6 de marzo de 2021. Sábado.
SALVACIÓN
SALVACIÓN
-Esta mañana –las 8 horas– he mirado al cielo y me ha parecido ver que
los reflejos del sol por entre las nubes dibujaban una S. Que yo he interpretado,
en el diccionario de mis símbolos, como la S de la palabra Salvación. Después
las nubes han cerrado el diccionario y han seguido su camino de ceniza y claroscuros.
Enseguida –rezaba Laudes– he pensado en el viaje del papa Francisco a Irak. «El
mismo sol –me he dicho–, iluminando el mismo día, aquí y allá». Ayer el papa visitó
en Bagdad la iglesia de Nuestra de la Salvación. Un signo. Se vislumbraba la
esperanza. La gracia y la fuerza de Dios acompañan los pasos del Papa. El Papa visita
el templo donde fueron masacrados –ejecutados– decenas de cristianos por el
terrorismo yihadista en 2010. Es la muerte indiscriminada, salvaje, de los que
utilizan la religión como ariete de odio para matar. Cuarenta y ocho de aquellos
cristianos están en proceso de ser declarados mártires de la fe. Testigos del
evangelio. «Al ir, iban llorando, / llevando la semilla; / al volver, vuelven
cantando, trayendo sus gavillas». Es el salmo del “regreso”, de la “subida”. Empujado
por la fe de los mártires, el Papa Francisco, vuelve a Irak, cantando, trayendo
el fruto de los que dieron su vida por la fe, las gavillas de la esperanza, los
haces del que aguarda. «Hostilidad, extremismo y violencia no nacen de un
espíritu religioso; son traiciones a la religión», ha señalado el Papa; la
lengua de los mártires se mueve festiva en la lengua del Papa. En su débil voz,
se ve llamear el fuego del Espíritu de Dios. El Papa ha ido a Irak, para dar «voz
al grito de los oprimidos y descartados del planeta». Espero, Diario, que no
sea solo voz que clama en el desierto, oída únicamente por la arena y los
silencios del yermo, sino voz que llegue a los poderosos y les haga reflexionar
y descubrir que la paz y el amor ennoblecen y hacen florecer la alegría y los trigales,
la paz y la exuberancia, y extraen lo más bello y celestial del ser humano
(11:50:40).