martes, 13 de marzo de 2018

12 de marzo de 2018. Lunes.
EL ÁNGEL GABRIEL

La inocencia, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Hoy le rezo al ángel Gabriel, de Níjar. Un ángel más, en el lugar donde los niños viven sin tener que defenderse de la maldad y la mortaja de la indignidad humana. Bastantes veces, el ser humano se ve amortajado en su vileza, en su descomposición moral, en sus frustraciones. Sin embargo, ahí está el niño y su inocencia; o el niño y su cercanía a la divinidad, por su inocencia: el contrapeso positivo, la luz en la oscuridad, la claridad que se adivina en el más allá del abismo, de la mugre humana que se ahoga allá abajo, donde se enredan como serpientes los demonios. Ayer nos llagaba la noticia de la muerte de Gabriel Cruz, el niño de la risa como una música de Vivaldi o un destello de su luz interior. No hay niño que no merezca un cielo, aun en la tierra. Y más cuando al reír, ríe aves del alma o lunas blancas de ensueño. El «pescaíto» -así llamaban a Gabriel: era un dibujante voraz de pescaditos- está ya en el estanque del corazón de Dios. Nadando en su misericordia, bebiendo y chapoteando en su alegría. Ya sé que este modo de contemplar la muerte, de adivinarla, puede no convencer a muchos; pero estoy seguro de que sí a su madre Patricia, que de este modo lo adivinará feliz y vivo para sus recuerdos, en el futuro. «Que lo que quede de este caso sea la fe y las buenas acciones que han salido por todos lados y han sacado lo más bonito de la gente», ha dicho la madre, «y para que no acaben en rabia». Que así sea, Diario; que se haga justicia, pero desde el amanecer de la piedad (18:29:38).

domingo, 11 de marzo de 2018

11 de marzo de 2018. Domingo.
ESCALOFRÍO

Luz en las tinieblas, en Murcia. F: FotVi

-11 de marzo de 2004. Oía la radio. Eran las 7:36. Y, casi en directo, sentí el escalofrío de la noticia: un atentado en Madrid. De las 7:36 a las 7:40. Al principio todo era confusión; luego, con el correr del día, el mundo se llenó de gris, de una ceniza espesa de miedo, de un contenido terror; y de llanto. 193 muertos y cientos de heridos, sobre las vías, en los hospitales. Hasta este extremo llegó el odio yihadista que impulsó estos atentados. Odio, que en los voluntarios para calmar el sufrimiento, se convirtió en amor. Odio de unos, y amor de los más, los que ayudaban y sufrían con el sufrimiento. Los que ponían el corazón donde las manos, los ojos allí donde se lloraba, en una comunión perfecta con el dolor y la generosidad. Yo, todavía hoy, Diario, después de 13 años, sigo con la impresión de que fue ayer, y rezo, y lloro por aquellas personas que murieron sin saber por qué, de pronto, y tras sentirse rotas, en un inhumano y brutal sacrificio (18:23:56).

sábado, 10 de marzo de 2018

10 de marzo de 2018. Sábado.
VIOLENCIA DE GÉNERO

Celosía de belleza, en el jardín. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Una vez pasada la orgía, viene la calma. Y se viene descubriendo que todo no fue una fiesta; ni que la marcha por la igualdad -mejor por la equidad- no fue tan igualitaria. En algún caso, hubo más política de secta, que de género. Y de ahí los abucheos y formas totalitarias contra algunas feministas de otras tribus. Pasa casi siempre: tú vas a un concurso de precisión y, de pronto, disparas y te sale el tiro por la culata. Mientras unas gritaban «libertad», otras gritaban «fuera, fuera». O precisión del tiro en el rostro. En general, sin embargo, todo bien: hasta el volumen de los medios para hacer visible el acontecimiento, que se vio, y de qué manera. Con una salvedad: ni una nota a pie de foto para el mundo musulmán, en el que no se ve nada parecido. Y donde todo es esclavitud de la mujer, y a la que solo se le pueden adivinar los ojos tras un enramado de celosía. El burka. Y eso, sí, la fanfarria de siempre: que si «autonomía para construir identidades y sexualidades», o «escuelas con perspectiva de género», toda una homilía de progresía caduca, antigua, senil. Ah, y nada sobre Asia Bibi -cinco hijos-, que, por negar convertirse al Islam y reafirmarse en su fe cristiana, espera en el corredor de la muerte, acusada de blasfemia. Todo depende del fino hilo de la tela de araña de una sentencia del Tribunal Supremo en Pakistán. Por lo visto, Diario, eso no es violencia de género, ¿o sí lo es? (19:34:23).

