martes, 10 de diciembre de 2019

10 de diciembre de 2019. Martes.
LA SOMBRA

Sombras en la playa. Las Canteras. Las Palmas de Gran Canaria. F: FotVi

-Me pongo al sol para hacer sombra, porque si hago sombra es que estoy. Y, si estoy, puedo soñar. Dato curioso: la sombra me sigue y nunca puede alcanzarme. Irá delante o detrás de mí, a un lado o al otro, pero siempre dependerá de que yo esté o no. Pienso: la sombra defenderá mi existencia, pues si yo falto, mi sombra morirá. Sólo hay un momento durante el día en el que la sombra y yo coincidimos: cuando el sol nos cae de plano desde arriba, y ella es entonces un charco a mis pies. Un charco que no brilla, pero es peana que me dice que estoy. Y que puedo soñar. Y sueño que una a una se van apagando todas las palabras del universo: luz, madre, Dios, todas; pero hay alguien que me pide: «Piensa una palabra, que, aquella palabra que tú pienses, quedará, y será la que engendre una vez más a todas las palabras». Mientras, se iban apagando palabras: amor, cielo, tierra, y yo no sabía. «¿Qué palabra elegir para que vuelva a recrear otra vez todas las palabras?» Y seguían apagándose palabras: mar, agua, amor. Hasta que en una palabra vi la luz: «¡Piedad!», dije, con un sudor frío en la frente, y, en el sueño, esperé. Y, en la espera, vi que todas las palabras que se habían borrado volvían a iluminarse de nuevo, como una noche de Navidad. Pues ocurrió que, con la palabra piedad, volvió madre, y con madre, amor, y con amor, Dios, a la que siguieron todas las demás, como luz, agua, cielo, tierra… Y desperté con la sombra que, al atardecer, se alargaba tras de mí, como si me siguiera un pequeño perro faldero o lo que en realidad soy: un poco de sombra con un alma que alienta en mí, que me dice que aún sigo en la tarea de vivir, y que, a veces, Diario, sueña  (19:00:44).

lunes, 9 de diciembre de 2019

9 de diciembre de 2019. Lunes.
ANSIAR LA LUZ

Vislumbre de luz, en el mar. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Lo primero que toca el sol, cuando inaugura la mañana, es la cumbre de los montes y las copas de los árboles. O sea, se va por los cerros de Úbeda, que diría el castizo. En la cumbre de las montañas quizá busque la soledad y en la copa de los árboles, al pájaro madrugador. El pájaro que canta al alba, levantando el pico para que lo toque la luz o como el que abre sus alas para que lo moje la lluvia. Con ansiedad de luz, con ambición de lluvia. Ansiar la luz, como el que vislumbra a Dios. He ahí la insistencia en indagar entre la luz y la oscuridad, como el ciego, extendiendo las manos para tratar de dar con él. Porque a Dios nunca se le tiene seguro. Como la arena, se escapa por entre las aberturas de los dedos. Pero está, como el sol de la mañana en la cumbre de las montañas y las copas de los árboles, Diario, insistiendo en mi fe, suplicándole, como decía San Pablo, desde mi debilidad, en la que me hago más fuerte (18:16:39).

