lunes, 3 de enero de 2022

3 de enero de 2022. Lunes.
HABLANDO CON LOS PÁJAROS

El pájaro, antes del canto, observa. Torre de la Horadada. F: FotVi

-La naranja del sol cuelga del árbol celeste, árbol de hojas –¿de ojos?– azules y no verdes. Es el árbol con su atavío de velos de invierno. Parco en su vestimenta, pero elegante. Y bajo esta cúpula de azul y sol, un pájaro en mi balcón canta sus rimas y extiende la belleza; no tiene garganta de canario, pero casi la alcanza. Dirigiéndose a mí, me ha dicho que está componiendo un libro de acordes, y parece que lo lleva bastante adelantado. (De vez en vez hablo con los pájaros, aunque ellos apenas me contesten, solo por señas. Yo no entiendo su lenguaje, ellos el mío sí; y así nos entendemos). Todo pájaro es un cantautor en potencia, sin guitarra, pero con himnos que dar al viento. Y los da gratis, sólo lo hace por deleite y sin razón. Se trata de embellecer sin más, como les mandó el Creador. Son como el salmista o el poeta, o el filósofo o el investigador, y el teólogo a veces, que embellecen el lenguaje y, con el lenguaje, recrean lo que dicen. El pájaro cantor hace lo mismo, recopila belleza en sus trinos y la va dejando por donde pasa: en el árbol, en la ciudad, en el mar inmenso. Así es la creación, cada cosa actúa según el papel que se le asignó. Y Dios ve diariamente, Diario, que la creación estuvo bien hecha; sólo el hombre hay veces que se sale de su papel; no olvidemos que está hecho a imagen de Dios, y el hombre, como Dios, es libre, sólo que Dios siempre es el Bien, y el ser humano, alguna vez (12:24:19).

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