jueves, 10 de octubre de 2019

10 de octubre de 2019. Jueves.
JUEGOS DE LETRAS

Juego de pétalos, una flor. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ayer volví a Torre de la Horadada, en la que viví nueve años. Cuando conduzco lo hago con meditación y alevosía, no vayan a decir que un viejo, conduciendo, ha hecho esta o aquella tropelía. No me apetece verme viejo, ni aun conduciendo. O menos, conduciendo. Si eres joven, se te permite casi todo; pero si eres viejo, todo se te toma en cuenta y te condena: más un desliz en la carretera. Si un joven bebe y conduce, lo multan y le quitan puntos, y ahí queda la cosa; pero si un viejo conduce sin beber y tiene un accidente, sin preguntar qué le ha ocurrido, le roban la honorabilidad y lo echan al contenedor de las pilas gastadas. Y no es justo. Se puede llegar a la vejez con la luminosidad y el fervor por aprender de la juventud más ilustre y viva. Ya dijo la física y escritora Rosalyn Yalow, que mientras te sepas aprendiendo, no eres viejo. Aprender, o abrir las ventanas de la mente y permitir que entren los sueños, y que allí aniden y luego vuelen, y, en el aire, hagan juegos de letras que digan amor, o soledad, o simplemente humanidad. O que un día lloren y, en el desastre del llanto, de pronto se les escape la palabra Dios, como un suspiro desgarrado, y Dios, entonces, Diario, habite en la palabra, y se quede en ella consolando a la vejez, redimiéndola, elevándola (18:01:35).

martes, 8 de octubre de 2019

8 de octubre de 2019. Martes.
PESADILLA

Vigilante de la noche, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Estoy buscando un título para mi nuevo libro de poemas. Como la polilla, doy vueltas alrededor de la llama y noto que me quemo, pero no doy con las palabras que definan lo que hay dentro del misterio de paz y sombras –destellos y aleteos, voces y silencios– que es un libro. Llevo más tres años escribiendo el libro y dándole vueltas al título, sin conseguirlo. Esta búsqueda, a veces, se convierte en pesadilla. Una pesadilla que supero durmiéndome. Porque mi pesadilla no es pesadilla nocturna, con lechuzas y cuchillos que te persiguen sin alcanzarte, sino pesadilla de sol a sol que lucha con las palabras para que digan lo que el libro intenta expresar en su interior. Que digan o que se aproximen, pues hay veces que las palabras son esquivas y no dicen lo que tú quieres que digan, o sufres. Yo, Diario, como el arqueólogo, sigo buscando, con fe, sin desfallecer, removiendo palabras, hasta dar con el tesoro de lo escondido (19:17:42).

lunes, 7 de octubre de 2019

7 de octubre de 2019. Lunes.
ROSAS EN LA PALABRAS

Rosario o rosaleda, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Echo la vista a atrás y veo a mi madre, ya anciana, con el rosario entre los dedos y caídas las manos en el regazo. Como adormilada, pero moviendo los labios, musitando la oración. Una oración que le nacía en las entrañas, se hacía susurro en los labios y saltaba hasta Dios, en el que se convertía en amorosa insistencia. De vez en cuando acompañaba, como una cuenta más del rosario, una lágrima a esta oración persistente y bellamente monótona. El rezo del Rosario es el «¡Te quiero!», «¡Te quiero!», pertinaz y luminoso, de una persona enamorada a otra, que se deja alabar y celebrar, y corresponder en el amor. Hoy, con la Virgen del Rosario, recuerdo a mi madre, postrada y apoyada en el rosario, como en el bastón que la fortalecía en su ancianidad. La palabra rosario nace del latín «rosarium»: rosaleda. ¡Qué hermoso decir amor con rosas en la palabras! «Dios te salve, María», cincuenta veces, como cincuenta rosas hechas ramo, devoción, pertenencia. O cincuenta veces el Ángel presentándose a María, en un nueva Anunciación, o revelación. «Llena de gracia, el Señor está contigo». Contigo y con quien la dice, Diario, pues la oración es un darse recíproco entre quien reza y quien escucha, como en un embelesamiento (17:22:35).

