18 de junio de 2020. Jueves.
LOS AHOGAN CON CUENTOS
La luna que habla, así empieza el cuento. Torre de la Horadada. F: Fotvi |
-Murcia se viste de nubes pardas, un vez más. Nubes
que, como la lana a las ovejas, le darán más que calor. Hay que esquilarla
para que lleguen a su interior rachas de aire fresco: así Murcia se verá libre
de sus fuegos. Después de cuatro meses, inactivo, mi coche no arranca. Como el
místico que olvida la oración contemplativa, o el asceta que no hace penitencia,
o el maestro que no lee y no se pone al día para dar sus clases. Se agostan, se
secan. No dan fruto. Dice Raúl del Pozo en el Mundo que «hay que presenciar el
debate en el Parlamento como un espectáculo». Si no nos costara tanto, sería un
espectáculo circense divertido, reconfortante; pero resulta que, a pesar del
virus, no ha habido ningún actor de este circo que haya dejado algo –una pizca
siquiera–, de su sueldo para reconstruir lo que el bicho ha deteriorado o
destruido. En algún lugar, hasta se han subido los sueldos. No está mal la
diversión: qué risa da verlos estornudar, desbarrar, encolerizarse de mentira,
para luego salir tan ufanos del hemiciclo, como héroes de un cuento maldito o
mal contado. Y es que, como diría, León Felipe: los gritos de angustia del
hombre y su llanto «los ahogan con cuentos»; y la gente, al contrario que el
poeta, Diario, no aprende, no se sabe «todos los cuentos» (19:21:18).