viernes, 7 de marzo de 2014


7 de marzo de 2014. Viernes.
FLOR ENTRE ESPINAS
 
Entre espinas, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy no escribo yo, dejaré que esta pequeña cosa llamada flor entre espinas lo haga por mí; hable y diga: «¡Vivo!», y, a pesar de las espinas que la acechan, me transmita su convulsión o estremecimiento por vivir y dejar vivir. En el milagro de la vida, Diario, dejar vivir, sin aspavientos, sin cóleras, pero con la paz de la justicia: que el sol salga para todos (19:44:31).

jueves, 6 de marzo de 2014


6 de marzo de 2014. Jueves.
LENTEJAS
 
Humildad y belleza entre raíces, como la lenteja, en el bosque. F: FotVi
 
-Hoy, en Javalí (el Viejo, tan antiguo como el recodo del río que le da nombre), he comido lentejas. En tiempos, se decía que comer lentejas era comida de pobre. Como si el estómago, ante el hambre, supiera de qué iba e hiciera remilgos, o se metiera en dengues. Madre decía que tenían hierro, y de ahí su bondad. Y a Negrín, presidente del gobierno en la segunda república, le atribuían el dicho o refrán: «Lentejas, si quieres las comes y si no, las dejas». Tal vez por eso, de estudiante, todos los días o casi todos nos daban lentejas, al mediodía y a la noche, e incluso hechas puré los sábados por la noche, por lo que llamábamos al tal mejunje la sabatina. Garbanzos y lentejas se iban turnando; pero a pesar de todo, preferíamos las lentejas, por estar limpias de invitados y más sueltas; a los garbanzos los flipaban de bicarbonato, decían que para ablandarlos, y terminaban siendo un todo confuso, de color tísico, como el engrudo. Lo comíamos, a veces, con la nariz tapada, pero lo comíamos, mandaba el hambre. A las lentejas o los garbanzos le acompañaba un minúsculo trozo de pan y una naranja, el agua podía beberse sin mesura; los domingos (el día del Señor), sin embargo, se nos daba arroz con pollo; siempre más arroz que pollo, y se podía hablar. Los días de las lentejas y los garbanzos, desde un púlpito, se nos leían historias piadosas y la vida de Isabel la Católica; con una variante: llegado don Félix, extraordinario músico, los domingos, en la cena, oíamos música clásica y, por petición de un grupo, amigo de la música española, algún pasodoble, acompañado incluso (se nos permitía) de moderados olés. Con todo, eran años felices, años de estudio y rezos, y mucho juego, y dudas, y sueños. Hasta a mí, entonces, me dio por hacer poemas. Hoy, en Javalí Viejo, las lentejas de mi sobrino Javi (de chuparse los dedos) me han traído estos recuerdos, Diario: el de madre y el del Seminario, donde dio comienzo lo que soy, que no es mucho, pero sí lo suficiente para sentirme feliz y, si volvieran aquellos tiempos, repetirlos agradecido. Rosa-rosae, la Virgen Blanca del patio, las notas del piano, que dejé en el camino, la capilla, aquel gol que hice y que no fue porque dijeron que lo había metido con la mano, las églogas de Virgilio…, recuerdos… (20:47:06).

miércoles, 5 de marzo de 2014


5 de marzo de 2014. Miércoles.
GLORIA DE LA CENIZA
 
Embellecer la belleza, en el jardín. F: FotVi
 
-Todavía llevo ceniza en la frente y en los dedos. Esta mañana he oficiado la celebración de la ceniza, ese signo que nos recuerda de dónde venimos y adónde vamos. O el gran viaje de ida y vuelta, mientras se vuela. Porque es el caso que, bien sea debido al célebre Big Bang incontenible (ciencia) o al gran Arquitecto  y Escultor divino (fe), todos venimos de la ceniza y a ella volvemos. Es decir, hoy, me digo, yo con ceniza en la frente, y pensando desde la ceniza. Y no es que yo me considere un cenicero o lugar de colillas, sino sólo y maravillosamente un poco de ceniza, de polvo, que piensa y se enamora, y sueña. (Son los vuelos de la ceniza soñadora).
 
«Serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado».
 
En las palabras, el poeta pone alas a la ciencia y sonidos de lo alto a la fe. Y ambas, la ciencia y la fe, se encuentran en el poema. Si es sorprendente que la ceniza hable, lo es más que, en el poema (en las palabras), embellezca a la misma belleza. Mirar la belleza (una flor, un ocaso, la luz de los ojos de un niño, sus enigmas) y sentirla es ya un milagro, aunque sólo sea interior; pero mirar la belleza, y decirla, es el gran milagro de la ceniza (polvo enamorado), que contempla y habla, y, en el decir, hasta sublima la belleza. Como se puede ver, Diario, Quevedo, en la palabra, dignificó la ceniza y engalanó la belleza, para gloria de la ceniza (20:15:22).

