jueves, 13 de enero de 2022
13 de enero de 2022. Jueves.
MIEDOS
-En Ezequiel, profeta –el que habla en nombre de Dios–, se leen cosas
admirables y sorprendentes como ésta: «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os
haré salir de vuestros sepulcros». El pueblo, entonces, se sentía sepultado
–esclavizado–, como hoy en día, quizá. Hay veces que el pueblo se ve sepultado
en sus miedos, y queda cercado y a oscuras, sin esperanza, y sin libertad para
soñar, para perderse en vuelos. Vuelos de altura como el de la fe o la
esperanza, que acaben por posarse en el amor. Descansar en el amor es el fin de las otras virtudes. A finales del siglo VI antes de Cristo,
el profeta anima a su pueblo, que ha perdido su tierra y su identidad. El salmo
137 es un cántico –agradecido– que recuerda aquellos tiempos de destierro y expatriación.
«Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos y llorábamos al acordarnos de Sión»,
canta el salmista. En Babilonia, Ezequiel se hace palabra esperanzada para su
pueblo, abre un haz de expectativas, le trae alivios. En estos tiempos de
deterioro social, político, económico, humanitario, de zozobra y decadencia, de
inseguridades y falacias, yo echo de menos, Diario, una palabra libre y
luminosa que aligere miedos y libere esperanzas. Alguien que prometa abrir
nuestros sepulcros, y, reavivando nuestros sueños, nos deje revestirnos de
utopías, ¡y soñar! ¿Quizá el Papa Francisco y todos aquellos que luchan por la
justicia? Quizá. Tal vez… (12:06:23).
miércoles, 12 de enero de 2022
12 de enero de 2022. Miércoles.
LA CAMPANILLA DE VICENTICO
LA CAMPANILLA DE VICENTICO
Julián, dándome la paz, en mi 1ª Misa. F: Mi colección. |
-Perder a un amigo es como perder una moneda de gran valor en el mar, la recuerdas aunque no la tienes. Se te cayó y la pierdes, pero queda el recuerdo, vivo tras los ojos, donde siempre surge lo recordado. Ayer, en Molina, murió mi gran amigo Julián Chicano Peñaranda, sacerdote y poeta. Es decir, hombre de Dios y portador de palabras hermosas. Como sacerdote llevó a Dios en sus manos; y en su boca, como poeta, las palabras. Yo canté misa un 20 de junio de 1957, y Julián, sacerdote algunos años antes, compuso como recordación un hermoso poema, que tituló La campanilla de Vicentico. Entre risueño y tierno, travieso y bullicioso, el poema dice así:
Vicente, la campanilla
déjala ya descansar.
¡Sólo se toca al alzar
de una manera sencilla…!
¿A qué tanto repicar?
Eras un niño travieso
con una negra sotana.
Pero que cada mañana
despertabas con el beso
que te daba la campana.
Cuando llegues al altar
a celebrar tú la Misa,
acuérdate del sonar
que volando entre la brisa
no cesaba de cantar:
¡la voz tan leve y sencilla
de tu vieja campanilla!
Ahora no podrás tocar
cuando celebres tú Misa.
Pero temblando en la lisa
mesa blanca del altar,
se quedará la sonrisa
de un son que nos maravilla:
¿Será el de tu campanilla?
Que siempre su claro son
te despierte en el altar.
Y que a la hora de alzar
en tu joven corazón
nunca deje de sonar
la voz tan leve y sencilla
¡de tu vieja campanilla!
martes, 11 de enero de 2022
11 de enero de 2022. Martes.
EL GRAN MUSICAL DE DIOS
EL GRAN MUSICAL DE DIOS
-Dios me ha oído y ha mandado la lluvia. Y me he dicho con fe en los
labios: «¡Dios oye!» Yo os invito hoy a oír el latido de las cosas. El latido
del mar, del ave, de un árbol; el latido de la tierra en una roca, en el
trigal. Si pones el oído atento –cuidadoso, vigilante– en el pecho de un ave, quizá
oigas más allá de la vida del ave, quizá oigas la vida del mundo. E incluso el
propio latir de tu vida. Creo que intentar oír el latir de las cosas es un modo
de acercarse al cómo sonaría el soplo –la palabra– de Dios en el principio de
los tiempos, cuando el Big Bang o creación primera, cuando las cosas no eran ni
esto ni aquello, sin color y sin forma, sino palabras que se decían y empezaban
a latir, con vida. ¡Los latidos primeros del mundo, con los que daban comienzo
los sueños! Oír latir las cosas, es un modo de amarlas. Si oyes música, la
música te invade, te puebla, y acabas por amarla, dándole unos latidos de tu
corazón. Si oyéramos el latir, el tañer de la tierra, no la maltrataríamos, ni
al resto de cosas que alientan y viven a nuestro alrededor. Dice Rilke, poeta: «En
la obra que hago soy verdaderamente yo»; glosando a Rilke, yo añadiría:
«En la cosa que oigo latir, oigo mi propio latido». Recuerdo haber leído en la
prensa hace algún tiempo: «El Tribunal Federal de Texas ha ratificado una ley
“pro-vida” que exige a las madres que vayan a abortar, escuchar antes latir
el corazón del feto por ultrasonidos». Se trata de oír –sólo oír– aquello que
con el aborto va dejar de ser, de estar, de vivir. Suprimir un latido de feto
debe ser como silenciar una bella e insustituible nota vital en el concierto de
las cosas del mundo; como romper en el gran musical de Dios, Diario, un
Stradivarius –quizá bellísmo e irrepetible– de vida humana (12:13:48)
lunes, 10 de enero de 2022
10 de enero de 2022. Lunes.
