jueves, 24 de octubre de 2019

24 de octubre de 2019. Jueves.
UN JARDÍN DE AÑOS

La cuerda del violín, resistiendo. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me acaban de dar un consejo: «Plántate: decide no cumplir más años». Y me lo estoy pensando. Los años son una hermosa carga, si no te aqueja alguna enfermedad impertinente y brumosa. De esas que te van devorando por dentro. De las que mastican tus entrañas y te matan. Sin embargo, plantarse es decir no a la vida, y a la vida hay que dejarla que acabe sus vuelos. A un servidor le gusta volar, siempre que haya árboles donde tomarse un descanso. Los chinos, que son tan prácticos y versados, suelen decir que «solo en la actividad desearás vivir cien años». Yo, cada noche, dejo algo sin concluir para el día siguiente. Un poema, una texto, una palabra escrita a medias, una coma que poner; se trata de pasar la noche en expectativa, esperando el nuevo día para acabar lo que dejé incompleto ayer. Así duermo y sueño, y hay veces que, al despertar, tengo un montón de ideas esparcidas por la cama que recojo con cuidado y las voy acomodando en el ordenador, como si coleccionara mariposas. Pues como decía Schopenhauer, el filósofo: «El hombre vulgar solo piensa en cómo pasar el tiempo; el inteligente, en cómo aprovecharlo». Hoy, Diario, he cumplido años, muchos, un jardín de años, pero sigo empeñado en seguir aprovechándolos, hasta que me falten vuelos (19:13:23).

miércoles, 23 de octubre de 2019

23 de octubre de 2019. Miércoles.
FRÍO

En otoño, la lluvia es fría. Murcia. F: FotVi

-Pasada la segunda gota fría, asoma un sol débil y menesteroso, que apenas calienta, pero alivia. Porque el calor ha dado paso a las bajas temperaturas, y el sol, cuando se tiene, es un buen abrigo protector. Me pongo en el lugar de ese mendigo que me alarga la mano y pide una ayuda. Miro sus ojos y, en ellos, se adivina su tristeza. Sus vestimentas también son tristes, haraposas, y, tan escasas, que dan frío. «Y no ha llegado aún el invierno», pienso. El frío es el látigo que flagela a la pobreza. Pienso: «Abría que calentar las monedas antes de darlas al pobre, para no helarlo más». ¡A veces es tan mísera nuestra limosna! Entonces le digo: «Tome, cómprese unos guantes», y le sonrío. El anciano, pobre, me mira con sorpresa, me devuelve la sonrisa, y me dice: «¡Dios se lo pague!». Plegaria que hace tiempo que no oía. Y un servidor, Diario, se marcha bien pagado, con Dios en un cheque extendido por el pobre  (18:50:41).

martes, 22 de octubre de 2019

21 de octubre de 2019. Lunes.
COSAS

Cosas desapercibidas, a las que amo, en Murcia. F: Fotvi 

-Esta mañana, al despertar, he pensado en cómo me mira, en silencio, el mundo que me rodea. Es una mirada insistente, minuciosa, que taladra, que penetra en mí y descubre lo que soy, hasta dar con esos silencios que quedan detrás de uno, como una sombra  que te huyera, pero estando. En el mundo de las formas, todo te mira; las más de las veces, sin parpadeos, pero examinándote, averiguando tus movimientos, cómo late tu corazón, cómo se mueven tus manos, qué te alegra y qué te entristece. Me levanto y miro la mesilla, donde están el reloj, el icono de la Virgen y una cruz, a los que, cada mañana, toco y beso, y el Libro de las horas, el despertador. El que cuenta las horas de mi sueño. Cosas que están ahí, y que, sin rechistar, me vigilan y ayudan, en silencio, con la discreción del servidor fiel y cauteloso. Luego están la máquina de afeitar, la ducha, la silla, el ordenador, los libros de la biblioteca, que están sin parecer estar, y que, sin embargo, son parte de mi vida. Los libros, mis maestros, los que me abren caminos, los que ponen aleteos a mis sueños, los que me cuentan lo que ha pasado y lo que está por venir. Son mis alas de águila con las que toco las alturas. Como ocurre con las personas que me cuidan, que siempre están ahí, y por estar, y aunque las amo, paso de largo muchas veces y no caigo que son el bastón en que me apoyo y por el que puedo dar pasos sin caer, y, si caigo, levantarme. Doy gracias al cielo, Diario, por estas cosas pequeñas y cotidianas, que me hacen vivir y soñar, y, a veces, volar (18:31:41).