domingo, 8 de diciembre de 2019

8 de diciembre de 2019. Domingo.
SE SANTIGUA EL AGUA

María, José y el Niño, emigrantes en Egipto. Cueva de la sal. Polonia. F: FotVi

-Hoy prevalece la pureza, se santigua el agua. Se hacen azules los pensamientos y los deseos vuelan como palomas. Hoy se hace presente entre nosotros la perfección. Hoy celebra la iglesia la Inmaculada Concepción de María, o el principio del misterio de Dios que debía venir y habitar, poner su tienda, entre los hombres. Con meticulosidad divina, Dios prepara su casa, su huerto cerrado, su santuario íntimo. Durante nueve meses, Dios (todavía esperanza de madre) estará en ese vientre tan «sellado y tan florido», que diría el poeta. Vientre solo abierto a Dios, a su inspiración, a su Palabra aún callada, al esplendor de su Sabiduría. Allí se formó, hecho carne de carne de mujer, el Amor. Después de ese Amor que nace de María, nunca habrá Amor más grande ni más perfecto, ni más acogedor. Amor que tendrá su epifanía en la Cruz, en la que da su sangre por Ternura, redimiendo, Jesús, el Hijo de María. La sangre de Jesús es sangre de María, transformada, por obra del Espíritu Santo, en sangre divina. San Zenón dice de Jesús, que: «Bajó purus (pureza) del cielo y sube carnatus (hecho carne) al cielo». Y desde entonces, en la Santísima Trinidad hay una persona que es espíritu y carne a la vez, algo así, dice José Maria Cabodevilla, «como una amapola plantada en una inmensa superficie de cristal». Y vuelvo de nuevo, Diario, al poeta que canta: «María Nochebuena, / trigal lleno de trigo, / parir al Dios que salva, / qué gran cosecha ha sido» (11:10:52)

sábado, 7 de diciembre de 2019

6 de diciembre de 2019. Viernes.
CENIZA, GRIS

Auschwitz, sin ley: la tiranía. Polonia. F: Charo Giner

-Un día de ceniza, gris. Nublado y triste. Hasta que apareció el tarro de miel dorada del sol, endulzando todas las cosas. El sol, al abrir sus luces, ennoblece a la tierra. Y llama a manifestarse a la belleza: abre el telón del alba y aparece el verdor de la huerta y de los parques, y el vuelo de las aves trazando líneas en el azul del cielo, y el clamor de la gente que va y viene, dando pasos hacia sus quehaceres y sus sueños. Hoy me he vestido de Constitución, pues respeto lo que es de todos, salvo del divorciado de su articulado y contenidos. La Constitución defiende mi libertad y la de mi vecino, y es un himno a la armonía entre los diferentes. La Constitución protege al hombre y a la bestia, al ignorante y al ilustrado, al pez y al océano en el que «traza sendas», al pájaro y su canto, aunque su cantar sea el acatarrado graznido. Los que queman la Constitución están incendiando su casa y los bosques de su entorno, se están quemando las manos y las pestañas, la avenencia y el poder pedalear a su modo en bicicleta. Pues la Constitución es la coraza que me libra de las flechas enemigas, de los picotazos de los buitres carroñeros de la sociedad. La Constitución, como los mandamientos de Dios, me libra, a veces, de mí mismo. Que es, Diario, la más brutal, ruda y despiadada batalla, en la que no se respeta ni el silencio de los muertos (11:33:50).

jueves, 5 de diciembre de 2019

5 de diciembre de 2019. Jueves.
PODER SOÑAR

Llega el frío para los niños, en Campo de Refugiados. Siria. F: Google

-¡Y apareció el sol, regalándonos su luz y su calor! Tras varios días de lluvia, se agradece esta antorcha encendida y filantrópica que es el sol. Antorcha y radiador. A la vez. Froto las manos y me las caliento en su antorcha de vida y alivio. Es como entrar en casa y poner las manos en el fuego del hogar. Como cuando era niño y trataba de atrapar el primer rayo de sol que se abría en la Plaza Vieja, en Molina. De niño, no tenía más que el calor de mi madre, que apenas duraba un beso o una caricia. La esperaba el trabajo. Lo demás, en invierno, era el frío; pero además el gozo, también helado, de aprender las letras y los números en la escuela. Al decir: la eme con la a «ma», y repetido dos veces, «mamá», salía humo de la boca, que intentábamos coger con los dedos. Pero no podíamos, porque el frío se llevaba en los huesos y salía por la boca en forma de vaho, esfumándose al punto. Se iba ese y volvía otro. No podíamos. Hoy, al contemplar al sol intentado darme calor, he pensado en aquellos años; y, también, en los niños que, en campos de refugiados, pasan hambre, soledad, mucho frío, y sin embargo ríen, y juegan, y los más asisten a escuelas improvisadas, en lugares que más parecen campos de concentración que hogares en los que vivir. Yo rezo por esos niños, y por sus padres, y por los voluntarios que dejan todo y se comprometen a darles un poco de lo que a ellos recibieron: acogida, formación humana, cariño, simpatía, risas, y un libro, para que lean y vivan, Diario, y, así, puedan soñar (18:34:04).

