se hizo Mujer y habitó entre nosotros. La gracia de Dios envuelta en un cuerpo de mujer, que lo embellecía, iluminando sus ojos y poniendo a tono divino los latidos de su corazón, o el templo estrellado de su vientre. Vientre en el que tenía que recostarse hecho embrión, durante nueve meses, el Hijo de Dios. Un vientre como el de cualquier madre, pero lleno de gracia. O de más gracia que ningún otro; pues cualquier vientre de mujer que es madre está lleno de gracia, por ser en él donde Dios teje la obra de orfebre de todo nuevo ser. Cincela y cincela, hasta que se forma el nuevo ser, y que, con un berrido de ser nuevo, se hace presente en el mundo, como un milagro que llora y da unas leves patadas al aire. Dios vive en el recién nacido que llora y patea, y que huele con asombro el aroma de su madre y el cantar de los ojos que le miran. Hoy, día de la Natividad de la Virgen María, Diario, celebro en este mundo de egoísmos pavorosos la heroicidad de ser madre, o de desearlo; celebro a la madre que presta su cuerpo para que la invada un ser al que llamará hijo y que, durante nueve meses, vivirá dentro de ella, recibiendo su alimento primordial y cuidadoso, asimilando el clamor de su ternura, riendo cuando ella ríe, y, llorando, si ella llora (19:00:53).

viernes, 8 de septiembre de 2017

7 de septiembre de 2017. Jueves.
PEQUEÑA ESQUIRLA

España partida, y tocando el arpa. Museo. Cartagena. F: FotVi

-Y yo que creía que una pequeña esquirla del templo de la Sagrada Familia, por lo menos, y que otro trocito de Las Ramblas o de las catedrales de Gerona y Lérida, y algo de los Pirineos catalanes, con el Valle de Arán incluido, me pertenecían, y ahora resulta que, sin contar conmigo y de tapadillo, me lo han quitado unos pocos que se llaman independistas y que son usurpadores, además, de los tesoros de Sijena, y del 3%, y de la mayoría del pueblo catalán, que creía que a él le correspondía también un poco de la Alhambra, y otro poco del Acueducto de Segovia, y algo de Sierra Nevada, con el Camino de Santiago y un largo etcétera, silabeando luz en la oscuridad, y resulta que estos sediciosos se lo han robado, sin más, como un trilero, que, con sus cubiletes y la bolita, roba en una feria, sin pudor, con mucha habilidad y poca decencia, al modo del que gana con un as que observa con regocijo desde la manga el momento de aparecer, y además, si hay alguien que lo afea, se pone flamenco y saca la pistola, con ojos de chulo de garito, y así creen atemorizar, y, a veces, lo logran, amedrentan al personal, respondiendo: este bajando la cabeza y yéndose del hemiciclo -la taberna-, con las orejas cachas y una gota de lágrima quemándole en los ojos, pero impotente ante tanta banalidad, ante tanto despotismo, y ¿qué hace la legalidad -autoridad-, o el sheriff del condado?, ponerse de perfil, o, a lo sumo, decir con cara de cabreo que «le han dado una patada a la democracia», y en las posaderas del mando, y, en el otro lado del trasero, al pueblo, que reacciona -el pueblo sencillo y verdadero, el sufrido, el que mira absorto y no acierta creer lo que sucede-, y se dice: ¡me abruma la vergüenza!, y luego calla, y, en la duda, espera, y, quizá, llore, o no, según le venga el vómito, o la desgana, o la risa por no llorar (18:43:13).

miércoles, 6 de septiembre de 2017

6 de septiembre de 2017. Miércoles.
PUNTADAS SIN HILO

La Palabra, el hilo de mi puntada. F; FotVi

-No se pueden dar puntadas sin hilo, me dicen, y, de pronto, hago un elogio al hilo de mi puntada, la palabra. La palabra, que surge cargada de rumores, de metáforas, de abstracciones. La palabra que enhebra frases, dice cosas, pone y quita altares, y, si la dejas, hasta te hace libre. ¡Qué libertad poder ser libre, con libertad de vuelo de látigo o de estrella, en las palabras! ¡Librarte de todo -incluso de ti mismo, Diario- en el látigo -estrella- de las palabras! (18:24:47).