INVIERNO SIN BAUTISMO
INVIERNO SIN BAUTISMO
-Suelo decirme, en mi soledad creativa y añosa, que un invierno sin
lluvias es un invierno sin bautismo. Y no bautizar el invierno es como dejar esta
estación del año sin fiesta, y sin padrino. Vivo en un rincón de España, bello,
pero donde apenas llueve: o la España seca. Y pienso que sin bautismo no hay
gracia, y sin padrino no hay cumpleaños dichoso: no hay regalo. Sin lluvia, se
presenta una primavera menos feliz, seguida de un verano ampuloso y terco,
ruidoso de sol y vientos. Si yo, además de hombre, tuviera que ser otra cosa,
me gustaría ser lluvia. O algo que celebre y alabe la lluvia, como la tierra o
el arco iris, o el pájaro que bebe en el charco tras el chaparrón amable. ¡Es
tan hermoso ser algo útil y alegre, algo que invite a la vida! Me gustaría ser
lluvia, pero no diluvio, que hiere tierras y causa muertes, y destroza
ilusiones. Y aun escribe páginas negras en la Biblia, como el aluvión de Noé y
su familia, que entristecen. Decía el escritor venezolano Juan Ortiz: «Dios se
desnuda en la lluvia como una caricia innumerable». Es una bella metáfora que
pretende decir cómo Dios, sin serlo, está, Diario, en todo, trascendiendo. Como
el autor está en sus libros, Dios está en todo lo creado, como el aliento, o
palabra, que todo lo inspiró (12:41:36).
domingo, 9 de enero de 2022
9 de enero de 2022. Domingo.
TRES EPIFANÍAS, EN NAVIDAD
TRES EPIFANÍAS, EN NAVIDAD
-Cuando llega la Navidad, me apunto como creyente a las varias y bellas
epifanías (tres) que se van sucediendo a lo largo de los días litúrgicos, y las
vivo con el afán de abrir mucho los ojos y maravillarme. Epifanía es
manifestación, revelación. En su interior siempre está Dios, y, en ocasiones,
se deja ver: se revela Dios. Y nos asombra. El primer asombro que nos regala, y
apenas como un punto de luz, como un relámpago de niñez indefensa en brazos de
su madre, niñez que lloriquea y se agita, es su nacimiento en Belén. Nace Dios,
pero con atavíos de hombre y pañales, y un puchero de llanto en su pobreza. Cuando nace todo es noche, pero ese punto de
Luz que él es, repliega las tinieblas, y se deja ver niño indefenso, levedad
infantil. Luego esa Luz de Belén prende
en una estrella en oriente, y mueve la docta curiosidad de unos magos, que se
ponen en camino y gozan así de la segunda epifanía, la de la manifestación del
nacido a los gentiles. Los magos de oriente se arrodillan y adoran al hijo de
María. Adoran y le dejan oro, incienso y mirra. Que la escritora Ángela Vallvey
interpreta así: le regalan oro, no como a rey, dice, sino para «solventar su
pobreza», que sería mucha y con telarañas. Y yo, asombrado, lo veo más lógico. ¿Y
el incienso? Para «aliviar el mal olor del establo», que entre la mula y el
buey, y pastores y ovejas, estaría para una asepsia. Y la mirra –el detalle más
tierno de la Ángela Vallvey–: «Para vigorizar –escribe– los bracitos y las
piernas del Niño, y preservarlo de los parásitos del establo». La poesía aquí
se hace pañal, que, con el Niño, envuelve también el misterio. Y queda la tercera
epifanía. Jesús, formando cola con los pecadores, es bautizado por Juan el
Bautista en el Jordán. Y como dice San Hipólito: «La fuente inalcanzable que
nunca se agota, se sumerge en aguas pequeñas y temporales». Y se abren los
cielos y se oye la voz del Padre: «Este es mi Hijo, el amado», y el Espíritu
Santo lo crisma, y quedo confirmado como Ungido y Mesías. Es decir, enviado, Diario,
para salvar; y salvando está, dando gratis, al que lo quiera, el Amor de Dios
(12:43:39)
sábado, 8 de enero de 2022
8 de enero de 2022. Sábado.