miércoles, 4 de diciembre de 2019

4 de diciembre de 2019. Miércoles.
EPIFANÍA EN EL CONGRESO

Faltan palomas en la cumbre. Glorieta. Murcia. F: FotVi

-Ayer hubo epifanía en el Congreso de los diputados. Epifanía de lo mediocre, de lo infame, del títere sobre la cuerda floja de lo ridículo. Ayer, el espectáculo entró en la categoría de lo lamentable y del absurdo. Todo era pantomima y desfachatez, que, en vez de risa, daba grima, irritación, asco. Asco al humillado ciudadano de la calle, que ni está ni se le espera para esta clase de representación bruta y mal educada. Un servidor sintió vergüenza y cerró el televisor. Unas Cortes que pierden su dignidad, se convierten en un despojo, en el retazo sucio de un escupitajo. Ayer me dolió que mis representantes en las Cortes montaran tal exhibición de bajeza y mezquindad, de humo y de asfixia. Todo fue gris y asnal, infecto y malintencionado, cruel. Espero que algún día, alguien, desde esa sede de la soberanía nacional, pida perdón por la desfachatez de este primer día, tan triste y grosero, que se ha vivido en donde se llaman a sí mismos señorías y que en realidad son unos vulgares gañanes, que ni siquiera sirven para coger una azada y plantar un rosal donde vengan las abejas y las polillas a libar en sus rosas y polinizar, así, ese contorno asambleario, tan falto de perspectivas y luces, tan carente de cordura y de sapiencia, tan infantiloide. Sin duda que los hay dignos, Diario, pero no se vieron (10:33:00).

martes, 3 de diciembre de 2019

3 de diciembre de 2019. Martes.
EL CAOS

A punto de romper la belleza. Salinas San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Durante la noche, la lluvia ha tocado en mi ventana de un modo inquietante: como los dedos de un virtuoso loco por el teclado del piano. No he oído arpegios ni escalas, ni dulces melodías, sino golpes secos, monocordes, esqueléticos. En la noche, el trueno asusta, y las gotas de lluvia torturan. En otro lugar he escrito que la lluvia es una fiesta, pero cuando lo hace con moderación y no con alevosía, desangrando la tierra, maltratando los caballones del arado, saltándose los ríos y haciéndolo todo un mar sin orillas ni contención, caótico. Y el caos siempre maltrata a la bendición y la hace blasfemia, desastre, turbación. La lluvia ha vuelto a ser torrencial en toda la comarca del Mar Menor. La noche pasada en Los Alcázares, San Javier, San Pedro del Pinatar, y otros lugares, el viento y el agua han hecho estragos. Han vuelto otra vez a sus habitantes el miedo y la angustia. En sus ojos, el estupor aún, como un éxtasis perverso, de lo ocurrido hace unas fechas. Las calles como ríos, las casas inundadas y las miradas en el cielo, con una oración en los labios, quizá. Una oración que pide, sin poner nada de su parte. Como niños pequeños a la mesa del padre, Diario, comiendo y dejando los platos, egoísta y salvajemente, para que los quiten y los frieguen otros, sin un cuidado amoroso por la casa común. Y los políticos de fiesta (18:03:29).