jueves, 8 de marzo de 2018

8 de marzo de 2018. Jueves.
BELLEZA DE LA HUELGA

A la madre, en Murcia. F: FotVi

-Ocho de marzo y mujer. Y la igualdad, en lo más alto de la montaña del grito. Se grita desde lo alto y desciende por las laderas el clamor de la mujer sojuzgada y humillada. Me gusta que se grite esta vez. Pero no que este grito sea desvirtuado, mancillado por intereses partidistas o de ideología. Ser feminista es un modo admirable de ser; pero ser feminista ideologizada o sectaria es una crueldad de género, que repercute en la convivencia y en la paz social. Por favor, no manipulen la huelga de hoy ni el grito festivo con que se anuncia, porque sería cargarse la belleza de la huelga y la espontaneidad del grito. Yo quisiera imaginar la actitud de mi madre ante esta huelga: ¿habría parado o preferido trabajar? Seguro que antes de en la huelga, habría pensado en las necesidades de la casa, de la familia, y en sus convicciones. Y, sobre todo, no se hubiera dejado manipular. Ni en plena guerra civil, en Andújar, dejó de ir a misa, y con velo, por lo que avisaron a mi padre -que pertenecía al sindicato UGT- de que llevara cuidado, «por la actitud provocadora», dijeron, «de  tu mujer». Mi padre, asustado, vino y se lo dijo a mi madre, que, entonces, sí obedeció. Sin dejar la misa, pero prescindiendo del velo. Hoy, día de la mujer, contemplo a todas las mujeres y las veo a la altura de mi madre, y, en ella, las respeto y las amo, y les hago un altar en mi corazón, donde las celebro y evoco, y, huérfano yo, pero con fervor de hijo, las beso (18:04:05).

martes, 6 de marzo de 2018

6 de marzo de 2018. Martes.
COSAS QUE HABLAN

La Gorgona, templo de Apolo, en Dídyma. Turquía. F: FotVi

-No es lo mimo ver el mundo de abajo para arriba, que de arriba para abajo. En el primer caso, ves las cosas tan próximas, tan a tu alcance, que oyes sus latidos. En la creación, todo late, siente, se expone, y habla: tiene su lenguaje. Te hablan el pájaro, el matojo humilde y discreto, el árbol espléndido, y hasta la piedra soberbia del acantilado. Pero las piedras que mejor hablan son las de las ruinas. Ejemplo: las columnas del templo de Apolo, o la cabeza de la Gorgona, en Dídyma, Turquía, gritan grandeza, y terror. Columnas que tocan el cielo, que escapan; y la cabeza de la Medusa, que convertía en piedra a los que la miraban, tanta turbación causaba. Todo, pues, piedra que dice, que habla. Pero hay otro modo de mirar: desde arriba hacia abajo, desde donde todo es vuelo de árboles, de pájaros, o de uno mismo, que está más cerca de las cosas celestes, aunque no logre tocarlas, solo soñarlas, Diario, como una sospecha de Dios que hablara, o mejor, callara, en las cosas que hablan (18:44:22).