martes, 4 de marzo de 2014


4 de marzo de 2014. Martes.
LA VERDAD CALLADA
 
Fría desnudez, en el jardín. F: FotVi
 
-Suele ocurrir: el dinero vence a todo, incluso, a veces, a las más arraigadas creencias. El dinero es algo que no tiene voz pero tiene voto. Levanta y derriba imperios, y enferma democracias. Europa es una democracia herida de muerte, sin ningún valor al que agarrarse, salvo el de la economía, que así es llamado ahora el dinero. La sabiduría china afirmaba que cuando habla el dinero, la verdad calla. El dinero es sutil y repta como la serpiente, hasta que logra la picadura fatal, no en el cuerpo, sino en el alma, que es donde más rápidamente emponzoña, y mata. Si el alma se vuelve negra, con qué se blanqueará, pensaba un corrupto. Y es que se miró el alma y sintió la mirada negra, como cegada de tizne, tanto era el negror que su alma despedía. Los hay corruptos de toda clase y condición; hasta la pobreza puede corromperse, si el dinero le sonríe. El dinero desplaza dioses, incluso al Dios del amor en el que hubo un tiempo en que creía Europa. Lo ha dicho el papa Francisco: «El dios dinero está ahora en el centro y no la persona», y el dinero es el que manda y ordena; es el nuevo orden. «Y lo que no cabe en ese orden, dice el papa, se descarta». Se descarta a los niños «que sobran, que molestan, que no conviene que vengan». Y a los viejos, pobrecillos. El dios dinero no es un Dios-amor, que se da, sino un dios-interés, que recoge, creando a su alrededor sólo pobreza, tanto espiritual como de la otra. Un panorama éste, Diario, que deja helado. También lo ha dicho el Papa: «¡Helado!» ¡Brrr!, con vaho en la boca (20:42:01).

lunes, 3 de marzo de 2014


3 de marzo de 2014. Lunes.
SALÍ AIROSO DEL TRANCE
 
Veneno y belleza (baladre), en el jardín. F: FotVi
 
-Como diría San Juan de la Cruz, al final, salí airoso del trance. Fue antes de la misa, el domingo, en San Blas, y cuando abría las puertas de la iglesia. Con un vientecillo fresco, el sol iba de nube en nube, saltando y escondiéndose, jugando al escondite invernal. Yo estaba casi eufórico: me agradan estos días inciertos de invierno y pienso en los países donde nieva. Como diría Umbral: la nieve es tiempo en plumas. Recogía los saludos de los que iban llegando y saludaba yo a mi vez. De pronto, aparece un señor en bicicleta que me pregunta si soy el párroco, le digo que sí, y me dice que está en el paro, que tiene una familia que alimentar y si le puedo ayudar. Le digo que la iglesia ayuda a través de Caritas. Insiste. A estas horas, dice, está cerrada. Y pienso: es cierto. Y le digo la verdad: en ese momento no llevaba yo nada encima, ni un mal céntimo; pero no debió creerme y se lanzó al ataque, un ataque verbal, fiero, envuelto en gritos. Ataque, además, emboscado en una cierta maldad. Yo diría que llevaba el discurso preparado, y escondida la rabia. Desde ladrón y asesino, hasta violador de niños, me llamó de todo. (Es cierto que el pecado de unos pocos, suele, como el agua de la fuente, salpicar a otros; ya saben lo que se está aireando estos días: un pecado atroz de determinados religiosos que enloda a toda la iglesia; pero que la iglesia ya ha reprendido y castigado). Una anciana, Inés, le quiso ayudar; pero también se revolvió contra ella, echándole las culpas de lo que es la iglesia y la causa de que todavía exista. Reconozco que, por lo inesperado y violento del ataque, me sentí nervioso y abatido, y con un profundo malestar. Y así salí a celebrar; aunque me fui serenando. En la homilía hice una ligera mención del percance y seguí hablando de la, según Isaías, maternidad de Dios. Dios, Padre y Madre. Ya lo afirmó el santo papa Juan Pablo I, dije. Y en el momento de hablar al pan y al vino para que fueran cuerpo y sangre de Cristo, según las palabras de Jesús, todo había pasado. Y sin ser santo, pero sí consecuente con lo que predicaba, puse la otra mejilla. No sé si es la primera vez, creo que sí. Y tan es así, Diario, que pensé: si volviera, le ayudaría de cualquier manera: aunque fuera pidiendo para él. La otra mejilla. Y es que, me dije, no todo es predicar: no está mal de vez en cuando hacer aquello que se predica, y esta vez lo hice. Y me sentí, si no santo, sí feliz. Y que conste que no se trata de contar ninguna batallita, no estaría bien  (19:53:21).

domingo, 2 de marzo de 2014


2 de marzo de 2014. Domingo.
¿MADRE?
 
Maternidad, o amor afable. F: FotVi
 
-Hoy, en misa, he hablado de la maternidad de Dios. Dios es Padre, pero con hechuras de Madre. Cuando estoy con cualquier fiebre (de desamparo, de insatisfacción, de infidelidad o desconfianza por mi parte) me lo imagino Padre, que, como las madres, y con el fin de calmar las décimas de fiebre de mis dudas u ofuscaciones, de mis miedos y carencias, de mi debilidad, pone la mano en mi frente y tranquiliza mi fiebre. Quizá la fiebre sigua, pero atenuada. Es como si parte de la fiebre se fuera en la mano de Dios. Dios es amor, dice San Juan. Es decir, es todo y el único amor. Cualquier amor, pues, participa de ese amor. Pero en todo amor hay ecos, resonancias: sucede el amor, la pasión, el rapto, e inmediatamente le siguen el sosiego, la paz, el amor afable, la ternura. Dios es amor de cruz, terrible; pero también amor de padre que espera al hijo pródigo y, cuando lo ve llegar, sale al camino y lo abraza, con impulsos de madre. Dios es amor que atrae, sin asustar. Una vez más Isaías lo explica así: «Sión decía: “Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado”». Y sigue: «¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas?» Yo, sin madre ya en la tierra, Diario, me acojo a la maternidad de Dios, que, en las entrañas del bautismo, me engendró a una nueva vida y, en esa vida, a mí, su criatura, me sigue amando con amor de Madre, que abraza y nunca deja de poner su mano en la frente con fiebre de mis dudas y torpezas, incluso de mis delirios; pero sin dejar de ser Padre. Padre, pues, y Madre (20:14:19).

