25 de febrero de 2023. Sábado.
SALIR DE UNO MISMO
SALIR DE UNO MISMO
Me emociona pensar que llevo bendiciones en las manos, y siempre y a punto de saltar a los labios, amor en el corazón. Siempre que puedo, y me dejan, bendigo, y, cuando no, digo en silencio: «¡Amor!»; es decir, la otra bendición que me han regalado y que agradezco a Dios, al dador de todo amor. Amor, que unas veces aparece como ternura en las madres; otras como respeto al prójimo, y las más, como asombro en todo lo que es maravilla e infinitud, o trascendencia. La gota de agua es infinitud, al igual que el conjunto de galaxias en el universo. La gota de agua es un universo en miniatura; el firmamento, el gran prodigio resumido en una gota de agua, que late y brilla en el allá. Decía Baudelaire que el amor es el anhelo de salir de uno mismo; es decir, es el telescopio y micriscipio de la grandeza y pequeñez que descubre el latir inestable y hermoso –tormentoso a veces– de nuestro corazón. El amor no se ve, se percibe, como el aroma en la flor, que aunque no se exponga en el escaparate de la propaganda y el exhibicionismo del jardín se aprecia en su humildad. El amor es callado: se conoce por sus actos; como el amor de Dios, conocido al darse todo y en plenitud en la cruz. La cruz es el esquema, la síntesis del más grande y extenso gesto de amor habido nunca en el mundo, y que, en lo que llamamos santidad, sigue, Diario, floreciendo y dando frutos, bellos, esplendorosos (11:12:28).