lunes, 5 de marzo de 2018

5 de marzo de 2018. Lunes.
OÍR LA LLUVIA

Lluvia, en el jardín. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Me conmueven y aterran las caras electrizadas y los puños en alto, aunque se trate de ancianos que, a voz en grito, piden pensiones justas. Pero gritar, ¿da más razón?, ¿convence más?, ¿intimida más? El puño en alto, ¿pega más?, ¿acompaña mejor al grito? Más eficaz -pienso yo- es un grito mudo, que rompa y agriete el aire, que irrumpa en la cólera de los volcanes, pero en las urnas. En las urnas se oyen más los gritos que en la calle, y restallan más, y castigan más. Y no hay que levantar el puño, ni vociferar con ira -el corazón peligra, ¡ah la ancianidad!-, solo basta con coger una papeleta -al modo de un papel de fumar- y depositarla, con la suavidad de una caricia, en la urna de la democracia, que, junto a otras, dará el poder a aquel que cumpla lo que promete: subir pensiones, facilitar o reducir privilegios, cantar o callar, con libertad. Entonces, no podrán hacer demagogia, confundir al anciano indefenso. Decir te doy, mientras te quitan, y escondiendo la risa. Ayer, día de lluvia, salí a pasear. Y era hermoso oír la lluvia –de gotas educadas, breves- caer sobre el paraguas, con temblor de dedos femeninos, como con miedo a dañarme. Pisaba la lluvia, y era, Diario, como pisar la alegría, darle alas al gozo. Pensaba en los campos, en la necesidad de las raíces, en el bien que es la lluvia pacífica, sin ruido de sables, civilizada, y me congratulaba: como me felicitaré el día que hagan justicia al anciano (18:49:51).

sábado, 3 de marzo de 2018

3 de marzo de 2018. Sábado.
OIRÁS UN ALELUYA

Aleluya en el cielo. Murcia. F: FotVi

-Sábado, o el salto con pértiga que te lleva del viernes al domingo. Te acuestas viernes y te levantas sábado, y luego, domingo, y así todo el tiempo. Un poco monótono, de pesadilla, la verdad. No adelantamos nada, es el tiempo el que pasa por encima de nuestra vidas; tiempo, que, a su vez, es espejismo. ¿Cómo tocar o atrapar el tiempo? Mañana, pues, domingo; y de cuaresma: o la larga vigilia hasta la pascua, en la que la muerte se hace vida. Tiempo en el que se hace oración, se ayuna, se da limosna: o se obsequia y homenajea a la pobreza. La limosna no se da, se recibe; porque dar es recibir. Mientras das algo tuyo, recibes a Dios que es quien te extiende la mano. Deja que te toque la mano del pobre, te estará tocando la gracia de Dios. Entonces, de la boca del necesitado, oirás un aleluya, largo y festivo. Es el aleluya que dicen en el cielo, cuando en la tierra se ha dicho amén. (San Agustín). O el amén de la limosna, que eleva al pobre y lo hace cosa divina, a la altura de Dios; y contigo, Diario, que das alcance al que de este modo es elevado en dignidad, y esplendor (18:14:18).

miércoles, 28 de febrero de 2018

28 de febrero de 2018. Miércoles.
SIN PIEDAD

La inocencia y la guerra, en el jardín. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Sale el sol y me esponjo como la tierra. Aquí, en el sureste, el sol es nuestro hermoso y dócil animal de compañía. Salvo algún día gris y ceniciento, triste, el sol nos acompaña como un lazarillo perfecto durante gran parte del año. Mientras, en Guta, Siria, sigue la guerra exterminadora de Al Assad y los rusos contra el EI o Estado Islámico. Dos monstruos, dos aberraciones. Y, en medio, el pueblo, la población civil. La guerra, en este caso, se viste de tiranía. Los civiles -niños, mujeres, ancianos- viven en el subsuelo, sin luz, sin apenas agua y sin comida. Fuera, es intensa la artillería y los bombardeos; la piedad se ha alejado de este lugar, la misericordia no se estila. Solo el afán de poder y la avaricia reinan en este país de muerte y destrucción, de antagonismos irreconciliables. Pues está la guerra y quienes la alimentan. Estos son más crueles -crueldad hipócrita, además- que los que usan las armas. Todos están manchados en el negocio obsceno de la guerra, los que la hacen y los que la ceban. Es como echar gasolina al incendio del bosque. Tú, Diario, haz lo que quieras; yo rezo; así pongo mis palabras al servicio de la paz, eludiendo a los que puedan llamarse mis enemigos, que creo no tenerlos (18:29:29).

