22 de abril de 2019. Lunes.
SRI LANKA: 290
MÁRTIRES
Una oración por los caídos en Sri Lanka. F: Google |
-Se quema Notre Dame de París y el mundo se
estremece, y con razón; mueren 290 personas en Sri Lanka y el mundo se
estremece, pero menos, solo un poco. Si allí lloraron con los dos ojos, aquí
solo con uno. Me duele Notre Dame de París, que se puede reconstruir; pero me
duelen más, hasta el llanto, las víctimas causadas por el terror en Sri Lanka, liquidadas
a cuerpo limpio, y con alevosía. Me conmueve más la muerte que el fuego, aunque
se trate del fuego que destruye una joya del medievo. Recuerdo, cuando la
matanza en el local de la revista Charlie Hebdo, que todos decían «¡Yo soy Charlie
Hebdo!». Ahora, miramos, nos conmovemos quizá, pero no he oído a nadie decir: «¡Yo
soy los 290 mártires de Sri Lanka!». Mártires, aunque los que han muerto, solo
tuvieran fe en la vida. Que no es poco. La vida, ese don que va unido al hecho
de nacer, al de vivir –con derechos y libertades–, y al de morir en paz, sin el
sobresalto del estallido vandálico que te lleva por delante. La vida, lo más valioso
que me pueden dar y que me pueden arrebatar. Si ya es hermoso que me den la
vida, no lo es menos que me la respeten, desde la concepción a la dormición. Es
decir, cuando la enfermedad, o la vejez, o Dios quieran; pero después de haber
vivido y usado la libertad, la familia, el trabajo, el amor. Entonces es hora
de morir; no antes. Pues yo, ¡sí soy los 290 mártires de Sri Lanka!, porque con
ellos, y con otros perseguidos y aniquilados en tantas partes del mundo, a mí,
y a ti, y a la humanidad nos han matado un poco. Y todo, Diario, porque, como dejó
dicho Stephen Hawking: "compartimos el mismo espíritu humano", el mismo espíritu creador y libre, y que toca las estrellas (19:25:58).
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