domingo, 6 de octubre de 2019

6 de octubre de 2019. Domingo.
COSAS RARAS

Siempre hay un rayo de luz, en Murcia. F: FotVi

-Llama el domingo a mis ojos y me despierto, con un poco de frío y sueño aún. «Tac, tac», llama, y me despierto. Y puedo decir que he soñado cosas raras, cosas que no recuerdo. Y sé que eran raras, porque no las recuerdo. Aquellos domingos en los que cogía la Guzzi, y con mi hermano Javi en el asiento trasero, volábamos camino de Casas Nuevas, mi primer destino sacerdotal. El camino era una carretera sin asfaltar en la que había más baches que camino, y demasiados peligros. Eran, sin embargo, domingos felices, de despertar pronto e ilusionado, y en los que recordaba todo lo que soñaba, como un relato paralelo de mi vida con luces y sombras, pero hermoso. Ahora, no; ahora mi despertar es blanco y borroso, como una ofuscación agria y hastiada. «Serán los años», digo, y me conformo, contra los años no hay quien pueda, y sigo con la costumbre de cada día: el afeitado, la ducha, la rutina sin ton ni son, hasta que bajo a la capilla, donde rezo y cojo impulso para seguir viviendo. Es asombroso bajar a la capilla y darte con el misterio, que reanima y fortalece. El misterio, Diario: o Dios, que parece estar ahí esperando y que te comunica silencios, silencios que dan en tu vida, y que, a pesar de los años, te ilusionan, y te hacen caminar seguro, no obstante los traspiés de la vejez, y sus reveses (19:15:00).

sábado, 5 de octubre de 2019

5 de octubre de 2019. Sábado.
ARRIBA LA CABEZA

Corazón vegetal, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Visito a la enfermera Susana y, tras examinarme, me diagnostica que estoy bien; aunque yo, últimamente, sienta los años como una pesadilla, como un alud de carcomas merodeando por mis huesos. «¡Ras, ras!», las carcomas mordiendo por todas partes, tratando de derribar el edificio. Es decir: que no tan bien. Pero si la enfermera dice que estoy bien, intento creerla y seguir adelante. Salgo, pues, del Centro de Salud, elevo la barbilla y ando estirado, que es un modo de sentirse bien, como los dandis del siglo pasado, aquellos que sacaba a escena Jacinto Benavente en sus comedias de lances costumbristas. Me faltan el bombín y el bastón, y las gafas redondas a lo Strélnikov, comisario del Ejército Rojo, en la película Doctor Zhivago. Pero me cansa el andar. Como el vivir, a veces: las menos. Aunque me alienta el leer un libro o el escribir un verso: la cabeza está más alta y libre que los pies, más cerca de lo trascendente. Dice el poeta: «Estaba arriba la cabeza (…) / Arriba la cabeza, / libre, / en su lugar de vuelos, / de gaviotas y sueños, / dirigiendo el acorde en el teclado…» Dirigiendo, no postrándose, dejándose llevar por lo adverso y lo malévolo; o sea, lo triste y mutilador de la vida. Un servidor cree más en la vida que en la muerte, aunque esta llegue en el tiempo y hora en que no se espera. Y creo más en la vida, porque es el tiempo de hacer y deshacer cosas, de soñar cielos y tierras nuevas, de pisar horizontes, mientras que la muerte es solo dormición que espera o un regazo que te acoja (para el creyente) o la nada (para el nihilista). Yo, Diario, me quedo con Dios esperándome al otro lado de la muerte, como un centinela del Bien, como unos ojos que te miran (12:04:04).