martes, 27 de febrero de 2018

27 de febrero de 2018. Martes.
URGENCIAS

Saliendo de la noche, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Hoy, mi día empezó a las 4:30 de madrugada. No es que, inspirado, me levantara a escribir unos versos -hay veces que lo suelo hacer-, ni fue en razón de asuntos escatológicos o de pura necesidad, sino a causa de unos golpes, que luego entendí que solicitaban auxilio. Primero, entre sueños, oí el timbre; y, creyendo que soñaba, me volteé e intenté atrapar un nuevo sueño. Me relamí la saliva e hinqué la oreja en la almohada. Pero unos segundos después, sonaron unos golpes expeditivos, urgentes, en la puerta. Me levanté, y abrí. Era mi vecino de habitación, que pedía auxilio. «No podía dormir y tenía un lío en la cabeza», dijo. Y me pedía ir a urgencias al hospital cercano. Antes, se nos había unido un sacerdote joven que, al oír ruidos extraños, fue a ver qué sucedía. Y los tres, con los cuellos levantados del anorak, entramos en la noche, que nos acogió silenciosa y fría. El hospital está a unos metros, y llegamos de inmediato a él. Al sacerdote joven (Diosdado se llama), le dije que se marchara, al día siguiente le esperaban los estudios en la Universidad. El compañero enfermo no cesaba de hablar; la médico me miró y sonreímos. Resumiendo: se trataba de ansiedad aguda por no poder dormir (ni dejar dormir, añadiría yo). Después de dos horas en el hospital, le recetó unas pastillas y volvimos a la calle, donde una lluvia fina y cansada nos aguardaba. Una vez llegados a casa, yo, cansado, me acosté; mi amigo, no sé lo que haría; supongo que lo mismo. Y, ya en la cama, Diario, como un niño en brazos del deber cumplido, y olvidado del mañana, que ya se acercaba, me dormí en un santiamén. Así sea (18:36:07).

lunes, 26 de febrero de 2018

26 de febrero de 2018. Lunes.
DESGANA

Vida sobre el banco, en el jardín. En Murcia. F: FotVi

-Hoy me invade el terciopelo azul de la desgana, que no es virtud, pero sí un bostezo infinito que me impide centrarme en lo que hago. Es decir, centrarme en el punto del que parte la perspectiva; o en el instante –el aquí, el ahora- de la creación literaria. Si no te centras -te concentras-, no puedes escribir nada, ni siquiera la palabra amor, o luz, o punto, o perspectiva. O paz, o niñez, o guerra, o muerte. ¡O vida! Pero la he escrito, Diario, vida, y así me he desvestido del terciopelo azul de la desgana (desmayo, congoja) y he podido decir estas cosas, y escribirlas. ¡Ah, vida! Me he sentido liberado (18:24:38).

domingo, 25 de febrero de 2018

25 de febrero de 2018. Domingo.
CLARIDAD

Tarde de domingo, en Murcia. F: FotVi

-Todo domingo es claridad, aunque esté nublado. Es la claridad del significado, más allá de lo que sea en realidad. El domingo se valora más por lo que significa que por lo que es. El domingo es luz, acontecimiento, vida. En el domingo, todo se transfigura, y, caminando por la luz, nos movemos entre destellos, asimos llamas, tocamos inicios. ¿Por qué? No lo sé, Diario: pero tanta luz me deslumbra y no me deja ver (18:07:02).

viernes, 23 de febrero de 2018

23 de febrero de 2018. Viernes.
ME DA LA RISA

Cumplido su sueño, en el Congreso. ABC. Madrid. F: FotVi

-Y, por fin, hubo rebelión de la ancianidad. Apoyados en bastones unos y con las gargantas atrofiadas otros, gritaban, con las manos alzadas: «Menos ladrones, más pensiones». «Somos pensionistas, no terroristas». Y la policía, con una cierta calma y afabilidad, tratando de contener la avalancha. Pero llegados al Congreso, sin embargo, se paró la marcha. Quizá por el respeto que imponen los leones que custodian el edificio. Aunque en ese momento mirasen para otra lado. Es decir, se detuvo el ejército de viejecitos con grito y lágrimas, y pasos tardos. Entonces con manos temblorosas rompieron las cartas en las que el ministerio les informaba de la subida de las pensiones: un 0,25%. «Una vergüenza», decían. Y con razón. La inflación sube un 2%, y las pensiones un 0,25 %. (Contenedme: me da la risa). O sea: que vas al súper a comprar un pirulí con 0,25 céntimos y no te lo puedes llevar, porque ha subido a 2 euros la pieza. Y viejecito yo, Diario, me tengo que ir con la música a otra parte y comprarme un palillo de los dientes para mondarme el hambre, que me duele en los molares postizos. Digo (18:23:14).

