5 de febrero de 2014. Miércoles.
DAMAS DE
ARMAS TOMAR
Decadencia, en el jardín. F: FotVi |
-Me gusta febrero porque discrepa de los otros meses: es loco, rebelde, es
lluvia y viento, y tímido sol; sol como de monasterio de monjas clarisas, sol
que parece andar entre celosías y claustros, con las manos ocultas entre las
mangas del hábito y lo ojos con peso de humildad y oración. Ojos bajos, que no
deslumbran. Pero febrero (o febrerillo), aunque loco, no es necio, o no tanto
como los mortales (y mortalas) que con él van embarcados en el tiempo. El
tiempo pasa, que se lo digan si no a los neandertales, que pasaron por el
paleolítico medio como el rayo de sol por el cristal, sin dejar rastro; el
tiempo pasa, pero la necedad, el dislate, el desvarío, la cagada intelectual, quedan.
Cada vez, en los comportamientos humanos, se va más hacia las cloacas de la perversidad;
en una sociedad enferma, con parálisis de ética y de valores, de altura de
miras, se busca aparentar o ser perverso para llamar la atención y ser tenido
en cuenta. Manda la imagen, aunque sea una imagen grotesca. No hay ley; o en
todo caso existe para que la cumplan los débiles, los humillados, los que
tienen voto pero no voz, nunca el poderoso o el que se abanica con billetes de
500 o con fama de telediario o de escaño en la partidocracia de la infamia. Las
adictas a FEMEN, esa ensalada de damas con tetas al aire, ilustradas con versos
de comparsa carnavalesca, malos versos, aunque sean sueltos, y un espíritu, no
rebelde, sino cabreado, impropio de alguien con inteligencia y cierto dominio
de sí mismo, y al grito de «el aborto es sagrado», han abordado (dice la prensa) al arzobispo de Madrid, cuando iba a
entrar en una iglesia. Delicado modo de calificar la actuación de estas tigresas
proabortistas. Simplemente abordar;
es decir, se han presentado ante el anciano obispo e, iniciando un diálogo, le
han hecho una pregunta para que las sacara de dudas sobre el tema caliente del
aborto. Esto es lo que significa abordar;
pero no es esto lo que ha sucedido. Estas damas de armas tomar (nunca mejor
dicho), entre gritos y puños cerrados (la cólera en el puño), han casi agredido
al obispo, que ha tenido que ser protegido por unos sacerdotes y algunos
fieles. Esto no es abordar, sino
embestir, es salirse de madre y no ser río sino riada, desbordamiento. Con la
ayuda de los que no rehúyen pescar en río revuelto (cierta prensa, tertulias,
ideologías, etc.) esta democracia nuestra, Diario, se está agriando, se está
convirtiendo en un cóctel explosivo, en una bestia desbocada. Esto ya no es (o no
parece) una democracia, sino un desmadre, o, según el diccionario, una juerga desenfrenada;
o el botellón de la noche del sábado que precede a la locura (19:43:03).
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