lunes, 2 de diciembre de 2019

2 de diciembre de 2019. Lunes.
DÍA NUBLADO Y FESTIVO

Luz en la niebla, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Amanece el día nublado y festivo. (La lluvia, en sí, siempre es una fiesta). En la Casa se celebra el XXXIII Aniversario de su fundación. En un día como hoy, se plantó una piedra y creció un edificio color chocolate, que se elevó hasta los ocho pisos. Tan alto como las casuarinas, el árbol tropical que se eleva recto y frondoso al otro lado de las tapias del jardín, pero no tan hermoso. Un árbol siempre es más hermoso que cualquier edificio, a no ser que se trate de una cabaña con humo en la chimenea en el bosque. Yo vivo en un quinto piso de este edificio. Alegra a la casa un jardincillo variado, en el que crecen olivos, geranios y rosales, que casi siempre tienen rosas rojas, como gajos de sol, que diría Leila Guerriero. Hoy, por ser fiesta, ha habido Misa, bendición de la tercera planta, en la que se han hecho reformas, y una representación de la obrita de teatro Júbilo en la Casa de Dios. Esta obrita, sobre la vida de la casa y sus fantasmas, o sus ángeles, me salió a ratos perdidos. En ella se reconocen dichos y hechos de algunos de los habitantes de esta casa, que, desde luego, no son los habitantes de la casa deshabitada de Jardiel Poncela. Con la obrita –con la broma–, que han visto tres obispos y varios sacerdotes, nos hemos reído, y, por un día, hemos dejado nuestra vejez y sus perros rabiosos a un lado de nuestras vidas. Hemos cabalgado sobre los jinetes de la imaginación, creyéndonos poco menos que jóvenes llenos de risas y esperanzas, jóvenes que jugaran con las nubes. Sigue lloviznando en Murcia. Como si la tarde, tras el día distinto que hemos vivido en la Casa, día de misa y tramoya, Diario, llorara de risa, djuventud contenida, de felicidad angelical (18:31:51).

domingo, 1 de diciembre de 2019

1 de diciembre de 2019. Domingo.
LA ESPERANZA

Amaneciendo la Esperanza. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me gusta leer cosas con cierta trascendencia, para iluminarme por dentro. Para definirme en mi interior. Leo y medito, y la luz que recibo da en mi corazón y me sale luego de dentro afuera, donde, en las manos, se me hacen alegría y evangelio; es decir, serenidad y ofrenda. Me gusta leer el evangelio porque es preciso y exacto, y cercano, como una gota de agua cuando se tiene sed. Leer el evangelio es beber a Jesús, en su bellísima vida y obra, en sus palabras. Leer el evangelio es un excepcional acontecimiento espiritual. Hoy, el adviento pone mi pensamiento en Belén y en la Pascua, mientras camino por el día a día donde vivimos, nos expresamos y somos. También el día a día es adviento, si es expectación, novedad, plegaria. Porque no se me cae de los ojos lo leído hoy del profeta Isaías: «Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas». Él, el Señor. Porque Él es el camino, y la verdad del camino, y al vida del camino. En la Navidad, ya empezamos a tocar el reino de Dios, en el que nace, en el que mira asombrado la vida, en el que se cobija, lloroso y entre gorjeos, en los brazos de su madre. María abraza a Jesús en su vientre y en sus brazos, en su vida toda. Adviento, Diario, ¡o la esperanza! (19:14:06).

