jueves, 16 de diciembre de 2021

16 de diciembre de 2021. Jueves.
EL AMOR, ESE ESTREMECIMIENTO

Pequeña llama blanca en el jardín. Estambul. Turquía. F: FotVi

-Me he puesto tan festivo hoy, que (muy de mañana) he escrito un poema; pero para no decirlo. Decirlo sería un acto de inmodestia y no lo entendería el poema, que habla de humildad. La humildad del agua, de la fe, del silencio que alberga en la vitrina una copa de oro vacía; también del silencio de Dios, tras el Big Bang. Yo no hablo del Dios en el que no creen agnósticos y ateos (dos ramas del mismo árbol), sino del Dios en el que yo creo: el que es Amor, y estremecido. Yo deseo participar de ese estremecerse de amor por algo, por las cosas más débiles, más inseguras. Lo deseo. Esta mañana me he detenido en contemplar una pequeña araña, parda, apenas un montoncito de cabeza de alfiler moviéndose por la barandilla del balcón. La miraba y ella, con sus varios ojos negros, terribles, me miraba a su vez; sus ojos en pareado, de dos en dos, como varias noches mirándome. Aunque apenas ven –dicen–, miran que asustan. Y me he detenido a mirarla porque es una parte del mundo, una mota del gran universo, y la he respetado, la he dejado ir, la he dejado en su afán de devanar hilos para hacer su trapecio, su casa del vivir y el cazar, y sus cuatro pares de ojos –terribles noches– mirando. Festivo, he hecho un poema, que no digo; pero que tú, Diario, en cuanto acabe estas notas sobre el amor, oirás: sobre ese estremecimiento –o vibración– de Dios, del que yo participo; y tú, si así lo deseas (18:16:32).




miércoles, 15 de diciembre de 2021

15 de diciembre de 2021. Miércoles.
ROPAJES PARDOS

Otoño y niebla, meditación en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi.

-Neblinas. El día, para decirnos que estamos en  otoño, se ha vestido de ropajes pardos y capucha monacal. Se ha hecho monje de Silos y ha humillado la cabeza, como recogido en oración. O quizá esté en oración; el tiempo, el espacio, las cosas todas, también rezan. A su manera, musitan oraciones. Y es que con estar, con ser –es la belleza modela por Dios–, ya dan gloria a Dios, es la suya oración o plegaria estática. La rosa –con serlo– ya está alabando a Dios, como la estrella o el mar, o el colibrí libando polen, o el silencio que deja una palabra tras ser dicha. «Prefiero un silencio a palabras necias», dijo el sabio, oyendo los rifirrafes –que no discursos–, que se tiran, con aerosoles de baba, en el Congreso los diputados. Los aerosoles del mal son más fluidos y persistentes que los del bien. Decía Borges: «No hables a no ser que puedas mejorar el silencio». Que los aerosoles de la estupidez no contaminen la pureza del silencio. El silencio en el bosque, en el mar, en el firmamento estrellado, es más elocuente que miles de discursos vacíos o, en todo caso, llenos de bajeza y de odio. Me quedo en los ojos de un niño, que, en su asombro, me dicen lo que yo no sabría decir con palabras. «Esa luz que sólo se escucha cuando nos desprendemos de nuestro yo», dice Cristino de Vera, el artista del silencio y de la luz; luz y silencio que extrae de pintar la tiniebla. Ahondar en el silencio, Diario, es entrar en tu interior y descubrir la luz y las sombras que te habitan, y que te hacen ser tú, y responder, volviendo la cabeza, cuando oyes tu nombre (11:39:24).