domingo, 20 de octubre de 2019

20 de octubre de 2019. Domingo.
ALELUYA, Y AMÉN

Peldaño a peldaño, casi tocando el cielo. Torre de la Horadada. F: FotVi

-El domingo es aleluya, y amén. Domingo, o resurrección; es decir, aleluya. Y amén, o aceptación; y la razón es que creo en lo que dicen las Escrituras. Lo creo e intento vivirlo, aunque, como diría San Juan de la Cruz, en medio de noches oscuras, lóbregas, pero de «amores inflamado». Y así, sucede que amo a Dios, con ternura, y al prójimo, como a mí mismo, con piedad. Del mismo modo que tengo, a veces, piedad de mí, la tengo de igual modo del prójimo. En mi juventud era más del dogma; ahora soy más del que, como Jesús, toca al leproso y le manda no decirlo a nadie. Es decir, soy más humano, pues, con la tierra entre los dedos, intento tocar a Dios, y se deja, como al amigo al que acaricias, humilde y con ojos de misericordia, haciéndose, Diario, como en Belén, Dios de la pobreza (18:49:42).

sábado, 19 de octubre de 2019

19 de octubre de 2019. Sábado.
LLUEVE AZUL

El azul te mira, en paz. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hoy llueve azul, pero es lluvia que no moja, solo embellece, sosiega, se hace éxtasis que eleva. Digo azul y se me llenan los ojos de libros abiertos con páginas que hablan de dicha e inocencia, de paz y claridad. En el azul vivimos y nos movemos, como el cielo en el mar o el lirio de agua junto a los lagos. El azul es el vestido de la virginidad, de la integridad, de la fidelidad. La libertad también se viste de azul. Si estos días te detienes en Cataluña, verás que nada es azul, ni siquiera el cielo que se cuela por el marco de la ventana y con el que ayudas a tu respiración, todo es color de hoguera y ceniza, de adoquín y humareda, de odio y manejo. Quieren una república, pero desordenada, sin mano ni timón; república de mar alborotado, sin tranquilidad y sin cabida para el saludo y el beso, para la expansión. No se divierten, se apedrean. Los menos; pero lo permiten los más. Como en la película Los Pájaros, en la que, de pronto, cualquier ave es un enemigo del que hay que huir: todas se han vuelto agresivas y de pico asesino, todas se tiran a matar. Me gustaría, que, en cualquier momento, Cataluña reflexionara (¿hay algún ave de rapiña que tenga capacidad de pensar?) y se acercara al que piensa contrario y le diera su amistad y su confianza, en azul. No el hedor a cosa quemada, sino el limpio azul, con el que cielo, esta mañana, Diario, me ha llovido, embelleciéndome y elevándome, por un momento, sobre todo lo que es feo y herrumbroso, como el odio, que mueve adoquines y los lanza sin piedad contra el otro, aunque sea un hermano (18:44:18).

viernes, 18 de octubre de 2019

18 de octubre de 2019. Viernes.
¿DÓNDE ESTÁ LA PAZ?