HUMILDE LEVEDAD
HUMILDE LEVEDAD
Pequeño brote: el árbol vive. Murcia. F: FotVi |
-Cada día me veo más sensible a la belleza; y sobre todo a la belleza de lo apenas perceptible, de lo pequeño y volátil, de lo que casi no aparece por ser humilde levedad: la flor del naranjo, o la abeja que la poliniza. La levedad noble me explaya el ánimo. No sólo las grandes cosas, sino el esplendor de lo más escondido por recatado y casi huidizo, lo solapado. Y es que para expresarse, escribe Manuel Rivas, poeta: «La verdad suele escoger el pequeño tamaño». El gigantismo no me impresiona ni en un paisaje; tampoco en arquitectura o en la resolución de un cuadro. ¿El Guernica? Me fatiga el oído por tanto grito y rasgadura –pido perdón, por huir de lo políticamente correcto y, en este caso, ser incorrecto–; me impresiona más –ejemplo– un Fray Juan Bautista Maíno, s. XVI, que, en un 34 X 28 cm., mete la Resurrección de Cristo, y, como diría un filósofo alemán, se «hace digno de verse». Porque debido al resplandor de la forma –San Alberto Magno–, la belleza de un objeto nos asombra y nos conmueve y hace que nuestro espíritu se eleve hasta sentir el placer de lo excelso e inexplicable. De la cruz de Cristo me estremece, sobre todo, el desgarro de la mano de Cristo causado por el clavo; y, con la sangre que mana, el ruido de la carne al romperse, su pequeño clamor abierto, su dolor rasgado (10:54:56).
viernes, 7 de enero de 2022
7 de enero de 2022. Viernes.
SILENCIOS DOMÉSTICOS Y CREATIVOS
SILENCIOS DOMÉSTICOS Y CREATIVOS
-Esta mañana el cielo ha ido cambiando de tonalidades según se le acercaba
el sol. Primero, unas nubecillas deshilachadas se han vestido de gris carbón, crudo,
le ha seguido un violeta azulado, más tarde un rojo cereza, de
caramelo, hasta que se han abierto para dejar paso al sol, con clamor de un
himno de claridad. Lo he visto. Es el privilegio de dedicarle unos instantes a
la contemplación de lo que nos rodea y deleita. Y luego, desde la altura –5º piso–, he sentido
el silencio que emana de las cosas. Después del estruendo divino de la Navidad –los
villancicos, el alboroto de los ángeles, los «nos ha nacido el Salvador», con
pandereta y zambomba–, queda el silencio de Dios y el de las cosas que nos sirven, las que usamos, para que agradezcamos y celebremos su disponibilidad, la grandeza
de servirnos; es decir, quedan los otros silencios, los domésticos, los que cada día nos hacen reír y llorar, y vivir, como el silencio del pan que masticamos, el
del agua que bebemos, el de la pluma de escribir o la tecla del ordenador que
usamos para dar salida a lo que nos inspira y libera, y llena los libros; también el de
las palabras que te vienen a la boca y callas o por prudencia o en oración, el
silencio armonioso y lúcido de lo que lees, y que tanto te dice; o el mismo callar
del silencio cuando contemplas la belleza. ¡Hay tanto amor y tanto grito amoroso en esos silencios! Estas son, Diario, las que yo llamo «mis verdades del lápiz»,
que redacto y medito solo cuando ellas, en silencio, me las dictan para ser
dichas. Con razón dijo Borges: «No hables a menos que puedas mejorar el
silencio». Gran parte de nuestra vida, Diario, la vivimos entre silencios, silencios maravillados, extasiados, creativos (12:22:13).
jueves, 6 de enero de 2022
6 de enero de 2022. Jueves.
REGALO DE REYES
REGALO DE REYES
-Como ya he dicho alguna vez, sigo creyendo en los Reyes Magos, en los del Espíritu del Evangelio. Hoy han venido y me han dejado un día soleado, una misa que celebrar y rezar en Laudes aquello de: «Reyes que venís por ellas, / no busquéis estrellas ya, / porque donde el sol está / no tienen luz las estrellas». Lope de Vega era así de brillante y malabarista de las palabras; de la chistera del idioma sacaba palabras como palomas y las hacía poema, zureo de versos, villancico o diadema de canción. Él jugaba con la fe a hacer villancicos, y le salían tratados plenos de teología; el Sol –Cristo– barriendo con su Luz estrellas, como el viento hojas. Los Reyes, guiados por estrellas –como pisando en ellas para no hundirse en el mar celeste de la duda, de estrella en estrella– llegan hasta el Niño, y Lope les advierte: «Donde el Sol está…», no hay estrellas que mirar, las tapa el Niño-Dios. Las estrella están, pero celadas, como tachadas por un pincel de claridad. «El niño que ahí veis», les dice con el evangelista San Lucas, es: «El Sol que nace de lo alto», y, advertidos los Magos y sin fijarse en otras estrellas, caen de rodillas y adoran a este otro Sol, que nace de María en Belén. Es éste el Sol que ha recorrido un largo y tortuoso camino por profetas y signos desde el Ser de Dios hasta el seno de María, donde, sin dejar de ser Dios, se ha hecho hombre. Tiemblan las palabras en la teología –Dios encarnado, velado Emmanuel– y en la poesía. En otra canción o letrilla Lope también dice: «No se deja mirar / envuelto en nubes y velos; ahora, en pajas y hielos, / se deja ver y tocar». Comprenderás ahora, Diario, por qué creo en los Reyes Magos; ellos, de estrella en estrella, cada año, me llevan al Sol que, sin velos, se deja ver y tocar… en el Amor (12:11:40).