martes, 5 de septiembre de 2017

5 de septiembre de 2017. Martes.
ALEGRÍA Y PESAR

Rastreando la alegría, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Vuelvo al mar -ayer- y me absorbe su modo de mirar, de mirarme, me reconoce y me da su mano de agua. En las Salinas de San Pedro, el flamenco, la avoceta, el cormorán, la cigüeñuela, los ánades, las gaviotas, que se agrupan para verme. Les pido que posen, y posan. Los fotografío. Y alguno, luego de la foto, se echa a volar, para celebrarlo. Las aves son muy celebrativas; después de comer, pespuntean unos cantos y luego se marcan un vuelo. Alegre, voluptuoso, y, sin embargo, respetuoso con el medio ambiente; y es que como diría Chesterton: «Hay que tener coraje para perseverar en la alegría». Coraje, y alegría, diría yo, porque si tienes coraje y te falta la alegría, se oscurece el júbilo. Por algo clamaba el poeta romántico Jhon Keats: «Bienvenida alegría, bienvenido pesar», porque, ambos, la alegría y el pesar, suelen ir frecuentemente juntos, tan cerca la una del otro, que hay veces que se confunden, y ríen juntos la misma gracia, o la misma insensatez. «Todas las naciones son España», ha dicho un líder ligeramente carismático, o modestamente eficaz. Las naciones.  Así. ¿Pero qué naciones: todas las de Europa, las otras del mundo, o solo Cataluña y quizás también el cantón de Cartagena? Es decir, la alegría y el pesar juntos, y, de vez en vez, Diario, volando, como en una celebración mágica: la de las aves que comen, cantan y luego, como en una liturgia de la felicidad, conquistan el cielo de la tarde, aleteando sueños, bellas cabriolas de vals, y viendo el mundo a vista de pájaro, que es como mejor se ve y más deleita (12:12:46)

domingo, 3 de septiembre de 2017

3 de septiembre de 2017. Domingo.
EL AMOR NIÑO

Belleza de la viejo, en el jardín. F: FotVi

-Abro los ojos y caigo en que es domingo, y me congratulo con el día luminoso que me cerca. Cercado de esplendor, de luz, y de deseos de vivir. Aun en la vejez. Y es que esta vejez nuestra es una vejez juvenil, animada, celebrativa. Con nuestros achaques, los cinco curas jubilados -por las goteras de la vida: Mario, Antonio, Juan, Ricardo y un servidor- celebramos a Dios; o el otro Joven (viejo) lleno de eternidad, que vive y concita a todos y a todo en el Amor; el amor, que siempre es joven: «la caridad nunca se acaba». (Dice San Pablo). Vivir en el amor (la caridad) es vivir en la mocedad, aunque en el cuerpo aflore lo marchito -otro tipo de belleza-, lo aparentemente prescindible, lo inevitablemente deteriorado. Agrietados, pero aún, tímidamente, servibles. Y un secreto: hoy he pido por el niño Aylan, aquel que hace dos años apareció roto en la arena de una playa, como dormido, o dormitando en la muerte. Esparcido en la arena. Lo que haría decir a Francisco Umbral: “la vida es sacrílega cuando profana al niño». La vida, no; sino los que trafican con ella, los que la manipulan, los impuros que dejan su impureza en aquello que tocan, como el que hace la guerra por hacerla, por egoísmo, el que empuña el odio para detonarlo en el otro, el que dice y hace maldades, el obsceno de mirada y corazón, el bárbaro de barbarie irracional. El niño Aylan ya es un ángel ante el rostro de Dios, que, como dice Chesterton, también es niño: «un niño rebosante de alegría y felicidad». O el Amor niño, Diario, siempre incendiado, siempre luciendo y dando calor al que ama; amor iniciándose siempre, y sin consumirse (19:01:18)

sábado, 2 de septiembre de 2017

2 de septiembre de 2017. Sábado.
LUZ DE VELA

Apenas luz, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Cuando digo hoy, ya es ayer. Y mañana todavía no ha llegado. Y entonces me pregunto ¿qué puedo hacer para detener el tiempo, para anclarlo aquí y ahora, pues se me escapa de las manos como una pastilla de jabón resbaladiza y terca, como una luz de vela que apago con los dedos? El tiempo, o esa falacia que corre, mientras tú, Diario, crees estar dentro de ella, que vas con ella, siendo así que estás al otro lado del muro, donde los muertos, donde tiembla el misterio, donde te habla la soledad más terrible y callada (19:48:26).

