1 de enero de 2022. Sábado.
PAZ: ¿UTOPÍA?
PAZ: ¿UTOPÍA?
-Paz; así, paz: la primera palabra pensada y
escrita por mí este año: paz. Paz a ti, porque, una vez te llegue, volverá a
mí. La paz es como el amor: lo das y te enriquece, pues vuelve a ti lleno del
amor de la otra persona a la que se lo has dado. No la paz por ausencia de
guerra, sino la otra nacida donde hurga la raíz de los latidos y el beso o la
plegaria, e, incluso, la lágrima que delata la emoción. Paz a ti, mundo; o a
ti, mundo/utopía, que algún día lo serás: lugar pacífico. Mundo en la utopía,
en la paz. Paz y la otra palabra referida a la fe y dicha de María, Theotokos; eso es, Theotokos, como suena, si es que suena. En griego suena a odisea o
a oráculo de Delfos, o a tragedia, y con una significación de epopeya o
adivinanza, clásica, huidiza, ya amortizada; sin embargo Theotokos, aunque griega, es palabra litúrgica y actual. La
liturgia tiene ese don: actualiza lo que toca, aunque sea cosa aparentemente
arcaica. Toca el nacimiento de Jesús de Nazaret, y, en este tiempo nuestro
agnóstico y belicoso con la fe, lo hace presencia redentora, acción que salva,
ahora. No luego o entonces, ahora. Paz en la tierra, y la paz se hace paz en
las almas de buena voluntad. Insisto: Theotokos,
con la paz, la primera palabra que escribo en este año de 2022. En el siglo
III, al hablar de María y de su concepción, a los padres griegos se les vino a
la boca este tratado de teología: Theotokos,
o «Portadora de Dios». Y aquí está, haciéndose realidad aún en la liturgia. En
el día primero de cada año, María se hace
«Portadora de Dios». Trasvasa (portándolo en sus brazos) de un año a
otro a su hijo Jesús, el Señor. En sus manos, llegado de su vientre, lleva al
hijo que deja, con cuidado de bello acontecimiento, en el año nuevo. Del año
viejo, Diario, al nuevo, como Madre de Dios, o la que porta a Dios. Por lo que
podemos suplicar: «Madre, muéstranos a Jesús», esperando que ella, con
delicadeza de Madre, nos dé al Salvador (20:10:05).