De la espina, la florecilla, como un gesto de piedad. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Creo que estamos perdiendo la capacidad de asombro, de caer en el bello cielo de la ensoñación. Nada nos impresiona: ni el fuego ni las balas, solo el deseo de sobresalir, como espectros, o de entre las llamas de un incendio o tras el caño de agua de la manguera. Vivimos, no de ilusiones, sino de aceleraciones: la aberración nos persigue. O el sentimentalismo. El sentimentalismo es la daga que mata a la razón. Y sin razón, nos invade la locura, como un río de egoísmo maligno y enclaustrado que solo sabe expresarse con furia y odio. Barcelona y otras ciudades catalanas están viviendo una diarrea perversa de sentimentalismo, que no es ternura ni piedad, sino destrucción, desolación. ¿Dónde está la paz? A quien corresponda, le digo, Diario, que así no podemos seguir, no se puede vivir del susto y la tensión continuas, de la algarada y el fuego destructor. ¡No! (18:58:59).

jueves, 17 de octubre de 2019

17 de octubre de 2019. Jueves.
PROTESTA

La belleza que se nos va, en Salinas de San Pedro del Pinatar- F: FotVi

-Digo Cataluña y se me hace una nube de llanto en los ojos. Como si me echaran gas lacrimógeno a la cara. Es un llanto silencioso, sin apariencia de llanto, pero muy triste, real. Me duele Cataluña. Ayer viajé a Torre de la Horadada, por asuntos personales, y, al contemplar el desastre del Mar Menor, me ocurrió algo parecido. Son el desplome de los sueños, de las fantasías, el tocar la nada con las manos. Mucho turismo, una agricultura desbocada, y una mala gestión de los recursos. Y los peces muriéndose en la playa, artificial. Y no de risa. Es su modo de protesta por la insidia del ser humano, por su falta de conciencia cívica. En las playas del Mar Menor no quedan más que hedor y muerte, y el desastre de una gestión fallida. Parecen cumplirse aquí los versos de Baudelaire, en Las Flores del Mal: «Ella ignora el infierno y el purgatorio ignora, / y mirará por eso, cuando le llegue la hora, / la cara de la muerte en tan duro momento, / como un niño: sin odio, sin remordimiento». Ella, la mar, el pez indefenso, a los que le ha llegado la hora, morirán como un niño: sin odio, ni remordimiento, pero yo, Diario, en nombre de mis vecinos, me estaré muriendo de vergüenza (13:17:34).

miércoles, 16 de octubre de 2019

16 de octubre de 2019. Miércoles.
ME VESTÍ DE OTOÑO

Otoño en el bosque, volverá la vida. Torre de la Horadada. F. FotVi

-Y de madrugada, el frío llamó a mi puerta y le abrí, y, ya dentro de la habitación, le di de lado, tapándome hasta la cabeza. Habían bajado las temperaturas. «Ha llegado el otoño», me dije, y me vestí de otoño, al revés que los árboles que, desvistiéndose de hojas, se protegen del invierno. Sin hojas, se hacen más simples, más esqueleto; pero esqueleto que vive en las raíces, bajo tierra, esperando despertar con flores en el paisaje estremecedor de la primavera. Ahora es el tiempo en que las hojas caen y se hacen limo en la tierra, cobijo de hormigas y, al descomponerse, nuevo alimento para la vida interior del árbol. Así es la vida, Diario, se muere para renacer. No puede haber resurrección si antes no hay muerte. «Si el grano de trigo no cae entierra y muere…» (18:42:00).