viernes, 1 de septiembre de 2017

1 de septiembre de 2017. Viernes.
SÓLO EL VIENTO

Nostalgia, en la playa. Mar Menor, Lopagán. F: FotVi

-Cojo un poco de tierra, abro la mano y soplo, y salta la tierra y se confunde con el viento. Luego me sacudo, miro y no queda nada. Sólo el viento. La tierra ha vuelto al lugar de donde la cogí: la tierra llama a la tierra. Como julio, como agosto: como la vida. La vida, pues, polvo, tierra, arcilla, con un poco de imaginación, de utopía, de ensoñación, que, al fin, se lleva el viento. ¿Recuerdan el primer día de julio? «¡Vacación!», gritamos. ¿Y qué decimos el treinta y uno de agosto? «¡Ufff!»: el coche, la carretera, el volver a la rutina, un sudor frío, una desgana, que apesadumbra como una almendra amarga, o como si, de improviso,  te tragaras un tenedor. (Yo, con el tenedor no lo he intentado, con la almendra, sí, y abruma su aspereza). «¡Ufff!», digo, y me dispongo a vivir septiembre con todas sus letras, de la s a la e, porque me viene un amigo, Juan, y me dice que escriba una frase que ha leído en no sé dónde y que dice así: «No se es lo que se logra, se es lo que se supera», y entonces, pensativo, me pongo y hago lo que escribo: intentar superar las nostalgias, los sorbos de frío -la cerveza- en la playa, la lectura bonancible y despreocupada, el pequeño parpadeo de soñar que uno es feliz y que esta ficción no tiene fin. «Se es lo que se supera», y en esas estoy, tratando de escapar de este espejo en el que me he mirado -la vacación- y que me tiene atrapado en su turbador azogue, y del que, Diario, intento salir, como si me llegara el agua al cuello, braceando, tratando de escapar de mí mismo (20:11:41).

miércoles, 30 de agosto de 2017

30 de agosto de 2017. Miércoles.
PESADILLAS

Visión de lluvia, desde mi balcón, en Murcia. F: FotVi

-Ayer mañana, lloviznaba sobre Murcia y salí a mojarme. Luego de la sequía viene el agua, la bendición. Con agua se bautiza y con agua se bendice. Hasta la ceniza -Miércoles de Ceniza- se bendice con agua; en la ceniza, entonces, cada gota hace un minúsculo cráter, como un pequeño campo lunar. Luego coges la ceniza y se te deshace entre los dedos, como talco o polvo de estrellas, como escarcha triturada. Bendecir es decir bien de algo, y el mejor lenguaje es el del agua, la que habla cuando corre, y calla, para abstraerse, cuando se estanca. Y lanzada por el hisopo, bendice. Y mientras llovizna, me pregunto si se puede bendecir el mal, o la estupidez, o la sinrazón. La sinrazón y la estupidez y el mal que recorren este país nuestro de lado a lado de un tiempo a esta parte. Este país nuestro de cada día, de cada instante, de cada pesadilla. Decía Borges que Chesterton era «un tejedor de pesadillas. Sus pavorosas pesadillas -laberintos infinitos, noches con miles de ojos escrutadores, árboles que devoran a los pájaros y echan plumas (…)», sugieren que «algo en el barro de su yo propendía a la pesadilla, algo secreto, ciego y central». (Rafael Narbona). O la pesadilla catalana, la pesadilla de un Gobierno paralizado, la pesadilla de la turbiedad administrativa: con apenas jueces que juzguen y sentencias que se cumplan, y un panorama de laberinto sin salida, de árboles que mastican pájaros y les crecen plumas..., o alas que no vuelan, sólo alas que aplauden o alas limpiándose una lágrima, de aturdimiento. Mientras, en la noche de ayer, como si Murcia fuera Galicia y no la Murcia del sol y la fiebre agosteña, llovió y tronó fuerte. Hoy sigue igual. Y yo, cuando te moja el sedal de la lluvia, el llanto de los cielos, las castidad sin mácula del agua, me digo: «¡Murcia, qué hermosa eres». Al tiempo que pienso en la gota que cae en la ceniza y la remueve, y, dándole una nueva dimensión, la revitaliza, la hace cosa sagrada. Ay, si los laberintos se hicieran sendas rectas, y los árboles no se comieran a los pájaros, y solo -y con ternura de árbol- los dejaran anidar en sus ramas y luego los echaran a volar, y ser así pájaros libres, y con sus plumas intactas, sin que nadie se las robara. En la tarde, y partidas las nubes, Diario, ha vuelto a salir el sol, esplendoroso (11:48:08).

