27 de febrero de 2014. Jueves.
LUZ
Luz a contraluz, en el jardín. F: FotVi |
-Hoy toca barbería; es decir, cortarme el pelo. Para que no me quede un solo
pelo de tonto, me he dicho. Y he sonreído. Sin embargo, se puede ser listo y
tener una frondosa y casi selvática cabellera; y tonto, y estar calvo como una
piedra rodada o bola de billar. Del calvo se suele decir: no tiene un pelo de
tonto; pero puede que, sin un solo pelo, sea tonto por dentro, y, en vez de en
el pelo, se le detecte la estulticia en los ojos (donde se aparece el alma) o en
las manos (donde aquella habla). Entre los calvos más famosos y que no tenían
un pelo de tontos están Ghandi, libertador de su pueblo, Darwin, teórico de la
evolución, o Edison, que metió la luz en una bombilla e iluminó la noche; sólo
que antes que las bombillas de Edison fueron las luciérnagas y las estrellas, y
los ojos de un recién nacido, que, al abrirlos por vez primera, Diario, dan luz
a la misma luz, asombrándola (20:54:00).
Qué bonito le ha salido, sin pretensiones, ni máculas que distorsionen lo dicho, tal cual, bello e inmaculado. Me gusta. Un fuerte abrazo. Amigo -perdona por el atrevimiento- buen fin de semana.
ResponderEliminarGracias, Paco. Y perdonado. Recuerdos.
EliminarPara mí queda que esta sociedad da gran importancia a lo cabelludo. A los que tenemos la cabeza nívea nos llama la atención las nuevas y reaccionarias formas de lucir la cabellera. Es difícil inventar ya más novedades que añadir a las cabezas rapadas, semirrapadas, crestas de gallo, caballones, puentes de izquierda a derecha. Y todos estos estilismos bien pudieran ser obstáculos que ponemos al cráneo para que no se fuguen del cerebelo las ideas que nos guían y que no queremos perder. Los calvos tienen la cabeza recubierta de una piel especial y, cuando quieren, dejan fluir maravillas que nos dejan tontos de admiración a los demás que tenemos pelo o la cabeza monda. Saludos, Vicente
ResponderEliminarTienes razón, amigo José María. El cabello es una ilusión, está y de pronto se esfuma, y nada tiene que ver con la inteligencia. ¡Qué calvos los que nombro en el articulillo! Y otros, como Churchill, etcétera. La calvicie es, a veces, un don de la edad. Lo importante es ser calvo y poder contarlo. Saludos.
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