miércoles, 5 de enero de 2022
5 de enero de 2022. Miércoles.
PERO VIENEN
PERO VIENEN
-Cada víspera de Reyes pido bajar hasta la sencillez o la humildad –ese
escalón menos de lo que tú crees que eres– y hacerme como niño. No niño tonto,
ni consentido, ni airado por nada, sino niño como Dios manda, niño con
capacidad de asombro y de clamar «¡Oh!» ante el mundo y sus maravillas:
castillos en el aire, quizá, tan frágiles como puedan serlo los cuentos, pero
tan hermosos que crean esperanza y ponen risas en los labios; niño dispuesto a
creer en los Reyes Magos, que, aunque parezca que no existen, vienen sin
embargo, y lo hacen con oro, incienso y mirra –la mirra, o el carbón de la
vida– y que llegan además con camellos y pajes, y sueños, que son la base para no
morirse de mayor y de cenizo, o de filósofo pesimista –Camus, Unamuno…–, y aun
de intelectual malsano y lúgubre. Yo a los Reyes, además de clarividencia y paz
interior, y sosiego del espíritu, sólo les pido que pasen, aunque no me dejen
nada; que pasen para seguir creyendo en ellos, que, aunque parece que no existen –insisto–,
pasan. Porque cuando pasan y los oigo, me quito años de encima, y así, un año
más, sigo siendo niño y no mayor; niño con fe y sueños, y espejos en salones
muy largos, para, tras los espejos, poder ver la otra clase de vida que vivió
Alicia en el país de las maravillas, maravillándose. Qué quieres, Diario, a mí la
noche de Reyes me hace ser tan niño y con tanta sabiduría que me parece ser
mayor, cosa que rechazo, porque pienso que si dejo de ser niño dejaré de creer en
los Reyes Magos y se me hará así la vida un cabreo insoportable, y cuando se me llenen los ojos de maravillas, no podré exclamar nunca más: «¡Oh!», con
ojos de niño y lleno el corazón de paz, y de amor por todo (11:20:50).
martes, 4 de enero de 2022
4 de enero de 2022. Martes.
HILERA DE HORMIGAS
HILERA DE HORMIGAS
-Ayer hablaba de pájaros, los que tienen por oficio
cantar y volar, y, como cualquier ángel, celebrar al Creador. Recuerdo que un día,
paseando, levanté el pie con presteza cuando iba a pisar un hormiguero. Y pensé
que, si te pones, puedes leer cosas admirables en la hilera laboriosa de las
hormigas. Me dije: «Ese renglón torcido que forman las hormigas al caminar,
¿será la línea escrita de la página de un libro que se moviera al ritmo de la tierra?»
Quizá esa hilera de hormigas que un día contemplé fuera la hilera hermosa e inquieta, hacendosa y esforzada del libro total
de la vida en la tierra; la vida que se vive andándola, sufriéndola a veces,
amándola siempre. «Aplícate y lee, y asómbrate», me dije, como le ocurría al
filósofo alemán Immanuel Kant, cuando decía en su obra Crítica de la razón práctica: «Dos cosas llenan el ánimo de
admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes…: el cielo estrellado sobre
mí y la ley moral que habita en mi interior». Leer en la hilera de hormigas
andariegas quizá sea ojear en la gran enciclopedia de la naturaleza y
asombrarse de sus misterios fascinantes y ocultos. El asombro, en sí mismo, ya
es una forma de empezar a descubrir la poesía y a Dios, el gran poeta de los silencios,
y aun de ejercerla, sólo hace falta tener un lápiz a mano y poder esculpirla en
el papel de la historia, con gozo de amanuense, como si fueran tus dedos,
Diario, aleluyas y colores, y letras preciosas (11:32:07).
lunes, 3 de enero de 2022
3 de enero de 2022. Lunes.
