1 de mayo de 2023. Lunes.
GAMBERRADAS MUSICALES
GAMBERRADAS MUSICALES
-Anteayer llegó la furia y llovió. Por fin. Las casuarinas –árboles gigantes, que hacen frontera con mi balcón– se bamboleaban por el ventarrón, como personajes fantásticos de un cuento. Me pareció que iban a echar a andar, o a volar, tanta era la fuerza del vendaval. Hacía tanto tiempo que no veía llover, que me conmovió ver y oír caer la lluvia; pero me llenó de temor su virulencia. En Murcia suele ocurrir: apenas llueve, pero hay veces que cuando lo hace, rompe moldes. La lluvia ennoblece la tierra, la llena de belleza –la florecilla que nace en el campo–, salvo alguna vez que la destruyen, construyendo otra belleza distinta: la del caos. Anoche volvió a lloviznar; apenas nada: un suspiro. Luego siguió la tabarra de las vísperas de los días festivos: los golpazos del tambor y el bombo aporreando la noche. Tambor y más tambor, y bombo, y la voz cascada del imitador de roquero que, desgarrando la paz de la ciudad, hiere la noche sin compasión. En el Recinto de la Feria, en Murcia, se celebran –con todos mis respetos– gamberradas musicales, que, sin dejar pegar un ojo hasta las 3: 30 de la madrugada, hieren la paz de la noche. El Hospital Reina Sofía está al lado, con los sufrimientos de los enfermos y familiares que les acompañan, soportando unos y otros la desfachatez del Ayuntamiento, que permite estos excesos. Hoy despierto roto de sueño, pero ilusionado, porque me veo rezando y confiado en que la noche próxima será mejor. Yo, Diario, digo con Albert Camus: «En las profundidades del infierno aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible», luminoso y positivo, con rosas que recoger y versos que escribir, frutal (12:13:27).