lunes, 28 de agosto de 2017

28 de agosto de 2017. Lunes.
TRIPLE LUNES

Ojos asombro, de la Virgen niña. F: FotVi

-Lunes y nublado, y final de vacaciones, o triple lunes: día de derrumbe del pesimista. El pesimista, que de ordinario ve negro, este lunes ve un borrón, que le ciega. Y con una gota de llanto -una lágrima- rodándole por la mejilla. Hasta la comisura, donde la bebe amarga. Lunes, pues, de lamentaciones para algunos; pero, para el optimista, lunes festival: la vida que sigue, se dice, y es verdad: la vida sigue hacia el futuro, en el que intentamos estar, aunque solo sea soñándolo, profetizándolo. El futuro es profecía. Mientras pensamos el futuro, estamos en el atisbo, en el que presentimos un mundo mejor, más sabio y justo, más verdad. Si de vez en vez me voy al futuro, no es para olvidarme del presente, sino para asentarme mejor en él, aunque haya ocasiones que huela a podrido. Siempre que hay odio, se agudiza el hedor, la putrefacción, el agua verde estancada. Yo, Diario, pienso el futuro, porque en él estará -aunque yo no- Candela y todos los otros niños, con sus ojos de agua, de luz, de pájaro que vuela y anida, embelleciéndolo todo. Sus ojos asombro (19:32:14).

domingo, 27 de agosto de 2017

27 de agosto de 2017. Domingo.
UN VIRUS BUENO

Flor de cactus, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Sin saber por qué, me despierto dolorido. Es una sensación de cansancio, de derrota, de infinita desgana. Pienso en las víctimas del terrorismo: o en el dolor de los que han quedado. Los muertos se lloran y se entierran a sí mismos. Los que quedan son los que se lamentan, y luego creen redimirse riendo o diciendo: «¡No tengo miedo!». Lloran y aplauden -no sé por qué-, pero destrozados por dentro, donde brilla la verdad. Me despierto dolorido, pero yo -ínfima nada, apenas un virus bueno- no me doy importancia, y salgo de mí para saciarme de domingo, para dejarme ganar por la euforia de un día soleado y, aunque caluroso, benigno y bello, como esa flor de cactus que me mira -arisco de pinchos su alrededor- en el jardín. Los cristianos lo llamamos -al domingo- día del Señor, y de la flor de cactus, y del hermano, y de todo lo que alienta, y del silencio, cuyo vacío, Diario, lo llenamos de oración, por los que lloran, por los masacrados, por los que dudamos, y, sin embargo…, seguimos (19:24:25).