martes, 15 de octubre de 2019

15 de octubre de 2019. Martes.
LA MUJER Y LA BELLEZA

Santa Teresa, a vueltas con el idioma. Zacarías Cerezo

-Toda mujer es digna de ser admirada. Por serlo. Admirada por su la fortaleza y su grandeza en la debilidad. Y por su belleza: sobre todo la del espíritu. Esta belleza que sobrepasa en todos los casos a la otra belleza de la línea y la forma, del estruendo físico, del carmín y del tacón mirador. La mujer tiene capacidad de dar vida. Y de destruirla. Es, por tanto, germen y origen, raíz y árbol, y fruto. Y, en ocasiones, corte y frustración de este fruto. Como se ve, un poco Dios. Ayer fue el día de la mujer escritora; es decir, de la mujer que coge la pluma o el teclado, y dice cosas que hablan de luz y de sombras, de vida y muerte, de ternura e impiedad. Cosas que, dichas con elegancia de estilo, justos sustantivos y asombrados adjetivos, alegran  o entristecen, o acercan más a lo humano. Ayer, día de las mujer escritora y hoy, día de Teresa de Jesús. Teresa que fue escritora de cosas del espíritu y maestra sabia de monjas. Y anduvo entre bienaventurados y demonios, y ollas y palabras, y rogándole a Dios que no la molestara con éxtasis mientras, en la cocina, pelaba las patatas. En su tiempo, Teresa de Jesús, fue un ángel trotón que anduvo caminos intricados y se subió a la mitra de obispos y contuvo espadas de la nobleza aguerrida y filibustera. Con San Juan de la Cruz iluminó y proporcionó verticalidad, elevación, eminencia al idioma, tanto que –a través de él– le dio a la Verdad alcance, y ya en Dios –la Gran exactitud–se hizo contemplación y arrobamiento, y, con Él de la mano, descalzó a los Carmelitas y los hizo más evangélicos, más pobres, angélicos. Hoy, pues, Diario, luego del día de la mujer escritora, día de Santa Teresa, o la fiesta del Idioma y de Dios; el Idioma, en el que nos expresamos la Trascendencia y el hombre: el hombre para la oración y Dios para la bendición, en la gran fiesta del Encuentro (18:34:24).

domingo, 13 de octubre de 2019

13 de octubre de 2019. Domingo.
UN ASOMBRO MENOR

Si una luz se apaga en la noche, queda la oscuridad. Murcia. F: FotVi

-Hoy domingo celebro misa y leo la prensa, que, en bastantes casos, se asombra de que la Justicia, en dos de los más esperados casos en la que ella actúa, sus sentencias coincidan con los supuestos y deseos del Gobierno de turno. Es decir, este asombro, de cierta prensa (¿más libre, quizá?) coincide con mi asombro, que, en todo caso, es un asombro menor. Menor por ser un asombro común y plebeyo, popular. Pues suelo entrar en éxtasis –en estado de pura fascinación– si contemplo una bella puesta de sol o si oigo el ruido de la lluvia en una hoja de tilo o acacia. ¡Es tan hermoso lo cotidiano y sencillo, lo que se te da sin pedirlo! Escribe Arcadi Espada en El Mundo que –dejando a un lado otros derechos–, el Supremo ha dicho que el Gobierno tiene derecho a sacar a Franco de donde reposa «y a enterrarlo en otro lugar». Y añade: «Es una gran noticia que la izquierda entierre a Franco». «¡Gran noticia!», diría yo. Mi asombro, en este caso, se llena de silencios. Y en lo referente al levantamiento del 1-O en Cataluña, queda lo de «la coincidencia del Tribunal Supremo en sus sentencias con el socialismo es más que coincidencia» (También Arcadi). Nada de rebelión, solo sedición: lo que señaló la Abogacía del Estado. En definitiva, «la sentencia que quería el Gobierno y la que quería España». Así las tragaderas engullen más y no se atragantan, ni vomitan. Y concluye el tal Arcadi: «No veo la hora de escuchar al simpático Marchena decirle a Pedro Sánchez, a la manera de aquel Torcuato Fernández Miranda: “Estoy en condiciones de ofrecer al Presidente lo que me ha pedido”. Y añadir: “Y cuando me lo ha pedido». Un servidor los domingos, celebra misa, reza a Dios, y deja lo que es del César, para que lo resuelva el César, eso, sí, Diario, con la ayuda sentimental (e higiénica) de la Justicia (18:19:55).