viernes, 28 de febrero de 2014


28 de febrero de 2014. Viernes.
TIMIDEZ CREATIVA
 
Contenida belleza, en el jardín. F: FotVi
 
-No estaría mal en alguna ocasión tratar de imitar a determinadas plantas y, de entre otras, al geranio. El geranio es generoso y humilde, como un Francisco de Asís de las plantas. Es tosco en el vestir (sus hojas son velludas y dadas a un cierto descuido), pero dadivoso en las obras: florece  casi todo el año y apenas pide nada a cambio, salvo el riego y un poco de humus o mantillo donde crecer. Es decir, la conjunción del agua y la tierra, o la belleza de lo humilde que crea. La tierra y el agua, que, en la mano, siempre escapan entre los dedos, porque lo suyo es estar donde sea posible la vida, no en la altura, sino abajo, lugar de asentamiento y de echar raíces, donde corren los ríos y se levantan los pueblos. Y, desde las edades más antiguas de la era cristiana, alrededor de un iglesia. Se hacía la iglesia y, en su entorno, como cuando se tira una piedra al agua en un lago, iba surgiendo el pueblo en círculos concéntricos, círculos unidos al punto donde, por el impacto, brotara el primer impulso de agitación, o de vida. La vida, que es movimiento, tiene su origen en la humildad; en ella todo es limo y agua; y, en el ser humano, además, soplo divino, o espíritu que piensa y habla, y crea y recrea. Toda creatividad nace, porque hay desconocimiento, en la humildad del querer saber, y del esfuerzo, otro modo de humildad activa. Se crece desde la humildad del embrión o de la raíz, desde el apenas ser hasta el esplendor de ser vida, aunque se trate de vida elemental. Nada hay tan excitante como el hecho de crear algo: una vida, un libro, el diseño de un lápiz, el bastón que ayuda a los pasos de la ancianidad, el chupete que, como golosina, suple el pezón y el olor de la madre, y ahuyenta así el llanto. Diario, me apunto a la humildad del geranio, a su timidez creativa, a su belleza monástica, o de presencia de Dios en lo mínimo (19:00:34).

jueves, 27 de febrero de 2014


27 de febrero de 2014. Jueves.
LUZ
 
Luz a contraluz, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy toca barbería; es decir, cortarme el pelo. Para que no me quede un solo pelo de tonto, me he dicho. Y he sonreído. Sin embargo, se puede ser listo y tener una frondosa y casi selvática cabellera; y tonto, y estar calvo como una piedra rodada o bola de billar. Del calvo se suele decir: no tiene un pelo de tonto; pero puede que, sin un solo pelo, sea tonto por dentro, y, en vez de en el pelo, se le detecte la estulticia en los ojos (donde se aparece el alma) o en las manos (donde aquella habla). Entre los calvos más famosos y que no tenían un pelo de tontos están Ghandi, libertador de su pueblo, Darwin, teórico de la evolución, o Edison, que metió la luz en una bombilla e iluminó la noche; sólo que antes que las bombillas de Edison fueron las luciérnagas y las estrellas, y los ojos de un recién nacido, que, al abrirlos por vez primera, Diario, dan luz a la misma luz, asombrándola (20:54:00).