sábado, 30 de noviembre de 2019

29 de noviembre de 2019. Viernes.
UN PEQUEÑO Y MARAVILLOSO MILAGRO

Puertas y rejas, Playa de Las Canteras. Las Palmas de Gran Canaria. F: FotVi 

-Las puertas sirven para entrar y salir; pero, sobre todo, para recluir y enclaustrar. Y más si son puertas con llave y rejas. Con sentimiento de cárcel. Por eso me gusta el campo abierto, sin puertas, y con horizontes a los que intentar llegar, mientras se vive el intermedio. De siempre me han dado miedo las puertas, por los secretos y las tiranías que, a veces, hay detrás de ellas. Recuerdo que tenía un canario encerrado en una jaula: un día le abrí la puerta y, tras una pequeña duda, echó a volar, con gozo en el pico, cantando. Se fue a un balcón de la casa de enfrente, miró a todos lados, bizarro, y, dejando un relámpago de amarillo en el aire, desapareció. Yo, con mi pena alegre, traté de olvidarlo. Aunque siempre que miraba la jaula, aquella puerta abierta, había un latido que sonaba más que el siguiente. Hasta que un día se produjo un pequeño y maravilloso milagro. El canario, con un júbilo nuevo en el pico, volvió y, sobre la jaula, remoloneó, piando, hasta que entró y se acomodó dentro, sin dejar de piar. Allí estaban el alpiste y el agua, y la claridad de los barrotes de la jaula. Nos miramos: no sé si intencionadamente o por causalidad. Él volvió a sus gorjeos y yo a la alegría de tenerlo cerca, pero con la puerta de la jaula abierta, para que entrara y saliera cuando lo deseara, como uno más de casa, con su libertad intacta, Diario, y su dignidad repuesta (19:01:08).

jueves, 28 de noviembre de 2019

28 de noviembre de 2019. Jueves.
EL VOLAR DE LA COMETA

En el cielo, soñando. F: Googel 

-Llegados al jueves, declina la semana, como algo que se va. Se nos va de las manos como el jabón. La vida es una mentira hermosa, que, mientras dura, cautiva. Aunque, pasados los setenta, se ofusque y deprima. Se ennegrezca. La vida es bella mientras es crecimiento, o cima conseguida, por la que caminas como gacela, pero no tanto cuando es descenso. Siempre es más ilusionante el subir que el bajar, debe pasarle lo mismo a la birlocha que está sujeta la cuerda que sostiene el niño mientras aquella vuela. El volar de la cometa y el mirar asombrado del niño. Recuerdo, cuando en el castillo, en Molina, echábamos a volar las cometas que habíamos compuesto en casa, con los amigos. Siempre sorprendía la de Juan el Sacristán, enorme y con un grueso cabo, que la sostenía en el aire. Los niños mirábamos sin creer, abstraídos, el vuelo sereno de aquel artefacto maravilloso, que nos hacía soñar. Dejábamos nuestras pequeñas birlochas y nos sumábamos al acontecimiento del vuelo de la cometa más grande que jamás habíamos visto, y que llenaba nuestras cabezas de sueños. «¡Volar!», decíamos. Y volábamos con nuestra imaginación, surcando el cielo, conquistando el esplendor de la tarde, yéndonos más allá de todo. Soñábamos sin límites, hasta donde están las estrellas, y en ese mundo de luz y distancias, las estrellas, Diario, nos perdíamos (18:44:14).

miércoles, 27 de noviembre de 2019

27 de noviembre de 2019. Miércoles.
GOZÓ LA POESÍA

Llanto por un poeta. Forges.

-Anteayer, en Molina, gocé: gozó la poesía. Dije versos y vi ojos encendidos, increíblemente encendidos en personas de determinada edad. El hecho de iluminarse los ojos de estas personas, de despedir brillos al oír unos versos, es un ejemplo de una alta sensibilidad, de estar más en la vida interior que en la exterior. Es verdad que ya les rondan los años, les fallan los sentidos, y, quizá por eso, han experimentado la dicha de sentir la ternura en el ejercicio de su amor. Ahora, desde esa ternura, se abren a un cierto fervor y lo visten de delicadeza, de una dulzura cansada, pero excitante. Entretanto, a esta España nuestra, maltratada y dividida, sin norte al que caminar, postrada, le falte liberarse de lo externo y centrarse más en su intimidad, donde sin duda habitan la paz y la armonía –la poesía–, y no la guerra. Ya sé que no todo es poesía en la vida, pero hay que buscarla allí donde esté, sin desesperar, como el detector que busca metales preciosos. ¡Ah, la riqueza de nuestro interior en el que se conjugan la poesía de la vida y sus recuerdos, como una ofrenda para las generaciones que han de llegar! Si los que nos sigan, Diario, encontraran este tesoro, el del amor entregado, sería un maravilloso y sublime hallazgo, una excelsa y elevada eucaristía (18:23:28).