miércoles, 21 de febrero de 2018

21 de febrero de 2018. Miércoles.
BEBER LA LLUVIA

Pudiera llover, en Murcia. F: FotVi

-Se entolda el día y parece que pudiera llover. O no. Pero si llueve, saldré a la calle, abriré la boca y, como un niño bebe del pecho henchido de su madre, beberé la lluvia. Me mojaré el rostro y, con los ojos abiertos, dejaré que su tinta escriba en mi corazón la palabra gracias y alegría; y, como la tierra, me dejaré regar por ella. La vida es ver, tocar, soñar, y amar lo que has visto, tocado, soñado, y la lluvia, en más o menos grado, es todo eso. La ves, la tocas, la sueñas, y terminas por amarla, como algo precioso e imprescindible caído del cielo, desde donde -como señaló Claudio Rodríguez, poeta-, siempre, Diario, nos viene la claridad (12:24:40).

martes, 20 de febrero de 2018

20 de febrero de 2018. Martes.
SOLO NOS MIRAN

Escualo en el el cielo, en Murcia. F: FotVi

-A veces es un texto lo que nos emociona, otras, una fotografía. La fotografía es más directa: es un instante, que te entra por los ojos y toca tus entrañas, haciendo pequeños espejos de agua con tus lágrimas. La fotografía cala como una lluvia lenta, como una fina aguja en la carne. Te alegra o te hiere profundamente, sin consideración sentimental alguna, sin palabras, solo con los silencios que ella alberga y que tú descifras. Toda fotografía es un silencio que ríe o llora, que da gritos. Hoy he visto en varios periódicos una fotografía de la guerra siria. Es oscura y cenicienta, desgarradoramente convulsa. La fotografía ha captado el momento en el que un obús ha caído en Guta, cerca de Damasco, y ha matado a decenas de civiles. Se ve a un grupo de sombras que, con prisa y gritos en la boca, conducen a un herido por entre los escombros y la ruina. Y en un primer plano, una persona -¿el padre?-, que, con ojos de pavor, lleva a un niño en brazos con el rostro ensangrentado. Niño que ha olvidado el llanto, y que, con el pelo alborotado, solo expresa asombro, fascinación infantil por lo que ve y oye, y que no entiende. Pero ahí está, mirando atónito. Esta vez, la guerra ha tenido piedad de él y ha sido salvado de la destrucción que la distingue y la sigue. Pero mientras, Diario, Al Assad, el tirano sirio, no da tregua a sus enemigos, que quizá piense que se hallan entre los niños que nos miran sin entender, absortos, vestidos de sangre (12:55:27).

lunes, 19 de febrero de 2018

19 de febrero de 2018. Lunes.
LUZ DIVINA

La vida, en Murcia. F: FotVi

-Abre el día y me enfrento al lunes, sin otro atuendo y estruendo que el de la vida. La vida, que camina a mi lado, Diario, como una luz divina, como un temblor sagrado (18:57:16). 

domingo, 18 de febrero de 2018

18 de febrero de 2018. Domingo.
GULAG INNUMERABLE

El beso de las rocas, cerca de Goreme, en Turquía. F: FotVi

-Y accedieron a la palabra festiva y la ofendieron. No saben digerir aquello que se les regala, la palabra, que, en sus bocas, se hace hedor, tufo. Con la palabra no se dispara, ni se empaña lo que no te atañe ni es tuyo. Se trata de creer en la palabra, no de humillarla. Que una boca defecando es como un puerco que hocica. Ha ocurrido en Santiago de Compostela. En el pregón de las fiestas del Carnaval. Un tal Carlos, que se dice gracioso, ha hecho de su boca un nido de alacranes. O sea, que se ha hecho en su misma boca. Y ha habido un alcalde -un demagogo populista, Martiño Noriega-, que le ha reído y justificado la gracieta, malsonante y blasfema, y sobre todo (ya que se trata de un humorista, dicen) sin gracia. Pues el humor que ofende, ya no es humor, sino un disparo con escopeta de doble cañón a una víctima desprevenida, que pasaba por allí. No digo lo que dicen que dijo este humorista sin humor, porque caería en su misma deposición, en su misma excreción. Solo señalaré que dijo cosas de la Virgen del Pilar y del apóstol Santiago, que no diría de su padre y menos por supuesto de su madre. Y una vez más, el alcalde populista de Santiago, echa mano de la libertad de expresión, para justificar tal necedad y borricada. Ahora, por lo visto, está de moda echar pestes (por la boca) de todo y justificarlo con lo de la libertad de expresión. ¡Ah, libertad de expresión, cuándo llegará el día en que nos dejes sin expresión y sin libertad para decir amén o aleluya, o Dios, o Santa María, o madre, o amigo, sin más! Me temo, Diario, que todos estos libertinos nos estén llevando a un callejón sin salida intelectual y estética, a un valle de lágrimas de cadenas y barrotes, a un nuevo gulag innumerable, infinito (18:45:56).

