6 de abril de 2019. Sábado.
SIGNO DE ESPERANZA
En diálogo amistoso, las palomas de la paz. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi |
-«Signo de esperanza», llama el Papa a la labor de
médicos, enfermeros y resto de personal sanitario en los países en guerra.
Signo de esperanza en una realidad «extremadamente peligrosa». Dice. La labor
de estos sanitarios –poner las manos, curar heridas, dar consuelo a la
tristeza– es como celebrar un sacramento: ellos son signo de luz y eficacia. Luz,
porque con la palabra iluminan, y eficacia, porque tratan de remediar las
desgarraduras del cuerpo, coser y pegar esas carnes rotas y astilladas, y sobre
todo, alumbrar las oscuridades del alma, sus impenetrables laberintos, donde
habita el sufrimiento. Son personas que abrazan el llanto del que llora. Dando
palmadas en la espalda, abren caminos al afecto y juntan corazón con corazón, de
tal manera, que hacen que los latidos hablen, conversen, dialoguen. Un servidor
se imagina los latidos del corazón como palabras monosílabas sueltas, llenas de
infinitos significados, que, en un tic tac amoroso y dulce, maternal, comunicativo,
dicen: Dios, sí, no, ven, soy, don, fe, ley, fin, mal, flor, pan..., monosílabos de piedad samaritana. Si hay
ángeles al servicio de Dios, estas personas, dedicadas al hermoso ejercicio de
la medicina en países en guerra, Diario, son ángeles al servicio del amor al prójimo,
las manos del Bien –sacramento de esperanza– en los cuerpos desnutridos y
heridos de este mundo, y, en los campos de la muerte, del odio, del terror, donde mandan las armas, son liturgia
festiva del amor, eucaristía que salva (17:54:17).
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