23 de marzo de 2017. Jueves.
TRAGEDIA, O MUERTE
Reflejo de la muerte, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Ayer, volvía a clamar el terror en Londres, en el
puente de Westminster. Unos paseantes viviendo el paisaje, deletreándolo con la
mirada, y el bárbaro de turno yihadista que les echa un todoterreno encima y
los mata o los hiere. Luego se va hacia el Parlamento y acuchilla a un policía,
hasta que, otros policías, lo abaten. Las tragedias, aunque sean las del teatro
(Shakespeare), siempre acaban en muerte. Y más, las tragedias que se viven. No
hay piedad para el protagonista de la tragedia, aunque se trate de un personaje
sin relieve y cotidiano. Y accidental. Pasaba por allí. Miraba absorto la
grandeza del Big Ben, y, de pronto, un golpe fatal y se cierra la visión, todo
se hace noche, y queda con el cuerpo extraviado en la acera, cada pie por su lado, todo él atascado en el
laberinto de la muerte o en el sobresalto de quedar herido. Y una víctima
española en el ataque: Aysha. Venía de poner palabras españolas en la boca de estudiantes
ingleses. ¡Qué bello magisterio! Luego, en España, los hay que defienden una torpe
equidistancia entre las víctimas, los
caídos, y los agresores, aquellos que ponen el arma o la zancadilla. Se vio
ayer en el Congreso de los diputados. Yo, que no entiendo de política ni de sus
alrededores, sí entiendo algo de dignidad y justicia. Dignidad y justicia, Diario,
no es demasiado pedir (19:29:05).
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