sábado, 26 de agosto de 2017

26 de agosto de 2017. Sábado.
SILABEAR SILBIDOS

La Paz, brotando en el jardín. F: FotVi

-Se me niega la luz: no acierto a deletrear palabras. Al escribir, se deletrean letras, se silabean sílabas, y se dicen palabras. Como el niño que comienza a descubrir que escribir es poner letras como el cantero pone piedras en los muros de una catedral gótica. La m con la a, ma, y repetida, mamá, y así, con todas las letras, una a una, hasta construir sílabas, palabras, el poema, el relato, el ensayo, el libro. Es cuando la letra, en papel, se hace catedral, o santuario de hojas de papel, donde se oyen los sueños y el silencio de los rezos, el incendio de la vida, los latidos del aliento del mundo. La palabra, en el poema, se economiza, y, no obstante, permanece; el relato, por el contrario, con más palabras, abre puertas a la imaginación, al suspense, cuenta la vida, hasta que se desata el nudo y llega la paz esperada o simplemente desconcertante. También queda. Y, ahora, veo imágenes de la manifestación en Barcelona -No tinc for- contra el terrorismo, donde se silabean silbidos contra el Rey, y se hacen, como en el mar, señales a la independencia, con esteladas -de distinto signo- al viento. Las banderías se desatan, y dan en los ojos al Gobierno y al Rey, mientras los dirigentes catalanes -bajo el velo de su interior-se regocijan, discretamente. Y siguen clamando que no tienen miedo. Como el avestruz. Escondiendo la cabeza bajo las plumas del ala, y dejando que pase el susto, la tormenta. La tormenta que -si Dios no le remedia- se acerca en forma de desafío independentista. Entonces, Diario, llegarán los miedos y las pesadillas, y la infamia y el dolor, y las lágrimas, con miedo (20:11:06).

viernes, 25 de agosto de 2017

24 de agosto de 2017. Jueves.
JARDÍN DE INFANCIA

Paisaje, junto a la cruz de Carrascalejo. Bullas. F: FotVi

-Ayer, viajé a Barranda. Con tres amigos: Juan, Pepe y Antonio. Un jardín de la infancia; es decir, todos con achaques, salvo Juan, el conductor. O la vejez feliz y confiada. Idóneo calificativo. Volvíamos a estos parajes boscosos y fértiles, con latido, vivos. Antes de la ciudad de Mula, un paisaje lunar árido, de color blanco desabrido, como angustiado, con dunas y tajos impresionantes de margas, dejaba paso a otro de pinares, huertas y amables cumbres verdes. Paisaje con casi un grado más de humanidad, de benigna temperatura. Visitamos el Cristo del Carrascalejo, inclinada la cabeza, mirando con ojos vivos, bajo una cúpula de árboles inmensos, y un alrededor placentero, con gatos, como panteras asustadas, vigilando a los visitantes. Allí se vende vino del lugar, sin pudor. Por lo visto el Cristo atrae a bebedores del rico y animoso caldo. Pasamos por Cehegín, la bella ciudad de las calles fluctuantes, respuesta a la vieja Begastri, con arqueología de íberos, romanos y, en tiempo visigodo, con obispo y teología en concilios del siglo VII. Allí tiene familia, Juan, el conductor. En su honor. Y llegamos a Barranda, donde el sol no aúlla, solo calienta como una estufa invernal. Llegamos a casa de Juan, el hablaero de la Cope. Recibimiento episcopal, reverendísimo. Cordial. Y comida en el restaurante El Zorro, donde la carne a la brasa y la ensalada con anchoa echada encima, dulcemente desvanecida, remedian el hambre y desvanecen las ganas de comer. E incitan, además, a la pequeña siesta, con la Vuelta a España como telón de fondo, ese hermoso tostón que se oye, apenas, mientras dormitas. Concluida la dormición, volvimos por el mismo camino, sin tropiezos y con el contentamiento por nuestra parte del deber cumplido en afecto y compañerismo, y gastronómico, que la vejez, Diario, aprieta a veces, pero no ahoga (11:58:36).

