13 de septiembre de
2018. Jueves.
POR
FAVOR
Incendio, en el cielo de Murcia. F: FotVi |
-Toco
la política y me quemo. Arde la política, como un bosque incendiado. Y es que
la política es un tema combustible casi cada día. La política, con el tiempo,
es una decepción, de la que se pasa a la ofuscación, y de esta, a la
destrucción. La guerra; casi siempre guerra civil. La destrucción y la política
se besan, como la paz y la justicia. Dice el salmo 84: «la misericordia y la
fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan». En la política no
hay misericordia ni fidelidad, hay mentira, prevaleciendo la ficción. Dice el
apóstol Santiago que la misericordia se ríe de la ley; pero, al final, la ley predomina.
¿Hemos de tener misericordia de los políticos que incumplen la ley? También
dice Santiago: «Pues el juicio será sin misericordia para quien no practicó la
misericordia». Porque hay quien, después de condenar, cae en la misma miseria ética
y moral que condenó. O sea, cae en la ruindad o la mentira; y, en política, lo
más grave que hay, tras el hecho de enriquecerse por sendas torcidas,
deshonestas, es el mentir, sea con un máster o una tesis en tu currículo
académico. Porque si engaña en lo pequeño, ¿por qué no en lo grande y fundamental? Primero
fue una tal Cifuentes, luego un tal Casado, más tarde una tal Montón, y ahora
un tal Sánchez, que gobierna un país maravilloso y que determinados políticos han
hecho de él un lugar bronco y desabrido, irritado, plagado de banderas y lazos iconoclastas. Con
todo y como mal menor, Diario, demos un voto de confianza a la política, y
tratemos de apagar este incendio, que, si sigue, nos puede llevar a todos por
delante, por favor (18:58:23).