lunes, 25 de noviembre de 2019

25 de noviembre de 2019. Lunes.
LOS SILENCIOS DEL ALMA

La poesía: el fruto en el árbol. Varsovia. Polonia. FotVi

-Hoy, en la Asociación de Mujeres de la ciudad de Molina de Segura, se han oído versos que hablan de fe, de humanismo, de amor. Versos de varios libros resumidos en un mismo decir: los del autor. Un servidor, hoy, ha sembrado versos en Molina, como el que echa la semilla en el surco. Luego, quizá algún día, se podrá contemplar el trigal, dorado, inclinado por el peso de las espigas. Inclinado hacia la tierra, su seno maternal. Versos de fe, en los que habita Dios, y de humanidad, en los que se descalza y suplica el hombre, y de amor, donde el corazón es la amapola. Trigal, pues, con amapolas y pájaros, y manos que miran y cuidan del cultivo, con mimo. Con apasionamiento. Un verso se escribe en un instante, pero cuestas tantas horas pensarlo y sentirlo, sobre todo sentirlo, como se siente el agua que bebes o el silencio que sigue al llanto del niño que nace. Es un destello en el pecho, un latido hermoso, que, de pronto, como si te hubiera tocado algo divino, te impulsa a escribir, a decir cosas a veces extrañas que son difíciles de entender, pero que hacen pensar, y, en ocasiones, una vez entendidas, llorar. La poesía son los silencios del alma que hablan, y que, con la luz de las palabras, dicen lo bello o lo feo de la naturaleza humana, pero de una manera excelsa, sublime, y bañados de humildad. Esta tarde en Molina, Diario, ha volado el ángel de la poesía, el de Rilke, el de tantos poetas (19:24:58).

domingo, 24 de noviembre de 2019

24 de noviembre de 2019. Domingo.
EL CALOR DEL LIBRO

Ángel barroco, niño, en Varsovia. Polonia. F: FotVi

-El sol, otra vez en la biblioteca, otra vez leyendo. Menos mal que lee y deja los libros, no se los lleva. Aunque me gustaría ver al sol recorrer el cielo con algún libro bajo el brazo. Y dejarlos caer allí donde tener un libro sea un acontecimiento inusual: lugares donde no hay libros, pero sí hambre, y pobreza, y miradas extraviadas, y la calle –mal libro para aprender– con los niños perdidos y hallados en la miseria, ahí no hay libros, sino miradas desmedidas que se clavan y hieren. Como vidrios rotos. Me gustaría que el sol, en su amable y bondadoso recorrido otoñal, dejara libros en las esquinas de las ciudades, para que los niños sin escuela los pudieran tocar, y sentir, y, con el tacto, amarlos. Después vendría leer y oír las letras, saberlas, hacerlas juego y cuento, vida; pero, antes, Diario, sentir el calor del libro, su valiosa y humilde sabiduría, su discreta llamada a ser leídos, a darles la amistad (18:44:20).