martes, 14 de diciembre de 2021

14 de diciembre de 2021. Martes.
JUAN DE LA CRUZ, POESÍA

Belleza de Dios en las alturas. San Salvador de Cora. Estambul. F: FotVi

-Digo San Juan de la Cruz, y la poesía se hace luz, cadencia amorosa en mi boca. La claridad me invade, me llena de la suave fragancia de su palabra. La poesía de Juan de la Cruz es toda ella ascensión, vuelo del alma, hasta dar –hallazgo místico, espiritual, gozoso– con Dios. Y una vez hallado Dios, «el rostro recliné sobre el Amado», dice el Alma, y la noche oscura se torna paz y regalo para la Amada. El Alma se abandona en el Amado. El Alma descansa en Dios, como en un prado de «azucenas olvidado». Hoy celebra la iglesia a San Juan de la Cruz, poeta del amor humano que se ensancha y estremece en el Amor de Dios. San Juan de la Cruz bebe en la Escritura Santa y la reescribe, vertiéndola en versos sencillos y de inigualable hermosura. La Sagrada Escritura es el alimento de su alma y de la poesía que de aquella emana. Escribe: «El efecto que hace en el alma el habla de Dios es enternecer y derretir de amor». «Tengo para mí –dice el escritor Ramón Llamas– que muchas de la experiencias místicas, que él cuida con tanto recato, las recibió en la lectura y meditación de la Escritura, especialmente del libro de los Cantares». El Cantar de los Cantares es poesía, que San Juan sublima, hasta parecer que sus palabras, imágenes, metáforas, las inventara él, de tal belleza adornaba sus escritos y poemas. Nos cuenta el P. Feliz García que, momentos antes de morir, cuando comienzan los religiosos que le acompañan a recitar la recomendación del alma, se dirige al Prior y le pide: «Dígame, Padre, de los Cantares, que eso otro no es menester». Y al oír los versos del Cantar, exclama: «¡Oh, qué preciosas margaritas». San Juan de la Cruz, destilaba poesía, como la luz destila claridad, colores, presencia, armonía. Hoy, Diario, es día de poesía, de santidad, de amor; es decir, día de Dios, Origen de todo, también de la Belleza del lenguaje (11:53:21).

lunes, 13 de diciembre de 2021

13 de diciembre de 2021. Lunes.
DÍA DE AMOR Y PLEGARIA

Luz del mundo. Mar Menor. Lo Pagán. 

-Ayer no salió, digamos, mi «hoja dominical», mi comentario esperanzado de cada día. No tenía internet, me falló el medio: la técnica que nunca es tan segura como nos gustaría. Sin embargo, fue un día de amor y plegaria; domingo con un sol dorado de arboleda otoñal, y Dios; Dios, y su esplendor en la liturgia. Dos realidades: el sol apacible, y Dios, que se hace oír y sentir, y gustar, en el pan –misterio, humildad– de la eucaristía. Por la misa –lugar litúrgico– se pasea Dios entre los suyos en la palabra y los signos, y, de este modo, habla y alimenta. Al hablar usa el tú, y no hace mítines, sino Escritura; es decir, abre su evangelio e insiste en su buena noticia, la que se ofrece al pobre, y lo salva. Porque ama, salva de la desesperanza y del abandono, evita la tristeza. En el evangelio todo es amor, y gracia; y gestos de bondad y cercanía. Pone la mano en la cabeza de un niño, atiende a los ancianos y cansados, y ayuda a ponerse en pie y caminar a los tullidos. Fortalece y señala caminos y metas, y hace andar. Y, como buen samaritano, acompaña. En la liturgia, niñez y ancianidad, juventud y adultez, se dan la mano, y hay alegría y fiesta. «Estad siempre alegres en el Señor”, dice San Pablo a los de Filipo; y Dios, con sencillez de mano amiga, Diario, nos da la alegría y nos alienta en su Espíritu, el que, si se lo permites, te guiará por sendas de bonanza (19:11:31).

sábado, 11 de diciembre de 2021

11 de diciembre de 2021. Sábado.
LE TAPAN LA BOCA

No lo dejaban ir al colegio, sólo quería un lápiz. F. Quico. ABC

-Hay quien dice: «En nombre del lenguaje yo odio, excluyo, solo me comunico ondeando una banderola en la mano y un grito en la boca; grito revestido de los exabruptos más obscenos». El lenguaje, así entendido, degrada, desbalija. El lenguaje ya no es puente, sino un fortín con palabras que se lanzan como balas. Temo al lenguaje que excluye, ha dejado de tener sentido: en vez de unir, separa, en vez de mirar, da la espalda, obvia. Entonces, como diría Unamuno, ya no es solo «envoltura del pensamiento, sino que es el pensamiento mismo», y, en esta circunstancia, se hace destructivo. En Cataluña, sigue la barbarie contra un niño de 5 años –aprendiz de persona–, que quiere que, al tiempo que en catalán, se le enseñe a  decir te amo, o comparto, a sueño, también, en la lengua de su madre. El español. «¡Sólo pido un 25%!», dice, y le tapan la boca con el barro de la protesta y el grito de la barbarie. En nombre del lenguaje, del idioma, se ha prostituido la libertad, se la ha manchado de miseria y fundamentalismo, de odio. Por algo dijo Lord Lytton, poeta y dramaturgo inglés: «La magia de la lengua es el hechizo más peligroso». Yo hubiera querido ser políglota –hablar muchas lenguas, llenar mi boca de todas las luces– para, como dice Irene Vallejo: «Poder compartir mundos interiores e ideas quiméricas, por medio de las palabras». ¡Ah, Diario!, qué bello hubiera sido poder hablar a Dios, y decirle «Te amo», en lo más elevado de cualquier idioma, como un homenaje al don –exquisito y celeste– de poder hablar, de poder decir con Él las cosas más hermosas, alumbrándolas de nuevo, recreándolas (11:22:50).