sábado, 17 de febrero de 2018

17 de febrero de 2018. Sábado.
LUJO DEL POBRE

Hablando, en su lenguaje, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me gustaría poder hablar todas las lenguas (la mía, las otras, las de más allá, todas, también las orientales, y la de los pájaros), pero al no poderlo hacer (no me llega el oído –ni la inteligencia, quizá- a tanto), trato de perfeccionar esta que me ha sido regalada y que se llama castellano; o español, para entendernos. La hablo, pero no la domino. Por eso cada día la estudio y la disecciono para conocerla y amarla, y poderla así decir, escribiéndola. Yo la recibo, y, como me la han dado, la doy. Leo y leo, y, en el leer, voy forjando mi conocimiento del idioma. Del castellano: «esta lengua de piedra y oro viejo, espada decisiva, imperio de ancho filo. Voz». (Francisco Umbral). Voz de continentes y selvas, de nobles y plebeyos, de lutos y alegrías. Es decir, universal. Pues en cualquier lugar del mundo salta, de pronto, la chispa hermosa y comunicativa de una palabra en español, de una astilla de nuestra sabiduría, de un latido de nuestro corazón gramatical y enciclopédico. Hoy, sin embargo, no es, en España, idioma castellano todo lo que florece. Se margina en comunidades como Cataluña, País Vasco; y menos, en Galicia, Valencia, Baleares. Sin que nadie enrojezca. Y con la dejadez de un gobierno central, que, con los ojos velados, mira para otro lado. O no mira. Umbral llama al castellano «lujo del pobre», y lo es en las comunidades donde solo los hijos de los poderosos –políticos, banqueros, acaudalados, y aun algún eclesiástico-, pueden estudiarlo en colegios de alto rango y prosopopeya. El pobre se queda con las pequeñas lenguas, atractivas, seductoras, pero limitadas al clan o al terruño, a la casa sin ventanas al exterior. Lenguas ópalo, u ombligos del mundo. Estudiar castellano (español) en Cataluña (y otras), Diario, es como tratar de encontrar un pajal en una aguja, o el silencio en un concierto de rock. ¿Imposible? Pues eso: imposible (18:15:07).

jueves, 15 de febrero de 2018

15 de febrero de 2018. Jueves.
OÍR EL SILENCIO

Interior iluminado, en Tallín. Estonia. F: FotVi

-La iglesia, ayer, se vistió de morado y humilló la cabeza para recibir la ceniza. En forma de cruz. La ceniza, o la síntesis de lo que fue y ahora no es. O un poco de polvo entre los dedos. Una mota gris, inquietante, sobria. Y, con la ceniza en la frente, se dejó oír el silencio. El silencio, o el poderse escuchar uno así mismo, en su pequeña paisaje íntimo, en su interior, donde se dicen las verdades y se arruinan las mentiras. Donde no hay rincón donde esconderte de tu propia mirada. Allí está el espejo de tu conciencia delatándote, diciéndote lo que eres, no admitiendo guiños mentirosos, ni argucias falsas. Te miras en el espejo de tu intimidad y bajas los ojos: ahí no hay lugar para la farsa, ni para el guiñol de feria. «Es tiempo de silencio» -dijo el Papa Francisco-; es tiempo de rechazar «la necesidad de ser visto por todos, de estar continuamente en cartelera, que hace olvidar el valor de la intimidad y del recogimiento». Recogerte, o situarte, Diario, en el punto en que eres tú, sin desviaciones, aun manchado o iluminado. Recogerte y mirarte, y decirte, totalmente tú (18:50:03)