sábado, 12 de octubre de 2019

12 de octubre de 2019. Sábado.
PILAR, COLUMNA

Columnas en ascensión, Priene, Turquía. F. FotVi

-Y el Pilar se hizo esperanza, expectación, columna que asciende, escalinata que sube hasta el cielo. Virgen del Pilar, decimos, y se nos llenan los ojos de cielos nuevos y el corazón de niñez acogida en el regazo y la maternidad de Dios. Y la tierra, con el cielo, también nueva. Con el nombre del Pilar, llenamos, como una eucaristía que fuéramos a comulgar, nuestros labios de Dios. Dios temblando en nuestros labios, diciéndose, amando en ellos. A un servidor le gustaría, escalando por la fe del Pilar, llegar hasta Dios, y, al fin, Diario, descansar en él (18:36:59).

viernes, 11 de octubre de 2019

11 de octubre de 2019. Viernes.
PREMIOS NOBEL

Voy a leerlo, como deber. F. De los periódicos

-Dos premios Nobel, uno dulce y agraciado, mujer, y el otro, brumoso y greñudo, hombre. Ella, Olga Tokarczuk, polaca; él, Peter Handke, austriaco. Olga dice de sí misma: «No soy grande, tengo un tamaño cómodo y estoy bien hecha…» Y de Peter es reconocido por «una obra llena de ingenuidad lingüística que ha explorado la periferia y la singularidad de la experiencia humana». Reconozco –mea culpa– que no he leído nada de ninguno de los dos; la razón: no tenía noticia de ellos. Se dice de Handke que «ha hecho de su forma de estar en la literatura un camino muy a solas». Es algo así como si fuera ocultándose tras las puertas, y de este modo es muy difícil dar con él. Casi siempre la Real Academia de las Ciencias Sueca suele decir cosas envueltas en nieblas de aquellos a los que distingue. Tokarczuk ha sido premiada –dicen– «por su imaginación narrativa, que, con su pasión enciclopédica, simboliza el traspaso de las fronteras como forma de vida». Entiendo lo de «imaginación narrativa», pero nada de «su pasión enciclopédica». Porque la pasión enciclopédica es patrimonio de cualquier escritor, por limitado que sea. Me desborda lo que quieran decir estos personajes sabios de la Academia. A lo mejor prefieren desorientarnos para meternos en la trampa del suspense, en la que no se dice la verdad, sino una mentira disfrazada de halago para que nos hagamos con los libros. Porque recibir el Premio Nobel es, durante un tiempo, Diario, un buen escaparate para la gloria y la tramoya, y el despilfarro de vanidades, donde abundan las palabras falsas, aunque, al final, caiga en la tentación de hacerme con algún ejemplar de sus obras. ¡Qué hacer! (18:04:38).

jueves, 10 de octubre de 2019

10 de octubre de 2019. Jueves.
JUEGOS DE LETRAS

Juego de pétalos, una flor. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ayer volví a Torre de la Horadada, en la que viví nueve años. Cuando conduzco lo hago con meditación y alevosía, no vayan a decir que un viejo, conduciendo, ha hecho esta o aquella tropelía. No me apetece verme viejo, ni aun conduciendo. O menos, conduciendo. Si eres joven, se te permite casi todo; pero si eres viejo, todo se te toma en cuenta y te condena: más un desliz en la carretera. Si un joven bebe y conduce, lo multan y le quitan puntos, y ahí queda la cosa; pero si un viejo conduce sin beber y tiene un accidente, sin preguntar qué le ha ocurrido, le roban la honorabilidad y lo echan al contenedor de las pilas gastadas. Y no es justo. Se puede llegar a la vejez con la luminosidad y el fervor por aprender de la juventud más ilustre y viva. Ya dijo la física y escritora Rosalyn Yalow, que mientras te sepas aprendiendo, no eres viejo. Aprender, o abrir las ventanas de la mente y permitir que entren los sueños, y que allí aniden y luego vuelen, y, en el aire, hagan juegos de letras que digan amor, o soledad, o simplemente humanidad. O que un día lloren y, en el desastre del llanto, de pronto se les escape la palabra Dios, como un suspiro desgarrado, y Dios, entonces, Diario, habite en la palabra, y se quede en ella consolando a la vejez, redimiéndola, elevándola (18:01:35).