HABLANDO CON LOS PÁJAROS
HABLANDO CON LOS PÁJAROS
-La naranja del sol cuelga
del árbol celeste, árbol de hojas –¿de ojos?– azules y no verdes. Es el árbol con
su atavío de velos de invierno. Parco en su vestimenta, pero elegante. Y bajo
esta cúpula de azul y sol, un pájaro en mi balcón canta sus rimas y extiende la
belleza; no tiene garganta de canario, pero casi la alcanza. Dirigiéndose a mí,
me ha dicho que está componiendo un libro de acordes, y parece que lo lleva
bastante adelantado. (De vez en vez hablo con los pájaros, aunque ellos apenas
me contesten, solo por señas. Yo no entiendo su lenguaje, ellos el mío sí; y así
nos entendemos). Todo pájaro es un cantautor en potencia, sin guitarra, pero con himnos que dar al viento. Y
los da gratis, sólo lo hace por deleite y sin razón. Se trata de embellecer sin
más, como les mandó el Creador. Son como el salmista o el poeta, o el filósofo
o el investigador, y el teólogo a veces, que embellecen el lenguaje y, con el
lenguaje, recrean lo que dicen. El pájaro cantor hace lo mismo, recopila
belleza en sus trinos y la va dejando por donde pasa: en el árbol, en la
ciudad, en el mar inmenso. Así es la creación, cada cosa actúa según el papel
que se le asignó. Y Dios ve diariamente, Diario, que la creación estuvo bien hecha;
sólo el hombre hay veces que se sale de su papel; no olvidemos que está
hecho a imagen de Dios, y el hombre, como Dios, es libre, sólo que Dios siempre
es el Bien, y el ser humano, alguna vez (12:24:19).
domingo, 2 de enero de 2022
2 de enero de 2022. Domingo.
LABORATORIO DEL ESPÍRITU
LABORATORIO DEL ESPÍRITU
-3º C de temperatura: tanto helor en Murcia, quema.
Para combatirlo me echo aliento en las manos y las froto, y, mientras me
alivio, sale el sol. Rodeado de esplendor: un inmenso aro anaranjado. Con un halo,
aura, de belleza inmensa, celebrativa. Y es domingo, eco de la Navidad. Y en
este día, al otro lado de la Navidad, he dado gracias por la fe, «obsequio
razonable» de la Sabiduría de Dios; otro modo de la Sabiduría divina plantada
en mí para que irradie. En la misa hemos celebrado a Jesús como Sabiduría y Palabra
del Padre, que acampó entre nosotros, pero, aunque unida al Padre, distinta de
Él. Es como si Jesús Ben Sirá, autor del libro del Eclesiastés, en el siglo II a. de C, hubiera anunciado ya entonces
una teología de la Trinidad de Dios. Tal es así, que la Sabiduría hace elogio
de sí y se gloría en medio de su pueblo, reconociendo que «salió de la boca del
Altísimo». La boca, de donde salen el beso y el madrigal, y, a veces, la
maldición, pero menos. En traducción de San Jerónimo, la Sabiduría dice: «Dios me
adquirió» y «me poseyó», y «desde la eternidad fui fundada…, y, cuando no
existían los abismos, fui engendrada». Engendrada, concebida y dada a luz, alumbrada,
pero desde la eternidad; es decir, sin un antes ni un después, y más allá del
siempre o el nunca, que son el tiempo. ¿En qué consiste, pues, la Sabiduría de
Dios? Ella misma lo dice: «Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia y he
inventado la ciencia de la reflexión». La Sabiduría es sentimiento y razón:
ella ama a los que la aman, y suyos son «el consejo y la destreza». Al tiempo,
que como «inteligencia» que es: «camina por la senda de la justicia y los
senderos de la equidad». Ella indaga, busca y da soluciones. La Sabiduría es un
laboratorio del espíritu, donde se investiga sobre lo ético y lo bello,
consecuencia lo uno de lo otro, sin separarlo de lo científico y lo
experimental. Esto es, Diario, lo que nos ha nacido en Belén, maravillándonos;
cantemos con los ángeles el villancico del cielo: «Gloria a Dios en las alturas
y paz en la tierra a los hombres que ama el Señor» (12:03:28).
sábado, 1 de enero de 2022
1 de enero de 2022. Sábado.
PAZ: ¿UTOPÍA?
PAZ: ¿UTOPÍA?