viernes, 10 de diciembre de 2021

10 de diciembre de 2021. Viernes.
EL MUNDO DEL MAR Y DEL LIBRO


-Recuerdo que un día, hace años, soñé que sacaba a pasear a Dios y lo llevaba junto al mar, que contemplaba extasiado; luego le alargué un libro y lo hojeaba con fruición, para finalizar diciéndome: «¡Qué bello es el mundo en que te mueves!» Pero yo le dije que el mundo ya no era así, que el mundo que él ideó y puso en marcha, el primer mundo, el mundo del mar y el del Libro –el Libro del «hágase la luz»–, apenas existía ya. Aquella belleza se agostó, y hoy el mundo también es pandemia, y grandes migraciones, y miseria de los nacionalismos, el de los egoísmos más obscuros; como si hubiéramos vuelto al caos primigenio, terrible e inhumano. Hoy, apenas queda un atisbo de aquella belleza en los poderes públicos y aun en los privados. No hay poder (y más en el de los esclavos del poder) que no ande en quiebra moral y de identidad. La ética anda escondida entre zarzas, que arden. Allí, entonces, en el principio, cuando todo era inocencia, alegría por lo inesperado: «Un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas», dice el Libro; y la Palabra creadora, reflexiva, se preparaba para decir: «¡Hágase la luz!», y sorprendida y maravillada, bendecida, la luz fue, y, resonante, se hizo claridad en las cosas, y todo empezó a ser y a llenar el mundo de pensamiento, de primor, de perfección maravillada, de acontecimiento; acontecimiento al que luego llamaron historia, vida, y en la que surgió el suceso revelador y luminoso de la libertad. La libertad –o el don de la dignidad– que ha hecho al ser humano, unas veces Dios, como Él lo pensó, y  otras, dios caído, equivocado, ángel del mal. Dios se entristeció, y, haciéndome un gesto con la mano, se despidió, y ahí desperté, Diario, lamentando haber entristecido a Dios (11:03:14).

jueves, 9 de diciembre de 2021

9 de diciembre de 2021. Jueves.
PUENTES, NO BARRICADAS

Puentes, para unir. Puente Viejo. Murcia. F: Prensa

-Un niño de 5 años. Unos padres que claman. El niño está en la edad en que todo es fascinación, embeleso. Mira y, sin entender, todo le asombra. Empieza a balbucir palabras, ese don que llamamos lenguaje, y que, como dice el poeta, crean en su mente aquello que expresan. Las cosas, de ser algo –formas, objetos, acontecimientos– pasan a la boca del niño, que las dice, y, de ahí, saltan a su mente, donde quedan, haciéndose existencia y circunstancia en su vida, es decir, vocabulario, idioma. ¡Comunicación! Puede hablar con Dios y con los hombres. Este niño de 5 años vive en Canet de Mar, Barcelona, y sus padres desean que, con el catalán, aprenda a decir cosas en castellano, la lengua de sus antepasados. Lengua oficial, además, según las Constitución, de todos españoles. Total, para la Generalidad de Cataluña, esto es nada, y prevaricación para el Gobierno de la Nación –Sánchez a la cabeza– mentiroso e iconoclasta de todo lo que sea España. Sus padres y el niño son acosados, injuriados, señalados como los judíos en la Alemania de Hitler, la raza a exterminar. A los padres y al niño los han encerrado en la buhardilla y les han dicho que escriban un diario a lo Ana Frank, pero, si desean vivir en paz, que lo hagan sin hacer ruido, sin aspavientos, y menos con palabras que no sean las suyas. Qué triste comprobar que la intolerancia se hace ley de vida en esta España desvencijada, rota, sin que a nadie parezca importarle. Y ya que no a las autoridades civiles, pido a Dios, Diario, que esto acabe, se tracen puentes, y no barricadas (13:23:47).