martes, 8 de octubre de 2019

8 de octubre de 2019. Martes.
PESADILLA

Vigilante de la noche, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Estoy buscando un título para mi nuevo libro de poemas. Como la polilla, doy vueltas alrededor de la llama y noto que me quemo, pero no doy con las palabras que definan lo que hay dentro del misterio de paz y sombras –destellos y aleteos, voces y silencios– que es un libro. Llevo más tres años escribiendo el libro y dándole vueltas al título, sin conseguirlo. Esta búsqueda, a veces, se convierte en pesadilla. Una pesadilla que supero durmiéndome. Porque mi pesadilla no es pesadilla nocturna, con lechuzas y cuchillos que te persiguen sin alcanzarte, sino pesadilla de sol a sol que lucha con las palabras para que digan lo que el libro intenta expresar en su interior. Que digan o que se aproximen, pues hay veces que las palabras son esquivas y no dicen lo que tú quieres que digan, o sufres. Yo, Diario, como el arqueólogo, sigo buscando, con fe, sin desfallecer, removiendo palabras, hasta dar con el tesoro de lo escondido (19:17:42).

lunes, 7 de octubre de 2019

7 de octubre de 2019. Lunes.
ROSAS EN LA PALABRAS

Rosario o rosaleda, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Echo la vista a atrás y veo a mi madre, ya anciana, con el rosario entre los dedos y caídas las manos en el regazo. Como adormilada, pero moviendo los labios, musitando la oración. Una oración que le nacía en las entrañas, se hacía susurro en los labios y saltaba hasta Dios, en el que se convertía en amorosa insistencia. De vez en cuando acompañaba, como una cuenta más del rosario, una lágrima a esta oración persistente y bellamente monótona. El rezo del Rosario es el «¡Te quiero!», «¡Te quiero!», pertinaz y luminoso, de una persona enamorada a otra, que se deja alabar y celebrar, y corresponder en el amor. Hoy, con la Virgen del Rosario, recuerdo a mi madre, postrada y apoyada en el rosario, como en el bastón que la fortalecía en su ancianidad. La palabra rosario nace del latín «rosarium»: rosaleda. ¡Qué hermoso decir amor con rosas en la palabras! «Dios te salve, María», cincuenta veces, como cincuenta rosas hechas ramo, devoción, pertenencia. O cincuenta veces el Ángel presentándose a María, en un nueva Anunciación, o revelación. «Llena de gracia, el Señor está contigo». Contigo y con quien la dice, Diario, pues la oración es un darse recíproco entre quien reza y quien escucha, como en un embelesamiento (17:22:35).

domingo, 6 de octubre de 2019

6 de octubre de 2019. Domingo.
COSAS RARAS

Siempre hay un rayo de luz, en Murcia. F: FotVi

-Llama el domingo a mis ojos y me despierto, con un poco de frío y sueño aún. «Tac, tac», llama, y me despierto. Y puedo decir que he soñado cosas raras, cosas que no recuerdo. Y sé que eran raras, porque no las recuerdo. Aquellos domingos en los que cogía la Guzzi, y con mi hermano Javi en el asiento trasero, volábamos camino de Casas Nuevas, mi primer destino sacerdotal. El camino era una carretera sin asfaltar en la que había más baches que camino, y demasiados peligros. Eran, sin embargo, domingos felices, de despertar pronto e ilusionado, y en los que recordaba todo lo que soñaba, como un relato paralelo de mi vida con luces y sombras, pero hermoso. Ahora, no; ahora mi despertar es blanco y borroso, como una ofuscación agria y hastiada. «Serán los años», digo, y me conformo, contra los años no hay quien pueda, y sigo con la costumbre de cada día: el afeitado, la ducha, la rutina sin ton ni son, hasta que bajo a la capilla, donde rezo y cojo impulso para seguir viviendo. Es asombroso bajar a la capilla y darte con el misterio, que reanima y fortalece. El misterio, Diario: o Dios, que parece estar ahí esperando y que te comunica silencios, silencios que dan en tu vida, y que, a pesar de los años, te ilusionan, y te hacen caminar seguro, no obstante los traspiés de la vejez, y sus reveses (19:15:00).

