2 de marzo de 2017. Jueves.
DONDE REINAR
Templos derruidos, en Paestum. Italia. F: FotVi |
-Ayer, con sol, viajé camino de San Pedro. Me llama el
este, con el mar al fondo: el mar, rielando luces (peces) y aves. Dejaba en
Murcia la casa que me cobija y cuida de mis últimos años de vida, preciosos. Jubilarse
es el júbilo de hacer lo que quieres sin tener que pedir permiso al mandamás, o
superior. Ahora los superiores quedan a trasmano, como un mal y evitable
recuerdo. No es un recuerdo que moleste; es un recuerdo que ya no está. A esta
edad mía, no están ni la mitra ni el «qué dirán» (también mitrado) y con báculo
erecto, tan erguido que, a veces, solo se ve un bastón sin nada dentro. Como un
cayado que no dirige ni concentra al ganado, como un signo de autoridad cansada
y asediada. Ayer me llamaba el mar y me fui al mar, a soñar con Odiseo y sus
avatares de aventurero sin escrúpulos, mentiroso y cínico, pero sublime. Es
como decía Alfonso Sánchez, aquel inolvidable crítico de cine, de cualquier
película de Hollywood: chico busca chica, y, al final, la encuentra. Al final,
Penélope, con sus artimañas de esposa fiel, tejiendo y destejiendo, soñando y desoñando abrazos, y tragándoselos luego
entre sollozos. Hasta que los sueños tocaron realidad, y esta se hizo fusión de
almas, con Aquiles, en la paz del hogar. Decía Georges Perèc, escritor francés: «Vivir es
saltar de un espacio a otro sin golpearse». O, en todo caso, golpeándose (por
no poder dominarlo) solo con lo trascendente. Lo demás, como la política, el ascender,
el descender, la luz, la sombra, la vanidad, la avaricia, el odio, la guerra,
la paz…, son pequeños accidentes, que (si se tientan sueños y un mar en el que
izar las velas) solo perturban un poco la vida, pero sin destruirla, sin que
sean ruina definitiva; y entonces se puede llegar a la soñada isla de Ítaca, donde
se cumplen los sueños y se empiezan otros, sin barcos pero con tierra donde
sentirse libre y amado, y arar el suelo y que florezca el almendro, y el
tamarindo, y que el silencio pueda escribir, Diario, los recuerdos y las bellas
mentiras, tan reales, a veces, en nuevas odiseas. O donde reinar (12:22:51).
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