miércoles, 14 de febrero de 2018

14 de febrero de 2018. Martes.
LOS CAMINOS DEL VIENTO

Una florecilla, en las cuevas de Postojna, Eslovenia. F: FotVi

-Ayer, día de la radio, o día de los caminos del viento, por donde corren, subidas a las ondas hertzianas, las noticias. Un micrófono, las ondas, la música, una voz, esto es la radio. Un Ulises subido a una barcaza de ensueños, donde se narra y  se vive lo que sucede. Todo esto cabe en un transistor de veinte euros. Recuerdo en el seminario cuando nos hacíamos con una radio de galena –estaban prohibidos el periódico y la radio- y oíamos, bajo las sábanas, en la cama, toda la vida que bullía fuera de aquellas enclaustradas paredes. Vida esta que se resumía en noticias, música, concursos, ilusiones. Ah, y en discos dedicados. Nada más estrenado de cura, y ayudado por unos feligreses, montamos una emisora en Pliego, mi primer destino, e hicimos milagros con aquella pequeña caja llena de lámparas y cables -ocho mil pesetas costó-, y que podía oírse a unos quince kilómetros. En el control, mi hermano Javier (doce años), y como locutores, chicos y chicas de Acción Católica del pueblo. Hicimos una hermosa historia. Luego, salté a Radio Nacional, y allí todo fue una perfecta y engrasada máquina de dar (e inventar) noticias, que se alargaban por las ondas, siempre que estas fueran digeribles para el régimen. El supremo jefe era el director, al que todos debíamos respeto y desobediencia. Él no estaba en la salsa de la composición y salida al aire de todos los programas ni de todas las opiniones. Con todo, fue una época asombrosa de creatividad y regocijo, de trabajo y amistad. Todas las mañanas, a las siete, se oída al padre Vicente -un servidor- exponer su reflexión sobre los temas más diversos, y así preparar el cuerpo -y el alma, alguna vez- para el nuevo día que empezaba a caminar. Fueron años de luz y amistad; de palabras echadas al viento, Diario, para que, como el rocío, cayeran allí donde más falta (o menos daño) hicieran, y donde pudieran dar fruto, aunque solo fuera una florecilla de color rosado, en el campo de la vida  (11:28:31).

lunes, 12 de febrero de 2018

12 de febrero de 2018. Lunes.
CARNAVAL

Plumaje de loro, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Y llegó el carnaval, o el rebelarse civilizado. Es tiempo de permisividad, y en él brillan el disfraz y la chirigota. O la gracia intencionadamente amanerada (o no) y sin pelos en la lengua. Desde su origen pagano -saturnales, bacanales, lupercales-, hasta nuestros días. Todo proviene del carnem-levare (o abandonar la carne), el mandato de la Iglesia en el que se prohibía comer carne los viernes de cuaresma. Así surgió la batalla entre don Carnal y doña Cuaresma, o entre el desmadre del descaro y el ejército más devoto de la religiosidad. En carnaval, todo es objeto de rechifla y escarnio: desde la política a la clerecía, con la máscara y el disimulo como carta de presentación. En estos tiempos, don Carnal ha podido con doña Cuaresma, y así como uno sale a la calle y lo aclama con cólera festiva, con mojigangas ebrias; la otra se recoge en las iglesias y lo celebra con la paz de la liturgia y el clamor del silencio de la meditación. En uno, Diario, prevalece la bulla, el cisco, el fragor; en otro, la paz, Bach, la muerte, la resurrección. ¿Cuál escojo? (18:29:45).

domingo, 11 de febrero de 2018

11 de febrero de 2018. Domingo.
SU PERLA INTERIOR

El corazón del jardín, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Domingo y pascua, o día de avivar la llama. Quedan las cenizas y el ascua, que, al soplarle, se incendia. Como una ostra que, al abrirla, destilara luz, fuego, claridad, su perla interior. El domingo se vuelve a incendiar el ascua, y se aviva el amor, en la liturgia. Jesús toca a un leproso y lo cura, nos dice el evangelio. Jesús, para salvar a una persona, hace lo prohibido: tocar la impureza oficial, ir contra la ley de Moisés. Se puede, y se debe. La persona hace la ley, y no la ley a la persona. Decía la ley: «El que haya sido declarado enfermo de lepra, andará harapiento y despeinado, y gritará: ¡Impuro, impuro!». (Lev. 13, 44-46). Y gritaba para que nadie se acercara a él, por prevención. El miedo, como escudo contra lo viciado, lo fétido, lo maloliente. Sin embargo Jesús se salta esta norma de higiene y de descarte y toca al leproso, y le da la salud. Y desde entonces el enfermo (o la enfermedad) es cosa sagrada, por haber sido tocado por Dios. Por el Dios que se hizo hombre, para así, Diario, poder sentir compasión, y contemplar el mal y llorar, y tocar, y, con el calor de su mano, sanar (17:55:14).

sábado, 10 de febrero de 2018

10 de febrero de 2018. Sábado.
GUERRA DE ABECEDARIO

Mujer leyendo, de Zacarías Cerezo.