jueves, 3 de octubre de 2019

3 de octubre de 2019. Jueves.
BRINCO EN EL CORAZÓN

Villancico de Navidad, como un clamor. F: FotVi

-Si en sí misma es bella la oración, con música es excelsa. Las palabras dicen, la música expresa, comunica, anuncia, es danza. La oración, con la música, se hace brinco en el corazón. Allí bailan, vuelan, se hacen melodía los sentimientos. La música, a veces, dice más que las palabras. Las palabras tienen un límite, la música es infinita, sin orilla ni afueras; es, torrencialmente, lejanía. Las palabras se detienen en su significado, la música, por el contrario, es el habla común de todos los seres vivos. La música, al ser ritmo, es regocijo, baile, liberación, festejo. Todos los pueblos han sentido y manifestado la música, y la han hecho adorno de sus fiestas, aclamación unas veces, plegaria otras. También el cristianismo. La palabra de Dios, con la música, es el esqueleto espiritual de cualquier celebración religiosa. En toda abadía del mundo, por pequeña y humilde que sea, se oyen en la noche, y al amanecer, y durante el día, y en el ocaso, las melodías gregorianas de las horas, en las que sube hasta Dios, con el incienso, la alabanza y la bendición; como una lluvia del revés. El cielo se llueve de la adoración de los hombres al Dios que ama, y que, en el amor, manifiesta su paternidad y sus entrañas de misericordia, también su fibra maternal. Por algo se suele decir, Diario, que si se reza cantando, se reza dos veces, y, además, con danza en los pies, como signo de la alegría del corazón, de donde fluyen los sentimientos más bellos (18:25:13).

miércoles, 2 de octubre de 2019

2 de octubre de 2019. Miércoles.
JUGUETES ROTOS

El coro de los Ángeles, en San Salvador de Cora. Estambul.

-Esta mañana, al ir a rezar, me he dado con los ángeles custodios: es su día, cuando la iglesia los celebra. Celebrar a los ángeles es hacer fiesta por lo que no se ve, por lo espiritual que nos roza, que nos habita, sin parecer estar. «El venía de no estar / y en aquella estancia estaba; que sin ruido de su pie, / se notaba su pisada», dice el poeta. El que a veces se manifiesten con forma corpórea se debe, dice Santo Tomás, «a la intención pedagógica» que Dios tiene para con los hombres. Y es que a veces lo invisible se hace visible para nuestra enseñanza, para que «viendo», creamos. «De la tradición bíblica, pues, nace el sentido del ángel protector, guardián y custodio». Sobre todo, de los niños. Dice Jesús: «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños, porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre». Y si ven el rostro del Padre, ven también el rostro de los niños, y sus risas, y sus lamentos, y sus sueños, y sus vidas rotas por personas sin escrúpulos, que los reducen a objeto de placer o en mano de obra barata; niños, pues, sin ángel, desvalidos, juguetes rotos desde el inicio de sus vidas, muñecos caídos en el barro y la ignominia, y el llanto. Yo pido a los ángeles custodios que cojan de la mano a estos niños y los conduzcan por caminos de luz y vida, y, sin miramientos, Diario, proscriban a los malvados que abusan de su niñez y de su inocencia, y que estos ángeles miren a los niños como el rostro de Dios y a sus maltratadores como las cenizas negras del infierno, su basura, su lepra, de la que todo el mundo huye (18:46:38).

martes, 1 de octubre de 2019

1 de octubre de 2019. Martes.
EL CUENTO DE NUNCA ACABAR

Cielo amenazante, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Amanece entoldado el día, del color del leopardo, pero sin manchas negras. Los pronósticos dicen que hoy vamos a tener más calor: 35 grados. A estas alturas, eso no es calor, eso es un fastidio, que castiga el cuerpo y el espíritu, y sin piedad. Casi a las 12 se abre el cielo y empieza a extenderse, reptando, el calor. Pero donde más calienta el sol, donde más arde, es en Cataluña, esa región española sin oriente y de destino incierto. Es un sol metafórico, que apenas toca la piel, pero que se mete en el alma y la va cociendo a fuego lento, como una vasija de terracota. Hay catalanes que son nacionalistas, pero en prosa, sin un atisbo de poesía en sus correrías y ademanes. Hoy es día de celebrar un fracaso, un chasco. El día en que, con la boca pequeña y mirando de un lado para otro, no sea que me descubran, los gerifaltes del tinglado, de la farsa, proclamaron la república, de seis minutos. Y ahí están, en la cárcel o en Waterloo, lamiéndose las heridas. Hoy, para ciertos catalanes, es el día de la desolación. Para otros y para el resto de españoles, sin embargo, el día de la intranquilidad, del tedio por el cuento de nunca acabar. Con Juan Ramón Jiménez podría decir: «Por el jardín anda el otoño», o aquello otro: «¡Qué paz! Al chopo claro viene y canta / un pájaro». Pero, no, Diario; solo diré con Manuel Azaña: «El provincianismo fatuo del independentismo», que nos quita la paz y nos hunde en la inseguridad más temeraria y deleznable, y, como única puerta de salida, el caos (18:27:31).