sábado, 23 de noviembre de 2019

22 de noviembre de 2019. Viernes.
PAPEL DE CARTA

El pensante, en el parque Łazienki. Varsoviana. Polonia. F: FotVi

-Ayer mañana parecía que el cielo estuviera nevado, tan vestido de blanco andaba. Tan limpio e inmaculado. Como un papel de carta en el que escribir. O como un cristal emboriado en el que dejar, con la pluma del dedo, un amor escrito. El cielo pensaba, y yo a su par. Pensaba que el mundo está bien hecho, aunque deteriorado por la conciencia nociva de la naturaleza humana. Los ERE aquí (El periódico El País, con Sánchez, no se hacen eco de los ERE), y el caos en Hispanoamérica y en otros lugares del mundo. Conciencia, pues, nociva, y pecaminosa. Sin embargo, esta mañana sorprendo al sol hurgando en la biblioteca (mi pírrica biblioteca), leyendo, quizá, o quizá recordando otras lecturas. Me conmueve este sol insistiendo en beberse los libros antes de irse. El sol soñando historias, me digo, y admiro su modo casi fugitivo de leer e irse, como el que va de camino y con la mano bebe del arroyo un trozo de agua salvadora y sigue andando. Pero, como dice el salmo: «y levanta la cabeza». Se humilla, bebe, y, airoso, levanta la cabeza, y camina. Se trata de seguir el sendero, aun con sed y aunque haya enfrente una espada, o el silencio. Como el sol, Diario, como la vida, que, en el sueño, siempre se percibe mejor, más descansada, más asequible, y luminosa (11:39:41).

jueves, 21 de noviembre de 2019

21 de noviembre de 2019. Jueves.
LAS MANOS

Jugando con las manos, en Torre de la Horadada. F. FotVi

-«¡Qué frío!», digo, y me soplo las manos, para aliviarlas. El frío entra por las manos y, si lo dejas, inverna en el corazón. Las manos son los conductos, la fontanería, por donde se entrega el corazón. Se entrega o se cierra. De las manos nace el amor o la guerra, el poema o la espada. Las manos hablan al tocar: cada roce, leve o ardiente de las manos, es una letra sacada del abecedario del tacto, que a veces dice más que las palabras. El lenguaje de las manos, no solo para el silente, sino también para el hablador. Solo los ojos pueden hacerle competencia al abecedario de las manos. Decía el Cardenal Tonini, que, para él, el paraíso era poder estrecharle la mano a Dios. Hacía uso de la poesía, que es sentimiento y ensoñación, e imaginación. Y, para el que ama, Diario, hermosa y cercana verdad (18:51:24).

miércoles, 20 de noviembre de 2019

20 de noviembre de 2019. Miércoles.
SILENCIO DE ABADÍA

Nevados y tapados, en Zakopane. Polonia. F: FotVi 

-Da el sol en los libros de la biblioteca y hace que estos, como el fruto en el árbol o la luz de la luna en el agua, destellen y se noten más. En la mañana el sol ha conseguido que la temperatura suba hasta los 8º en Murcia, en la que el invierno suele pasar de largo, sin detenerse, como las aves migratorias. Es como si llegara, mirara al río, su vaho caliente y ligero, y se subiera a sus alas y volara, a otra parte. Y sin embargo a mí me gustan el frío y la nieve, y las casas humeantes de los valles helados, y el silencio estremecedor que sigue a una nevada. Recuerdo haber visto en mi vida nevar tres veces: en Pliego, un 13 de mayo, 1957; en Javalí, en diciembre, 1965; y en Zakopane, Polonia, en octubre de 2010. Íbamos en el autobús camino de la montaña, con frío y el asombro en los ojos por la belleza que contemplábamos, cuando, de pronto, el cielo, vestido de blanco, empezó a desplomarse, sin ruido, como si unas hojas volanderas de libros mágicos se posaran en las cosas y las envolvieran de leyendas. «Se abre el libro de la nieve», me dije. Ante mí, como un paisaje de primera comunión inocente y festivo. Me gusta la nieve, Diario, porque tapa lo feo y realza la belleza de la levedad y porque a todos –árbol grande o pequeño, hormiga o lobo, montaña o valle– cubre por igual, instaurando en el mundo la afinidad, la igualdad, sin distinción ni infamia, sin guerras tribales, y con silencio de abadía (11:43:10).

lunes, 18 de noviembre de 2019

18 de noviembre de 2019. Lunes.
¿AÚN?