miércoles, 8 de diciembre de 2021

 8 de diciembre de 2021. Miércoles.
-SOL CON COLOR DE PAPEL DE BIBLIA

Inmaculada Concepción, Arca de Dios. F: El Cebate

-Día con sol de Inmaculada Concepción, sol de color de papel de Biblia, espiritual y suave, sin ruido al tacto, abacial. Es sol de melodía gregoriana y de interior catedralicio, con vidrieras. Sol para la levedad. Y en el día en el que los cristianos celebramos a la que sería Arca de Dios, María; ella, Arca de Dios durante nueve meses, hasta que lo dio a luz para suministrarle albas y claridades nuevas a la luz. Dios, o la Luz que no pesa, que flamea como la gracia, sobre todas las cosas, y en todo. Dios y la gracia que acampan, sin ruido, en lo más callado del hombre, en su alma; el alma que, desde la invisibilidad, hace que palpite, que centellee la vida y sea inmortal, por lo que llevó a decir a Platón que este es el auténtico y verdadero hombre; el alma, pues, el auténtico y verdadero hombre; lo demás del hombre es arcilla que guarda, como en un estuche –carcasa, caparazón– el soplo de Dios, el que da y mantiene la vida hasta hacerla eterna, inmortal. Hoy, Diario, día con sol de Inmaculada Concepción, o sol de madre que roza sin dañar, acariciando, como un beso –¡cuidado, no se despierte!– al hijo que duerme en sus brazos (17:34:56).

martes, 7 de diciembre de 2021

7 de diciembre de 2021. Martes.
EN MARÍA, TODO ES VIGILIA, PROFECÍA

Serán fruto, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Vigilia de la de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. En María, todo es vigilia, expectación, desvelo, acecho, atalaya, adviento, profecía. Desde los albores de la Escritura, María es profecía que aguarda, palabra que se ha de abrir y hacerse obra de Dios. Ya, en el allá del Génesis, María es hecha noticia, oráculo, predicción: «Enemistad pondré entre ti (el Mal) y la mujer (María), entre su estirpe y la suya (Cristo); ella te pisará la cabeza mientras tú acechas su calcañar», le dice Dios a la serpiente, símbolo sórdido del pecado. (Gn 3, 15). Y en Isaías: «He aquí que una Virgen está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is 7, 14). Y en el ahora de la inminente concepción, el ángel: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en tu seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús» (Lc 1, 30-31). En María, todo es vigilia, vaticinio, esperanza: hasta que dé a luz a Emmanuel, a «Dios-con-nosotros»; el Dios que va dejando sus huellas en el camino, para darnos pistas de cómo alcanzar, con su ayuda, la salvación, ahora y luego, y siempre que así lo queramos. Caminar con Cristo, Diario, es no enfangarse en el barro del camino, salir ileso de las asedios del mal, como ave liberada de la red del cazador, que vuela (19:56:13).

lunes, 6 de diciembre de 2021

 6 de diciembre de 2021. Lunes.
ENTERNECER EL DOLOR

Enriqueciendo el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-El voluntario es un ser que ve, siente y se da. Ve el infortunio, lo siente como suyo, y se ofrece de corazón a remediarlo. O en todo caso, a aliviarlo. Es el samaritano que ve al caído en el camino y, bajando de sí mismo, acude y le presta su ayuda, poniendo en sus manos un poco de su corazón. Con la ternura en sus manos, y limpias de cualquier otro interés nocivo, se la ofrece al caído. Ha dicho el Papa Francisco: «Los voluntarios dan un rostro humano y cristiano a la sociedad». La sociedad, caída en un inmenso charco de egoísmos, de vanidad y humo, de renacuajos de individualismo, en el voluntariado recobra su faz humana, su identidad cristiana. El voluntario es Cristo que se acerca al leproso, y, saltándose la ley –ley injusta, que excluye –, lo toca, y lo cura. Y advierte al que sana: «Mira, no se lo digas a nadie». El buen voluntario es un alma generosa que se expresa y se da en su mirada y en sus manos, y en el calor de su sonrisa. Con sus acciones quizá no cure, pero calma y enternece el dolor. Contribuye a instalar en el mundo, como la llama el Papa, la «cultura de la solidaridad». Ahora que llega la Navidad, sería bueno recordar lo dicho por Albert Schweitzer, misionero y Premio Nobel de la Paz: «Si das luz para encender la vida de tu hermano, más esplendorosa brillará en ti». Encendamos la lámpara de nuestro desprendimiento, Diario, y dará luz a todas las demás acciones de nuestra Navidad, las enriquecerá de claridad, será un árbol bellísimo que irradie paz, y humanidad (12:39:08).

