6 de marzo de 2017. Lunes.
RECHAZO
Ducha goteando luna, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-De vez en cuando, entre el despertar y la noche, me
vienen malos pensamientos de la edad. Que procuro desechar. Durmiendo, aún sueño
con ángeles terribles y, a veces, con demonios cándidos, como que me persigue el
miedo (ángel terrible) o que dejo caer la cabeza en el regazo de mi madre
(demonio cándido). Tanto el ángel como el demonio me hacen despertar dando un
grito: o de terror, o de ansiedad. De terror, si me despierto al tiempo de estar
a punto de ser alcanzado por el miedo; y de ansiedad, cuando mi madre me aparta
de su regazo y se vuelve dándome la espalda, sin decirme una palabra. Entonces
grito, de pavor. Pero durante el día me vienen malos pensamientos de la edad, y
también grito, pues siempre acaban en la muerte. A mi edad, me siguen malos
pensamientos de muerte. Pero, pesando con Neruda, que «la poesía es blanca», y
que, tras planchar la ropa limpia, «la castidad regresa de la espuma», Diario, los
desecho (20:15:38).
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