miércoles, 26 de febrero de 2014


26 de febrero de 2014. Miércoles.
DE LECHUZAS
 
Mirada de desafío, antes del silbo. F: Stevie B
 
-El miedo se me cogía al estómago y hasta me impedía correr. Era una leyenda, pero yo, niño (seis o siete años), no lo sabía. Lo hermoso de ser niño es que se cree en las leyendas y se hacen vida en uno, como el juego o las preguntas. Yo vivía en la calle Honda, a unos pasos de la plaza de la Iglesia, en Molina, plaza en la que jugábamos y bebíamos el tiempo nuevo de la vida, como si nada. Se nos iba el tiempo en cada patada al balón de trapo, pero no teníamos conciencia de ello; y el juego era, con la Enciclopedia escolar, el mundo de fantasías en el que nos movíamos los niños de los años 40 del siglo pasado, fantasías, que hacían olvidar o redimirnos, mientras jugábamos y aprendíamos la Enciclopedia en la escuela, del hambre y de otras carencias. Éramos los niños de la posguerra, que, sin entrar ni salir, y sin culpa alguna por nuestra parte, nos había tocado vivir en aquella época de odios aparcados y miserias varias, no sólo sociales, sino también culturales y de convivencia. Primero fue el desmadre fratricida de las dos Españas, las que helaban a Machado el corazón, y luego, la escasez de casi todo. Tanto era el hambre, que nos comíamos primero la corteza y a renglón seguido los gajos de la naranja, desde luego robada; y el pan se amasaba con harina de panizo (y aun con salvado de otros cereales) y mondas de naranja desecadas al sol. En casa, entonces, apenas había nada; o en todo caso, frío y algún beso de madre, que no se prodigaba. Padre hacía remiendos (era albañil) para ir tirando y yo, de la escuela de Navillo, al juego en la plaza de la Iglesia o en la plaza Vieja, donde el mercado de los domingos. En la plaza Vieja guerreábamos, tratando de imitar a los mayores, dos bandos, con cebollas y piedras como munición; en la plaza de la Iglesia, jugábamos al balón, al marro o al pillapilla, hasta que aparecía (era una aparición) don Antonio, el párroco, y a correr se ha dicho. Le teníamos respeto; grande y con sotanas, intimidaba un poco. El miedo venía al anochecer, cuando las lechuzas. La leyenda decía que las lechuzas volaban torre abajo para beberse el aceite de la lámpara del sagrario, donde flotaban las mariposas aquellas de la pequeña llama dorada y que parpadeaba como un ojo vivo en la inmensa oscuridad de la iglesia. Bebían y volvían a la torre, a espiar y a silbar. Silbaban antes de atacar; y atacaban sobre todo a los niños que andaban solos a deshora bajo la torre. (Ahora sé que era un truco de los padres para que no saliéramos de noche).Y atacaban a los ojos, que les gustaban tanto como el aceite. Se beben los ojos, decían. Claro, así ocurría que pasabas bajo la torre, silbaba la lechuza y pies para qué te quiero. Y digo esto del miedo, por lo que he visto y oído en eso que llaman Debate del Estado de la Nación. ¡Qué miedo! Rubalcaba y Rajoy, y el resto de próceres, sin eminencia la mayoría, que hacen de lechuzas con silbo, que dicen cosas que son rebatidas al punto, cosas que no sabes si son o no son, porque para el que las dice son y para el que las rebate, no, y así, hasta la extenuación. O sea, Diario, lo dicho: para salir corriendo (20:05:08).

lunes, 24 de febrero de 2014


24 de febrero de 2014. Lunes.
EL PARAGUAS CERRADO
 
Diez gotas contadas, en el jardín. F: FotVi
 
-El invierno se ha puesto el chubasquero y ha soportado la caída de diez gotas de lluvia y la consiguiente bajada de temperaturas, algo así como un grado o dos, y ha empezado a temblar, de risa. Y yo clamo: «¡Invierno, sé invierno!» Que es un modo de decir que los inviernos en esta tierra pasan de puntillas y no echan a los insectos (hay mosquitos tigres que pican como guindillas) y engañan al almendro y al naranjo que se ponen de pronto en flor, sin advertir que aún es invierno y que sus bodas primaverales (sus blancos florales) pueden caer en cualquier helada intempestiva. En esta tierra, las heladas llegan cuando se vislumbra la Pascua Florida y se ha ido o está a punto de irse el invierno, no antes. Entretanto, los científicos no se ponen de acuerdo sobre qué fue o cómo ocurrió el Big Bang, si partió de un punto de intensidad infinita, hace 13.820 millones de años, o por el contrario hubo otro universo previo antes que éste. Eso, sí, ni un año más ni un año menos. Aunque, luego de las últimas investigaciones, parece que el Universo es 100 millones de años más viejo de lo que se creía y que pudo ser habitable inmediatamente después del “bigbangonazo”. «Todo el Universo fue una vez una incubadora para la vida», dice un tal Loeb, astrofísico de Harward. Es decir, fue un universo donde pudo surgir la vida como las burbujas en el champán, espontánea y mágicamente, y con música de vals, quizá. Un planeta rocoso con vida aquí, otro con otra vida haciéndose la competencia más allá: mi vida vale más que la tuya, o mira qué vida más bella he conseguido, se dirían, esta vez con música de sardana, más lenta y sentimental, y más suya. Parece que cada escuela de astrofísicos tiene su teoría: hasta los hay, un tal Wun-Yi-Shu, que niega que existiera el Big Bang; pero, cuidado, que existe un «fondo cósmico de microondas» que dice lo contrario, se asegura por otros. Y el final del Universo: si hay tanta masa que contenga su expansión, es posible que se contraiga (el paraguas cerrado) y acabe en el punto de donde partió, o en el Aleph de Borges. O que no exista esta masa y se expanda y se expanda hasta convertirse en «un enorme y negro vacío», con apagón definitivo de las estrellas. O, acabada la farsa, baja el telón y se apagan las candilejas, y cada cual sale, embozado en su bufanda, camino de su vida de éxito o de fracaso, de tristeza o de euforia. Leo todo esto en un informe de unos tales J.M.N y J. de J., recordando a Italo Calvino en Las Cosmicómicas, un libro excepcional de sarcasmos y ciencia-ficción, que provoca, en buena y casi lírica literatura, sonrisas y escepticismo. A todo esto, concluida mi lectura, salgo a la calle y veo a un individuo, abocado a un contenedor, buscando comida o algo que vender, mientras el Big Bang de la jactancia científica campa por sus respetos, sin ahorrar un euro en esto que llaman ciencia y que quizá lo sea, pero ciencia a la altura, no más, Diario, de la que pudieron hacer, con sólo el esplendor de su inteligencia y sin ayudas públicas, Julio Verne, Isaac Asimov, o, el más grande, Ray Bradbury, entre otros. Defiendo la investigación, pero antes defiendo la dignidad de la persona humana, que debiera estar por encima del principio del Big Bang y de su extinción, o reducción al punto o Aleph de Borges, otro que escribió ciencia y ficción desde la precariedad y el ingenio, y sin entrar en los presupuestos del Estado (20:21:03).