domingo, 5 de diciembre de 2021

5 de diciembre de 2021. Domingo.
LUZ EN LAS CIUDADES

Luces, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-En Navidad, yo haría un llamamiento a la cordura, al juicio, a la parvedad de alumbrado en las ciudades. «No encendáis tantas luces –les diría–, que apagáis las estrellas, dejad que vivan los sueños, que hable la luna». Encender luces es hermoso, siempre que alumbre a todos y no apague otras. Como el sol, que apaga estrellas pero enciende el día. En las ciudades se alumbra lo iluminado y se deja en la oscuridad lo que no conoce la luz. En la noche del suburbio no hay luz, o solo la del fuego que calienta a los que viven a las afueras de Belén, los apartados. En la ciudad parece no estar Dios, hay demasiado barullo, mucho exterior de cartón-piedra, demasiado espectáculo de la nada; no hay intimidad, ese establo interior donde pueda nacer la Luz. María, en la intimidad de la oración, con el Espíritu de Dios alentando en ella, concibe a su hijo, y, luego, en la sencillez de un establo, lo da a luz. La humildad vence en Belén a la abundancia. Sin apagar las estrellas, nace la Luz que iluminará la historia, y que todavía hoy en día sigue llenando de claridad a tantas conciencias, que se hacen preguntas y esperan respuestas. Jesús, cuando nace, sin apagar estrellas, da esplendor a la noche, la puebla de ángeles que cantan y de pastores que adoran, y de magos, en oriente, que sueñan. Tras la luz de la estrella, los magos buscan la otra Luz, la que los ilumina desde el cielo como profecía y los guiará hasta Belén. La mucha luz en Navidad, Diario, enloquece de inmodestia y oscurece la Estrella que guía hasta Dios, encarnado Niño en Belén (12:38:27).

sábado, 4 de diciembre de 2021

4 de diciembre de 2021. Sábado.
ROSA EN PLENITUD

Amanecer azul, en el jardin. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-En los días de azul, el sol –rosa en plenitud–, con suavidad de caricia, entra en mi habitación, toca los libros, me toca a mí, y, después de un silencio, se va, sin hacer ruido, como una lamida de mar en la playa. Suavemente, con delicadeza de una mano de madre. Y me digo: «El sol, en su saber estar, es sabiduría, experiencia, hermosa rutina diaria». Yo, cada día, sin embargo, busco la sabiduría, la que no es erudición, ciencia, y la hallo en el amor. La sabiduría erudita, la ilustrada, la encuentro en el filósofo y en el físico, en el escritor que junta palabras con belleza, y en el egiptólogo romántico que alarga la civilización egipcia al menos de 20 a 40.000 años más, desenterrándola; pero la sabiduría que alienta y salva, se me revela en el amor, sólo en el amor. Es por eso que el libro de la Sabiduría puede decir que este saber, el que salva, lo ve fácilmente el que lo ama y lo encuentra el que lo busca. El saber erudito cuesta, y, en toda una vida, apenas se consigue una mínima parte –milígramo apenas– de su abundante catálogo. El saber que salva, sin embargo, es fácil de encontrar, porque sólo se impone la condición de su búsqueda, el amor. Y es que la sabiduría que salva es radiante e inmarcesible; es decir, envuelve y cautiva en su esplendor, en su estallido de luz y lumbre, y no se marchita, por lo que es fácil de hallar. Luce y no es pasto de vejez, no declina, no entra ni en arrugas ni en fealdad, se mantiene fruta espléndida, siempre. Jesús de Nazaret, en la Escritura, es expresado, anunciado, profetizado, como el único Amor que salva, y solo se le puede hallar, Diario, en el amor (11:19:34).

viernes, 3 de diciembre de 2021

7 de diciembre de 2021. Viernes.
DÍA DE ONOMÁSTICAS

 
Javier, mi hermano, primera Comunión. 1957.

-Hoy es día de celebración. Celebrar es hacer memoria, traer el pasado y hacerlo presente, como acontecimiento y fiesta –presencia– en el corazón. El corazón, donde laten todos los amores. Hoy, día de San Francisco Javier –mi hermano, contemplando ya a Dios tal cual es, y mi sobrino, en Madrid– celebran su Onomástica, y, con ellos, toda la familia; una familia de 5, dispersa, pero estrechamente unida, como una gavilla de afectos, apasionados. Hoy, nuestros afectos, se entrecruzan en la bóveda del cielo y se hacen signo de cercanía. Con afectos, Jacob fue construyendo la escala de su amor. Jacob amaba y dio –ascendiendo, en sueños– con Dios; y Dios, el Amor –descendiendo en sus ángeles– halló a Jacob. Se encontraron en la escala de amor que Jacob había soñado para dar con Dios, y que Dios, maravillado, había reconocido como lugar de aproximación. Dios y Jacob se encontraron en la palabra, y en la palabra establecieron su amistad. Y, de esta amistad, nació una ciudad, a la que Jacob llamó Batel, o ciudad de la Luz. La palabra, con afecto, lleva siempre a la luz. Feliz día de tu Santo, Javier, mi hermano, y amigo; feliz tú también, Javi, sobrino, y amigo. En ambos, Diario, se hace juventud –en los recuerdos–, mi vida; vosotros sois la escala que a cada instante me acerca a Dios, y con el que hablo e intuyo –vislumbro– la ciudad, por mí anhelada, de la Luz (13:16:52).