lunes, 30 de septiembre de 2019

30 de septiembre de 2019. Lunes.
PASO PÁGINA

Pan de Zagreb, Croacia. F: FotVi

-Me mojo el dedo en saliva, paso página y, en la siguiente, me doy con octubre. Se acaba septiembre y llega octubre, como ha sucedido tantas veces. Me digo: «El libro de la vida, que página a página va llegando a su final». O las páginas del tiempo, que regulan nuestras vidas. Aunque, al despertar, no pienso en el final, sino en el principio del nuevo amanecer. Espléndido, por demás, y caluroso. Y me dispongo a vivirlo, con el recuerdo de unos versos míos –perdón por auto citarme–, que dicen: «Os nombro / mi corazón: está a punto de segarse». (Los pájaros). Pues con mi corazón todavía trigal, despido septiembre con nostalgia y me hago octubre, mes nuevo, también trigo, siempre cosecha, y así, hasta que pueda seguir dándome pan a los demás, pan en la mesa del pobre, el pan de la alegría, Diario, el de la partición, como una consagración eucarística (19:17:02).

domingo, 29 de septiembre de 2019

29 de septiembre de 2019. Domingo.
DE JÚBILO EN JÚBILO

Jubilación de la rosa, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ahora que ando por el júbilo de mi jubilación, me encantan los domingos, porque hago lo mismo que antes, pero sin obligación. Lo que me causaba cansancio no era hacer cosas, sino la obligación de hacerlas. La obligación, o sea: esa espada de Damocles que pende sobre tu cabeza, y sobre tu libertad. La obligación calcina la libertad, la contrae, la aminora, como una cabeza de jíbaro. Hoy domingo he celebrado misa, he regado mi jardín (ahora solo cuido de una maceta, no hay espacio para más), he leído a Ortega (Las Atlántidas) con un bellísimo poema de Octavio Paz (aquel que dice: «Soy hombre: duro poco / y es enorme la noche. Pero miro hacia arriba: / las estrellas escriben. / Sin entender comprendo: / también soy escritura / y en este mismo instante /alguien me deletrea»), escribo esta pequeña crónica de mi vida, y, además, camino, y se me llenan los ojos de cosas hermosas, pequeñas casi siempre, desde el perro que se cruza en mi deambular, al gorrión que salta a mi paso, y todo porque me gusta, sin la apremio de tenerlo que hacer, sin la exigencia de la hora. ¡Qué hermoso es ir de júbilo en júbilo en esta mi venturosa jubilación! Y es que en la jubilación, Diario, vives tu libertad, aunque seas consciente de que te esté observando de cerca el final, o la solución de todas las dudas (18:29:03)

sábado, 28 de septiembre de 2019

28 de septiembre de 2019. Sábado.
ESPLENDOR EN LA RAMA

Sueño de la raíz, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Una vez leí un artículo de Mónica Fernánez-Aceytuno, bióloga, en el que se decía que «las flores son el sueño de las raíces». Muy bello. ¿Pero no sería mejor decir que las flores son el final del sueño de las raíces? Soñar bajo tierra y despertar en la flor, sea rosa o amapola, hibisco o bignonia. O flor de almendro. Sublime. Oscuridad en la tierra, Diario, y esplendor en la rama, donde los pájaros aman y anidan, y las abejas, sabiamente, polinizan (17:47:41).