domingo, 23 de febrero de 2014


23 de febrero de 2014. Domingo.
FAMILIA BIEN AVENIDA, Y FESTIVA
 
Iglesia Santa Bárbara, s. XI, en Valle de Göreme. Turquía. F. FotVi
(Escavada en roca. Tiempo de persecución) 
 
-Como cada domingo, esta mañana he celebrado misa en San Blas, con el gozo de la presencia de niños, algún joven, y matrimonios de menos a más edad; es decir, una familia bien avenida, y festiva. Niños y niñas, madres y padres, abuelos y abuelas, y Dios, haciendo de lazo o nexo de unión. Dios en el centro, irradiando gracia; y los demás, entre rezos y silencios, y dudas (la fe) y certezas, y esperanzas y amor, celebrando al Señor, que habla y da de comer. Esta mañana nos ha hablado por medio del Levítico, un libro anterior a la Odisea, de Homero, y posterior al Libro de los muertos, texto funerario del Antiguo Egipto, por ejemplo. En todo caso, un libro sabio, donde se dice: «Sed santos, porque yo, vuestro Dios, soy santo»; sin discusión. Si yo soy el centro e irradio santidad, dejad que mi santidad os invada, os penetre. En este caso, Dios invita y apremia, y da razones. La razón más tajante está en que la santidad de Dios es su vida; vida que comunica en su hijo Jesucristo. Sed santos, hemos oído, y le pedimos poder serlo. Es nuestra oración. Luego San Pablo nos ha recordado que somos templos, donde habita el Espíritu de Dios; templos de columnas espirituales, más sólidas que las hechas de piedra y mármol. Templos, además, indestructibles, pues los sostiene el mismo Dios. Para concluir con el mandato de Jesús sobre el amor extremo: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Yo, en cambio, os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian». Y está todo dicho; luego, todo depende de la gracia y de nuestra voluntad de cumplir el mandato del Señor. Más tarde, hemos comido el mismo pan. Toda familia, en la mesa, come de los mismos manjares y del mismo pan. Puesta, pues, la mano, cada cual ha recibido su parte, que ha llevado a la boca, gustando así a Dios. Dios, que tiene sabor a paz, a gozo, a amor que se saborea, y, a causa de este amor, a felicidad. Plena. Nada hay igual, Diario: comer el pan de la eucaristía es distinto (20:27:10).

sábado, 22 de febrero de 2014


22 de febrero de 2014. Sábado.
QUE ASÍ SEA
 
Casi tocando lo divino, desde el jardín. F: FotVi
 
-¡Qué día!, digo, y me cae una luz fina que, como un bautismo, me unge de belleza el alma. El alma se me hace temblor, entonces, como la madera del árbol en primavera, e intenta florecer, y lo logra: florece en gozo, que trata de ser contagioso, y en felicidad, que inmediatamente trato de compartir. Hoy, Diario, ha sido un día de esos en que parece que no sucede nada y, sin embargo, sucede todo: hasta dar la sensación de estar intuyendo la trascendencia, y, al otro lado de la belleza que me asedia, casi tocando lo divino; ya sé, ya sé: ya sé que en el mundo, por culpa del ser humano y sus arrebatos de insensatez, sigue el sufrimiento y el apagón casi general de la equidad y el buen juicio, lo sé. Pero, en este día de felicidad y naturaleza propicia, pido luz y cordura para que aquellos que llevan las riendas del carruaje del mundo, acierten en la elección del camino y consigan llegar a buen puerto. Y, como diría el ángel del amén: que así sea (20:47:47).

viernes, 21 de febrero de 2014


21 de febrero de 2014. Viernes.
FLOR DE GERANIO
 
Pétalo a pétalo, en el jardín. F: FotVi
 
-Ayer se me apareció Dios, decía, y, hoy, se me ha aparecido un tal Junqueras en la COPE, lugar éste de ondas hertzianas en las que vuelan, a veces, noticias y avatares de Dios, y, como en este caso, asuntos de tipos mal encarados y revirados. Por lo de ayer, decir que Dios es amor; por lo de hoy, que Junqueras es secesión y huida hacia adelante, insensatez. Al tal Junqueras cualquier español le debe algo; Junqueras, catalán, nos da y los otros, los españoles, le quitamos. Es decir, según le he oído, él (ellos, los catalanes) nos da la mano y nosotros le rebañamos el brazo, y, caníbales nosotros, se lo comemos a mordiscos, dejando, si acaso, sólo el hueso mondo. Ser nacionalista es un modo cruel de huir de la realidad e inventar un Minotauro (español) en el laberinto catalán, para cargarse a su Teseo particular, que ya no es ateniense sino de Lloret de Mar, o sus alrededores. Yo, cuando la COPE se sale de cope (es decir, de madre) la cierro y me voy con la música a otra parte. Esta mañana, con una intolerancia rara en mí, y con hartazgo de soflamas separatistas, he cerrado la radio y me he puesto a contemplar la esplendidez de los geranios, que en todo tiempo dan flores; flores, además, que son antidepresivas y, según leo, liberan la mente de pensamientos tristes o negativos. Justo lo que a mí me convenía en ese momento de alba e inicio. Y he sentido la diferencia entre oír la radio y oír las plantas; la radio, en ocasiones, irrita y enerva (de poner nervioso); la flor, a diferencia de la radio, sosiega y gotea belleza al espíritu, como el botijo gotea humedad y alivio en los arrebatos del verano. Y, contemplando la flor del geranio, se me ha ocurrido hacer con los pétalos de una de ellas lo que los enamorados con los de la margarita: me quiere, no me quiere, románticos los ojos y el alma en vilo; hasta dar, en último de los pétalos, con la respuesta; o el «¡Me quiere!» arrebatador; o, con toda la tristeza del mundo, el «No me quiere» consternado y abatido. Pues, con una flor de geranio en la mano, Diario, me pongo a ello, y pétalo a pétalo, y el debido suspense (los quiero, no los quiero) concluyo que quiero a Cataluña y a su progenie; pero menos a algunos de sus hijos (o ahijados) desahogados y cínicos, que sólo entienden de calderilla, de diners, del dame pan y dime tonto, o así (19:18:49).