¿Hay esperanza aún? Torre de la Horadada. F: FotVi

-Cojo un libro y se me iluminan las manos, como si tocara la sabiduría. La sabiduría, o la lotería de la inteligencia. En los libros están las palabras, que cuentan historias o bien filosóficas o bien humanas, entre silencios y reflexiones, y experiencias, y dramas, y rarezas, y cosas que te hacen reír o llorar, y salir de ti, y entrar en ti, y alcanzar los sueños, y abrirlos, y encontrar en ellos al Quijote o a E.T., el extraterrestre. Esta mañana he cogido un libro, y, al abrirlo, he visto la luz que me falta estos días. Por todo lo que está ocurriendo en nuestro País, que me afecta de un modo especial y destructivo. El libro, La España invertebrada, de Ortega y Gasset, ilumina mis manos y, como una mariposa benefactora, aletea en mi esperanza, aún, y me anima. ¿Será llegado el tiempo, Diario, de la paz y la reconciliación? ¿Aún? (18:57:39)

domingo, 17 de noviembre de 2019

17 de noviembre de 2019. Domingo.
LA POBREZA MÁS CRUEL

La pobreza más cruel, en Šibenik. Croacia. F: FotVi

-Hoy celebra la Iglesia el Día del Pobre. No el día de la pobreza, que sería inmoral, sino el día del pobre, en singular y señalando. La pobreza es lo que viste al pobre, el hato, lo que lleva al hombro como su techo y sus posesiones. Como el caracol, como el molusco, o la tortuga. Sobre el hombro llevan todo lo que poseen, con su dignidad. La que muestran y se ve es la indigencia, a veces la miseria, pero lo que esconden, porque lo trascendente es invisible, es su dignidad, que lo hace noble y respetable, y digno, con la dignidad del héroe: el pobre. He leído un poema en el que se dice que: «La pobreza abre y cierra el Evangelio, / lo envuelve, lo impulsa, lo caracteriza». El pesebre y la cruz –ésta, la pobreza más cruel y despiadada–, son el prólogo que abre y la conclusión que cierra el libro más hermoso jamás escrito. El libro en el que el Jesús pobre se acerca al leproso, al ciego, al caído en el camino, a la mujer adúltera, al crucificado con él en el Calvario, y, con su palabra y su mirada, y las manos acercándose al dolor, los sana de sus heridas, y eleva su dignidad. Las palabras, las miradas, las manos, Diario, donde el corazón late, y habla, y toca, y se da, y de donde la alegría brota, como una caño de agua fresca que calma toda sed (18:20:55).

sábado, 16 de noviembre de 2019

16 de noviembre de 2019. Sábado.
DEJAR MATAR

Dignidad en el estanque. Lago de Trakai, en Vilna. Lituania. F: J. Giner

-A veces leo en la prensa determinadas cosas que no entiendo y que me cuesta interpretarlas. Cosas que me dejan con los ojos redondos y pensativo, extrañado. Esta mañana de sol y aleluyas azules en el cielo de Murcia, pero fría, descubro que para la justicia hay veces en las que es más grave el hecho de llevarse un fajo de billetes que dar muerte a un semejante. Y es que el fajo de billetes –pensará el juez y el que hace las leyes– es de todos y la vida solo de aquel a quien se la arrebatan. En España es más grave robar que matar, sobre todo si eres el que recoge las nueces del árbol movido por los matones. En política, recoger nueces del árbol que han movido otros, es un deporte lucrativo y cínico al que se apuntan determinados poderes públicos. Ahí andan los hombres de ETA, aquella banda de maleantes que hacía ruido y tiraba nueces del árbol con un tiro en la nuca del adversario, siendo celebrados luego como héroes en sus respectivos pueblos y por los políticos que, para su mísero triunfo inmoral y corrosivo, recogían el fruto. Tal vez sea verdad lo leído esta mañana en la prensa. O no. Yo con todo, rezo –es algo que me enseñaron de niño mis padres y maestros–, para que esto se equilibre y haya pena por el que roba, pero más por el que mata. Y así no se haga realidad, Diario, lo que decía Ortega, que «el mayor crimen está, no en los que matan, sino en los que no matan, pero dejan matar» (18:02:10).