31 de marzo de 2017. Viernes.
ALMENDRA
El mar en los ojos, Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi |
-Se marcha el mes, y con él, un trimestre. Una lágrima
por ello. O dos. ¿Qué que me queda de este mes que se va, de este trimestre?:
un pañuelo de despedida en el aire y el recuerdo de los almendros en flor, en
los ojos. Todo lo que recuerdas está en los ojos, y, si lo has tocado y te lo
has llevado a la boca, en las manos. Como esa almendra salada que masticas, y que,
con el sabor del mar dándote en el acantilado de los dientes, gustas. La
almendra te trae el mar a la boca, para que lo silabees, y lo digas, y escuches
sus lamentos, o sus cóleras. Decir el mar con una almendra salda en la boca, es
un placer luminoso de pobres. En el bar, en el descanso del trabajo, en la
tertulia. Como el humo, se va el tiempo; y no lo podemos atrapar. «Malgasté el
tiempo -se lamentaba Shakespeare-; y ahora el tiempo me malgasta a mí». El
tiempo, Diario, que, como un puñado de arena, se te va por entre los dedos, y
tan angustiosamente veloz (19:38:08).