jueves, 2 de diciembre de 2021

2 de diciembre de 2021. Jueves.
SIN ODIO, EN PAZ

Cantando paz en la tierra, en Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Llovizna, que es como si la lluvia pisara levemente la tierra sedienta y la enterneciera, la llenara de deseos de florecer. He visto al rosal abrir rosas en noviembre, tan lucientes como en primavera, tan plenas. Me emociona. Es la lluvia que cae sin odio, en paz, y que alimenta al rosal y al olivo, y al gorrión que bebe en los charcos que van dejando sus gotas. El odio y la creación se dan la espalda; el odio destruye, la paz, compone, edifica, alumbra. Vemos, sin embargo, que el odio, desecho del espíritu, se está instalando en nuestras vidas, como con dientes de felino. En la vida pública y en la privada. Mirad el Congreso; mirad la calle. Todo son escupitajos y pedradas a la paz y a la concordia. Siempre hay alguien que promueve el odio, y lo aliña, y lo arroja al rostro del contario. El odio muerde e insiste, sin soltar la presa. La paz regala vida, pone en orden las cosas, va construyendo armonía, es celebración. Odiar es un mal negocio. «¡Oh, rencor! Demasiada vejez –dice William Shakespeare– para tan tierna juventud». La persona que odia, Diario, es vejez; la vejez que ama, es juventud. Las paz –bello axioma– es el regalo más valioso de la Navidad: «Paz a las gentes de buena voluntad»: himno que aún siguen cantando los ángeles. «¡Paz!» (12:09:24)

miércoles, 1 de diciembre de 2021

 1 de diciembre de 2021. Miércoles.
UN PEQUEÑO SOL

Pequeño sol, calento el invierno. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Digo sol –plenitud, libertad, donada generosidad, amor– y lo meto en un poema, para cuando me haga falta. En los días de frío, leo el poema y así caliento mi interior. Del interior nacen los fríos más intensos y destructivos, y los más difíciles de reanimar. Pero también en mi interior, donde aletea el Espíritu, se halla la raíz de toda virtud. Darle luz al espíritu es empezar a alumbrar, desde ti mismo, la mente y el corazón, y los pasos, y la calle por donde vas, y las sonrisas que das y que recibes, y enardecer con calor el frío de la injusticia. Y es que si hay luz y hoguera en tu interior, se llenarán de luz y calor tus actos. Y serás como un pequeño sol, que caliente –en su órbita de bien–, todo lo que caiga en tu derredor. El sol del amor, que como dice San Juan de la Cruz, «ni cansa ni se cansa». Es un sol que hace arder la nieve. «No fue un sueño, / lo vi: /La nieve ardía», canta Ángel González. En invierno se busca el sol; en verano, la sombra, no el frío. Ahora, en el tiempo del frío, Diario, saco mis poemas y los leo, y los hago combustión y fogata en las palabras, que, al leerlas, se hacen melodía de luz y calor en mi hermosa ancianidad; ancianidad que cada día cree nacer con el Dios pobre de la Navidad, y que, si hay amor, como dice un himno de Laudes, «nace en mí, y también en cualquiera» (12:35:56).