viernes, 27 de septiembre de 2019

27 de septiembre de 2019. Viernes.
POMPAS DE JABÓN

En el aire. F: Google

-Anoche dormí bien, con algún estertor infantil, pero bien. Me había hecho niño; es decir, había empezado a soñar. Rodeado de encuestas, me dormí soñando que el Ratoncito Pérez, por obra y gracia de Tezanos, y en las próximas elecciones, saldría presidente de esta nación ingenua en la que se ha perdido la memoria y se vota por impulsos y no razonando. Se suele votar al que más ruido hace o al que cacarea dejar más fortuna bajo la almohada cuando se pierde un diente. ¡Ah, el Ratoncito Pérez, qué bueno y dadivoso es! Por cada diente escondido bajo la almohada, promete dejar una valiosa moneda de oro, o de plata, o de cualquier otro metal precioso. Aunque la moneda que más le impresiona a un servidor y la que más le estremece, y que nadie ofrece dar, es la de la ilusión, enriquecida con un poco de utopía haciendo danza en su interior. Como la perla en lo íntimo de la ostra; ostra respirando y siendo orfebre meticuloso de su obra de arte. «¡El Ratoncito Pérez presidente de España!», me dije, con luz en los ojos y una saliva dulce en los labios; pero el sueño, Diario, se hizo pompa de jabón; pompa que, al despertar, explotó en el aire, ¡paf!, y fue nada; eso sí: nada hecha de colores, como los castillos de fuegos artificiales o los fuegos fatuos, pero nada esfumándose en el aire (18:30:45).

jueves, 26 de septiembre de 2019

26 de septiembre de 2019. Jueves.
DIEZ KILÓMETROS

Peligros de la selva, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hay señoras que al levantarse por la mañana se dicen: «Tengo que andar diez kilómetros para estar en forma». E ilusionadas, se lanzan a correr y así se conservan líricas y bellas, formidables. Se trata de señoras del primer mundo: en el que, a veces, aunque sea con dificultades, se come, se corre y se suda, por deporte. Pero ocurre que, en otros lugares de nuestro planeta, una señora se levanta por la mañana y se dice: «He de andar diez kilómetros para poder traer un poco de agua a casa», y se lanza a andar por caminos de tierra y maleza, con peligros ciertos a ambos lados del camino, y la duda de si habrá o no agua. Pero llega y hay agua, y, con sus manos rugosas, lanza el recipiente y abajo suena el agua, y en su corazón se desata un nudo de alegría: el agua le alegra el cuerpo y le da fuerza para volver, tal vez cantando, a su hogar, donde la esperan toda clase de proezas para salir adelante en la vida, con los hijos, con el marido, con su pobreza, con su dignidad, de tanta belleza, Diario, como la otra belleza, escultórica y delicada, de las señoras del primer mundo, tan ególatra y despótico, a veces, y tan endiosado (18:58:29).

miércoles, 25 de septiembre de 2019

24 de septiembre de 2019. Martes.
TRISTEZA EN LOS ALCÁZARES

Lo perverso de las riadas, en Murcia. F: FotVi

-Salimos Manolo Peñalver y un servidor camino de Los Alcázares, uno de los pueblos más castigados por la gota fría. Los dos fuimos allí párrocos, no hace mucho. Antes paramos a desayunar en San Pedro, con unos amigos. Luego seguimos camino del barro y la desgracia, del pueblo surgido una vez más del agua. Hace tres años se inundó la población y brotaron las lágrimas, pero posteriormente, con determinación y cierta euforia, volvió a florecer el pueblo, fue otra vez un pueblo de veraneo y negocio, un pueblo feliz. Pero esta segunda vez ha cundido la decepción, un cierto y pegajoso desencanto. En Los Alcázares hay bares cerrados y una de las dos iglesias, abierta. La riada se llevó la fe de los fieles de una a otra iglesia y cerró los bares, sin piedad. Por supuesto, las playas artificiales han vuelto a ser lo que eran: mar sin más, sin paseo ni arena, con solo agua acre y pestilente, mar menor. Lo que no se ha ido al mar, todavía queda en las calles, hecho surco por los neumáticos de los coches y pesadilla para los más ancianos. Sin embargo, Cáritas y los organismos oficiales siguen funcionando, la solidaridad y el dar ayuda al que lo necesita no paran, siguen activados, el barro no ha cegado la conciencia cívica de la población, que, no obstante, desconfía del futuro. Mi amigo y un servidor volvemos tristes de los Alcázares, pero esperanzados, de estos barros de hoy, Diario, quizá brote, si se ponen los medios, un árbol nuevo,  frondoso, que abrigue lo destruido. Rezo por ello (8:49:29).