jueves, 20 de febrero de 2014


20 de febrero de 2014. Jueves.
RASGADURA EN EL AZUL
 
Visión en piedra, Catedral Murcia. F: FotVi
 
-Si yo dijera: se me ha aparecido Dios; es decir, una rasgadura en el azul del cielo apenas y ahí estaba, diciéndome: no digas que se te ha aparecido Dios, se te podría poner en entredicho, o en cuarentena intelectual, o ser acusado de sufrir melancolía. Y aun, por contagiosa, melancolía delictiva; la melancolía incita, induce a la melancolía. Sin embargo, al decir «Dios» esta mañana, Dios se me ha aparecido, en la palabra con que lo he nombrado; y, luego de decirlo, en el modo de obrar. Es complicado decir esto: se me ha aparecido Dios, y puede que suceda cada día sin saberlo. Yo digo: se me ha aparecido Dios, y tú es posible que no lo creas; yo no lo creería de ti, quizá, si tú me lo dijeras. Pero, si Dios existe, Dios puede aparecerse, y hablar si se le habla. El Libro de Isaías comienza así: «Visión que Isaías, hijo de Amós, vio»; o sea, Isaías vio a Dios y éste le habló, y escribió lo que le había dicho sobre el pecado de Israel, su perversidad. Y, en sus Oráculos sobre Judá y Jerusalén, Jeremías afirma: «Entonces alargó Dios su mano y tocó mi boca. Y me dijo: Mira que he puesto mis palabras en tu boca». Y Ezequiel: «A orillas del río Kebar, se abrió el cielo y vi visiones divinas». Es decir, Dios está, y si está, Diario, ¿por qué no poderlo ver, aunque sea en la palabra? La palabra, en sí, ya es presencia de lo que nombra o sugiere (19:49:24).

miércoles, 19 de febrero de 2014


19 de febrero de 2014. Miércoles.
COSAS, CON MINÚSCULA
 
Cosas, en el jardín. F: FotVi
 
-En esta página, yo podría ser epílogo o coda, y aun eco, de lo que se dice y se grita, sin apenas entenderse, en tertulias y comités de lo políticamente correcto, o incorrecto. ¿Escribir sobre Ceuta y Melilla?; ¿sobre el martirio de 15 subsaharianos, muertos a manos de la injusticia y el egoísmo del mal llamado primer mundo, o mundo rico, el mundo del euro-dólar-satisfecho, o del epulón descreído y zafio? ¿Escribo sobre las locuras de Ucrania y de Siria? ¿Sobre las de Irak o Venezuela? ¿De las cifras del paro?, ¿de los ataques continuos e incendiarios contra la Iglesia (incendiarios)?, ¿de los Ere en Andalucía?, ¿o de una ley de decadencia y barbarie, como es la llamada ley del aborto, etc.? Ya lo hacen las tertulias, esas insensatas representaciones de la intolerancia y del no dar nunca el brazo a torcer. Unos y otros hacen barricadas y, parapetados tras ellas, se lanzan sus cerbatanas educadas, a veces, pero siempre inclementes. Que se habla de esto, los hay de este lado; que se habla de lo otro, ahí están los del otro lado, embistiéndose todos, entre exabruptos, resoplos, y desplantes, con el cuerno bovino de la dialéctica; cuerno que, por arcaico y analfabeto, por tísico de ideas, no es brillante, pero, si se embarulla y grita, sí es eficaz. Yo escribo de cosas y de Dios; entre las cosas sobre las que escribo hay veces que cabe la política, o este o aquel personaje y su sombra (qué sombras más alargadas las de Rubalcaba y Rajoy, es un decir, y la que nos dejó Zapatero, otro decir), o aquella tragedia y su lado humano, o el rey y su cohorte, es decir, de cosas, con minúscula; y de Dios, pero éste, Diario, siempre con mayúscula (20:05:41).