sábado, 5 de octubre de 2019

5 de octubre de 2019. Sábado.
ARRIBA LA CABEZA

Corazón vegetal, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Visito a la enfermera Susana y, tras examinarme, me diagnostica que estoy bien; aunque yo, últimamente, sienta los años como una pesadilla, como un alud de carcomas merodeando por mis huesos. «¡Ras, ras!», las carcomas mordiendo por todas partes, tratando de derribar el edificio. Es decir: que no tan bien. Pero si la enfermera dice que estoy bien, intento creerla y seguir adelante. Salgo, pues, del Centro de Salud, elevo la barbilla y ando estirado, que es un modo de sentirse bien, como los dandis del siglo pasado, aquellos que sacaba a escena Jacinto Benavente en sus comedias de lances costumbristas. Me faltan el bombín y el bastón, y las gafas redondas a lo Strélnikov, comisario del Ejército Rojo, en la película Doctor Zhivago. Pero me cansa el andar. Como el vivir, a veces: las menos. Aunque me alienta el leer un libro o el escribir un verso: la cabeza está más alta y libre que los pies, más cerca de lo trascendente. Dice el poeta: «Estaba arriba la cabeza (…) / Arriba la cabeza, / libre, / en su lugar de vuelos, / de gaviotas y sueños, / dirigiendo el acorde en el teclado…» Dirigiendo, no postrándose, dejándose llevar por lo adverso y lo malévolo; o sea, lo triste y mutilador de la vida. Un servidor cree más en la vida que en la muerte, aunque esta llegue en el tiempo y hora en que no se espera. Y creo más en la vida, porque es el tiempo de hacer y deshacer cosas, de soñar cielos y tierras nuevas, de pisar horizontes, mientras que la muerte es solo dormición que espera o un regazo que te acoja (para el creyente) o la nada (para el nihilista). Yo, Diario, me quedo con Dios esperándome al otro lado de la muerte, como un centinela del Bien, como unos ojos que te miran (12:04:04).

jueves, 3 de octubre de 2019

3 de octubre de 2019. Jueves.
BRINCO EN EL CORAZÓN

Villancico de Navidad, como un clamor. F: FotVi

-Si en sí misma es bella la oración, con música es excelsa. Las palabras dicen, la música expresa, comunica, anuncia, es danza. La oración, con la música, se hace brinco en el corazón. Allí bailan, vuelan, se hacen melodía los sentimientos. La música, a veces, dice más que las palabras. Las palabras tienen un límite, la música es infinita, sin orilla ni afueras; es, torrencialmente, lejanía. Las palabras se detienen en su significado, la música, por el contrario, es el habla común de todos los seres vivos. La música, al ser ritmo, es regocijo, baile, liberación, festejo. Todos los pueblos han sentido y manifestado la música, y la han hecho adorno de sus fiestas, aclamación unas veces, plegaria otras. También el cristianismo. La palabra de Dios, con la música, es el esqueleto espiritual de cualquier celebración religiosa. En toda abadía del mundo, por pequeña y humilde que sea, se oyen en la noche, y al amanecer, y durante el día, y en el ocaso, las melodías gregorianas de las horas, en las que sube hasta Dios, con el incienso, la alabanza y la bendición; como una lluvia del revés. El cielo se llueve de la adoración de los hombres al Dios que ama, y que, en el amor, manifiesta su paternidad y sus entrañas de misericordia, también su fibra maternal. Por algo se suele decir, Diario, que si se reza cantando, se reza dos veces, y, además, con danza en los pies, como signo de la alegría del corazón, de donde fluyen los sentimientos más bellos (18:25:13).

miércoles, 2 de octubre de 2019

2 de octubre de 2019. Miércoles.
JUGUETES ROTOS

El coro de los Ángeles, en San Salvador de Cora. Estambul.