-Paz; así, paz: la primera palabra pensada y
escrita por mí este año: paz. Paz a ti, porque, una vez te llegue, volverá a
mí. La paz es como el amor: lo das y te enriquece, pues vuelve a ti lleno del
amor de la otra persona a la que se lo has dado. No la paz por ausencia de
guerra, sino la otra nacida donde hurga la raíz de los latidos y el beso o la
plegaria, e, incluso, la lágrima que delata la emoción. Paz a ti, mundo; o a
ti, mundo/utopía, que algún día lo serás: lugar pacífico. Mundo en la utopía,
en la paz. Paz y la otra palabra referida a la fe y dicha de María, Theotokos; eso es, Theotokos, como suena, si es que suena. En griego suena a odisea o
a oráculo de Delfos, o a tragedia, y con una significación de epopeya o
adivinanza, clásica, huidiza, ya amortizada; sin embargo Theotokos, aunque griega, es palabra litúrgica y actual. La
liturgia tiene ese don: actualiza lo que toca, aunque sea cosa aparentemente
arcaica. Toca el nacimiento de Jesús de Nazaret, y, en este tiempo nuestro
agnóstico y belicoso con la fe, lo hace presencia redentora, acción que salva,
ahora. No luego o entonces, ahora. Paz en la tierra, y la paz se hace paz en
las almas de buena voluntad. Insisto: Theotokos,
con la paz, la primera palabra que escribo en este año de 2022. En el siglo
III, al hablar de María y de su concepción, a los padres griegos se les vino a
la boca este tratado de teología: Theotokos,
o «Portadora de Dios». Y aquí está, haciéndose realidad aún en la liturgia. En
el día primero de cada año, María se hace
«Portadora de Dios». Trasvasa (portándolo en sus brazos) de un año a
otro a su hijo Jesús, el Señor. En sus manos, llegado de su vientre, lleva al
hijo que deja, con cuidado de bello acontecimiento, en el año nuevo. Del año
viejo, Diario, al nuevo, como Madre de Dios, o la que porta a Dios. Por lo que
podemos suplicar: «Madre, muéstranos a Jesús», esperando que ella, con
delicadeza de Madre, nos dé al Salvador (20:10:05).
viernes, 31 de diciembre de 2021
31 de diciembre de 2021. Viernes.
BIENVENIDO SEA 2022
BIENVENIDO SEA 2022
-Un trocito cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, cada
milésima de segundo, etcétera, termina por acabar con el tiempo. El tiempo no
es eterno, como diría Marx. No el Marx marxista, pesado, hosco; sino el Marx
Groucho, el lúcido, el lírico, nos hacía reír. Y es que un mordisco aquí y
otro allí, muchos mordiscos, infinitos mordiscos, y sucumbe la tarta, la tarta
del tiempo. Sin darnos cuenta, nos hemos comido el año 2021, tan extraño, feo y
convulso. Tan pandémico. Tan sanchista. Ha fenecido entre espasmos de pobreza y toda clase de carencias, hasta zoológicas. (Hablo del zoo humano). Y sobre
todas estas carencias, se echa de menos la del asombro, que es cualidad esencial para hacer filosofía,
y poesía. Y sin esta cualidad, la sociedad está llamada a la extinción. Advertía
San Agustín: «Así como toda carencia es desgracia, toda desgracia es carencia». No asombrarse, pues, desgracia en una
sociedad en su mayoría aborregada y estéril. Tonta. Y como sucede que nada nos
asombra, ni la mentira, ni la falacia, ni el disfraz, para administrarnos y
conducir nuestros destinos se nos cuelan alguacilillos –alguacilados– del más
bajo estilo mendaz y cínico. Quevedo los definía como peores que el diablo. Ya
se trate de políticos, jueces, clérigos, o inspectores de hacienda. El tiempo
encerrado en la cápsula del año 2021 ha sido malo, las cosas han venido mal
dadas. Y menos mal que ha pasado, y lo hemos visto, gracias a Dios. Muchos
otros –objeto de mi oración– no lo han podido contar. Pero como sucede con los
reyes, muerto el rey, ¡viva el rey! Es decir, ido 2021, esperemos que 2022 sea
mejor que el anterior, o no tan fresco y desvergonzado. Que sea políticamente
incorrecto; es decir, que sea más libre. Que, con la ayuda de Dios, la calamidad,
Diario, deje paso a la esperanza, y ésta, a la felicidad, y que sea éste un año más
humanitario, con más amor por todo, y en todo (12:02:44).
jueves, 30 de diciembre de 2021
30 de diciembre de
2021. Jueves.
PENURIAS
PENURIAS
-En
estos tiempos de penurias de todo pelaje –la pandemia, el paro, la política subida
a la columna de la mentira, la ficción o la fábula de la democracia, la persecución
al discrepante de lo políticamente correcto, los 6 millones de ciudadanos al
borde de la pobreza, cierto periodismo vendido por un plato de lentejas, la
pereza intelectual de muchos, etcétera–, en estos tiempos, digo, un trozo de
sabiduría –pequeño, humilde, gota de agua que calma la sed– no estaría de más.
Hay carencia de valores morales y cívicos, con sus correspondientes flecos relativistas
y demagógicos. Sin embargo, hay un libro en la Biblia llamado Sabiduría, que inicia su andadura
afirmando: «Amad la justicia, los que juzgáis y gobernáis la tierra». La
justicia, como estrado o pedestal de la sabiduría; la justicia, tan maltratada
en el mundo –¿también por nosotros?–, es colocada, sin embargo, en el umbral de la
puerta del sentir y el juicio de Dios. «En alma maligna no entrará la sabiduría»,
sigue el libro. El Diccionario de la Lengua dice de la sabiduría que es «el más
alto grado del conocimiento». Es decir, Dios prestando un poco de lo suyo –conocer,
dilucidar, discernir, crear– a quien vive, sueña y actúa con justicia. Y no
olvidemos que los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados, Diario,
con su bienaventuranza: el Amor de Dios; lo dijo Jesús (13:09:58).
miércoles, 29 de diciembre de 2021
29 de diciembre de 2021. Miércoles.