martes, 30 de noviembre de 2021

 30 de noviembre de 2021. Martes.
ALEVOSÍA DE CRISTAL DE LA LUZ DEL NUEVO DÍA

Remando hacia la luz, en el Mar Menor. Lo Pagán. F: FotVi

-Despertar es dejar un ojo en la muerte (aún en dudas de sueño) y otro en la bella alevosía de cristal de la luz primera del día. Dos ojos en direcciones de noche y día. Contrarias. Queda un ojo pegado al sueño y el otro rozando la luz, su viveza de arco de violín, de garza blanca, que te invita a ver: a vivir. Se parpadea –son amagos de aleteos, quizá– para dejar el sueño en la cama y el vivir en los ojos. ¿Aleteos de qué? ¿De arcángeles, de irrealidad, de colibríes lúdicos, o sólo de claridad? ¡Aleteos de claridad! Y se entra en la claridad (es un modo de estar y de ser), y nos embriagamos de nuestra propia lucidez, que diría Gide, filósofo, y damos así pie a que la vida siga empezando, sea consagración en el día, y don en ti. Mi vida; mi don más preciado. Y doy gracias. A Dios. Y, como hago vida de eremita, hoy (una vez despierto y aseado, sin garzas en los ojos ya, visionario y lúcido) he dado gracias por vivir; y lo he hecho, rezando. Con el salmo 5, he dicho: «A ti te suplico, Señor; / por la mañana escucharás mi voz, / por la mañana te expongo mi causa, / y quedo aguardando”. (Esperar: adviento). Luego he escrito; o sea, he colocado palabras en negro sobre blanco. Las he dicho, borroneándolas, mientras daba la cara la inspiración. He sacado así el diccionario a pasear (por mi mente, tras de mis ojos), para que fuera dejando caer palabras en mis manos (como la música deja notas en las del pianista), y las pudieran escribir, palabras que luego serán tinta y papel, libro quizá, enérgica fragilidad, desde luego, o emoción para alguien, tal vez. En todo caso, serán palabras dichas y dispuestas a decir algo, por mí. ¡Decir algo! O palabras de esperanza. Y se emocionan, Diario, con lágrimas, mis ojos (10:51:01)

domingo, 28 de noviembre de 2021

28 de noviembre de 2021. Domingo.
NUESTRA JUSTICIA

Corona de Adviento, en Casa Sacerdotal. Murcia. F. FotVi

-La liturgia es un protocolo o regla ceremonial que ordena, para el cristiano, los tiempos de la oración y sus ritmos. Y en este ir y venir de tiempos y ritmos, ha tocado celebrar el adviento; es decir, tiempo este de expectación, de inquieta esperanza, de mirada hacia el porvenir, que acabará en una llegada, un advenimiento, un arribo. La Navidad es eso: el arribo de Dios a nuestra tierra: vendrá y acampará entre nosotros, será empadronado uno de los nuestros. Vivirá puerta con puerta con el ser humano. Detrás de la puerta de la carpintería. San Juan lo dice: acampar; o poner su Morada entre nosotros, encarnarse, revestirse de carne frágil, de humanidad: tomar la debilidad como vestimenta e ir camuflado así de indigente que alarga la mano y pide, a tu puerta. ¿Y para qué? Para enseñarnos a amar. Sólo se puede amar desde la debilidad. Todo «te amo» es un himno a la rendición o docilidad libre de la voluntad. Es un gozoso decir: «Dispón de mí». El cristiano, pues, se prepara para este acontecimiento; nada menos que para dejarse ilustrar en el aprendizaje del amor. Dios, que es amor, nos quiere advertir: «Esto es el amor, y así se ama». Hoy, primer domingo de adviento, se nos indica el primer paso a dar: el paso de la vigilancia. «Mirad, vigilad, no sabéis cuándo». El cuándo es en qué momento llega el amor: «si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer». Porque puede que llegue «de improviso, y nos encuentre dormidos» (Mc 13, 33-35). Vivir en adviento es hacerlo en vigilancia, sin el descuido del letargo, del entumecimiento, con la atención como brasa encendida, quemándonos. Porque llegan tiempos de amor y de justicia, y es necesario estar preparados; como la hormiga adivina un rayo de sol y sale a ver qué halla para la despensa del hormiguero, así nosotros, esperando el rayo del Amor que nace, como dice Jeremías, en «Dios-nuestra-justicia»; y a la puerta de nuestra casa, Diario, el Amor –la Justicia– nos espera (12:03:10).

sábado, 27 de noviembre de 2021

27 de noviembre de 2021. Sábado.
NO DAR DE LO SUPLEFUO

La pobreza de la flor, que será fruto. T. de la Horadada. F: FotVi

-Al  despertar, 2º de temperatura. Con el bajo cero, en la huerta se hielan los limoneros. El frío, en Murcia, tirita de frío. En Murcia, no en Soria o en Navacerrada, donde el frío es pan horneado, con aceite y sal, y una fogata que calienta. El sol, en el cielo –pájaro mojado–, trata de calentar las sombras y el día, y lo va consiguiendo, apenas. Hay sin embargo otro frío terrible, el del hambre. La caridad, que suple a la justicia cuando esta falta, está poniendo en pie de guerra fraternal y humanitaria a los bancos de alimentos. Quizá tuviera razón el filósofo chino Lao Tsé cuando decía que el pueblo pasa hambre porque sus superiores dilapidan en exceso lo que recaudan. Con dirigentes manirrotos, vestidos de vanidad, bien trajeados de mentira, sin un asomo de piedad, 6 millones de españoles, los que viven, según Caritas, en «el umbral de la pobreza», lo pasarán mal, pero con la esperanza naciéndoles en las manos, y mirando al cielo, por si les llueve el maná. Escribe un poeta que Jesús, el que nos viene dado en Navidad, «será rey y patrón / de humildes». Y el Papa Francisco: «La pobreza es la carne de Jesús pobre en el niño que tiene hambre, en quien está enfermo, en las estructuras sociales que son injustas». La caridad cristiana, sigue el Papa, es que «yo doy de lo mío y no doy de lo superfluo», y así se remedia la injusticia. El cristiano ve en Jesús pobre, al desvalido pobre, al crucificado pobre, al salteado pobre, y, con su pedazo de pan, el que quizá le falte, trata de dar de comer al Jesús pobre, que, en Navidad, Diario, nace Niño Pobre, en un pesebre pobre, sin más calor que el de sus padres, que, aunque pobres, son ricos en amor y santidad, y en un cariño entrañable (12:56:03).

