9 de enero de 2022. Domingo.
TRES EPIFANÍAS, EN NAVIDAD
TRES EPIFANÍAS, EN NAVIDAD
-Cuando llega la Navidad, me apunto como creyente a las varias y bellas
epifanías (tres) que se van sucediendo a lo largo de los días litúrgicos, y las
vivo con el afán de abrir mucho los ojos y maravillarme. Epifanía es
manifestación, revelación. En su interior siempre está Dios, y, en ocasiones,
se deja ver: se revela Dios. Y nos asombra. El primer asombro que nos regala, y
apenas como un punto de luz, como un relámpago de niñez indefensa en brazos de
su madre, niñez que lloriquea y se agita, es su nacimiento en Belén. Nace Dios,
pero con atavíos de hombre y pañales, y un puchero de llanto en su pobreza. Cuando nace todo es noche, pero ese punto de
Luz que él es, repliega las tinieblas, y se deja ver niño indefenso, levedad
infantil. Luego esa Luz de Belén prende
en una estrella en oriente, y mueve la docta curiosidad de unos magos, que se
ponen en camino y gozan así de la segunda epifanía, la de la manifestación del
nacido a los gentiles. Los magos de oriente se arrodillan y adoran al hijo de
María. Adoran y le dejan oro, incienso y mirra. Que la escritora Ángela Vallvey
interpreta así: le regalan oro, no como a rey, dice, sino para «solventar su
pobreza», que sería mucha y con telarañas. Y yo, asombrado, lo veo más lógico. ¿Y
el incienso? Para «aliviar el mal olor del establo», que entre la mula y el
buey, y pastores y ovejas, estaría para una asepsia. Y la mirra –el detalle más
tierno de la Ángela Vallvey–: «Para vigorizar –escribe– los bracitos y las
piernas del Niño, y preservarlo de los parásitos del establo». La poesía aquí
se hace pañal, que, con el Niño, envuelve también el misterio. Y queda la tercera
epifanía. Jesús, formando cola con los pecadores, es bautizado por Juan el
Bautista en el Jordán. Y como dice San Hipólito: «La fuente inalcanzable que
nunca se agota, se sumerge en aguas pequeñas y temporales». Y se abren los
cielos y se oye la voz del Padre: «Este es mi Hijo, el amado», y el Espíritu
Santo lo crisma, y quedo confirmado como Ungido y Mesías. Es decir, enviado, Diario,
para salvar; y salvando está, dando gratis, al que lo quiera, el Amor de Dios
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