-La guerra de los géneros en el lenguaje. O la guerra en general de ésta contra aquel y de aquel contra la otra. En el hombre, desde que nace, todo es guerra. Unas veces se la llama cruzada y otras de ideal, o de religión, o de ideología, pero nunca por su nombre más expresivo y correcto: estrago. Ruina. Fiasco. O, en este otro caso, ridículo. Cuando los ricos se hacen la guerra, decía Sartre, son los pobres los que mueren. Pero yo diría que las guerras son dividendos para los ricos y delirio inocente para los pobres. Y en la guerra de los géneros ¿quién pierde? Quien nada gana es el ignorante, el simple, el aprendiz de libre, el tonto útil. La guerra de los géneros es la guerra del abecedario, donde, como puntas de sílex, se disparan letras. Sobre todo la a contra la o, por ser definitorias, en general, de lo uno y de la otra, del esto y del aquella, del ser y no ser. Sin embargo, compruebo que no hay más libertad en la a que en la zeta. Ni más femenino. Ni más poesía. Si digo amor, lo estoy diciendo en masculino y femenino, y en donación y ensueño, y en plegaria y encuentro, y en cortejo y ágape. de igual modo que si digo libertad, o luz, o claridad. ¿Guerra de los géneros o guerra de intereses? Más bien, Diario, guerra de pose, de afectación, de doblez con cara de inocencia, de engaño: o de estupidez ilustrada (11:17:01).

viernes, 9 de febrero de 2018

9 de febrero de 2018. Viernes.
CUATRO DÍAS

Sol sin furia, en el cielo. F: FotVi

-Sol y frío intenso, en las calles, y en la pobreza. El sol luce para todos; pero menos para la pobreza. El sol brilla, aunque apenas calienta: es una ilusión de manta sin hechura de manta. El sol calienta, si vas tapado, si no, te hiela como un cubito en verano. He estado cuatro días fuera: una avería de la computadora. Y tú, Diario, te has resentido: sé que me has echado de menos, como una manzana echa de menos a unos dientes que la muerdan: es la caricia que espera, y más si es -en la paraíso- la manzana de la tentación (18:43:42).

lunes, 5 de febrero de 2018


5 de febrero de 2018. Lunes.

ALGO TURBADOR

¿Piensan los árboles?, en Murcia. F: FotVi

-Sigue el frío y siguen resfriados los árboles; yo oigo sus lamentos, y percibo sus charlas con los pájaros; charlas, que estos atienden un momento, para irse luego, a volar. A soñar volando. ¿Sueñan los árboles? ¿Piensan los pájaros? Son preguntas que me hago cada vez que miro (o descubro que me mira) un árbol o un pájaro. Y, entonces, pensando estas cosas de ellos, los respeto, y los trato con deferencia. Y les hablo, y, por si alguno me da respuestas, los escucho. (Secreto: me las dan, respuestas). Pero estando en estas consideraciones, leo algo turbador: una niña de tres días que vuelve a nacer en la puerta de una iglesia. Su madre la ha abandonado allí -«En uno de los lugares más cálidos que pueden encontrar los que nada tienen», señala el periodista-, con cuidado y un cierto amor. No con todo el amor de una madre; pero sí con un cierto amor de madre. ¿Quién sabe de los problemas de esta madre? La ternura, al fin, vence a la maledicencia. No juzgues y no serás juzgado, se lee en la Escritura. La pequeña se llama María Milagros –consta en un papelito dejado entre sus ropas-, y gorjea el milagro de vivir. Todo lo pequeño emociona, enternece; y más, si se trata de una niña de tres días, Diario, que ni habla ni pide, solo –agitando manos y pies- canturrea que vive (18:27:52).