martes, 18 de febrero de 2014


18 de febrero de 2014. Martes.
DUDAS
 
Existencia y contemplación, en el parque. F: FotVi
 
-A veces dudo sobre si escribir o leer; si escribo, doy, si leo, recibo. ¡Y son tan cortos los días de la vida!, reflexiono. La lectura supone enriquecer el caudal interior del manantial, su alma, su gajo fluvial, que hace posible, a flor de tierra, el borbollón del mismo; la escritura, por el contrario, es el manantial en marcha, que pule piedras, alimenta huertos, y refleja paisajes, y se va, yéndose, pero quedando. El manantial reposa, el arroyo corre; pero uno y otro son luz, y guiño de vida. Leer es alimentar de aceite la lámpara; escribir es lograr que ese aceite sea luz. Yo diría con Vargas Llosa, que aprender a leer ha sido lo más importante que me ha ocurrido en la vida. Recuerdo aún el día, allá por el año 40-41 (antes había sido la guerra), que llegué a casa y dije: «Mamá, ya sé leer», y, en el Catón, creo, hice mi primera demostración de lector todavía con torpezas y dudas. Madre me miró largo rato, luego me besó (ella que casi nunca lo hacía) y me dijo: «Vete a jugar». Me parece recordar que se limpió una lágrima. O quizá, no. No sé. Desde entonces, leo y leo, como una obsesión. Hubo un tiempo, de niño, en que leía de todo, hasta los papeles sueltos que encontraba en la calle. Hojas volanderas de periódico, páginas arrancadas de un libro (cuando hacía viento los pillaba al vuelo), y tebeos, mi pasión. En los tebeos, perfeccioné mi facultad de leer y supe lo que era meterse en mundos de aventura y fantasía, donde todo era posible, hasta penetrar en el espíritu del héroe y dar sablazos con él e incluso enamorarse (ah, Sigrid, la reina de la isla de Thule) con él. Ahora estoy en la lectura de un libro de Hegel, Poética, de la colección Austral, sobre el arte de escribir y saborear el objeto poético. Es árido, profundo, sistemático, pero esclarecedor. Y bello, sin embargo. Tras estudiar las otras artes, como la arquitectura, la escultura, la pintura y la música, Hegel estima que la poesía es la síntesis de todas las formas de belleza, y la más excelsa. Pues por medio de la palabra, dice, se puede expresar tanto lo que las otras artes expresan como lo que no. ¡La palabra! Y, con la Poética de Hegel, y en segunda tentativa, leo Rayuela, de Cortázar, que ya intenté una vez y no pude acabar. Con todo, Diario, escribo y leo, y rezo, y paseo, y cada día (quizá porque ya noto que se va acabando el tiempo) amo más las cosas que me rodean, hasta las más humildes, como la mota de polvo que quito de la mesa o del cristal de las gafas, artilugio este al que todos los días doy las gracias por ayudarme a percibir lo que hay más allá de mí mismo, o el milagro de la existencia, de la vida, aunque sea la de una roca o la de un díptero molesto (20:32:33).

lunes, 17 de febrero de 2014


17 de febrero de 2014. Lunes.
LA GRAMÁTICA EN BOCA DEL NIÑO
 
Naturaleza hablando, en el jardín. F: FotVi
 
-No hay nada más feliz y apasionante que ver llenarse la boca de un niño de palabras; son como abejas que van llenando de miel y sabiduría el panal. Primero son palabras mal dichas, con gracia de media lengua, con sólo un parecido a como se deberían decir, pero con significado; luego se ensamblan pronunciación y contenido y es, una vez ordenadas las palabras, la gramática en boca del niño. La gramática, que organiza el vocabulario y da sentido al aparente caos del diccionario. Sujeto, verbo y complemento, y se hace el lenguaje. Además de los signos con  la mirada, las manos o el mismo regurgitar sonidos inconexos, está el decir, o el hablar diciendo. Decir, o llevar el mundo y sus cosas, sus ajuares de flora y fauna, de ciencia y especulación, al otro que oye, para que haya comunión sintáctica y entendimiento con todo. Hasta que llegan los puntos y las comas, y los signos de interrogación y exclamación, los signos de la pregunta -un niño siempre pregunta, lo que da idea de su habilidad para cultivarse- y el asombro, de donde nacen la filosofía y el poema; y la ortografía de las uves y las bes, o las haches y las equis, y las jotas y las ges, o la perfección del idioma, que es una manera de perfección de uno mismo. Todo eso llega después; o sea, que con las palabras en la boca del niño, llega la Gramática, o la guía de cómo se debe de hablar, para que haya comunión de ideas y comprensión, entre el que las dice (o las escribe) y entre el que las oye (o lee). Un niño-a de 3 años con palabras en la boca es un milagro del afán del ser humano por hacerse uno con el todo; en la palabra, el mundo es y se deja decir, y una vez dicho, se hace algo vivo que habla también, inspirando. Hablan las palabras y hablan, en las palabras, las cosas nombradas. Esta vez las palabras, en boca de Candela, han ido más allá de sí mismas; al salir del cole, ha dicho: «Mami, he rezado»; y sin más: «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo», ha dicho, y ha seguido en la suyo; es decir, contando a su madre, Diario, que se había portado bien y mal a la vez (inocencia), como si tal cosa (19:42:01).  

sábado, 15 de febrero de 2014


15 de febrero de 2014. Sábado.
CHUZOS DE PUNTA
 
Viñeta lloviéndose, en ABC.
 