-Esta mañana, al ir a rezar, me he dado con los ángeles custodios: es su día, cuando la iglesia los celebra. Celebrar a los ángeles es hacer fiesta por lo que no se ve, por lo espiritual que nos roza, que nos habita, sin parecer estar. «El venía de no estar / y en aquella estancia estaba; que sin ruido de su pie, / se notaba su pisada», dice el poeta. El que a veces se manifiesten con forma corpórea se debe, dice Santo Tomás, «a la intención pedagógica» que Dios tiene para con los hombres. Y es que a veces lo invisible se hace visible para nuestra enseñanza, para que «viendo», creamos. «De la tradición bíblica, pues, nace el sentido del ángel protector, guardián y custodio». Sobre todo, de los niños. Dice Jesús: «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños, porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre». Y si ven el rostro del Padre, ven también el rostro de los niños, y sus risas, y sus lamentos, y sus sueños, y sus vidas rotas por personas sin escrúpulos, que los reducen a objeto de placer o en mano de obra barata; niños, pues, sin ángel, desvalidos, juguetes rotos desde el inicio de sus vidas, muñecos caídos en el barro y la ignominia, y el llanto. Yo pido a los ángeles custodios que cojan de la mano a estos niños y los conduzcan por caminos de luz y vida, y, sin miramientos, Diario, proscriban a los malvados que abusan de su niñez y de su inocencia, y que estos ángeles miren a los niños como el rostro de Dios y a sus maltratadores como las cenizas negras del infierno, su basura, su lepra, de la que todo el mundo huye (18:46:38).

martes, 1 de octubre de 2019

1 de octubre de 2019. Martes.
EL CUENTO DE NUNCA ACABAR

Cielo amenazante, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Amanece entoldado el día, del color del leopardo, pero sin manchas negras. Los pronósticos dicen que hoy vamos a tener más calor: 35 grados. A estas alturas, eso no es calor, eso es un fastidio, que castiga el cuerpo y el espíritu, y sin piedad. Casi a las 12 se abre el cielo y empieza a extenderse, reptando, el calor. Pero donde más calienta el sol, donde más arde, es en Cataluña, esa región española sin oriente y de destino incierto. Es un sol metafórico, que apenas toca la piel, pero que se mete en el alma y la va cociendo a fuego lento, como una vasija de terracota. Hay catalanes que son nacionalistas, pero en prosa, sin un atisbo de poesía en sus correrías y ademanes. Hoy es día de celebrar un fracaso, un chasco. El día en que, con la boca pequeña y mirando de un lado para otro, no sea que me descubran, los gerifaltes del tinglado, de la farsa, proclamaron la república, de seis minutos. Y ahí están, en la cárcel o en Waterloo, lamiéndose las heridas. Hoy, para ciertos catalanes, es el día de la desolación. Para otros y para el resto de españoles, sin embargo, el día de la intranquilidad, del tedio por el cuento de nunca acabar. Con Juan Ramón Jiménez podría decir: «Por el jardín anda el otoño», o aquello otro: «¡Qué paz! Al chopo claro viene y canta / un pájaro». Pero, no, Diario; solo diré con Manuel Azaña: «El provincianismo fatuo del independentismo», que nos quita la paz y nos hunde en la inseguridad más temeraria y deleznable, y, como única puerta de salida, el caos (18:27:31).