ARDER DESDE DENTRO
ARDER DESDE DENTRO
-24º grados hoy, y el cielo despejado. Esto es Murcia, casi todo el año.
Es la razón por la que me conmueve la lluvia, y me asusta el frío. Amanecer
vestidos de frío y caminar con una mano ocupada en aguantar el periódico y la
otra en el bolsillo, debe ser como ir por la vida mutilado, y además tosiendo. Pero
el más grave es el frío que viene de dentro. Hielo –témpano– en el corazón y en
el amor y en las sonrisas, y en la amistad. Hay que ser como los libros –algunos–,
que arden desde dentro, y, conforme se leen, van calentando el frío, que, en el
corazón, acaba por hacerse hoguera, vecindad, amor. El amor nacido del frío, es
el amor más duradero y que mejor arde. He leído un dicho, anónimo: «Una palabra
amable, puede calentar tres meses de frío invierno». Jesús, nacido entre pajas,
soporta el frío de todos los que tienen frío, en las calles de las ciudades, o
en los campos de refugiados, donde los niños, entre alambradas, miran y no
entienden, o en el frío de la soledad, en la que la melancolía y las lágrimas
se hacen enfermedad crónica, que mata. Es mi experiencia: la fe lleva al amor, eleva
la esperanza, y pone alas a la generosidad. Hoy, en Murcia, 24º grados; ojalá este
calor pase del exterior al interior y encienda el corazón de quienes anden perdidos en los fríos del ambiente, para que les haga ser cirineos del que lleva una cruz, o haya bebido
alguna decepción. ¡Ojalá, Diario! Todavía es Navidad (12:55:05).
martes, 28 de diciembre de 2021
28 de diciembre de 2021. Martes.
OJOS ASOMBRADOS
OJOS ASOMBRADOS
-En el día de los santos Inocentes, toco y silabeo la palabra inocencia.
Y los ojos de aquel niño que fui, preguntándose qué sería el asombro. ¡O los ojos
asombrados de asombrarse! ¿Los ojos asombrados son ojos o preguntas? La inocencia y la poesía se pierden cuando cesa el asombro, como el silencio si se
chista. ¡Chis! La poesía, sin asombro, es una mala prosa, o como diría el
poeta: «La rosa que ya no es norma de las rosas». El primer asombro de un niño
son sus propias lágrimas: «¿Por qué lloro?», se pregunta. ¡Asombro! Cada
pregunta que se hace un niño es un asombro que espera resolver tras la
pregunta. Luego le responde la vida con lágrimas (cesó la inocencia), como
al lamento del agua la fuente responde con más agua lamentándose. El arco del
agua que cae, derramándose en la fuente, siempre es un lamento. Dijo el poeta:
«He oído a la fuente llorar mi llanto, por la inocencia perdida del mundo». Y
también: «Abril es una niña devorada por los tallos»; ¿o es el asombro que se marchita,
cuando se empiezan a definir las cosas? Entonces: «¡Adiós, ilusión!». El
asombro es la niña o el niño con un cometa: si se rompe la cuerda, escapa, y se
acabó el asombro. Hoy, día sagrado de los Santos Inocentes, ruego, Diario, porque
siempre exista asombro en los ojos del niño y del poeta, y así se hará verdad lo dicho
por Víctor Hugo: «La fuerza más fuerte de todas, es un corazón inocente», y el
mundo, de este modo, será un poco mejor y más feliz, y menos trágico (17:23:51).
lunes, 27 de diciembre de 2021
27 de diciembre de 2021. Lunes.
LA DANZA Y EL ÁNGEL
LA DANZA Y EL ÁNGEL
-Esta mañana, al despertar, he abierto un ojo y ha saltado de él un
ángel; todo ha sido levantar el párpado y saltar el ángel. Siendo así que yo
andaba aún en esa especie de claridad de entre acuarela y difumino, o de entre
el ser y no ser del apuntar del alba, lo he visto porque era luz, luz cegadora,
destello. Me he vestido de fe y ha saltado el ángel. En Navidad –tiempo de
ensueños– me gusta tratar con ángeles, y hay veces que los hallo a cada
instante y en cualquier cosa. En el niño que ríe, en la madre que perdona, en
el padre que por fin ha encontrado trabajo. En Navidad, se consiguen mejor los
deseos. He ido a coger un libro (Arte,
cine y sociedad, de Manuel Villegas) y allí, agazapado tras la portada,
había un ángel. Y es que el arte y el cine son agentes de sorpresas –maravillosas,
a veces– para la sociedad, y en toda sorpresa casi siempre cabe un ángel. O es la
sorpresa el mismo ángel. En un mundo tercamente laicista y escéptico, con
agnosticismos de vestir bien en sociedad, todo ángel que se precie ha de ser
sorpresa. Vestido de agnóstico, qué bien se queda en determinada sociedad:
sobre todo progresista. Escritor agnóstico, dices, y ganas un montón de
enteros: ¡suena tan bien! El Nobel, el Cervantes, cualquier premio o recompensa
te espera. (Vargas Llosa ya lo consiguió, el Nobel). Pues estaba, digo, el
ángel en el libro de Villegas, entre el polvo del tiempo y la sabiduría de su
letra impresa, y me invitaba a leer, y he leído: «René Clair es el que ha
llevado la danza a sus películas de manera más lograda». La danza y el ángel, o
la gracia danzante, he pensado. Y es que Navidad es tiempo de ángeles; hubo una
época –la niñez– en que con sólo pensarlos aparecían a mi lado, como una gacela
en el bosque; ahora, sin embargo, he de llamarlos y llamarlos, y alguna vez, Diario,
con alegría por mi parte, me obedecen; ejemplo: esta mañana, al despertar. Pero, ¿era
un ángel? ¿O era música lo que sentía? (17:21:55).