-Un sábado con sol que invita al descanso corporal, pero no a la tregua en la tarea espiritual. Relajar el cuerpo, pero avivar el espíritu, es un magnífico ejercicio de sabia responsabilidad. Es el ejercicio del ave que vuela, en el que unas veces agita las alas y en otras planea, haciendo del vuelo una obra de arte y eficacia, evitando así la rutina y el cansancio, y el no caerse en mitad del vuelo. En casi media España todo es lluvia y viento, malas lluvias y peores vientos, los vientos y las lluvias del desastre. Y sin querer señalar, es como si nos hubiera mirado un dios tuerto y mequetrefe (quizá político, o carca o progre, y aun nacionalista lírico sin lira) de mala uva. Hasta en Canarias (donde Candela), diluvia, nieva y hay látigos de viento. Sin embargo, aquí, en el Sureste, donde cabe la Murcia del mar y la costa, sol y azul en el cielo, con alguna nubecilla vestida de cendales y calzada de zapatillas de ballet, que pasa de puntillas. Aquí, pidiendo el agua, y por ahí ahogándose; yo, Diario, en mi tregua espiritual, rezo para que llueva aquí y pare donde ya no es lluvia lo que cae sino diluvio, y con chuzos de punta. Oh, Diario, reza conmigo y pide al Señor que nos caiga una ración de lluvia de la que por ahí salta puentes y arrastra casas, y que, con el viento, pone los paraguas del revés, paraguas que vibran y se deshacen entre estertores, varillas sueltas y tela rota, y desánimo y risa en quien no puede dominarlo. Piedad para aquéllos, y un poco de lluvia, sólo un poco, para éstos, por favor (20:27:22).

viernes, 14 de febrero de 2014


14 de febrero de 2014. Viernes.
IRÉ A VIVIR A GANÍMEDES
 
Hacia Ganímedes. F: USGS
 
-Cuando sea mayor, es decir, cuando tenga quizá unos miles de millones de años más, y el poder adquisitivo suficiente (ha siglos que empecé el terrible ejercicio -céntimo a céntimo, monedita a monedita- de ahorrar) me iré a vivir a Ganímedes. Los científicos, esos seres que parten el bacalao de lo que es o debe ser, de lo que está más acá de allá o más allá de acá, de lo que es bondad o delirio de maldad, etcétera, han descubierto, tras infinitos años de estudio y paciencia, y de dólares USA y de los otros, de todos los otros, aun de los que se quitan al hambre, etcétera, que Ganímedes, la luna más grande del planeta Júpiter y de todo el sistema solar, podría ser habitable y aun estar habitada. Es posible que hasta haya carritos de helado para los veranos, pues, aunque más cortos y suaves que los nuestros, son sin embargo veranos, y por tanto propicios para tomar baños de sol, mientras se da cuenta de una bola de vainilla en cucurucho de galleta. Avanzan esta noticia un grupo de investigadores de la Universidad de Brown, que han descubierto que en esta luna pudiera haber un océano subterráneo; es decir, que de lo anteriormente dicho, nada: no hay posibilidad de tomar baños de sol, a no ser que se haga aflorar el agua y se construya una piscina municipal, que algún alcalde lleve en su programa como revulsivo en unas elecciones. Pero puede que todo sea como lo del sabio Stephen Hawking, que descubrió los agujeros u hoyos negros (una región del espacio en cuyo interior existe una concentración de masa tal, que engendra un campo gravitatorio capaz de tragarse cualquier partícula material, incluso la luz) y ahora se deja caer con que no existen. No existen los agujeros negros, qué alivio. A lo mejor, Diario, él que negaba la existencia de Dios, acabe por desvelar que lo ha hallado en un evangelio perdido en el espacio y camino de Ganímedes; en esta ciencia del «se supone» o «del parece ser», todo es viable, hasta poder dar con el asteroide B 612, donde vivía un príncipe que, no obstante ser niño, hablaba filosofando y ponía en solfa a los mayores, seres muy extraños (20:44:10).

jueves, 13 de febrero de 2014


13 de febrero de 2014. Jueves.
COSAS CORTITAS
 
Me vi hoja, en el suelo del jardín. F: FotVi
 
-Estoy en un libro que titulo Cuentos breves de usar y tirar (o de tirar antes de usar), y en el que, haciendo de Monterroso (no de imitador, sino del mismo Monterroso), voy recopilando cosas cortitas que se me ocurren y que quieren ser cuentos, o parecerlo, y quizá sólo sean excusas para, con Borges y otros, como Javier Tomeo, hacer de la brevedad el otro lado luminoso y no oscuro del tocho (o libraco infecto de seiscientas a mil páginas) y que, pretendiendo decir mucho, apenas dice nada, y que es pretexto, sin embargo, para aparentar que se es intelectual y lector asiduo en el tren, en el avión, a la hora del desayuno e incluso del esfuerzo intestinal en el retrete, con perdón, de tal modo engancha, se dice; claro, que de tal modo engancha que acaba por dormir a un muerto. Pues éste es mi cuento breve (que quizá sea bueno…, o que quizá, no), que lleva por título El invierno, y que dice así:

Vi caer unos copos de nieve y las últimas hojas del álamo; era claro que el otoño tocaba a su fin. Bostecé y me sentí caer yo también; al poco, me vi en el suelo copo de nieve y hoja de álamo, y entonces supe que yo era el invierno; y tuve frío, mucho frío; y no me sentía las manos
 
Diario, ¿a que no está mal, a pesar de ser tan cortito? Claro, que no vale como lectura de Madrid a Praga, o ya en Praga, del aeropuerto al WC del hotel, digo (19:50:02).