30 de marzo de 2019. Sábado.
CRISTOS MUTILADOS
De nuevo crucificado, en Liubliana, Eslovenia. F: FotVi |
-La profanación de iglesias católicas –leo– es un
lujo y un oficio en los últimos años en Francia. Profanar es el quehacer
diabólico y macabro de mentes enfermas por el odio y la falta de reflexión,
pequeños niñatos mayores, que sueltan sus furias contra lo más sagrado e íntimo.
Es la blasfemia hecha acción y faena en lugares sagrados y, con más saña, si
cabe, contra imágenes de cristos y formas consagradas. Las formas se
desparraman por el suelo y se pisan y se llenan de heces. Los cristos son
mutilados. Espeluzna. También los cementerios sufren este envilecimiento, esta
violación. Todo se mancilla, todo se afea. Todo es degradación. Hay quien muere
por su fe –el padre Jaques Hamel, 85 años, asesinado hace dos años por unos
seguidores del Estado Islámico, también en Francia– y quien trata de matar
también la fe por la que dan la vida tantas personas generosas y que jamás empuñan
un arma, si no es la de la paz y el amor. En este sábado gris y ventoso,
Diario, yo pido por el cese de la violencia y porque brille la luz de la armonía
y la generosidad, y la piedad (19:16:32).