domingo, 26 de diciembre de 2021
26 de diciembre de 2021. Domingo.
FAMILIA
FAMILIA
-Digo familia, y se me llenan los ojos de bellos recuerdos. También se
embellecen mis lágrimas. Desde que me acompaña el uso de razón, mi familia ha
sido mi júbilo y mi orgullo. Una familia humilde, pero en la que aprendí a amar
y a valorar el trabajo y la alegría de vivir. Y el darme a los demás. Recuerdo
que, a veces, cuando salía de casa, mi madre me hacía una cruz en la frente y
me decía: «Sé bueno». Nada más, y nada menos. Y, luego, trasto yo, lo era o no
lo era, bueno, pero me servía para recapacitar y volver a intentarlo. Una y
otra vez; y así, hasta hoy. Con el sabor a villancico de Nochebuena aún en la
boca, nos encontramos con otro regalo de Navidad: la fiesta de la Sagrada
Familia. La familia cristiana adora a Jesús como «el hijo de Dios vivo, que se
hizo», además, «Hijo en una familia humana», dice San Pablo VI. Sin embargo Jesús,
cuando llega su hora, se aparta de su familia sin olvidarse de ella. «¿No
sabíais que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?», les dice a sus padres que
le buscan, tras perderse en su viaje a Jerusalén. Jesús ama a su familia, pero
la deja para poder llevar a cabo su misión. Jesús mismo llegaría a decir que
sus padres y sus hermanos eran los que hacían la voluntad de su Padre. Y así
hasta la cruz, donde se escribe el penúltimo capítulo de esta historia de amor
que es la vida de Jesús. El último capítulo será su resurrección, y la esperanza,
para nosotros, de resucitar con él, de hallar la trascendencia, de ver, sin
obstáculos, el rostro de Dios, de tocar su misericordia, de caer, Diario, en su
Amor (17:32:11)
sábado, 25 de diciembre de 2021
25 de diciembre de 2021. Sábado.
UN NIÑO NOS HA NACIDO. FELIZ NAVIDAD
UN NIÑO NOS HA NACIDO. FELIZ NAVIDAD
-Y llegado el tiempo, «la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre
nosotros». Es decir, toda la Palabra, también la de los profetas, la llena de
imágenes y ensoñaciones, y en la que Dios, adelantándose a los tiempos, predice
su venida. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande»; «acreciste
la alegría, aumentaste el gozo…, porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos
ha dado»; «…los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena
noticia, que pregona la victoria»; «…y verán los confines de la tierra la
victoria de nuestro Dios». Insistía Isaías, una y otra vez, con una riqueza de
imágenes que fascinan, que cautivan, como si él mismo se asombrara de lo que
veía a los lejos: esa Palabra, que «en el principio ya existía» –dice San
Juan–, y que «Acampó entre nosotros». O aquellas otras de Miqueas: «Mas tú
Belén de Efrata…, de ti ha de salir aquel…» Todas estas palabras –hermoso
prefacio de algo sublime que había de venir, que había de suceder–, «se hizo
carne»; o sea, se hizo hombre en su condición más débil, mortal, al punto que
hubo quien no la recibió. La voz de los profetas, pues, es el gran adviento, la
larga espera que el mundo vive hasta hallar a su Salvador. Y llegada la
Palabra, los suyos la silenciaron, y la ley prevaleció sobre la profecía: «Vino
a su casa y los suyos no la recibieron». «Pero a los que la recibieron
–continúa San Juan–, les dio el poder ser hijos de Dios». Hijos, Diario, y no
vecinos o alguien que pasara por allí; la profecía ha dado su fruto, y lo
celebramos con un villancico en los labios, que habla de Paz y de Amor, y de
hermandad, de un mundo nuevo vibrante,
soñado, esperado por los siglos (11:55:19).
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