7 de marzo de 2017. Martes.
ESCRIBIENDO ESTRELLAS
Tocando el sol, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Abro un ojo, luego el otro, me desperezo y es el día.
A poco, el sol toca en la ventana de la habitación y entra, dando color a las
cosas, sacándolas de las sombras. Las pone delante de los ojos, como presas de
la luz. Las sombras, entonces, se repliegan a armarios y cajones, asustadizas, temerosas,
pero volverán al atardecer, cuando el sol ceda y deje paso a la noche, con su luna
y su ejército de estrellas, titilando (palpitando) en el espacio, o en el charco,
o en el mar. O en la mano. Si coges un poco de agua y la pones de cara al cielo:
entonces, se te llena la mano de luces diminutas, vivas, como un pequeño
milagro de la noche, y con Vincent Van Gogh, el pintor que más bellamente a
emborronado cuadros, digo: «Si siento necesidad de religión, salgo a la noche y
pinto las estrellas». De noche, Diario, y pintando (escribiendo) estrellas, en
la mano (19:53:01).
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