martes, 22 de agosto de 2017

22 de agosto de 2017. Martes.
EL ABUELO PACO

Acecha la ira, en el Etna. Sicilia, Italia. F: Google

-Me imagino al abuelo Paco empujando el carrito de su nieto Xavi. Tres años infantiles, absortos por la visión de todo lo nuevo, sacándole efusiones al chupete, y conducidos por la mano cuidadosa y vigilante de los cincuenta y siete años del abuelo. Y con la familia como retaguardia hermosa, respirando claridad marítima. Una tarde de un jueves soleado paseando por «la Barceloneta portuaria, arrevistada, marsellesa, barcelonista, novecentista y populista de las Ramblas» (Francisco Umbral: Travesía de Barcelona). Pasear sin escolta, sin bolardos, sin macetones con geranios, sin nada que te avise que allí acecha el peligro, será muy liberal, pero terriblemente peligroso. Andar por una sociedad en guerra, sin protección, es una temeridad y un ponerse del lado de la muerte, a no ser que pase un ángel y te roce con las alas de la suerte y te salve de la inmolación. Ahora todos celebran el éxito de su gestión -el Gobierno de la Generalidad, los Mossos, la señora de la limpieza, el ujier que sube el vaso de agua a la señora Colau-, todos se miran el ombligo y han decidido que son muy listos y eficaces, sin dejarse impresionar por la muerte de Xavi y su abuelo Paco, que contemplaba la tarde con ojos de niño para luego -hecho él niño- contárselo al nieto, de tres años. Pero ¿y el antes? ¿Por qué ha sucedido todo esto? ¿Y el prevenir para evitar tener que lamentarse después? No entiendo tanta euforia, Diario, luego de contabilizar quince muertos, y, de entre ellos, el abuelo Paco y su nieto Xavi, el niño de tres años que una malhadada tarde de agosto, en las Ramblas, Barcelona, dejó de reír y llorar, dejó de vivir. No entiendo… nada (20:22:54).

lunes, 21 de agosto de 2017

21 de agosto de 2017. Lunes.
MIRADAS INDISCRETAS

Muriendo junto al mar, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Siempre ando por el mundo de incógnito, velado, con un aparente disfraz que me protege. Me protege de mí mismo. Y de miradas indiscretas. Siempre hay una mirada que, como flecha de indio invisible, te puede atravesar: en la frente, en los ojos, en el corazón. Las flechas que dan en el corazón son las que más hieren y las que, a la postre, matan. No me gusta distinguirme ni sobresalir, nado en la intimidad, pero, desde ahí, respiro a la humanidad, que viaja conmigo en el mismo vagón del tren que cogí en Molina un 24 de octubre de un año precoz, y que, si no descarrila o es atacado por los malos, intenta llegar al mismo y concluyente destino, que no es otro que el tránsito (o muerte) y su oculto, misterioso e inquietante después, donde nos espera, para unos, Diario, la Trascendencia, para otros, la nada o el no estar: o la sola y volátil y turbia ceniza, que, aventada, se lleva, con los sueños, el aire, azulando la luz del sol (19:08:05).

sábado, 19 de agosto de 2017

19 de agosto de 2017. Sábado.
TENGO MIEDO

Siempre hay una luz, en la oscuridad. T. de la Horadada. F: FotVi

-Se dicen mentiras -aunque sean dichas en una plaza pública y a gritos-, y que mucha gente admite como ciertas, bajando la cabeza e hincando las rodillas. Mentiras iconoclastas; mentiras destructoras. «¡No tenemos miedo!», dice la multitud. ¡Mentira! Yo, y tú, y el apuntador, y el gato que dormita en el sillón, tenemos miedo de esta guerra cruel e indiscriminada que ha declarado el Islam radical contra Europa. (No digo todo el Islam; sino el Islam radical). ¿Por qué hay que callar o encubrir la verdad? El héroe se hace de miedo y decisión, que a veces es osadía. El miedo no es arrugarse, ajarse, meter la cabeza bajo el ala; es, con cautela, con el sigilo del felino, dar pasos adelante y tocar, si se puede, lo imposible. Si el miedo no nos sepulta y nos oscurece la mente hasta dar con nosotros en un hoyo lleno de alimañas, el miedo nos protege, nos hace ser precavidos. Cuenta R. W. Emerson, filósofo y poeta norteamericano, que un día escuchó a alguien dar un consejo a un niño: «Haz siempre las cosas a las que les tienes miedo». Como se ve, el miedo no es paralizante; al contrario, anima a hacer lo que te espanta, porque si lo vences, has logrado vencerte a ti mismo, tus limitaciones. Yo, Diario, sí tengo miedo, no por mí, sino por el más allá que me trasciende, por los sueños que todavía no ha habido en el mundo, por las utopías que han de venir (20:26:10).