viernes, 26 de noviembre de 2021



26
de noviembre de 2021. Viernes.
MUJER: MANANTIAL

Mujer, libre y santa, manantial. F: Prensa

-Digo mujer y se me llena la boca –y los ojos– de cantares, de rosas con unas gotas de rocío en sus pétalos, de gacelas que saltan en el bosque. Cada vez que digo mujer el corazón se me llena de acción de gracias, por lo que Dios da y embellece al mundo en ellas. Ellas son la fuente de la vida, y las que, desde su oblación, modelan estas vidas, las hacen habitables. Habitables para la gracia, para el amor –todo amor es sacrificio–, y para los sueños más hermosos. En la mujer sueñan los sueños, iluminando el porvenir, llenándolo de fuerte y riquísima fragilidad. Hablando de la mujer dice el libro de los proverbios: «Mujer, sea bendito tu manantial». Manantial del que nace la vida de los hijos; vida purísima, gozosa, aunque, a veces, en la selva del mundo, en su engranaje viciado, se vuelva terrible. Salvaje. Rubén Darío dijo: «Sin la mujer, el mundo es pura prosa”. Prosa que carece de la cadencia y música, y mística, del verso, de su hermoso –y lacónico– vocabulario: palabras, las mínimas, para decir todo, y que destelle en él lo más bello. Y el poeta chileno Vicente Huidobro: «Mujer, el mundo está amueblado por tus ojos». Amueblado, hecho latido en el hogar, manos que parten el pan y consuelan, religión, llama que calienta. La mujer es digna de todos los derechos, y aplaudida, y respetada, y libre. Sin ataduras. Y como dijo la Madre Teresa de Calcuta: «Lámpara siempre encendida, pero sin dejar de ponerle aceite». Y Susan B. Anthony, activista de los derechos de las mujeres: «Los hombres, sus derechos y nada más; las mujeres, sus derechos y nada menos». Y nada menos, Diario (18:01:19).

jueves, 25 de noviembre de 2021

25 de noviembre de 2021. Jueves.
PARA NO OLVIDAR

Jesús, pan en la custodia, en Medjugorje. Bosnia-Herzegovina. F: FotVi

-Cuando entro en mi pequeño estudio, veo que el sol ilumina la biblioteca, lo saludo, feliz, y lo dejo estar: no molesta. Cojo uno de los libros que él toca, lo abro y leo: «La Escritura es el libro que narra unas bodas: las de Dios con su pueblo y las de Cristo con su Iglesia. La humanidad redimida celebra en la Eucaristía los esponsales con Jesucristo, el Esposo del banquete de bodas». (El camino pascual. Joseph Ratzinger). Lo que leo me hace pensar. Y me digo, es verdad: desde el principio, Dios quiere –anhela– acercarse a su creación, con la delicadeza del que acaricia, con total amor. El ser humano, sin embargo, su criatura más querida, reviste de miedos su nombre y su misma existencia. «Si pronunciamos el nombre de Dios, moriremos», decía el pueblo judío, y, entre dudas y recelos, callaba. Eran Dios y el miedo. O Dios y el oscurantismo. Escondido en una imaginería de truenos y relámpagos, Dios era la lejanía y la cólera, y, a veces, la venganza. Pero, en Jesús, Dios se hace cercanía, tan inmediata, tan visible, que se da comida, y a lo pobre; en la mesa familiar es pan y es vino, temblor celeste. Comida que alimenta el espíritu y es preámbulo –promesa– de fraternidad y santidad. En la boda de Dios con su iglesia, es este un Dios que se deja masticar y comer. Se deja gustar. Él preside la mesa y la bendición, y, tras hablar con los suyos, les da su cuerpo. En Jesucristo, Diario, Dios se hace bocado y sorbo de vida, eterna. Le doy gracias al sol que me ha hecho ver este libro casi olvidado, y escribo, para no olvidar (12:38:16).