lunes, 23 de septiembre de 2019

23 de septiembre de 2019. Lunes.
LOS HORIZONTES

Al otro lado del horizonte, en Tallin. Estonia. F: FotVi

-Miro al frente, Diario, y me doy con el horizonte por donde se cae el sol. Bueno, digo «me doy», pero quiero decir contemplo. Desde luego un ocaso es una caída de trigo y sombras, de despedida y nostalgia, y al otro lado de la tarde. De colores vivos, inmensos. Pero me acerco a tocarlo y, ay, no puedo, está un poco más allá, en el otro horizonte que sigue a este, pues siempre hay un horizonte más allá del último al que tú has llegado. Por mucho que corras, por mucho que sueñes, nunca darás con ese otro horizonte que ves desde este y que invariablemente quedan un sueño –una utopía– más allá. Sueños y utopías que siempre quedan al otro lado de la lejanía, esa que llamas distancia y que, ilusionado, tantas veces has querido tocar, detener, hacerla tuya, para luego soltarla y, libre, dejarla volar, como un cometa o una nube. Algo parecido a lo que pasa con la sensatez de los políticos, su visión de futuro, o la esperanza de los más desfavorecidos, o el respeto a la naturaleza, o el llanto por la niñez desfavorecida y humillada, sin pan y sin escuelas, a la intemperie en la calle, donde, en la noche, maúllan los gatos y bullen las ratas, problemas que quieres tocar para solucionarlos y no puedes. Siempre, tras ese horizonte, hay otro, y otro, y otro… Todo horizonte, Diario, está, sin estar, más allá, solo hasta donde llega la vista, como un milagro inalcanzable, pero ilusionante, que te hace soñar y desear llegar a él, pero sin conseguirlo nunca, o… casi nunca (18:22:56).

sábado, 21 de septiembre de 2019

21 de septiembre de 2019. Sábado.
EL «INSOMNIO»

Pesadilla en la noche, en Murcia. F: FotVi

-Se me aparece el «insomnio» y no me deja dormir, ha dicho alguien que se cree importante. (El más importante, según él). El insomnio se disfraza de bien, pero tiene cara de ángel del mal. Con alas de bello plumaje, camufla las suyas de murciélago, para engañar. Y hay veces que lo consigue. El insomnio es un pequeño demonio de la noche, que incordia al desvelado por su mala conciencia. Y es que la mala conciencia da golpes en el sueño y lo quiebra, como un vaso de cristal, y se derrama su contenido. Su contenido, es decir: el sueño y la ensoñación consiguiente. Esa ilusión o fantasía con que, a veces, Diario, se adorna e ilumina el sueño. O se enturbia (18:35:10).

viernes, 20 de septiembre de 2019

20 de septiembre de 2019. Viernes.
UNA PUERTA

Telas de araña en nuestro interior. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me detengo frente a una puerta y pienso: «¿Para entrar o para salir?» «¿Es prohibición o es apertura?» «¿Es interior o exterior?» Pero miro más detenidamente y caigo en la cuenta de que estoy en el campo, y pienso: «¡Si en el campo no hay puertas!» Entonces doy un paso, miro al frente, y toco la libertad. Las puertas, Diario, como diría Hiromu Atakawa, dibujante japonesa, están en nuestro interior. Cerradas o abiertas, pero en nuestro interior, donde se mutila o se le ponen alas a la libertad (18:47:23).

