domingo, 2 de enero de 2022

2 de enero de 2022. Domingo.
LABORATORIO DEL ESPÍRITU

Signo de paz, en la puerta de mi habiración. C. Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-3º C de temperatura: tanto helor en Murcia, quema. Para combatirlo me echo aliento en las manos y las froto, y, mientras me alivio, sale el sol. Rodeado de esplendor: un inmenso aro anaranjado. Con un halo, aura, de belleza inmensa, celebrativa. Y es domingo, eco de la Navidad. Y en este día, al otro lado de la Navidad, he dado gracias por la fe, «obsequio razonable» de la Sabiduría de Dios; otro modo de la Sabiduría divina plantada en mí para que irradie. En la misa hemos celebrado a Jesús como Sabiduría y Palabra del Padre, que acampó entre nosotros, pero, aunque unida al Padre, distinta de Él. Es como si Jesús Ben Sirá, autor del libro del Eclesiastés, en el siglo II a. de C, hubiera anunciado ya entonces una teología de la Trinidad de Dios. Tal es así, que la Sabiduría hace elogio de sí y se gloría en medio de su pueblo, reconociendo que «salió de la boca del Altísimo». La boca, de donde salen el beso y el madrigal, y, a veces, la maldición, pero menos. En traducción de San Jerónimo, la Sabiduría dice: «Dios me adquirió» y «me poseyó», y «desde la eternidad fui fundada…, y, cuando no existían los abismos, fui engendrada». Engendrada, concebida y dada a luz, alumbrada, pero desde la eternidad; es decir, sin un antes ni un después, y más allá del siempre o el nunca, que son el tiempo. ¿En qué consiste, pues, la Sabiduría de Dios? Ella misma lo dice: «Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y he inventado la ciencia de la reflexión». La Sabiduría es sentimiento y razón: ella ama a los que la aman, y suyos son «el consejo y la destreza». Al tiempo, que como «inteligencia» que es: «camina por la senda de la justicia y los senderos de la equidad». Ella indaga, busca y da soluciones. La Sabiduría es un laboratorio del espíritu, donde se investiga sobre lo ético y lo bello, consecuencia lo uno de lo otro, sin separarlo de lo científico y lo experimental. Esto es, Diario, lo que nos ha nacido en Belén, maravillándonos; cantemos con los ángeles el villancico del cielo: «Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor» (12:03:28).

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