jueves, 19 de septiembre de 2019

19 de septiembre de 2019. Jueves.
HARTAZGO

Nubarrones en la noche, desde el jardín. Torre de la Horadada. F. FotVi

-Y fue tanta la carne de dinosaurio –dígase políticos, tertulianos, televisiones, twitters, monsergas– que comimos que llegamos al hartazgo. Empacho de verborrea y ficciones, de «y tú más» y «yo soy el perfecto». Es decir, una saturación de soberbia y vanidad, de retraso mental y falta de sentido del Estado. Son la caterva de políticos que nos piden que les demos el voto dentro de nada; el voto, sí, pero también la bota, o el sueldo por el pavoneo de hablar y de mentir en las Cortes y en los medios, y en el estrado de sus conciencias, si es que tienen. Mienten y se mienten, a sabiendas. Mienten, pues, pecaminosamente, sin escrúpulos. Y, sin ser vela ni bujía, se pavonean de estar en el candelero, para extender tinieblas, como si fueran luminarias oscuras. Hartazgo es la palabra de moda, en las altas esferas de la sociedad y en los débiles arrabales, también dignos de ser respetados. Todos nos sentimos robados, pues nos han hurtado nuestra credibilidad en la democracia y en las instituciones. (Perdón, la Democracia no tiene la culpa, ni las Instituciones). Los políticos son un parvulario tratando de dar clases a gentes de más categoría y dimensión intelectual que ellos. O al menos más humilde. Son hormigas queriendo pisar y destruir a elefantes, o subirse a sus grupas y conducirlos, llevándolos al precipicio. Nada nos dan y nos lo quitan casi todo, hasta la dignidad de ser buenos ciudadanos que quieren dejar, para su descendencia, Diario, un mundo un poco mejor; un mundo sin heridas, libre, soñador, abierto a la sabiduría y a la prosperidad, y caminando hacia la felicidad (18:55:47)

miércoles, 18 de septiembre de 2019

18 de septiembre de 2019. Miércoles.
NIÑOS MAL CRIADOS

Tela de araña, esperando. Torre de la Horadada. F: FotVi

-El sol me da en los ojos y me hace despertar. Parpadeo y abro la radio, que habla de nuevas elecciones el 10 de noviembre. ¿Se trata de comedia, farsa, o drama? ¿O esperpento? Trago saliva y sigo escuchando. Llaman a los políticos de todo, desde jetas y caras duras, a traidores y fracasados, y otras cosas de más alto voltaje. Mientras ellos, los políticos, andan en sus juegos florales de la ruleta y la zancadilla, de la verborrea y el engaño. Son malabaristas del artificio y la trampa, donde se mueven como pez en el agua. Otra vez nos llevan a las horcas caudinas, a tratar de salvar con nuestro voto lo que ellos no pueden con sus actitudes de soberbia y pobreza intelectual, con sus arrebatos de niños mal criados y caprichosos, sin la lírica del auténtico estadista. Estadista, palabra definidora y sabia de alguien que tiene la ciencia del conductor y el guía, la poesía del preceptor y el consejero. Estos tipos no se hacen como niños, sino que son niños que se ponen el coturno, los zapatos con tacón, para parecer más altos, y se dedican a hacer teatro malo y contarnos cuentos de miedo para no dormir. Un servidor, en esta ocasión, Diario, diría con León Felipe: «yo no sé muchas cosas, es verdad, / pero me han dormido con todos los cuentos… / y sé todos los cuentos». Yo, políticos, me sé todos vuestros cuentos, y os digo que ya no me impresionan, pues, con piedad cristiana, los desprecio, amablemente (18:47:11).

martes, 17 de septiembre de 2019

17 de septiembre de 2019. Martes.
EN LA PAZ DE SUS MANOS

El sol, la joya del día. En Murcia. F: FotVi

-El sol en lo más alto, dispuesto a abrir el abanico de su órbita. Dará luz, abrirá los colores, y hará que los horizontes se vean más lejanos. El sol, esa alhaja que recorre el cielo buscando la noche, para, en la tiniebla, reinventarse y volver a lucir espléndido. Cada aurora es un milagro que nos da en los ojos y, de ordinario, no lo sabemos ver. No vemos más que lo negro de la vida, lo oscuro, el andrajo, y no valoramos lo positivo, lo que nos libera y eleva. A pesar de las malas noticias (las tormentas, lo infumable de la política, las muertes violentas, esos niños huérfanos por una locura del padre…) y lo humillante que son muchas veces para nuestras vidas. Sin embargo, Diario, merecemos levantarnos y mirar el cielo, y decir con Goethe (citado por Ortega y Gasset en su artículo Las ideas de León Frobenius): «De Dios es el Oriente, / de Dios el Occidente, / las tierras de Norte y Sur / descansan en la paz de sus manos», aunque me caigan lágrimas por todo lo que estoy viendo y sintiendo, y lamentando (18:06:30).